Los detenidos desaparecidos
que continúan en esa situación son: Claudio Acha, María Clara Ciocchini,
María Claudia Falcone, Horacio Húngaro, Francisco López Muntaner y
Daniel A Racero.
Aquel día sale,
definitivamente, a la luz por las declaraciones de uno de los
sobrevivientes, Pablo Díaz, en el juicio a las Juntas en 1985.
Según
esa declaración que fue la única en aquel momento, la desaparición de
los adolescentes fue por el pedido del boleto estudiantil, algo que
conseguirán faltando muy poco para el golpe de estado del 24 de marzo de
1976.
Por su lado, Emilse Moler sostuvo años después que no fue por aquel reclamo.
La
película de Héctor Olivera basada en el libro de María Seoane y Ruiz
Núñez, con el asesoramiento de Díaz refleja que el secuestro por parte
del Batallón 601 fue por este motivo esencialmente.
Los
años pasaron, los debates se entablaron entre los propios
sobrevivientes, pero lo esencial de aquel instante es que hoy los
estudiantes secundarios siguen tomando aquella fecha como emblema para
manifestarse. La realidad de aquella larga noche golpea con 257
estudiantes secundarios detenidos desaparecidos tal el informe de la
Conadep y más de 300 casos corroborados en estos años.
Lo que afirmaba Gustavo Calotti a 22 años de aquellos días es lo siguiente:
Para
entonces yo trabajaba como 'correo' de la oficina Tesorería de la
Policía de la Provincia de Buenos Aires, en la Jefatura ubicada en la
calle 2 entre 51 y 53 de la ciudad de la Plata. Por la mañana iba al
colegio y por la tarde trabajaba. Comencé a trabajar en dicha
repartición oficial en el mes de noviembre de 1975. El día 8 d
septiembre de 1976, mientras estaba trabajando, fui llamado por mi jefe,
el Comisario Ordinas. Cuando entré en su despacho, deberían ser entre
las 17 y 17.30 horas, ya se encontraba allí una persona que yo nunca
había visto y que se presentó como Comisario Inspector Luís Vides. Este
último comenzó a hablarme violentamente y a preguntarme para quién
trabajaba, que sabía que yo 'andaba en algo' y que si no hablaba en ese
momento de todas maneras 'me iban a masticar todo'. Recuerdo
perfectamente el sentimiento de angustia que me invadió en ese momento.
Luego
en su declaración relata los días del secuestro y la tortura: Estábamos
sentados en el suelo y al lado mío había una persona. Con esta chica
pude apenas hablar y se trataba de Claudia Falcone, una estudiante de
secundario de Bellas Artes. Recuerdo que lloraba. Allí había muchos
jóvenes que provenían de diferentes colegios secundarios de La Plata y
que eran víctimas de lo que más tarde se llamó La Noche de Los Lápices.
Se encontraban Emilce Moler, Horacio Ungaro, Claudio de Acha, Pablo
Díaz, Patricia Miranda, Francisco López Muntaner, María Claudia
Ciochini, Víctor Treviño, Daniel Alberto Racero.
La
militancia de los adolescentes es innegable, eran delegados de los
colegios secundarios de La Plata y adyacencias y le agregaban la
militancia en barriadas obreras y de trabajadores, donde asistían a
alfabetizar, ayudar en la construcción de casitas precarias o bien
colaboraban con alimentos y la comida, jugaban con los chicos y ayudaban
a asfaltar la villa.
Una realidad que se irradió por todos los espacios donde aquella efervescencia militante y de compromiso se esparció.
Fue
el compromiso por lo mejor, lo superior, lo necesario, por lo buscado y
por los ideales, tenían militancia político partidaria, eran jóvenes,
se divertían pero esencialmente soñaron con un país mejor.
Fuente, vìa :
http://www.argenpress.info/2010/09/la-noche-de-los-lapices.html
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