En contraste con esta
realidad tergiversada, Palestina es víctima diaria de los desmanes y
despotismo genocida y racista del gobierno sionista de Israel,
valiéndosele de la doctrina que establece que ésta era “una tierra sin
pueblo para un pueblo sin tierra”, en este caso, el judío, segregado,
perseguido y asesinado por todos los países de Europa desde la Edad
Media hasta 1945. Con tal justificación en mano, además de su
victimización por parte del régimen nazi de Alemania, bien explotada y
recordada a través de los diferentes medios de comunicación, en especial
por el cine, lo cual le ha servido al sionismo como chantaje moral
frente a las acusaciones de estar aplicándoles a los palestinos el mismo
tratamiento sádico de los nazis, con ghettos incluidos, tal como se
manifiesta con el bloqueo inhumano en la Franja de Gaza actualmente,
prohibiéndoseles todo tipo de ayuda humanitaria, aún la más elemental.
Aunado a ello, a los palestinos se les niega también su derecho a la
ciudadanía, a pesar de morar en sus tierras desde antes que las
recolonizara el Estado de Israel con la “ley de retorno” de los judíos a
Israel, la cual le facilita a cualquier descendiente de judío -aún sin
contar con una genealogía comprobadamente judía, a la manera bíblica-
inmigrar hacia Israel.
Con un arsenal militar
moderno que incluye la posesión de armas nucleares, Israel se ha dado el
lujo de atacar impunemente a sus vecinos árabes, contando con la
complicidad y defensa a ultranza del imperialismo yanqui. Ha
desempeñado, por tanto, un papel de punta de lanza de los intereses
gringos y europeos en el Medio Oriente, fustigando de cualquier modo los
movimientos nacionalistas de resistencia que se han expresado en contra
a tales intereses en el mundo árabe y para lo cual han apelado a
métodos incontestablemente terroristas, con asesinatos selectivos de
personajes políticos, incluidos de otras naciones, y masacres de
poblaciones enteras. Esto resume en la práctica lo que el periódico
israelí Haaretz señalaba en 1951: “Israel se convertirá en el perro
guardián. No hay ningún peligro de que Israel asuma ningún tipo de
política hacia los estados árabes si ésta contradice explícitamente los
deseos de Estados Unidos y Gran Bretaña. Pero quizá, si los poderes
occidentales alguna vez prefieren cerrar sus ojos, Israel puede confiar
en que puede atacar uno o más estados vecinos, los cuales han mostrado
su descortesía con Occidente más allá de los límites permitidos”.
fuente, vìa :
http://www.argenpress.info/2010/06/israel-mas-de-60-anos-de-opresion.html
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