Paraguay. Todo se inició con la
resistencia de Marina Cué-Curuguaty, cuando se señaló la contradicción,
el latifundio, la dominación extranjera y sus agentes locales como
causas y actores que no permiten desarrollar al Paraguay.
La marcha de la Coordinadora por la Recuperación de Tierras Mal habidas, el
25 de octubre de 2011, que concentró a más de 10 mil personas en
Asunción, y la ocupación de las tierras mal habidas de Ñacunday y de
Marina Cué —entre muchas otras ocupaciones y resistencias— fueron
demostrando el ascenso de la lucha del movimiento popular, lo que asustó
a la oligarquía y la impulsó —junto a otros elementos— a concretar su
tantas veces anunciado golpe de Estado. (Vuyk, 2013).
Pocos meses más tarde, el viernes 15 de
junio de 2012, en el distrito de Curuguaty —una zona rural de las más
afectadas por el agronegocio— se produjo un violento desalojo en tierras
de propiedad estatal, reclamadas como propias por uno de los
terratenientes más importantes del Paraguay, Blas Riquelme. El desenlace
fue la muerte de once campesinos y seis policías. Esto generó una gran
campaña mediática donde se tildó a los campesinos de invasores. Es
importante señalar que este hecho se dio luego del nombramiento por
parte de Lugo de un nuevo comandante de las fuerzas policiales,
involucrado como responsable del operativo en Curuguaty, que aparece
recurrentemente en todas las crónicas como aditamento sobre la
responsabilidad del primer mandatario en los hechos.
El golpe parlamentario dado contra el
presidente Lugo el 22 de junio de 2012, estuvo atravesado por intereses
del agronegocio internacional que lucra desde hace muchos años en
Paraguay, especialmente por las empresas Monsanto y Cargill, como señala
una nota de Rebelión al analizar el rol que tuvo la prensa privada en la caída de Lugo:
No es casualidad,
entonces, esta fuerte arremetida del medio de comunicación en contra del
gobierno, ya que sólo un par de semanas antes un organismo estatal —el
Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Vegetal— había prohibido la
introducción de una semilla Monsanto al país. La liberalización de estas
semillas traería un enorme beneficio económico a ese 2% de propietarios
que concentran la tierra.
La nota añade que el diario ABC, fundado
durante la dictadura de Stroessner por Aldo Zuccolillo —quien también
es, actualmente, presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa—, es
parte del Grupo Zuccolillo, socio de Cargill Paraguay, una de las
transnacionales más importantes del agronegocio en el mundo.
Precisamente en el momento en que
estalló la crisis por los trágicos sucesos de Curuguaty, estaba listo un
plan para la liberación de nuevos cultivos transgénicos en Paraguay,
objetivo que fue logrado con el nuevo gobierno. Es así como a los pocos
días del golpe, el 6 de junio de este año, se aprueba la liberación
comercial de los eventos transgénicos en algodón MON 531 (Bt) x MON 1445
(RR) y MON 1445 (RR).
El 24 de octubre de este año, se
aprueban los eventos transgénicos maíz transgénico VT Triple Pro y
MON810, que pertenecen a Monsanto; el BT11 de Syngenta y el TC1507 de
Dow AgroSciences.
Veamos lo que dice la siguiente nota de
prensa, donde se realizó una entrevista a Miguel Lovera, quien fuera
presidente del Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de
Semillas del gobierno de Lugo10
Luego del golpe de
Estado parlamentario —en junio de 2012— se firmaron “decretazos” que
liberaron ocho eventos transgénicos: cinco de maíz, dos de algodón y,
una vez más, la Intacta. Hasta ese momento sólo estaba aprobada la soja
RR, porque durante el gobierno de Fernando Lugo se optó por la política
de “evitar la legalización de los cultivos de maíz y algodón
transgénicos”…
Hasta la destitución
de Lugo funcionó en Paraguay una comisión de bioseguridad, la Combio,
que analizaba los pedidos de liberación de transgénicos y los
desestimaba porque “no presentaban todos los datos requeridos. Les
pedíamos garantías de que el polen de esas plantaciones no contaminara a
las variedades convencionales, pero dejaban ese espacio en blanco. Y es
que se sabe muy bien que esos vacíos no tienen cómo llenarse”. La
tensión entre el gobierno y el agronegocio se instaló, y las empresas
“tomaron una actitud colectiva de cortar relaciones”. Incluso
manifestaron públicamente “que no iban a hablar conmigo, que para eso
tenían su tembiguái (una expresión despectiva que en guaraní significa
“al servicio de…”). Se referían nada más ni nada menos que al ministro
de Agricultura.
La intención del
anterior gobierno era avanzar hacia la erradicación de las plantaciones
de maíz y algodón ilegales, un proceso que ya había comenzado: mientras
que en 2008 había 23 por ciento de plantaciones de maíz transgénico, en
2011 había un 11 por ciento. Pero vino el golpe.
Con respecto a la soja, el 11 de febrero
el MAG autorizó la liberación comercial de las semillas de ese cultivo
que contienen los eventos apilados MON87701 x MON89788, denominadas en
el mercado como “soja BtRR2Y, o soja Intacta”.
Dos días antes de que el nuevo gobierno
asumiera el poder, el 13 de agosto 2013, el Senave dispuso la
inscripción de dos variedades de algodón genéticamente modificado: las
variedades Guazuncho 2000 y NuOPAL RR, que contienen los eventos MON531
(Bt), y MON1445 (RR).
Todas estas aprobaciones se hicieron
violando la normatividad nacional que incluye la elaboración de un
estudio de impacto ambiental y la experimentación controlada por un
lapso de dos años.
Finalmente, el 29 de agosto de ese año, se dio el visto bueno para la aprobación del maíz transgénico NK 60311, de Monsanto.
Sobre el golpe parlamentario, Alicia Amarilla de Conamuri dijo:
Este gobierno, por
ejemplo, ha lanzado la campaña “Paraguay Soberano” pero mientras habla
de soberanía, vacía de contenido, está vendiendo nuestro país a
Monsanto, nuestras semillas. Hoy se reúne con los sojeros poderosos de
aquí del Paraguay, que están pidiendo a este gobierno golpista la
derogación de la ley de seguridad fronteriza.
Ya firmaron un
convenio con la fábrica de aluminio canadiense Río Tinto que ahora se va
a instalar acá en Paraguay, con subsidios de electricidad, y no sé
cuánto por ciento de ganancia tendrá, sin dejar nada acá, más que
intoxicación para toda la población. Son empresas a las que se estaba
atajando, y ahora con este gobierno tienen vía libre de entrar.
Y luego añade que
Nosotras creemos
profundamente que detrás de este golpe parlamentario están las grandes
empresas multinacionales como, por ejemplo, Monsanto. En tres días de
mandato de Federico Franco, ya aprobó y fue liberada la semilla
transgénica de algodón que durante el gobierno de Lugo, a pesar de las
fuertes presiones, se estaba atajando. Ya anunciaron que se van a
liberar cuatro variedades de maíz transgénico también acá en Paraguay. O
sea, estamos ante un gravísimo retroceso para nosotras y para todo el
campesinado, el pueblo en general.
Estábamos luchando
contra los transgénicos, desde algunas instituciones mismas del Estado
que estaban atajando, como el Senave (Servicio Nacional de calidad y
sanidad vegetal y de semillas), que estaba más al servicio del pueblo,
hasta ahora que el presidente del Senave es un gran empresario que
trabaja en la empresa de agrotóxicos, y que él mismo está pidiendo ahora
la inscripción de semillas de maíz transgénico y el algodón
transgénico.
Este proceso creemos
que comenzó mucho antes, cuando aprobaron un proyecto de ley
fitosanitario, que es el proyecto de agrotóxicos. Todas las
organizaciones campesinas e indígenas trabajamos durante dos años sobre
un proyecto de ley de regularización de agrotóxicos.
Al menos hablábamos
de regularización para no ser tan radicales y que nos lo aceptaran los
parlamentarios. Pero lo rechazaron y presentaron los grandes sojeros
este proyecto de ley fitosanitario, el cual fue aprobado.
Entonces, empezamos a
trabajar desde las organizaciones en la reglamentación de este proyecto
y en las leyes de regularización de agrotóxicos en zonas donde están
las casas a 100 metros a la redonda, donde están las escuelas, colegios,
y se sacó por decreto una reglamentación. Reglamentación que ahora
también fue borrada por este presidente del Senave. Ahora hay vía libre
para la fumigación en todas las comunidades campesinas indígenas, o sea
que no tenemos ninguna protección en este momento.”
Impacto sobre las comunidades indígenas
Para los mbyá-guaraní como para el campesino,
sin bosque no hay cultura, y sin tierra
es imposible reproducir el modo de ser.
En Paraguay la Ley 904/81 establece el
estatuto de las comunidades indígenas; a pesar de ello, la expansión de
las plantaciones de soja transgénica afecta también a los pueblos
indígenas.
Sobre los impactos de los cultivos de soja sobre las poblaciones indígenas, (Centurión, 2010: 133) señala:
Con la expansión de
la producción de soja transgénica y la utilización de herbicidas, entre
otras, se produce el aumento año tras año de la superficie cultivada,
inclusive sobre terrenos pedregosos antes no habilitados para el
cultivo, sin que ello signifique aumento en la tasa de producción por
hectárea, aunque sí mayor concentración de la tierra en manos de unos
pocos y reducción de puestos de trabajo permanentes y temporales en la
agricultura por medio de la mecanización. Así, se limita a los indígenas
a la carpida a los costados de la carretera o a lugares en donde las
maquinarias no pueden acceder para aplicar el glifosato, y al
campesinado al empleo mutuo, que consiste en la fumigación con Roundup
de pequeñas parcelas con pulverizadores, lo que se convierte en una
nueva forma de trabajo. Existe una estrecha relación entre la expansión
de las áreas de cultivo transgénico y el empobrecimiento creciente de
los campesinos paraguayos e indígenas.
El autor señala que los principales
impactos a los pueblos indígenas están asociados con la deforestación y
el uso de agroquímicos asociados a cultivos de soja RR:
* Impactos en la salud.
* Pérdida de animales domésticos.
* Destrucción de cultivos y bosques, pérdida de fertilidad del suelo.
* Enfrentamientos entre comunidades
indígenas y campesinas con los grandes productores, generadas por la
presencia de las plantaciones.
* Desaparición de algunas especies de flora de importancia cultural
* Aparejada a la pérdida del monte, erosión de los conocimientos sobre el uso y manejo de los recursos del bosque.
* Disminución en el consumo del tereré en las casas, pues cada vez es más difícil producirlo.
* Cambios en el uso, manejo y apropiación de los recursos naturales que se encuentran dentro de sus territorios.
* La contaminación de los ríos y arroyos
han producido la desaparición de prácticas tradicionales de pesca con
arco y flecha, de fabricación de trampas pari, y la utilización de venenos para pescar.
* Aunque en general no se ha perdido la
costumbre de cultivar pequeñas chacras, sí se evidencia un
deterioro-descomposición de las instituciones “redistributivas” y de los
mecanismos de transmisión de saberes.
* Aparición de patrones de
diferenciación económica, lo que significa que algunos miembros de la
comunidad comiencen a tener casas de maderas aserradas, la luz
eléctrica, los cultivos mecanizados, lo que rompe la cohesión colectiva.
* Implementación de mecanismos de toma de decisiones al margen de las formas instituidas y preexistentes en el tekoha (cacicazgo).
Centurión concluye que:
La destrucción del
monte comporta también la pérdida de la identidad social de las
comunidades, teniendo en cuenta que el monte es lo que da sentido al
modo de ser de las mismas, condición necesaria para la existencia de la
comunidad. Los efectos de la pérdida progresiva de sus territorios
conllevan la disminución en las posibilidades de caza, pesca y
recolección, como así también una mayor exposición a la contaminación.
(Centurión, 2010: 138)
Varias de las comunidades expulsadas por
este modelo se convierten en indigentes cuando migran a Asunción,
principalmente niños y mujeres, porque los hombres se quedan a
resguardar lo que queda de la tierra comunitaria. Otros migran a Buenos
Aires o España (previo a la crisis), por lo que aumentan los hogares que
dependen de las remesas que llegan del exterior. Paradójicamente, hay
otras zonas donde ingresa una gran cantidad de migrantes brasileños con
tecnología y capital para invertir en la soja.
Las comunidades nativas han sido además objeto de desalojos forzosos, como se puede ver en el siguiente testimonio:
…fueron desalojados
integrantes de la comunidad mbyá guaraní en Pirapó, Itapúa. El inmueble
reclamado aparece a nombre de la señora Felipa Nery de Kikuchi quien
denunció a los indígenas por invasión. Según los indígenas, la comitiva
fiscal-policial llegó de manera sorpresiva; luego, sin mediar palabras,
el agente fiscal ordenó la destrucción de las precarias casas instaladas
en el inmueble. El desalojo no finalizó debido a la desesperación y el
llanto de mujeres y niños, que además habrían sido maltratados. Los
policías quemaron en su totalidad dos viviendas, una de ellas era la
iglesia de los nativos. Otras casas fueron cortadas con motosierras. (23
de julio de 2009. Manduvi’y, Pirapo, Itapúa) (Citado en Palau, 2009:
66)
Cuando no migran, se ven obligados a trabajar para los empresarios sojeros bajo…
…un sistema
económico minifundista que produce soja para estos empresarios, bajo
reglas que tienen como primer paso el endeudamiento, poniendo en peligro
lo más valioso y aquello que, como el caso de Taguató, todavía no les
pertenece en derecho: la tierra. De ahí que, aunque se pueda hablar de
varias formas de subordinación económica y sociocultural, en definitiva
esta última es la más agresiva. (Centurión, 2010: 134)
Para los indígenas es más difícil
insertarse en este modelo, por lo que se relacionan con los empresarios
de manera informal (de palabra) con los líderes:
…ya sea para el
cultivo por arriendo, como para otros acuerdos a corto o mediano plazo,
consistentes en la limpieza del terreno, provisión de víveres, o un
sistema de empleo temporal del trabajo asalariado, que a fin de cuentas
es “trabajar en la chacra ajena como si fuera propia”, pensando que el
cultivo les pertenece, para recibir sólo una parte de la ganancia, al
ser el patrón quien comercializa los granos. (Centurión, 2010: 136)
http://desinformemonos.org
http://desinformemonos.org/2014/03/el-agronegocio-y-el-golpe-parlamentario-a-lugo/
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