lunes, 17 de marzo de 2014

El Imperio: El agresivo proyecto imperialista de Obama...Por James Petras

El régimen de Obama, en coordinación con sus aliados y servidores, ha relanzado una virulenta campaña global para destruir gobiernos independientes, cercar y en última instancia, socavar a sus competidores globales, y establecer un nuevo orden mundial centrado en Estados Unidos y la Unión Europea.

Vamos a proceder mediante la identificación de los recientes "ciclos" de la construcción del imperio estadounidense; los avances y retrocesos; los métodos y estrategias; los resultados y perspectivas. Nuestro principal foco serán las dinámicas imperiales que conducir a Estados Unidos hacia mayores confrontaciones militares, incluyendo las condiciones que pueden llevar a una guerra mundial.

Ciclos imperiales recientes

La construcción del imperio estadounidense no ha sido un proceso lineal. Las últimas décadas muestran claramente experiencias contradictorias. Resumiendo podemos identificar varias fases en las que la construcción del imperio ha experimentado grandes avances y fuertes retrocesos - con ciertas salvedades. Estamos analizando los procesos globales, en los que también hay contra-tendencias limitadas: En medio de los avances imperiales a gran escala, regiones, países o movimientos han resistido con éxito o incluso revertido el impulso imperial. En segundo lugar, la naturaleza cíclica de la construcción del imperio de ninguna manera pone en duda el carácter imperial del Estado y de la economía y de su implacable campaña para dominar, explotar y acumular. En tercer lugar, los métodos y la estrategia que dirigen cada avance imperial difieren de acuerdo a los cambios entre los países objetivo.

Durante los últimos treinta años, podemos identificar tres fases en la construcción del imperio.

1. Avance imperial entre 1980 y 2000

En el período más o menos desde mediados de los 80 hasta el año 2000, la construcción del imperio se expandió a escala global.

(A) La expansión imperial en las antiguas regiones comunistas

Estados Unidos y la Unión Europea penetraron y hegemonizaron Europa del Este; desintegraron y saquearon Rusia y a la URSS; privatizaron y desnacionalizaron cientos de miles de millones de dólares de las empresas, medios de comunicación de masas y bancos públicos; incorporaron bases militares a través de Europa del Este en la OTAN y establecieron regímenes satélites como cómplices en las conquistas imperiales en África, el Medio Oriente y Asia.

(B) La expansión imperial en América Latina

A partir de principios de los 80 y hasta el final del siglo, la construcción del imperio avanzó por toda América Latina bajo la fórmula de "mercados libres y elecciones libres".

Desde México hasta Argentina, los regímenes neoliberales centrados en el imperio privatizaron y desnacionalizaron más de 5.000 empresas y bancos públicos, beneficiando a las multinacionales estadounidenses y europeas. Los líderes políticos se alinearon con los Estados Unidos en los foros internacionales. Los generales latinoamericanos respondieron favorablemente a las operaciones militares centradas en Estados Unidos. Los banqueros extrajeron miles de millones en pagos de la deuda y lavaron muchos miles de millones más en dinero ilícito. El "Tratado de Libre Comercio de América del Norte" centrado en Estados Unidos en todo el continente parecía avanzar de acuerdo a lo programado.

(C) Los avances imperiales en Asia y África

Los regímenes comunistas y nacionalistas fueron despojados de sus políticas de izquierda y anti-imperialistas y abrieron sus sociedades y economías a la penetración capitalista. En África, dos países clave de "izquierda", Angola y la Sudáfrica post-apartheid adoptaron "políticas de libre mercado".

En Asia, China e Indochina se movieron de manera decisiva hacia estrategias de desarrollo capitalista, inversión extranjera, privatizaciones y explotación intensiva del trabajo reemplazando al igualitarismo colectivista y al anti-imperialismo. La India y otros países con capitalismo dirigido por el Estado, como Corea del Sur, Taiwán y Japón, liberalizaron sus economías. Los avances imperiales fueron acompañados por una mayor volatilidad económica, una agudización de la lucha de clases y la apertura del proceso electoral para dar cabida a las facciones capitalistas.

La construcción del imperio se expandió bajo la consigna de "mercados libres y elecciones libres" - mercados dominados por las grandes multinacionales y las elecciones que aseguraban el éxito de la élite.

2. Retroceso imperial y reveses de 2000 a 2008

Los costos brutales del avance del imperio llevaron a una contra-tendencia global, una ola de revueltas contra el neoliberalismo y la resistencia a las invasiones militares de Estados Unidos. Entre 2000 - 2008 la construcción del imperio estaba bajo asedio y en retirada.

(A) Rusia y China desafían al imperio

La construcción del imperio estadounidense dejó de expandirse y conquistar en dos regiones estratégicas: Rusia y Asia. Bajo el liderazgo del presidente Vladimir Putin, el Estado ruso fue reconstruido; el pillaje y la desintegración se revirtieron. La economía fue aprovechada para el desarrollo nacional. El ejército fue integrado a un sistema de defensa y seguridad nacional. Rusia volvió a ser un jugador importante en la política regional e internacional.

A su vez, el giro de China hacia el capitalismo fue acompañado por una presencia estatal dinámica y un papel directo en la promoción de un crecimiento de dos dígitos durante dos décadas: China se convirtió en la segunda economía más grande del mundo, desplazando a Estados Unidos como principal socio comercial en Asia y América Latina. El imperio económico estadounidense estaba en retirada.

(B) América Latina: fin del imperio neoliberal

El neoliberalismo y la "integración" centrada en Estados Unidos llevaron al saqueo, las crisis económicas y a importantes levantamientos populares, dando lugar al ascenso de nuevos regímenes de centro-izquierda e izquierda. Surgieron administraciones "post-neoliberales" en Bolivia, Venezuela, Ecuador, Brasil, Argentina, Centroamérica y Uruguay. Los constructores del imperio estadounidense sufrieron varias derrotas estratégicas.

El esfuerzo de Estados Unidos de asegurar un acuerdo de libre comercio en la región se vino abajo y fue reemplazado por organizaciones de integración regional que excluían a los Estados Unidos y Canadá. En su lugar, Washington ha firmado acuerdos bilaterales con México, Colombia, Chile, Panamá y Perú.

América Latina ha diversificado sus mercados en Asia y Europa: China reemplazó a los Estados Unidos como su principal socio comercial. Las estrategias de desarrollo extractivas y los altos precios de las materias primas financiaron un mayor gasto social y a la independencia política.

Las nacionalizaciones selectivas, el aumento de la regulación estatal y las renegociaciones de la deuda debilitaron la influencia estadounidense sobre las economías latinoamericanas. Venezuela, bajo el presidente Hugo Chávez desafió con éxito la hegemonía estadounidense en el Caribe a través de organizaciones regionales. Las economías del Caribe lograron una mayor independencia y viabilidad económica a través de la pertenencia a Petrocaribe, un programa mediante el cual reciben gasolina desde Venezuela a precios subsidiados. Los países centroamericanos y andinos aumentaron la seguridad y el comercio a través de la organización regional, ALBA. Venezuela proporcionó un modelo de desarrollo alternativo al enfoque neoliberal centrado en Estados Unidos, en el que las ganancias de la economía extractiva financian programas sociales a gran escala.

Desde el final de la administración Clinton al final de la Administración Bush, el imperio económico estaba en retirada. El imperio había perdido los mercados de Asia y América Latina en favor de China. América Latina ganó mayor independencia política. El Medio Oriente se convirtió en "terreno en disputa". Un Estado ruso revisado y más fuerte se opuso a más invasiones en sus fronteras. La resistencia y las derrotas militares en Afganistán, Somalia, Irak y el Líbano desafiaron la dominación estadounidense.

3. Ofensiva imperial: Obama hace avanzar al imperio

Todo el período del régimen de Obama ha intentado revertir el retroceso de la construcción del imperio. A tal efecto Obama ha desarrollado una estrategia principalmente militar (1) confrontar y cercar a China y Rusia, (2) socavar y derrocar a los gobiernos independientes en América Latina y restablecer regímenes clientes neoliberales, y (3) lanzar asaltos militares encubiertos y abiertos a regímenes independientes de todo el mundo.

La ofensiva de la construcción del imperio en el siglo xxi se diferencia de la década anterior en varios aspectos cruciales: las doctrinas económicas neoliberales están desacreditadas y los electorados no son tan fáciles de convencer del beneficio de caer bajo la hegemonía estadounidense. En otras palabras, los constructores del imperio no pueden confiar en la diplomacia, las elecciones y la propaganda del libre mercado para ampliar su alcance imperial como lo hicieron en la década del 90.

Para revertir el retroceso y avanzar en la construcción de imperios en el siglo xxi, Washington se dio cuenta de que tenía que confiar en la fuerza y la violencia. El régimen de Obama destinó miles de millones de dólares a financiar armas para mercenarios, salarios para combatientes callejeros y gastos de campaña electoral para los clientes que participen en campañas de desestabilización. La duplicidad diplomática y los acuerdos rotos remplazaron a los acuerdos negociados - a gran escala.

A lo largo del período de Obama ni un solo avance imperial fue asegurado a través de elecciones, acuerdos diplomáticos o negociaciones políticas. La presidencia de Obama solicitó y aseguró la masificación de la red de espionaje global (la NSA) y el asesinato casi diario de adversarios políticos a través de aviones no tripulados y otros medios. Las operaciones encubiertas de asesinato de las fuerzas especiales estadounidenses se expandieron por todo el mundo. Obama asumió prerrogativas dictatoriales, incluyendo la facultad de ordenar el asesinato arbitrario de ciudadanos estadounidenses.

El despliegue de la iniciativa global del régimen de Obama para frenar la retirada imperial y relanzar la construcción del imperio "pivotó" casi exclusivamente en instrumentos militares: combatientes armados, ataques aéreos, golpes y violentas tomas de poder golpistas. Matones, turbas, terroristas islamistas, militaristas sionistas y un popurrí de asesinos separatistas retrógrados fueron las herramientas de avance imperial. La elección de los poderes imperiales varió según el tiempo y las circunstancias políticas.

(A) Confrontando y degradando a China: cerco militar y exclusión económica

Ante la pérdida de los mercados y los desafíos de China como competidor global, Washington desarrolló dos grandes líneas de ataque: (1) Una estrategia económica orientada a profundizar la integración de los países de Asia y América Latina en un pacto de libre comercio que excluye a China (el Tratado de Libre Comercio Trans-Pacífico), y (2) Un plan militar diseñado por el Pentágono para batallas aire-mar, enfocado a la zona continental de China, con un asalto aéreo y de misiles a gran escala si la estrategia actual de control de las rutas comerciales marítimas de China de Washington falla (FT, 10/02/14). Si bien la estrategia militar ofensiva aún está siendo preparada por el Pentágono, el régimen de Obama está armando su flota marítima a unos pocos kilómetros de la costa de China, expandiendo sus bases militares en las Filipinas, Australia y Japón, y estrechando el cerco en torno a las rutas marítimas estratégicas de China para importaciones vitales como petróleo, gas y materias primas.

Estados Unidos está promoviendo activamente una alianza militar indo-japonesa como parte de su estrategia de cerco militar a China. Maniobras conjuntas militares, coordinación militar de alto nivel y reuniones entre los oficiales militares japoneses e indios son vistas por el Pentágono como avances estratégicos en el aislamiento de China y el reforzamiento del dominio estadounidense absoluto de las rutas marítimas de China a Medio Oriente, el Sudeste Asiático y más allá. India, de acuerdo a uno de los principales semanarios de la India, se considera "como un socio menor de los Estados Unidos. La Armada de la India se está convirtiendo en el principal gendarme del Océano Índico y la dependencia de los militares indios respecto del complejo militar-industrial estadounidense está creciendo..." (Economic and Political Weekly (Mumbai), 15/02/14, p. 9.)

Estados Unidos también está incrementando su apoyo a los movimientos separatistas violentos en China, a saber, los tibetanos, uigures y otros islamistas. La reunión de Obama con el Dalai Lama es un emblema de los esfuerzos de Washington por fomentar los disturbios internos.

La intervención política tremenda del saliente embajador estadounidense, Gary Locke, en la política doméstica china es una indicación de que la diplomacia no es el instrumento primordial de la política del régimen de Obama cuando se trata de lidiar con China. El embajador Locke se reunió abiertamente con los separatistas uigures y tibetanos y públicamente desacreditó el éxito económico y el sistema político de China, al tiempo que alentó abiertamente la política de oposición (FT, 28/02/14, p. 2).

El intento del gobierno de Obama de hacer avanzar al imperio en Asia a través de la confrontación militar y los pactos comerciales que excluyen de China, ha llevado a China a fortalecer su capacidad militar para evitar la estrangulación marítima. China, responde a la amenaza comercial estadounidense con el avance de su capacidad productiva, diversificando sus relaciones comerciales, aumentando sus lazos con Rusia y profundizando su mercado interno.

Hasta la fecha, la imprudente militarización del Pacífico por parte del régimen de Obama no ha conducido a una ruptura abierta en las relaciones con China, pero el camino militar para hacer avanzar al imperio a expensas de China amenaza con una catástrofe económica mundial o peor, una guerra mundial.

(B) Avance imperial: aislando, cercando y degradando a Rusia

Con la llegada del presidente Vladimir Putin y la reconstitución del Estado y la economía rusos, Estados Unidos perdió un cliente vasallo y fuente de riquezas saqueadas. Los constructores del imperio en Washington siguieron buscando la "cooperación y colaboración" con Rusia en el debilitamiento de los estados independientes, aislando a China y continuando sus guerras coloniales. El Estado ruso, bajo Putin y Medvedev, había tratado de dar espacio a los constructores del imperio estadounidense a través de acuerdos negociados, que reforzarían la posición de Rusia en Europa, reconociendo las fronteras estratégicas de Rusia y reconociendo las preocupaciones de seguridad rusas. Sin embargo, la diplomacia rusa aseguró pocas y transitorias ganancias mientras Estados Unidos y la Unión Europea hicieron grandes ganancias con la complicidad y pasividad de Rusia.

La agenda no declarada de Washington, especialmente con el impulso de Obama de relanzar una nueva oleada de conquistas imperiales, es socavar el resurgimiento de Rusia como un actor importante de la política mundial. La idea estratégica es aislar a Rusia, debilitar su creciente presencia internacional y devolverla al estado vasallo del período de Yeltsin, si es posible.
Desde la toma de poder de Estados Unidos y la UE de Europa del Este, los Balcanes y los países bálticos, y su transformación en bases militares de la OTAN y estados vasallos capitalistas en la década del 90, a la penetración y el saqueo de Rusia durante los años de Yeltsin, la finalidad primordial de la política occidental era establecer un imperio unipolar bajo dominio estadounidense.

La Unión Europea y Estados Unidos procedieron a desmembrar Yugoslavia en mini estados serviles. Luego bombardearon Serbia para arrebatarle Kosovo, destruyendo uno de los pocos países independientes que seguían siendo aliados de Rusia. Después, Estados Unidos comenzó a fomentar levantamientos en Georgia, Ucrania y Chechenia. Bombardearon, invadieron y posteriormente ocuparon Irak - un ex aliado de Rusia en la región del Golfo.

La estrategia de la política estadounidense era cercar y reducir a Rusia a la situación de un poder débil, marginal, y socavar los esfuerzos de Vladimir Putin de restaurar la posición de Rusia como potencia regional. En 2008 el régimen títere de Washington en Georgia, probó el temple del Estado ruso al lanzar un asalto a Osetia del Sur, matando al menos a 10 soldados de paz rusos e hiriendo a cientos (por no hablar de miles de civiles). El entonces presidente ruso Medvedev respondió enviando a las fuerzas armadas rusas a repeler a las tropas georgianas y apoyar la independencia de Abjasia y Osetia del Sur.

Los acuerdos diplomáticos de Estados Unidos con Rusia han sido asimétricos - Rusia consintió la expansión occidental, a cambio de "aceptación política". La duplicidad trunca la diplomacia abierta. A pesar de acordar lo contrario, se establecieron las bases estadounidenses e instalaciones de misiles en Europa del Este, que apuntaban a Rusia, bajo el pretexto de que "en realidad estaban apuntando a Irán". A pesar de que Rusia se quejó de que los acuerdos de la posguerra fría se rompieron, el imperio ignoró las quejas de Moscú y el cerco avanzó.

En un desastre diplomático más, Rusia y China firmaron un acuerdo escrito con Estados Unidos en Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para permitir a la OTAN involucrarse en "sobrevuelos humanitarios" en Libia. La OTAN inmediatamente tomó esto como la "luz verde" para el ataque y la "intervención humanitaria" se convirtió en una campaña de bombardeos aéreos devastadores que llevó al derrocamiento del gobierno legítimo de Libia y a la destrucción de Libia como un Estado norafricano viable e independiente. Al firmar el acuerdo 'humanitario' de la ONU, Rusia y China perdieron un gobierno amigable y socio comercial en África. Incluso antes, los rusos habían acordado permitir a Estados Unidos transportar armas y tropas a través de territorio de la Federación Rusa para apoyar la invasión estadounidense de Afganistán... sin ganancia recíproca (excepto tal vez un mayor flujo de heroína afgana).

Los diplomáticos rusos accedieron a las sanciones económicas de la ONU de inspiración estadounidense (sionista) contra el inexistente programa de armas nucleares de Irán... socavando a un aliado político y mercado lucrativo. Moscú creyó que al apoyar las sanciones estadounidenses contra Irán y concederle rutas de transporte a Afganistán a finales de 2001 iban a recibir algunas "garantías de seguridad" de los estadounidenses con respecto a los movimientos separatistas en el Cáucaso. La 'reciprocidad' de Estados Unidos significó apoyar aún más a los líderes separatistas chechenos exiliados en los Estados Unidos a pesar de la continua campaña de terror contra civiles rusos - hasta e incluso después de la masacre chechena de cientos de escolares y profesores en Beslan en 2004....

Con los Estados Unidos bajo Obama avanzando en su cerco de Rusia en Eurasia y su aislamiento en el norte de África y Medio Oriente, Putin decidió finalmente trazar una línea al respaldar al aliado único que le queda a Rusia en el Medio Oriente, Siria. Putin buscó asegurar una salida negociada a la invasión mercenaria contra Damasco apoyada por Occidente y las monarquías del Golfo. Tuvo poco éxito: Estados Unidos y la Unión Europea incrementaron los envíos de armas, instructores militares y el financiamiento a 30.000 mercenarios islamistas con base en Jordania para que se involucraran en los ataques transfronterizos para derrocar al gobierno sirio.

Washington y Bruselas continuaron su empuje imperial hacia el corazón de Rusia mediante la organización y financiación de una toma violenta del poder (un golpe) en el oeste de Ucrania. El régimen de Obama financió a una coalición de combatientes callejeros, neonazis armados y políticos neoliberales, por una suma de 5 mil millones de dólares, para derrocar al régimen electo. Los golpistas se orientaron entonces a acabar con la autonomía de Crimea y romper los acuerdos de larga data de tratados militares con Rusia. Bajo una enorme presión por parte del gobierno autónomo y de la gran mayoría de la población de Crimea y frente a la pérdida crítica de sus instalaciones militares y navales en el Mar Negro, Putin, finalmente, movilizó forzosamente a las tropas rusas en modo defensivo en Crimea.

El régimen de Obama puso en marcha una serie de medidas agresivas contra Rusia para aislarla y reforzar al tambaleante régimen títere en Kiev: las sanciones económicas y expulsiones estuvieron a la orden del día... La toma de Ucrania por Obama marcó el inicio de una "nueva guerra fría". La toma de Ucrania era parte de la gran estrategia de Obama de hacer avanzar al imperio.

La toma del poder en Ucrania significó el mayor reto geopolítico para la existencia continua del Estado ruso. Obama busca ampliar y profundizar el avance imperial en toda Europa hasta el Cáucaso: el violento golpe y la posterior defensa del régimen títere en Kiev son elementos clave del socavamiento de un adversario clave - Rusia.

Después de pretender se "socio" con Rusia, al tiempo que cercenaba a los aliados de Rusia en los Balcanes y Medio Oriente en las décadas anteriores, Obama hizo su movida más audaz y temeraria. Despojándose de todos los pretextos de coexistencia pacífica y acomodación mutua, el régimen de Obama rompió un acuerdo para compartir el poder con Rusia respecto del gobierno ucraniano y apoyó el golpe de Estado neo-nazi.

El régimen de Obama supuso que tras haber obtenido la aquiescencia previa de Rusia a la hora de hacer avanzar al poder imperial estadounidense en Afganistán, Irak, Libia y la región del Golfo, los constructores del imperio de Washington tomaron la fatal decisión de poner a prueba a Rusia en su región geopolítica más estratégica, afectando directamente a población rusa y a sus activos militares más estratégicos. Rusia reaccionó con el único lenguaje que entienden en Washington y Bruselas: con una movilización militar. El avance de la construcción del imperio a través de la "táctica del salame" y la diplomacia hipócrita de Obama se acerca a su fin.

(C) Haciendo avanzar al imperio en Medio Oriente y América Latina

El avance imperial de la década del 90 llegó a su fin a mediados de la primera década del nuevo milenio. Las derrotas en Afganistán, la retirada de Irak, la desaparición de los regímenes títeres en Egipto y Túnez, la pérdida de las elecciones en Ucrania y la derrota y desaparición de regímenes neoliberales pro-estadounidenses en América Latina se vieron exacerbados por una crisis económica que se profundiza en los centros imperiales de Europa y Wall Street.

Obama tenía pocas opciones económicas y políticas para hacer avanzar al imperio. Sin embargo, su régimen estaba decidido a poner fin a la retirada y hacerlo avanzar, pero recurrió a tácticas y estrategias más afines al colonial siglo xix y a los regímenes totalitarios del siglo xx.

Los métodos fueron violentos - el militarismo era el eje de la política. Pero en un momento de agotamiento imperial interno, las nuevas tácticas militares reemplazaron a las invasiones terrestres a gran escala. Los mercenarios armados de manera subsidiaria tomaron el centro del escenario en el derrocamiento de regímenes que eran blancos de Estados Unidos. Las afinidades políticas e ideológicas fueron subsumidas bajo el eufemismo genérico de los "rebeldes". Los medios de comunicación se alternaron entre presionar por una mayor escalada militar y aprobar el nivel existente de la guerra imperial. El espectro político en toda Europa y Estados Unidos se movió hacia la derecha - incluso cuando la mayoría del electorado rechazó los nuevos enfrentamientos militares, en especial las guerras terrestres.

Obama fortaleció las tropas en Afganistán, lanzó una guerra aérea que derrocó al presidente Gadafi y convirtió la Libia en un Estado fallido y desintegrado. Las guerras subsidiarias se convirtieron en la nueva estrategia imperial para hacer avanzar la construcción del imperio. Siria fue escogida – con decenas de miles de extremistas islámicos reclutados y financiados por los regímenes imperiales y las despóticas monarquías del Golfo. Millones de refugiados huyeron, decenas de miles fueron asesinados

En América Latina, Obama apoyó el golpe militar en Honduras que derroco al gobierno liberal electo del Presidente Manuel Zelaya, reconoció el golpe parlamentario para derrocar al gobierno de centro-izquierda electo en Paraguay al tiempo que se negó a reconocer la victoria electoral del presidente Maduro en Venezuela. Frente a la victoria de Maduro en Venezuela, Washington ha patrocinado varios meses de violencia callejera en un intento de desestabilizar el país.

En Ucrania, Egipto, Venezuela y Tailandia, 'la calle' reemplazó a las elecciones. Los objetivos imperiales estratégicos de Obama se han centrado en la reconquista y el saqueo de Rusia y su retorno al estatus vasallo de los años de Boris Yeltsin, el regreso de América Latina a los regímenes neo-liberales del 90 y a la sumisión de China de la década del 80. La estrategia imperial ha sido el "conquistar desde dentro" preparando el escenario para la dominación desde el exterior.

(D) Haciendo avanzar al imperio: Israel y el desvío de Medio Oriente

Una de las grandes paradojas históricas de la retirada imperial estadounidense del siglo xxi ha sido el papel desempeñado por la influencia de Israel y su quinta columna sionista incrustada dentro de la estructura del poder político de Estados Unidos. Las guerras y sanciones de Washington en Medio Oriente han sido en gran parte a beneficio de los influyentes 'fundamentalistas de Israel' en la Casa Blanca, el Pentágono, el Tesoro, el Consejo de Seguridad Nacional y el Congreso.

Fue en gran parte porque Estados Unidos estaba involucrado en las guerras e Irak y Afganistán, que Washington "descuidó" las creciente proezas económicas de China. Al concentrarse en las "guerras de Israel" en el Medio Oriente, Estados Unidos no estuvo en condiciones de desafiar el auge del nacionalismo y el populismo en América Latina. Las prolongadas "guerras de Israel" han agotado a la economía estadounidense y al entusiasmo del público estadounidense por las nuevas guerras terrestres en otros lugares.

Los ideólogos sionistas, apodados "neoconservadores", jugaron un papel decisivo en la conformación del enfoque militarista global para la construcción del imperio y de la marginación de la construcción del imperio dirigida por el mercado, favorecida por las multinacionales y la gigantesca industria extractiva.

El intento de Obama de poner fin a la retirada del imperio causada por el militarismo sionista no ha dado sus frutos: su esfuerzo por cooptar a los sionistas y presionar a Israel para que detenga el fomento de nuevas guerras en Medio Oriente es un fracaso. Su "pivote para Asia" se ha convertido en una bruta estrategia de cerco militar contra China. Sus propuestas a Irán han sido bloqueadas por el bloque de poder sionista en el Congreso y la imposición de los términos de las negociaciones dictados por los israelíes. Todo el "avance del proyecto de construcción del imperio", que consistía en definir el legado de Obama, ha sido debilitada por el enorme costo de hacer caso a los consejos e instrucciones de los leales a Israel dentro de su administración. Israel, una de las potencias coloniales más brutales, paradójicamente y sin querer ha jugado un papel importante en el debilitamiento de los esfuerzos de Obama por revertir el declive del imperio y avanzar en las dimensiones económicas y diplomáticas estadounidense de la construcción del imperio.

Resultados y perspectivas: Haciendo avanzar al imperio en el periodo post-neoliberal

El esfuerzo imprudente de Obama de hacer avanzar al imperio en la segunda década del siglo xxi es mucho más peligroso que sus predecesores de fines del siglo xx. Rusia se ha recuperado. No es el estado desintegrado que Bush y Clinton desmembraron y saquearon. China ya no es una creciente economía de mercado tan ansiosa por comerciar con los Estados Unidos, pasando por alto las incursiones estadounidenses en aguas territoriales chinas. Hoy en día China es una gran potencia económica, blandiendo su influencia económica en la forma de 3 billones de dólares en bonos del tesoro estadounidense. China ya no tolera la interferencia de Estados Unidos en su política doméstica - está dispuesta a tomar medidas enérgicas contra los separatistas y terroristas étnicos apoyados por Estados Unidos.

América Latina, incluyendo Venezuela, han desarrollado organizaciones regionales autónomas, diversificado sus mercados en Asia y estableciendo un fuerte consenso post-neoliberal. Venezuela ha transformado a su ejército, otrora el instrumento favorito de los golpes orquestados en Estados Unidos, en un baluarte del orden democrático existente.

El camino electoral para la construcción del imperio estadounidense se ha cerrado o requiere una "supervisión" imperial apretada para asegurar "resultados favorables". La nueva política escogida por Washington es la violencia: alistar acciones de turbas, mercenarios extremistas, terroristas islamistas y uigures, neonazis y toda la gentuza del mundo a su servicio.

El balance de los seis años de "avance del imperio" con Obama están en duda. El derrocamiento violento del presidente Gadafi no dio lugar a un régimen cliente estable: la total destrucción y el caos en Libia han socavado la presencia imperial. Siria está bajo ataque, pero por fanáticos islamistas antioccidentales. La derrota de Assad no hará "avanzar al imperio" tanto como hará expandirse el poder de los islamista radicales (incluyendo a Al Qaeda).

El régimen títere de neoliberales y neonazis en Ucrania está, literalmente, en bancarrota, desgarrado por conflictos internos y frente a profundas divisiones regionales. Rusia está amenazada, pero sus dirigentes han tomado una acción militar decisiva para defender a sus aliados y bases militares estratégicas en Crimea.

Obama ha provocado y amenazado a sus adversarios pero no ha conseguido mucho en términos conseguir aliados o clientes valiosos. Su esfuerzo por replicar los avances imperiales de la década del 90 ha fracasado porque las relaciones de poder entre Europa y Rusia, Japón y China, y Venezuela y Colombia han cambiado. Las fuerzas subsidiarias, los aviones teledirigidos y las fuerzas especiales de Estados Unidos no son capaces de revertir el retroceso. La crisis económica ha recortado demasiado profundo, el agotamiento interno con el imperio es demasiado penetrante. El coste de mantenimiento de Israel es demasiado alto. Hacer avanzar al imperio en estas circunstancias es un juego peligroso: se corre el riesgo de una guerra nuclear más grande para superar la adversidad y retirarse.
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James Petras es un sociólogo estadounidense conocido por sus estudios sobre el imperialismo, la lucha de clases y los conflictos latinoamericanos. Ha sido profesor de la Binghamton University de Nueva York, la Universidad de Pensilvania, y profesor adjunto en Saint Mary's University, de Halifax (Canadá).

vía:
 http://verdadahora.cl/el_agresivo_proyecto_imperialista_de_obama.html

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