Nino Gallegos
Para Apiavirtual
“Cuando la figura del Estado desaparece del análisis o
de la narrativa sobre la violencia, inevitablemente perdemos el objeto
central a partir del cual tiene sentido reflexionar y debatir sobre los
límites, la permisibilidad y las posibilidades de la violencia
contemporánea.” -Gustavo Ogarrio-.
Cuando se simula que la violencia ha sido
“pacificada” con música de banda hasta la sexualidad, la educación y la
cultura se relacionan, se comportan y se conducen de manera armónica y
reproductiva, pasando de los riesgos latentes a una seguridad patente en
cada pliegue pespunteado y remendado del tejido social nacional que, en
la particularidad estatal de Sinaloa y en las evidencias locales de
Culiacán y Mazatlán, la OSSLA, ya no toca; El Chapo, es recapturado; Un
asesino solitario, cumple quince años. La violencia contemporánea, local
y global, glocalizada y gasificada, al aire libre y al vacío, acaso
acecha y asedia desde un punto muerto que es su radio, su diámetro y su
circunferencia: el centro y la periferia con la NSA con dos
contra-archivos que no son chivos expiatorios sino archivos humanos
espiadores: Assange y Snowden. Así, con la interferencia de los sonidos,
las voces y las imágenes de los noticieros y los noticiarios en el
diario convivir en la información, no es vida más que en la comisión de
derechos humanos, bajo la égida de una justicia expedita y con la
celeridad de asesinar mujeres con el concepto armado de “el machismo y
el feminicidio versus el feminismo”, más a lo bestia que a lo mexicano,
porque con Gravity estamos en el espacio que compartimos en la
realidad virtual que en la realidad social hay “braceros de lujo” y
braceros jodidos: estamos salvando a México de nosotros mismos con la
violencia contemporánea, acechándola y asediándola, desde los rastros y
los mataderos.
En la pluralidad y en la singularidad de los límites,
la permisibilidad y las posibilidades, la violencia contemporánea, hija
propia y ajena por desconocida del Estado, es en el espejo de la
actualidad, un reflejo contemplativo en la prueba del rodizonato de
sodio para indagar-investigar que, el Estado, es una sustancia
oleaginosa, oscura en su concentración y roja en su irrigación, herida y
costra, chancro y vello púbico, donde la corrupción fluye y la
impunidad se activan “fuertes, vigorosas y duras” en el Golfo de México
con la Oceanografía a bordo, repleta de “malversaciones y
fraudes” en plataformas petroleras con trabajadores sin sueldo: la
simulada competencia industrial, acicate de Pemex y desliz en tráfico de
influencias, pareciera que no es violencia contemporánea sino crimen
contemporáneo, lo cual pueda que se vea como un giro quién sabe de
cuántos grados en una tautología de la violencia y del crimen de Estado:
” el Yo soy yo, y nadie más, el Yo por qué, y, el haiga sido como haiga sido.”
Los límites al extremo, la permisibilidad elástica y
las posibilidades logradas de la violencia contemporánea es fáctica y
mediática, física y mental, ciudadana y militar, el Medio Oriente entre
Ucrania y Venezuela mientras Mazatlán es el Miramar de El Chapo de y
para el mundo, la violencia no es nomás narca y anarca sino democrática,
neoliberal y salvaje institucional: el Estado es un estado de cosas
violentadas desde arriba hacia abajo por el Estado en sus espacios y en
sus tiempos jerárquicos y autoritarios. Hay lugares fijos como móviles
en sistemas de comunicación de la tierra al cielo con satélites y con
pájaros en los alambres y con halcones avistando.
El análisis y la narrativa sobre la violencia
contemporánea, si es que han desaparecido de la VC, son porque el
espacio y el tiempo han sido ocupados central y periféricamente por el
periodismo y la literatura, cuando el análisis y la narrativa han sido
de la investigación académica y del ensayo redactado de manera ampulosa y
recargado de citas textuales, más para el puntaje curricular académico
que para otra cosa, el análisis y la narrativa no es que estén agotados
sino acaso clasificados en los estudios culturales (cultural studies) en
algunos departamentos universitarios. Aún así, la violencia
contemporánea, por acción y sin omisión, más que una especialidad
doctoral, es latente y muriente de modo directo e indirecto, no
disparándose nada más porque sí, porque siempre hubo, hay y habrá
alguien que jale el gatillo para que la bala explosiva y metálica se
incruste, en su trayectoria, en el blanco, en el negro, en el café, en
el amarillo y en el cetrino del cuerpo humano en el oeste contemporáneo.
En cuanto a México, Sayak Valencia, escribe: Todo lo sólido se edifica sobre sangre:
narrativas sobre la violencia en México:”El horror y la violencia cotidiana en la que se desarrolla México contemporáneo ya no son un secreto para nadie. Por el contrario, tal parece que el bucle de sangre, destrucción y mutilación es ya una imagen que le cruza por la mente a la mayoría de sujetos que escuchan el nombre de este país sin importar en qué confín del planeta se encuentren.” Ha sido y es tanta la violencia contemporánea en la RepMex que, Los Templarios y Las Autodefensas, se encuentran cercados unos de otros, y la única forma de brincarse el cerco es adentrarse más en él, siendo atraídos por unos y jalados por otros en el liderazgo y en el protagonismo, así como el antagonismo y el agonismo en las poblaciones con un nudo en la garganta del quiénes vendrán a salvarnos o a matarnos.
narrativas sobre la violencia en México:”El horror y la violencia cotidiana en la que se desarrolla México contemporáneo ya no son un secreto para nadie. Por el contrario, tal parece que el bucle de sangre, destrucción y mutilación es ya una imagen que le cruza por la mente a la mayoría de sujetos que escuchan el nombre de este país sin importar en qué confín del planeta se encuentren.” Ha sido y es tanta la violencia contemporánea en la RepMex que, Los Templarios y Las Autodefensas, se encuentran cercados unos de otros, y la única forma de brincarse el cerco es adentrarse más en él, siendo atraídos por unos y jalados por otros en el liderazgo y en el protagonismo, así como el antagonismo y el agonismo en las poblaciones con un nudo en la garganta del quiénes vendrán a salvarnos o a matarnos.
La violencia contemporánea ¿es tan barbárica como en
el pasado y/o es tan civilizada como en el presente? cuando las
estadistestificaciones son las efemérides, los memoriales y los túmulos
de lo que sí y de lo que no se tenga memoria del recuerdo al olvido que
ha devenido a nuestro tiempo y a nuestro espacio para restregarnos en
nuestra cara su rostro inhumano, infrahumano y humano tan maquillado y
disimulado sobre nuestra cara, el rostro desenrostrado y enrostrado a
nuestra violencia contemporánea. He aquí a Shakespeare por Cioran: “En
Shakespeare hay tanto crimen y tanta poesía que sus dramas parecen
concebidos por una rosa demente.” Y si no fue así en el pasado, ni es
así en el presente, en el gran teatro local y global del mundo, se están
ensayando y ensañando con la repartición de los personajes a los
actores por los autores intelectuales y materiales para representar a la
condición humana de cualquier ser humano incriminado en los primeros
años, en los primeros pensamientos, en las primeras palabras, en los
primeros actos y en los primeros hechos de los primeros catorces años
violentos del siglo veintiuno: si alguien respira entrecortadamente con
un cuchillo en la garganta, no hay tiempo para pensar qué es lo que
sucede ahora y qué es lo que sucederá mañana, cuando el cuerpo no
responde más que a su tensión, a su ahogamiento entrecortado y a su
hemorragia del tajo de y en la violencia contemporánea.
El poder de la violencia contemporánea a través de
los poderes fáctico y mediático es una ganancia a río revuelto con fuego
y sangre en los cuerpos y en las mentes que han sido, son y serán
invadidos por el sicariato de un país en sombras.
vía:
http://apiavirtual.net/2014/03/15/la-violencia-contemporanea/#more-64644
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