Ernesto Carmona (especial para ARGENPRESS.info)
La
brutal represión, que comenzó a las 6,30 de la mañana en los
alrededores de la Plaza Italia de Santiago, concitó el cambio de la
agenda de los medios que todo el día dieron cobertura especial a los
espectaculares acontecimientos, dejando de lado la programación
ordinaria de la televisión y radio. Hubo, además, una cobertura poco
usual de los medios internacionales, que en gran parte viajaron a Chile
para asistir al show del primer aniversario de la tragedia minera que se
cumple hoy viernes.
Es decir, de manera
insólita, el propio gobierno gestionó una feroz jornada de
contra-propaganda, que mostró en vivo y en directo una increíble
brutalidad policial, no sólo contra los estudiantes que pretendían
manifestarse, sino contra transeúntes, estaciones del metro, paradas de
autobús, gente ajena al estudiantado, trabajadores que se desplazaban a
su casa o al empleo, personas de la tercera edad que se dirigían a
controles de salud, moradores de edificios que en el interior de sus
hogares recibieron gases lacrimógenos de alta toxicidad y salpicaduras
de agua contaminada utilizada por Carabineros, turistas desprevenidos
sin experiencia en enfrentamientos callejeros, etc. Cualquier grupo de 3
a 5 personas de diferente edad recibía de inmediato el ataque con
gases, hicieran lo que hicieren, incluso por caminar en busca de
transporte público, cuyas tarifas recién alzadas incrementan el malestar
ciudadano. Los eventos terminaron pasada la medianoche y culminaron con
el saqueo e incendio de una sucursal de la multitienda La Polar, que
está en el ojo del huracán por sus abusos contra casi medio millón de
clientes por deudas repactadas unilateralmente.
El
gobierno se propuso resguardar “el orden público” e impedir que los
estudiantes pisaran siquiera la emblemática Alameda, esa artería
invocada en las últimas palabras de Allende con la recordada frase “se
abrirán las grandes Alamedas por donde pase el hombre libre”. El
resultado fue que la principal artería de Santiago estuvo cerrada todo
el día, desde la madrugada hasta casi medianoche, pero además hubo
conflictos y cortes de tránsito en casi todas las vías alternativas
provocados por la dispersión de grupos de estudiantes que levantaron
barricadas para protestar. La ciudad entera se convirtió en un infierno.
Fue un día perdido para la sacrosanta economía. El “resguardo del orden
público” condujo a 18 horas de anomia urbana generalizada.
Los
hechos del jueves, que cerraron con 974 detenidos en todo el país -más
de la mitad en Santiago-, según cifras del gobierno, marcan un antes y
un después en la vuelta a la “democracia” iniciada en 1990. Un aspecto
insólito es que la brutal represión fue lanzada un día antes de una
importante reunión entre el ministro de Educación y los estudiantes que
marcaría un segundo encuentro de un diálogo entre las partes , cuyo
precio fue el recambio del ex ministro Joaquín Lavín. Tal diálogo se fue
también al diablo y el nuevo ministro Felipe Bulnes perdió el piso
político para continuar tal “diálogo”. Otro aspecto insólito, o de poca
cordura política, es que la represión fue ordenada repentinamente por el
gobierno de Piñera después de tolerar durante más de dos meses las
marchas de protesta de estudiantes, profesores y ciudadanía simpatizante
con la causa de una educación pública gratuita y de buena calidad,
financiada y garantizada por el Estado y la Constitución. Carabineros
mostró también su incapacidad estratégica para “resguardar el orden
público”.
Otra noticia que marcó la jornada fue
la caída de la aceptación de Sebastián Piñera al 26% de la ciudadanía
consultada por la Encuesta CEP, la más prestigiada del país. Se trata de
la valoración más baja de un Presidente en la reciente historia
política de 22 años post-dictadura y está en sintonía con otros sondeos
recientes. Por añadidura, hubo una abrupta caída de la bolsa en un país
que se jacta de estar económicamente “blindado” respecto a la crisis en
el resto del mundo. Será difícil que Piñera saque beneficios del show
previsto para hoy, viernes, a costa del primer aniversario del derrumbe
que sepultó a los 33 mineros por ausencia de seguridad en la explotación
subterránea San José, en Atacama.
Un detalle
relevante es que ya existe consenso en que los desórdenes y el pillaje
son protagonizadas por elementos ajenos al mundo estudiantil, que
Carabineros es incapaz de controlar. Incluso, muchos de esos elementos
pertenecen a sus filas y son infiltrados para “labores de inteligencia”,
como lo demuestran abundantes videos y fotografías en Internet poco
difundidas por los medios.
En la histeria y el
desconcierto oficial de hoy viernes, portavoces del gobierno atribuyen a
los estudiantes el saqueo e incendio de La Polar, pero Piñera y su
gestión no convencen a más del 60% de los ciudadanos encuestados que
simplemente dejaron de creerle. Y este asunto afecta seriamente la
supervivencia del sistema político, al que son ajenos prácticamente
todos los estudiantes, que ni siquiera están inscritos para votar. Los
ausentes en los comicios representan más de la mitad de la población
habilitada por su edad suficiente para el sufragio.
Ninguna
tienda política puede atribuirse la conducción de este movimiento por
una educación pública gratuita y de calidad garantizada por el Estado y
la Constitución, que cada vez gana más apoyo en la sociedad. Los
estudiantes no van tras simples reformas, sino por un cambio estructural
de gran profundidad, que jamás concibieron las cabezas de una clase
política adulta también cuestionada por las encuestas. El 80% de los
encuestados apoya las demandas estudiantiles, incluido el término del
casi sagrado “fin de lucro en la educación”. Piñera, totalmente
des-sintonizado con la ciudadanía, acaba de definir la educación como
“un bien de consumo”, por lo tanto, al alcance del que pueda pagarlo.
El
futuro de la sociedad chilena hoy es impredecible. La aceptación del
Congreso es bajísima en las encuestas, igualmente la oposición, o sea,
la Concertación (22%) y la coalición de gobierno que acompaña a Piñera
(24%). La tarea política emprendida por los estudiantes rebalsa las
instituciones del Estado y los partidos políticos. Una educación pública
gratuita y de calidad, garantizada por el Estado y la Constitución
requiere de cambios en la carta magna. Muchos opinan que llegó el
momento de reemplazar la constitución de Pinochet redactada entre 4
paredes en 1980, por una carta elaborada en asamblea constituyente.
La
transformación de la educación también requiere financiamiento del
Estado. Y esto significa aumentar el 17% de impuesto que pagan las
empresas mediante una reforma impositiva o re-nacionalizan el cobre
–como proponen los estudiantes-, un tema tabú para el gobierno, que más
bien se propone privatizar el escaso 28% de la producción que controla
el Estado a través de Codelco.
En otras
palabras, los estudiantes y el movimiento social que los apoya, reclaman
un cambio del modelo económico, es decir, del capitalismo salvaje que
reina en Chile desde Pinochet. Y una sola frase de la dirigente
universitaria Camila Vallejo, al anunciar a media tarde que de todas
manera se haría la marcha de las 18,30 (la primera, de los secundarios,
estaba prevista para las 10,30), pidió un “cacerolazo” para las 21,
horas. Los golpes de cacerolas, que no se escuchaban en Chile desde los
años 80, comenzaron a resonar en Santiago y otras 11 ciudades desde
antes de las 21,00 y se prolongaron hasta pasada la medianoche. Y a
pesar del intenso frío, la gente salió de sus casas a golpear ollas en
plazas y veredas, convirtiéndose en otro blanco fácil para los gases de
Carabineros. ¿Acaso los mal pagados “pacos” no descansan nunca?, se
preguntan muchos.
Ante la incertidumbre frente
al futuro político de un país que no le cree a su jefe de Estado, no
hace la bola de cristal para predecir con certeza que Camila Vallejos se
ha convertido en una figura política de proyección nacional e
internacional, con el futuro de toda su vida por delante. La joven
estudiante de arquitectura que preside la Federación de Estudiantes de
la Universidad de Chile (Fech) y la Confederación de Estudiantes de
Chile (Confech) se han legitimado como una sólida líder de nuevo cuño.
Ernesto Carmona es periodista y escritor chileno.
Vía, fuente :
http://www.argenpress.info/2011/08/pinera-juega-con-el-boomerang-de-la.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario