jueves, 5 de mayo de 2011

Colombia : Silencio. Grupos de periodistas colombianos se manifestaron durante el Día Internacional de la Libertad de Prensa por todo el país para pedir que cesen las amenazas y hostigamientos a uno de los colectivos más castigados por el conflicto colombiano. También denunciaron que para ejercer su oficio sigan teniendo que vender publicidad para poder comprar espacio en los medios. Por María Libertad Márquez Mejía · Sasha Quintero Carbonell


Concentración en Barrancabermeja (Foto: Blanca Isabel Herrera Guerrero)
Con camisetas blancas, muchos con esparadrapos en la boca, y bajo el lema “Por un periodismo, libre, responsable y seguro”, miembros de 22 organizaciones afiliadas a la Federación Colombiana de Periodistas, FECOLPER, se reunieron a lo largo y ancho del país para realizar actos simbólicos y conmemorar el Día Internacional de la Libertad de Prensa.
El evento fue realizado a iniciativa de los presidentes regionales para recordarle a la sociedad los grandes sacrificios que deben realizar los periodistas para llevar la información hasta casas y lugares de trabajo y para exigirle al gobierno resultados en las investigaciones por asesinatos y amenazas de que son víctimas: desde 1988 han sido asesinados cerca de 200 periodistas, la gran mayoría por cuenta del ejercicio del oficio, y la justicia ha resuelto menos de 20 casos.
Cuando la luz de la mañana se coló sobre las montañas y valles, periodistas de radio, medios impresos, televisión y web salieron a las plazas y lugares emblemáticos de sus ciudades, para marchar, realizar plantones y, quienes tenían temor a retaliaciones, se manifestaron desde sus medios o silenciaron emisoras, para exigir garantías a la libertad de prensa.
En el sur del país, en Neiva, aunque la lluvia acompaño la concentración, no impidió que reporteros, jefes de redacción y directores de medios de comunicación reunieran a estudiantes universitarios, funcionarios del gobierno departamental y organizaciones internacionales, alrededor de la causa del derecho a la información.

Neiva (Alejandro Cabrera)
Durante la jornada, recordaron las difíciles condiciones laborales de decenas de periodistas, los hostigamientos de grupos al margen de la ley, las presiones de funcionarios públicos, la interceptación de llamadas telefónicas y la utilización indebida de la pauta publicitaria, convertida en un arma para el chantaje de informadores. Los periodistas terminaron el acto plasmando sus huellas en un mural, que simboliza el compromiso regional por una prensa responsable y de servicio al interés público.

Buenaventura (Augusto Gallo-Unión de periodtsas de Buenaventura)
Al sur occidente de Colombia, en el puerto de Buenaventura, aunque no pudieron marchar por las lluvias que han dejado centenas de damnificados, cerca de medio centenar de periodistas se reunieron frente de la alcaldía para recordar los 13 colegas asesinados en esa ciudad, bañada por las aguas del Pacífico, pero una de las más pobres y violentas del país. El tema principal del encuentro giró alrededor de la difícil situación del ejercicio del periodismo en la región y los pocos medios de comunicación para trabajar.
Por su parte en el departamento del Cesar, en su capital Valledupar, que le dio nombre al ritmo más escuchado en Colombia, el Vallenato, mas 120 personas se reunieron frente a la emisora Cañaguate, en solidaridad por la reciente destrucción de sus transmisores por parte de intolerantes, y para exigir  pronta respuesta del gobierno y la justicia, por las amenazas, ataques y asesinatos a periodistas.
Bajo el fuerte sol barranquillero, en la Plaza de la Paz, 50 periodistas, en silencio y amordazados, se reunieron con grabadoras, cámaras, bolígrafos y papel, dando a entender que son sus únicas armas para enfrentar a criminales y corruptos. Después de una hora y media, arrancaron las cintas de sus bocas para gritar: “¡No nos van a callar!, ¡Sí a la libertad de prensa!, ¡Nuestra única arma es la palabra!”. Liney Escorcia, se convirtió en el símbolo de esta concentración. Ella fue amenazada el sábado pasado por dos sujetos motorizados, luego de difundir una noticia donde relacionaban al Concejo Distrital con grupos paramilitares de extrema derecha.
En Cartago, Valle, ciudad azotada por el poder del narcotráfico, un poco más de 100 personas se reunieron en torno al silencio. Los periodistas emitieron más de 60 cuñas radiales en todas las emisoras de la zona y el periódico virtual cartagonoticias.com –creado por la persecución de un alcalde- detuvo su información para poner su página en blanco.
La Federación Colombiana de Periodistas FECOLPER hizo un llamado a toda la sociedad para exigir y garantizar el derecho fundamental a informar y ser informados. “Cuando las amenazas entran a las salas de redacción y cuando no hay garantías laborales para un ejercicio ético del periodismo, se pone en juego el derecho de los ciudadanos a una información veraz, oportuna y de calidad y, por lo tanto, se pone en cuestión el futuro mismo de la democracia”, aseguró en un comunicado, el Presidente de la Federación, Eduardo Márquez, quien fue amenazado de muerte por un grupo paramilitar, hace sólo dos meses.

Concentración en Neiva (Alejandro Cabrera)
Hacer periodismo en Colombia
Las cifras de agresiones contra los informadores de la sociedad, son realmente alarmantes, pues entre el 1 de enero al 31 de marzo de este año, 56 periodistas han sido atacados de distintas maneras: tentativas de homicidio (2), amenazas (23), obstaculización del trabajo periodístico (10), agresión verbal (7), agresión física (8), hurto (1), destrucción de material (1) y desplazamiento forzado (1).
Han visto alteradas sus vidas y las de sus familias, los periodistas amenazados por denominado Grupo Bloque Capital de las Águilas Negras, Eduardo Márquez, Hollman Morris, Daniel Coronell, Marcos Perales Mendoza, Claudia Julieta Duque, así como por todo tipo de intolerantes Jaime García, de Sevilla, Valle; Jaime José Daza, de Valledupar, Cesar; Mónica Arcella Mujica, Lesly Cifuentes Sanguino, Sonia María González, Álvaro Gómez Vásquez y Jorge Eliécer Vanegas, de Barrancabermeja, Santander; Héctor Fabio García, Luis Fernando Gil, de Cartago, Valle; Fausto Río Betancur, de Guarne Antioquia; Edgar Astudillo, de Montería, Córdoba, desplazado en Bogotá pero hostigado de manera casi permanente, luego de asesinato de Clodomiro Castilla, justo hace un año, y Olver Escobar y Luis Fernando de Mariquita, Tolima.
Pero además de las amenazas de muerte, los periodistas colombianos deben enfrentar las amenazas laborales. La mayor parte de los periodistas, pagan arriendo en emisoras y canales de televisión, para poder realizar los noticieros y espacios informativos. Este perverso sistema fue inventado por empresarios inescrupulosos que se deshacen de la carga laboral y reciben dinero de quienes deberían ser sus trabajadores. Los periodistas entonces, deben vender publicidad y, al hacerlo, se convierten en objeto de extorsión de quien les da el dinero, generalmente funcionarios públicos.
La publicidad de ese Estado que niega condiciones de trabajo según las normas y convenios internacionales, se transformó en un elemento coercitivo que condicionando los contenidos  y la profundidad de la información. En un juego macabro que promete destruir la subsistencia económica de los periodistas, los dueños del dinero para publicidad determinan el tipo de información que se debe emitir, violentando por completo la libertad de expresión.
El Defensor del Pueblo, Volmar Pérez, dijo hoy en la página de la defensoría: “La tarea que tiene la prensa colombiana es compleja: debe denunciar a pesar de las amenazas de los violentos, debe ser equilibrada y responsable para evitar desbordamientos, y debe sortear un conjunto de situaciones, que van desde la independencia económica e ideológica y el peso de las amenazas, así como la búsqueda de acceso a la información para que pueda opinar verazmente, sin miedo y con independencia”.
Por todas estas razones, en la que está en juego el derecho ciudadano a la información y, por lo tanto, la Democracia misma, es que los periodistas colombianos, desde la amazonía hasta la zona cafetera, desde la costa pacífica al mar Caribe, pasando por la tres cordilleras, se tomaron espacios públicos con un silencio que recuerda al silencio que embargaría a una sociedad sin periodistas.
Estas manifestaciones fueron un llamado a quienes atentan contra la libertad de prensa para que cesen las agresiones y para recordar  el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
Por suerte, los periodistas convocados por FECOLPER, muy rápidamente quitaron sus mordazas y regresaron a sus respectivas salas de redacción más animados que nunca, con la certeza que no están solos y con la esperanza que el Estado, escuche su clamor para terminar con la impunidad y permitir que esas cámaras, grabadoras y libretas, sean una herramienta de trabajo para la paz.
Vìa :
http://periodismohumano.com/sociedad/libertad-y-justicia/con-silencio.html

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