Los
peritos forenses que el lunes 23 exhumaron los restos de Salvador
Allende –cuya muerte es objeto de una investigación judicial– se
enfrentan a un problema: Ropa y partes de los restos óseos del
mandatario socialista se perdieron y probablemente terminaron en la
basura después de que, en agosto de 1990, se llevó a cabo una primera
exhumación de su cadáver, según cuenta el camarógrafo Pablo Salas, quien
fue uno de los testigos de ese hecho. A juicio del experto forense Luis
Ravanal, ello hará más difícil determinar si Allende se suicidó o fue
asesinado.
Según dice El Mostrador,
el programa Informe Especial (TVN) “de esta noche mostrará la pericia
de un médico uruguayo que determina la existencia de otra herida en el
cráneo, proveniente de un arma de menor calibre y velocidad”. Dicha
información se obtuvo con los datos de la autopsia hecha en 1973, dice
el diario electrónico.
Los forenses que buscan determinar las causas de la muerte de Allende deberán
sortear un problema: La ropa y partes de los restos óseos del
mandatario socialista se perdieron después de que se realizó la anterior
exhumación y probablemente terminaron en la basura.
Pablo Salas,
quien fue el camarógrafo que filmó la primera exhumación, dijo que ésta
se realizó en la noche del 17 de agosto de 1990, 18 días antes de los
funerales oficiales.
“Cuando llegamos al cementerio Santa Inés
estaba todo oscuro (…) Y nadie sabía si Allende estaba o no en su
tumba”, dice Salas. Comenta que cerca de las 10 de la noche comenzaron a
abrir la cripta de la familia Grove-Allende: una
bóveda bajo el suelo, a la que se desciende por una escalera. Recuerda
que había ocho nichos, ubicados cuatro a cada lado y uno sobre otro. “Al
fondo, del lado izquierdo, se encontraba el nicho donde se supone
estaba Allende”, cuenta.
El camarógrafo afirma que sólo cuando llegó el entonces ministro secretario general de Gobierno, Enrique Correa,
los empleados del cementerio empezaron a romper la cubierta de cemento
que resguardaba al nicho, la cual tendría unos tres o cuatro centímetros
de grosor.
Sostiene
que después de ello, “se pudo ver un ataúd de metal que tenía una chapa
muy delgada y completamente oxidada”. Los empleados intentaron sacar el
ataúd y éste se comenzó a desarmar. “Cuando lo jalaron un poco más
fuerte, el ataúd se rompió. De esa forma lo lograron abrir”.
Relata que en ese momento él bajó al fondo de la cripta junto con Jesús Inostroza, fotógrafo de la Presidencia de la República de Chile, y el doctor Arturo Jirón, quien fue enviado por la familia Allende Bussi con
la finalidad de reconocer los restos del ex mandatario. De hecho, Jirón
fue uno de los médicos que estuvo con Allende en el Palacio de La Moneda el día de su muerte.
“Era
un momento bastante delicado –recuerda Salas–. Imagínate: un
cementerio, cerca de la medianoche, estaba todo oscuro –nos alumbrábamos
con linternas–, no volaba una mosca”.
Salas
dice que para ver los restos de Allende, el doctor Jirón se tuvo que
agachar y meter parte de su cabeza al nicho. “Miró y empezó a murmurar:
‘El zapato, los pantalones, el chaleco’. Como yo estaba filmando, mi
necesidad era que el tipo dijera lo que veía. Entonces, de repente le
pregunté: ‘¿Es la ropa que llevaba?’. Y él me dijo: ‘Sí, así es’”.
Según el camarógrafo, eso significó que Jirón había reconocido que los restos eran los de Allende.
Salas
relata que “los sepultureros comenzaron a romper el ataúd con el
propósito de tomar los restos de Allende e irlos poniendo en una caja de
metal chica, de menos de un metro de alto por 40 ó 50 centímetros de
ancho y largo. Entonces empezaron a tomar todos los restos de Allende y
los empezaron a poner en esta cajita metálica.
–¿En
qué estado se encontraba el cráneo (parte del cuerpo que supuestamente
recibió uno o más disparos que le provocaron la muerte)?
Salas
recuerda que el cráneo estaba “muy incompleto”. Sostiene que sólo había
una parte. “Si un cráneo normal tiene el tamaño de un melón, lo que
había ahí tenía el tamaño de una manzana”, comenta.
El
camarógrafo asegura que los empleados del cementerio tendieron un paño
blanco y colocaron sobre él todo lo que no habían metido a la caja
metálica. Después sacaron de la cripta tanto la caja como el paño. A
este último lo volvieron a revisar, tomaron de él algunos “huesitos” y
los arrojaron a la caja metálica. “Todo lo demás quedó fuera. Esto es,
los zapatos, los pantalones, el chaleco, lo que era reconocible”.
Salas
cree que la ropa y algunos restos óseos que los empleados no metieron a
la caja metálica, “se fueron a la basura porque cuando nos fuimos se
quedó ahí, nadie se los llevó”.
El
testigo señala, además, que los zapatos de Allende estaban casi
intactos; el pantalón era oscuro, casi negro; y el chaleco era de lana
blanca con puntos negros.
Dice
que cuando terminaron “de poner los restos de Allende en la cajita de
metal, ésta se colocó dentro de un ataúd nuevo, de madera, bien bonito.
Este ataúd fue sellado con soplete y luego fue puesto en el mismo nicho
donde estaba el ataúd antiguo”. Ahí permaneció 18 días, pues el 4 de
septiembre de 1990 se sacó de la cripta para realizar los funerales
oficiales.
En entrevista con Proceso y El Ciudadano, el médico forense y perito judicial Luis Ravanal, miembro de la Sociedad Chilena de Medicina Legal, analiza las consecuencias de los hechos descritos por el camarógrafo Salas.
Dice:
“El procedimiento que se realizó fue absolutamente inadecuado,
simplemente brutal. No hubo ningún interés en tratar adecuadamente los
restos; tampoco en conservar las prendas o algunos de los elementos que
pudiesen ser útiles para la investigación”.
Ravanal
explica que, dada la forma “en que fueron extraídos los fragmentos de
huesos –los cuales pueden tener los orificios de bala o de balas– es muy
probable que pudiesen haberse extraviado”.
Así,
dice que de ser cierto lo que narra Salas, se habrían perdido
evidencias “de tipo esquelético”. Dice que si fragmentos de cráneo se
extraviaron, será difícil reconstruir éste, así como establecer el
recorrido de bala o balas y el tipo de lesiones resultantes.
Señala que, si esto fuera así, significaría que en esa exhumación se perdió parte de la historia de Chile.
Insiste:
“Si hay mucho material que se ha perdido, van a ser menos las
probabilidades de éxito forense”. No obstante, expresa que tiene “la
esperanza de que a lo menos se puedan recuperar los fragmentos que
aparecen descritos en el informe de autopsia de Allende (No. 2449/73),
que dan cuenta de un orificio redondeado”.
El
tanatólogo sostiene que si se confirma lo que aparece escrito en el
citado informe respecto a las lesiones de hueso, se comprobaría que la
muerte no fue producto de un disparo con fusil AK-47, sino que “estaría claramente abierto el diagnóstico de que se trataría de un disparo de tipo homicida”.
En
2008 el doctor Ravanal hizo un análisis de la autopsia de Allende. A
partir de ello sostuvo que la herida de bala con orificio de salida
redondeado descrita en el informe de autopsia –hecha en el Hospital Militar el 11 de septiembre de 1973 por los doctores José Vásquez y Tomás Tobar–, corresponde a un arma de bajo calibre.
En
su análisis de la autopsia –mejor conocido como metanálisis forense–
Ravanal asegura que las armas de gran potencia, como el AK-47, no
provocan orificio de salida sino estallido de cráneo cuando se disparan a
corta distancia. El metanálisis forense de Ravanal ha sido decisivo
para sembrar la duda sobre la versión del suicido.
En
relación con la pérdida de ropa, denunciada por Salas, Ravanal señala
que éstas “permiten detectar la presencia de residuos de sangre y, por
lo tanto, corroborar por dónde ésta ha escurrido, saltado o salpicado”.
El
experto forense señala que la conservación de las ropas “hubiera
permitido detectar la presencia de residuos de pólvora. Y, con ello,
hubiera sido factible correlacionar la posición del arma y la distancia
de disparo”.
Además,
la presencia de prendas de vestir, permitiría “ver la eventual
existencia de orificios de balas en otros lugares” del cuerpo, distintos
al cráneo. Es decir, que pruebas fundamentales no están disponibles
para las pericias que se requieren para establecer con claridad las
circunstancias de la muerte del ex Presidente.
Por Francisco Marín El Ciudadano
*Una versión de este reportaje fue publicada también en Proceso, de México.
Notas relacionadas:
Juicio al Golpe: Investigación arrojaría que Allende no se suicidó.
Llegó la hora de la verdad, se exhumaron los restos de Salvador Allende
http://www.elciudadano.cl/2011/05/30/exclusivo-ropas-de-allende-habrian-sido-arrojadas-a-la-basura-en-exhumacion-de-1990/
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