realizar actos simbólicos y conmemorar el Día Internacional de la Libertad de Prensa.
El evento fue realizado a iniciativa de los presidentes regionales
para recordarle a la sociedad los grandes sacrificios que deben
realizar los periodistas para llevar la información hasta casas y
lugares de trabajo y para exigirle al gobierno resultados en las investigaciones por asesinatos y amenazas de que son víctimas: desde 1988 han sido asesinados cerca de 200 periodistas, la gran mayoría por cuenta del ejercicio del oficio, y la justicia ha resuelto menos de 20 casos.
Cuando la luz de la mañana se coló sobre las montañas y valles,
periodistas de radio, medios impresos, televisión y web salieron a las
plazas y lugares emblemáticos de sus ciudades, para marchar, realizar
plantones y, quienes tenían temor a retaliaciones, se manifestaron
desde sus medios o silenciaron emisoras, para exigir garantías a la
libertad de prensa.
En el sur del país, en Neiva, aunque la lluvia acompaño la
concentración, no impidió que reporteros, jefes de redacción y
directores de medios de comunicación reunieran a estudiantes
universitarios, funcionarios del gobierno departamental y
organizaciones internacionales, alrededor de la causa del derecho a la
información.
Durante la jornada, recordaron las difíciles condiciones laborales
de decenas de periodistas, los hostigamientos de grupos al margen de la
ley, las presiones de funcionarios públicos, la interceptación de
llamadas telefónicas y la utilización indebida de la pauta publicitaria, convertida en un arma para el chantaje de informadores. Los
periodistas terminaron el acto plasmando sus huellas en un mural, que
simboliza el compromiso regional por una prensa responsable y de
servicio al interés público.
Al sur occidente de Colombia, en el puerto de Buenaventura, aunque
no pudieron marchar por las lluvias que han dejado centenas de
damnificados, cerca de medio centenar de periodistas se reunieron frente
de la alcaldía para recordar los 13 colegas asesinados en esa ciudad,
bañada por las aguas del Pacífico, pero una de las más pobres y
violentas del país. El tema principal del encuentro giró alrededor de la
difícil situación del ejercicio del periodismo en la región y los
pocos medios de comunicación para trabajar.
Por su parte en el departamento del Cesar, en su capital Valledupar,
que le dio nombre al ritmo más escuchado en Colombia, el Vallenato,
mas 120 personas se reunieron frente a la emisora Cañaguate, en
solidaridad por la reciente destrucción de sus transmisores por parte
de intolerantes, y para exigir pronta respuesta del gobierno y la
justicia, por las amenazas, ataques y asesinatos a periodistas.
Bajo el fuerte sol barranquillero, en la Plaza de la Paz, 50 periodistas, en silencio y amordazados, se reunieron con grabadoras, cámaras, bolígrafos y papel, dando a entender que son sus únicas armas para enfrentar a criminales y corruptos. Después de una hora y media,
arrancaron las cintas de sus bocas para gritar: “¡No nos van a callar!,
¡Sí a la libertad de prensa!, ¡Nuestra única arma es la palabra!”.
Liney Escorcia, se convirtió en el símbolo de esta concentración. Ella
fue amenazada el sábado pasado por dos sujetos motorizados, luego de
difundir una noticia donde relacionaban al Concejo Distrital con grupos
paramilitares de extrema derecha.
En Cartago, Valle, ciudad azotada por el poder del narcotráfico, un
poco más de 100 personas se reunieron en torno al silencio. Los
periodistas emitieron más de 60 cuñas radiales en todas las emisoras de
la zona y el periódico virtual cartagonoticias.com –creado por la
persecución de un alcalde- detuvo su información para poner su página
en blanco.
La Federación Colombiana de Periodistas FECOLPER hizo un llamado a
toda la sociedad para exigir y garantizar el derecho fundamental a
informar y ser informados. “Cuando las amenazas entran a las salas de
redacción y cuando no hay garantías laborales para un ejercicio ético
del periodismo, se pone en juego el derecho de los ciudadanos a una
información veraz, oportuna y de calidad y, por lo tanto, se pone en
cuestión el futuro mismo de la democracia”, aseguró en un comunicado, el
Presidente de la Federación, Eduardo Márquez, quien fue amenazado de
muerte por un grupo paramilitar, hace sólo dos meses.
Hacer periodismo en Colombia
Las cifras de agresiones contra los informadores de la sociedad, son
realmente alarmantes, pues entre el 1 de enero al 31 de marzo de este
año, 56 periodistas han sido atacados de distintas maneras:
tentativas de homicidio (2), amenazas (23), obstaculización del
trabajo periodístico (10), agresión verbal (7), agresión física (8),
hurto (1), destrucción de material (1) y desplazamiento forzado (1).
Han visto alteradas sus vidas y las de sus familias, los periodistas
amenazados por denominado Grupo Bloque Capital de las Águilas Negras,
Eduardo Márquez, Hollman Morris, Daniel Coronell, Marcos Perales
Mendoza, Claudia Julieta Duque, así como por todo tipo de intolerantes
Jaime García, de Sevilla, Valle; Jaime José Daza, de Valledupar, Cesar;
Mónica Arcella Mujica, Lesly Cifuentes Sanguino, Sonia María González,
Álvaro Gómez Vásquez y Jorge Eliécer Vanegas, de Barrancabermeja,
Santander; Héctor Fabio García, Luis Fernando Gil, de Cartago,
Valle; Fausto Río Betancur, de Guarne Antioquia; Edgar Astudillo, de
Montería, Córdoba, desplazado en Bogotá pero hostigado de manera casi
permanente, luego de asesinato de Clodomiro Castilla, justo hace un año,
y Olver Escobar y Luis Fernando de Mariquita, Tolima.
Pero además de las amenazas de muerte, los periodistas colombianos deben enfrentar las amenazas laborales. La
mayor parte de los periodistas, pagan arriendo en emisoras y canales
de televisión, para poder realizar los noticieros y espacios
informativos. Este perverso sistema fue inventado por
empresarios inescrupulosos que se deshacen de la carga laboral y
reciben dinero de quienes deberían ser sus trabajadores. Los
periodistas entonces, deben vender publicidad y, al hacerlo, se
convierten en objeto de extorsión de quien les da el dinero,
generalmente funcionarios públicos.
La publicidad de ese Estado que niega condiciones de trabajo según
las normas y convenios internacionales, se transformó en un elemento
coercitivo que condicionando los contenidos y la profundidad de la
información. En un juego macabro que promete destruir la subsistencia
económica de los periodistas, los dueños del dinero para publicidad
determinan el tipo de información que se debe emitir, violentando por
completo la libertad de expresión.
El Defensor del Pueblo, Volmar Pérez, dijo hoy en la página de la
defensoría: “La tarea que tiene la prensa colombiana es compleja: debe
denunciar a pesar de las amenazas de los violentos, debe ser equilibrada
y responsable para evitar desbordamientos, y debe sortear un conjunto
de situaciones, que van desde la independencia económica e ideológica y
el peso de las amenazas, así como la búsqueda de acceso a la
información para que pueda opinar verazmente, sin miedo y con
independencia”.
Por todas estas razones, en la que está en juego el derecho
ciudadano a la información y, por lo tanto, la Democracia misma, es que
los periodistas colombianos, desde la amazonía hasta la zona cafetera,
desde la costa pacífica al mar Caribe, pasando por la tres
cordilleras, se tomaron espacios públicos con un silencio que recuerda
al silencio que embargaría a una sociedad sin periodistas.
Estas manifestaciones fueron un llamado a quienes atentan contra la
libertad de prensa para que cesen las agresiones y para recordar el
artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: “Todo
individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este
derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de
investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas,
sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
Por suerte, los periodistas convocados por FECOLPER, muy rápidamente quitaron sus mordazas y regresaron a sus respectivas salas de redacción más animados que nunca,
con la certeza que no están solos y con la esperanza que el Estado,
escuche su clamor para terminar con la impunidad y permitir que esas
cámaras, grabadoras y libretas, sean una herramienta de trabajo para la
paz.
Vìa :
http://periodismohumano.com/sociedad/libertad-y-justicia/con-silencio.html
Con camisetas blancas, muchos con esparadrapos en la boca, y bajo el lema “Por un periodismo, libre, responsable y seguro”,
miembros de 22 organizaciones afiliadas a la Federación Colombiana de
Periodistas, FECOLPER, se reunieron a lo largo y ancho del país para
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