A juzgar por la lluvia de declaraciones recientes sobre México,
procedentes de funcionarios de alto rango en materia de seguridad de
los Estados Unidos [Hillary Clinton, Janet Napolitano, Joseph Westphal
y recién James Clapper, el director de Espionaje Nacional], éste
país ha volteado la vista contra su vecino del sur. Retomando la ya
vieja tesis del terrorismo internacional con que la administración
perversa de George Bush trató de justificar sendas invasiones del
Pentágono contra Afganistán primero e Irak después, ahora la
responsable de la Seguridad Interna, Napolitano, lanza una idea peor
que temeraria, amenazante: la posible alianza entre Los Zetas y Al
Qaeda.
Así, bajo el pretexto del resguardo de su “seguridad
nacional” por el riesgo para su país, EU parece estar preparando el
terreno para una ofensiva —seguro bajo el ardid de medidas preventivas—
militarista y con
tintes netamente intervencionistas a
territorio mexicano, al más puro estilo de la halconera política
bushiana que empujó guerras para el resguardo de sus intereses
energéticos y geopolíticos en la región Oriente Próximo y Medio.
Aprovechando
el entreguismo de la administración actual del presidente Felipe
Calderón [y en general de las dos administraciones del Partido Acción
Nacional (PAN)] a los designios de Washington y todo lo procedente de
EU, pero sobre todo apoyados en la debilidad del propio gobierno
mexicano —al descubierto día con día por su endeble estrategia contra
el crimen organizado— porque la narcoviolencia pone en jaque al propio
Estado, los gringos parecen estar menos dispuestos a ayudar que a
invadir México.
Y de no ser así —no obstante EU tiene
servicios de inteligencia que elabora los análisis pertinentes para su
geopolítica exterior, así sea con ofensivas militares—, qué mejor. Pero
esta reflexión es más un llamado de atención a las autoridades
mexicanas: a la Presidencia de la República, a la Secretaría de
Gobernación, a Relaciones Exteriores, pero sobre todo al Senado y a los
mexicanos, para que se revise con atención y se ponga especial cuidado
en los dichos y deslices que sobre México están haciendo los
funcionarios en cuestión. Porque entre las declaraciones y las acciones
la distancia puede ser muy corta.
Sobre todo
para responder como se debe, tanto al pretexto —revisar la estrategia
antinarco urgentemente; más vale tarde que nunca para el actual
gobierno— como a las intentonas imperialistas-militaristas e
invasionistas de los gringos. Protestar lo necesario, pedir
aclaraciones de gobierno a gobierno [Calderón-Obama] y de Congreso a
Congreso, así como atender suficientemente lo que parece convertirse
aceleradamente en un problema grave de seguridad nacional para México.
Lo que no, es minimizar el asunto pidiendo disculpas o revires de
funcionarios menores, sino sopesar la situación por la delicadeza que
tiene. Porque con actitudes como estas, la amenaza toca a las puertas
tanto de México como de Latinoamérica. La sucesión de acontecimientos,
como las evaluaciones sobre la narcoviolencia que están haciendo las
instancias de inteligencia y seguridad desde EU, que incluye a las
representaciones diplomáticas [véase las revelaciones de ayer en La
Jornada, los cables enviados por Wikileaks a este diario mexicano que
comenzó a publicar], están sirviendo de pretexto para un cambio de
enfoque al sostenido hasta hoy en las relaciones con México. Hacia
otro dirigido contra México. No se trata de dichos sino de hechos. En
una especie de muda de de la vieja política de contrapesos operada por
el viejo Partido Revolucionario Institucional (PRI), por otra de
desventaja y sujeción que ha tolerado el PAN.
Por
eso, ya no velada, sino descarada y amenazantemente, personalidades
como la propia Napolitano se atreven a lanzar hipótesis justificatorias
e intervencionistas de la posible alianza: “Porque durante un tiempo
hemos pensado [se refiere, la titular de Seguridad Interior de EU, a
todo su aparato de espionaje y seguridad nacional; ¿y por cierto, el
equipo de inteligencia de México en dónde está, como lo planteó hace
tiempo, en 2007 (o antes, en 2005 como tesis doctoral), Elena Jannetti
Dávila en su libro, Institucionalización de un nuevo sistema de
inteligencia para la seguridad nacional en México, con la creación de
un Instituto de Estudios Estratégicos en Seguridad Nacional?] qué
podría ocurrir si, digamos, Al Qaeda se une a Los Zetas” [sic].
Una
postura, además, adoptada por Napolitano en audiencia ante el Comité
de Seguridad Interna de la Cámara baja, al atender un cuestionamiento
sobre “la potencial amenaza de que terroristas puedan usar las redes
del narcotráfico mexicano en EU”. Más expectación causó porque la
señora expresó “dejarlo hasta ahí” y no hablar más del tema. “Cuando
el Congreso puede convocar a sesiones a puerta cerrada para abordar
temas delicados de inteligencia y seguridad nacional”. Más claro ni el
agua.
Se trata, ni más ni menos, de una hipótesis
con visión de largo plazo, en el análisis estadounidense del resguardo
de su seguridad nacional. Justificar una intervención con una falaz
unión Zetas-Al Qaeda para fines terroristas, no obstante tratarse de
organizaciones son fines totalmente distintos. Pero es la tesis
imperialista que azuzó las guerras afgana e iraquí, países señalados
como cueva “protectora” de terroristas uno y el otro como poseedor de
“armas de destrucción masiva”, nunca comprobadas como fue el caso de
las acusaciones contra Sadam Hussein.
Dos
considerados más: 1) En la visión contra el mundo se está imponiendo la
estrategia de los halcones de la derecha republicana, toda vez que le
han ganado terreno a los demócratas y que el presidente Obama irá tras
su reelección, y cede por ello; 2) En la debilidad de México y de sus
instituciones frente a un problema de violencia de la magnitud creada
por el crimen organizado, metido en trifulcas electoreras por el afán
del PAN de perpetrarse en el poder presidencial y porque no se ve
cuándo revisará a fondo su estrategia contra los delincuentes; por eso
EU se está volviendo la principal amenaza de México. Esto, insisto, es
un llamado de atención, para encender los focos amarillos.
Finalmente.
Seguro que a Napolitano, Hillary, Obama, otros funcionarios y a los
congresistas republicanos de EU, no les importa declaraciones como las
del embajador Carlos Pascual, el espía principal en México con estancia
de “diplomático”, que “ninguna organización terrorista internacional
conocida tiene presencia operativa en México, ni han tenido lugar
incidentes terroristas dirigidos contra personal o intereses
estadounidense en territorio mexicano u originados en él” (10/I/2010);
cables revelados por Wikileaks, al diario señalado.
Fuente, vìa :
http://www.kaosenlared.net/noticia/advertencia-eu-vs-mexico
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