Agencias
Santiago. Chile recordó el
sábado los 37 años del golpe de Estado en el que el general Augusto
Pinochet derrocó al socialista Salvador Allende, hecho que el
presidente Sebastián Piñera describió como un "desenlace
previsible aunque evitable de una democracia que venía
enferma".
Esta conmemoración ocurre por primera vez dentro de un gobierno de derecha, y estuvo enmarcada en una marcha pacífica de tres mil manifestantes que se vio ligeramente perturbada por unos cincuenta activistas.
"Se quebró nuestra democracia, pero no fue una muerte súbita ni intempestiva. Fue más bien el desenlace previsible aunque evitable de una democracia que venía enferma", dijo Piñera en una visita al norte del país.
La sociedad estaba "enferma de odiosidad, de polarización extrema, de falta de diálogo. Daba la impresión que gobierno y oposición de la época se habían propuesto destruirse mutuamente y lo lograron", aseguró el gobernante.
"De paso destruyeron nuestra democracia, nuestra amistad cívica, nuestra sana convivencia y muchas cosas más", añadió Piñera.
El presidente pidió acabar con las divisiones del pasado, cuando el país se polarizó tras el golpe de Estado.
"Tres de cada cuatro chilenos que hoy día viven en nuestro país eran menores de edad o ni siquiera habían nacido el 11 de septiembre de 1973 y, por tanto, no podemos quedarnos atrapados en las mismas querellas y visiones y odios del pasado, eso no es la tarea de nuestra generación: la generación del Bicentenario", aseveró el gobernante.
Piñera aludió así a la próxima conmemoración de los 200 años de la Independencia de Chile, este 18 de septiembre.
Durante la jornada se registraron algunos hechos de violencia durante una marcha pacífica, que si bien distaron de los ocurridos en años anteriores, dejaron hasta el momento 21 detenidos por alteración del orden y destrucción de la propiedad pública, además de la quema de una bandera chilena.
Según difundieron los canales de televisión locales, unos 50 encapuchados, provistos de piedras y objetos contundentes, destrozaron algunos semáforos, carteles con señales de tránsito, estaciones de servicio de combustible y varios vehículos de prensa. También se enfrentaron con la policía.
En las imágenes se veían individuos con el rostro cubierto prendiéndole fuego a una bandera chilena.
La marcha denominada "Por los Derechos Humanos", con unas tres mil personas según informó la policía, se inició sin problemas en el centro de Santiago y recorrió la avenida Bernardo O'Higgins -principal arteria de la capital- escoltada por Carabineros (policía).
Sin embargo, al llegar al cementerio general, donde se programó el cierre de las actividades, irrumpieron los encapuchados. Más temprano, el coronel de Carabineros, Mauricio Toro, informó de un herido de bala y cuatro detenidos durante incidentes menores en la madrugada del sábado.
El 11 de septiembre de 1973, el general del ejército Augusto Pinochet lideró un golpe de Estado en el que derrocó al entonces mandatario socialista Salvador Allende. Tras la toma del Palacio de La Moneda por los militares, Allende se quitó la vida en su despacho, según testificaron sus allegados.
Esta conmemoración ocurre por primera vez dentro de un gobierno de derecha, y estuvo enmarcada en una marcha pacífica de tres mil manifestantes que se vio ligeramente perturbada por unos cincuenta activistas.
"Se quebró nuestra democracia, pero no fue una muerte súbita ni intempestiva. Fue más bien el desenlace previsible aunque evitable de una democracia que venía enferma", dijo Piñera en una visita al norte del país.
La sociedad estaba "enferma de odiosidad, de polarización extrema, de falta de diálogo. Daba la impresión que gobierno y oposición de la época se habían propuesto destruirse mutuamente y lo lograron", aseguró el gobernante.
"De paso destruyeron nuestra democracia, nuestra amistad cívica, nuestra sana convivencia y muchas cosas más", añadió Piñera.
El presidente pidió acabar con las divisiones del pasado, cuando el país se polarizó tras el golpe de Estado.
"Tres de cada cuatro chilenos que hoy día viven en nuestro país eran menores de edad o ni siquiera habían nacido el 11 de septiembre de 1973 y, por tanto, no podemos quedarnos atrapados en las mismas querellas y visiones y odios del pasado, eso no es la tarea de nuestra generación: la generación del Bicentenario", aseveró el gobernante.
Piñera aludió así a la próxima conmemoración de los 200 años de la Independencia de Chile, este 18 de septiembre.
Durante la jornada se registraron algunos hechos de violencia durante una marcha pacífica, que si bien distaron de los ocurridos en años anteriores, dejaron hasta el momento 21 detenidos por alteración del orden y destrucción de la propiedad pública, además de la quema de una bandera chilena.
Según difundieron los canales de televisión locales, unos 50 encapuchados, provistos de piedras y objetos contundentes, destrozaron algunos semáforos, carteles con señales de tránsito, estaciones de servicio de combustible y varios vehículos de prensa. También se enfrentaron con la policía.
En las imágenes se veían individuos con el rostro cubierto prendiéndole fuego a una bandera chilena.
La marcha denominada "Por los Derechos Humanos", con unas tres mil personas según informó la policía, se inició sin problemas en el centro de Santiago y recorrió la avenida Bernardo O'Higgins -principal arteria de la capital- escoltada por Carabineros (policía).
Sin embargo, al llegar al cementerio general, donde se programó el cierre de las actividades, irrumpieron los encapuchados. Más temprano, el coronel de Carabineros, Mauricio Toro, informó de un herido de bala y cuatro detenidos durante incidentes menores en la madrugada del sábado.
El 11 de septiembre de 1973, el general del ejército Augusto Pinochet lideró un golpe de Estado en el que derrocó al entonces mandatario socialista Salvador Allende. Tras la toma del Palacio de La Moneda por los militares, Allende se quitó la vida en su despacho, según testificaron sus allegados.
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