Una
de las prioridades de los atentados terroristas es la divulgación del
miedo, y en una de las paradojas de la modernidad, la propagación del
pánico se realiza a través de las incesantes notas informativas de los
medios de comunicación masiva.
El atentado
contra policías federales en Ciudad Juárez y el enfrentamiento entre el
ejército y un comando del crimen organizado en Nuevo León emiten un
mensaje que confronta a la fuerza pública; y la divulgación de los
acontecimientos propicia un ambiente de indefensión que enfatiza la
vulnerabilidad de la población civil.
Pero
además, en este clima de violencia se producen daños colaterales. Con la
difusión del atentado del crimen organizado se exhibieron también: el
pánico que ha cundido en el calderonismo, la impericia y descoordinación
de las autoridades y las inconsistencias en el manejo de la
información.
La designación de un servidor
incondicional en la Secretaría de Gobernación emite señales del pánico
de Felipe Calderón, cuyo mandato pasará a la historia como el gran
fiasco de la democracia.
Los enfrentamientos
entre delincuentes y elementos del Ejército Mexicano en Nuevo Laredo,
confrontaron también a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y a
la Secretaría de Gobernación: cada dependencia emitió su propia versión
de los hechos y en sus declaraciones cayeron en evidentes
contradicciones.
El atentado en Ciudad Juárez
exhibe la impericia en las investigaciones: en las primeras notas
informativas la PGR no pudo establecer si el ataque se produjo con un
coche bomba o con granadas de fragmentación. Dos días después, los
peritos de la dependencia aún no determinaban cómo se perpetró el
atentado: si el carro se desplazó hacia el convoy de policías federales,
si se encontraba estacionado o si alguien lo conducía.
Al
respecto, Francisco Blake Mora, el flamante relevo en la Secretaría de
Gobernación, condenó la alevosía y la ventaja de los perpetradores del
ataque a las fuerzas federales, y en el estricto cumplimiento de su
deber, continúa repitiendo, al pie de la letra, el mismo discurso que le
fue encomendado para defender lo indefendible, insistiendo en la
implementación de una estrategia fallida en una cruzada que ha
debilitado al calderonismo.
Cuando predomina
el desconcierto y decepción, el nuevo secretario considera que la
prioridad nacional se ubica en Reynosa, debido a la devastación por las
inundaciones y los posibles desbordamientos.
Y
así, los daños colaterales de la violencia y la devastación
climatológica vulneran, aún más, a un régimen sustentado en una guerra
sin cuartel, pero también sin rumbo ni estrategia; el calderonismo se
legitimó en la “felipada”, esa cruzada contra el crimen organizado que
ha rebasado la frontera de la crueldad para esparcir la zozobra bajo la
bandera del terror.
En un sexenio cuya única
prioridad ha sido conservar el poder, y por los efectos irreversibles de
la Ley de las Causas y los Efectos, la ausencia de liderazgo y el vacío
de autoridad provocaron una secuela incontenible en la que se derrumban
los argumentos fallidos y aparecen los vicios ocultos…
fuente, vìa :
http://www.argenpress.info/2010/07/mexico-dano-colateral.html
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