1-. La tragedia aplazada
Aunque el conflicto entre Irán y
el Imperio Yanqui-Sionista ha entrado en un confuso proceso de posibles
negociaciones, sigo creyendo que, al final, el gobierno de Israel va a
bombardear las bases del programa de energía nuclear de Irán, que este
país va a responder lanzando bombas convencionales sobre Israel y que el
gobierno imperial de Estados Unidos va a perpetrar un bombardeo
convencional sobre Irán en el que pudieran morir miles de seres humanos.
A quienes crean que esto no va a
suceder, les sugiero que repasen un poco la historia de los tres países y
verán que ese drama pudiera ser inevitable.
Si,
como ha dicho el gobierno de Rusia, Irán ha fabricado o está a punto de
fabricar bombas nucleares y las lanza sobre Israel, ya que tiene
cohetes que lo alcanzan, los ataques del Imperio Yanqui-Sionista a Irán
serían, entonces, nucleares.
No
creo, sin embargo, que la República Islámica tenga bombas nucleares,
pero, si las acaba de fabricar, no serían más de dos o tres y de unos 20
ó 30 kilotones, por lo que no es lógico creer que, en tales
condiciones, vaya a atacar con esas pocas bombas a Israel, que tiene de
80 a 200 bombas nucleares (hay fuentes que calculan que pudiera tener
hasta 280, casi tantas como Francia, la tercera potencia nuclear),
algunas de hasta cinco megatones, y que, además, cuenta con el apoyo de
Estados Unidos, que tiene más de 10,000 bombas nucleares, algunas de
hasta 100 megatones, 7,000 veces más poderosas que la de Hiroshima.
2-. El ataque al buque Choenan y el campeón del autoatentado
El conflicto con Corea del Norte pudiera ser peor que el de Irán.
Hillary
Clinton, Canciller del Imperio y portavoz del terrorismo nuclear –no
olvidemos que hace dos años amenazó a Irán con barrerlo de la faz de la
Tierra--, acusa con toda firmeza al gobierno de Corea del Norte de
hundir el buque de guerra surcoreano Choenan, el 26 de marzo de este
año, con un saldo de 46 marinos muertos.
Hay que
destacar que no es el gobierno de Seúl el que ha insistido tanto en que
el buque fue atacado por Corea del Norte, sino la cancillería de Estados
Unidos. En más de una ocasión, el gobierno de Seúl ha pedido moderación
en este asunto, actitud que pugna con la extrema agresividad de la
señora Clinton, quien ayer, en una visita que hizo a la frontera entre
ambos países, volvió a insistir en la culpabilidad del gobierno
norcoreano. En esta acción provocadora, Hillary estuvo acompañada nada
menos que por Robert Gates, Secretario del Ataque, digo de Defensa.
El
hundimiento del buque surcoreano ocurrió cerca de la Isla Byeongnyeong,
en el Mar Amarillo, al oeste de la península y cerca de la línea
divisoria entre los dos países. La isla pertenece a Corea del Sur y en
ella hay una base de submarinos que es operada en conjunto por los
gobiernos de Estados Unidos y Corea del Sur. El canal marítimo entre la
isla y Corea del Norte es tan estrecho que ambas costas están a tiro de
artillería. Cualquier submarino, por muy pequeño que sea, que trate de
navegar por ese estrecho sería detectado por los radares de la base
mediante su sistema de acústica.
El
gobierno de Corea del Norte ha dicho que no posee ninguna nave submarina
que pueda violar el avanzado sistema de sonar que se halla alrededor de
la Isla Byeongnyeong.
El analista de Inteligencia de Corea del Norte, Kim Myong Chol, declaró:
--El
hundimiento tuvo lugar no en aguas de Corea del Norte, sino muy adentro
de las aguas bien custodiadas de Corea del Sur, en las que cualquier
submarino tendría una gran dificultad para operar en secreto.
El incidente ocurrió unos días después de la conclusión del Ejercicio Foal Eagle, de
maniobras antisubmarinas conjuntas de EU y Corea del Sur, en el que
tomaron parte cinco buques lanzacohetes. Varios buques lanzacohetes de
Estados Unidos estuvieron en el área hasta más de ocho días después de
terminados los ejercicios y eso es muy sospechoso.
Si, efectivamente, el Choenan fue impactado por un cohete, lo lógico es que haya sido de uno de los buques estadounidenses
Quien
conozca la larga trayectoria, en este sentido, del Imperio no debe
tener muchas dudas de que se trata de un autoatentado para culpar al
gobierno de Corea del Norte y crear una situación de guerra con un país
cuyo poderío nuclear es de unas seis a ocho bombas. Aunque se desconoce
su potencial explosivo, se cree que ninguna de ellas sea mayor de 30
kilotones.
Un estudio realizado por la
Inteligencia militar de la República Popular China determinó que el
hundimiento del buque se debió a dos causas: una, que chocó
accidentalmente con una mina; otra, que fue impactado por un cohete
lanzado por uno de los submarinos que participaron en los ejercicios
antisubmarinos que se estaban realizando cerca de la Isla Byeongnyeong.
Hoy, viernes 23 de julio, la tensión ha aumentado al máximo al declarar el gobierno de Seúl que habrá “una respuesta física” a los ejercicios navales que Estados Unidos va a realizar este fin de semana cerca de las aguas de ese país.
Por su parte, hace menos de tres horas, la señora Clinton ha hecho declaraciones que elevan el tono de sus amenazas a Corea del Norte.
¿Son el Choenan y el Maine simples coincidencias … o firmes incidencias?
Esperando la evolución y el desenlace de estos dos graves conflictos, veamos ahora una tragedia mucho mayor.
3-. La guerra final
Las guerras que ha sufrido la humanidad desde los orígenes de la historia han dejado cientos de millones de muertos; pero el calentamiento global,
más allá del que necesita el planeta para mantener la temperatura
promedio que ha hecho posible nuestra forma de vida, amenaza con
aniquilar todas las especies animales y vegetales que viven sobre la
superficie terrestre, convirtiéndose en la peor tragedia de todos los
tiempos, en una guerra mil veces peor que todas las guerras juntas.
Para
que entendamos el alcance de este inmenso drama, debemos tener en
cuenta algunos detalles, sin los cuales no pudiéramos tener una idea
cabal de lo que está sucediendo en este planeta y, sobre todo, de lo que
va a acontecer en tan solo unas décadas o, a lo sumo, un par de siglos,
que viene a ser un simple segundo de tiempo si lo comparamos con los
3,900 millones de años que ha transcurrido desde que surgieron las
formas más primitivas de vida animal, las que, en su lento desarrollo,
vivieron en el mar unos 3,300 millones de años antes de que la masiva
conversión del bióxido de carbono en oxígeno, y la formación de los
gases de invernadero y la capa de ozono permitieran la vida animal sobre
la superficie terrestre.
4-. El astro vital
La
vida en este planeta depende del sol, o sea del calor o energía que
recibimos de nuestra estrella. No es sólo la distancia a que estamos del
sol lo que determina la vida, sino, sobre todo, lo que existe alrededor
de nuestro planeta, o sea los gases de nuestra atmósfera, a los que
llamamos de invernadero porque regulan el clima y lo mantienen en un
promedio de 15ºC. Si estuviéramos a la misma distancia del sol pero no
tuviésemos esta atmósfera, el clima sería de unos 20ºC menos y, por
supuesto, no habría vida.
Son los gases de
invernadero que existen en nuestra atmósfera los que controlan el clima
porque regulan el calor que recibimos del sol, o sea el que debe
quedarse y el que debe salir al espacio exterior para que el planeta no
se congele ni se caliente mucho más.
El grave
problema se crea cuando se aumentan los gases que regulan esa entrada y
salida del calor. El aumento desmedido de esos gases se debe no al
proceso natural que ha existido siempre, sino a la actividad humana,
sobre todo en los últimos dos siglos y medio, a partir de la Revolución
Industrial, en que el ser humano comenzó a explotar los combustibles
fósiles.
5-. Los gases de invernadero
Hace más de mil millones de años, la atmósfera terrestre estaba compuesta, sobre todo, de bióxido –o dióxido-- de carbono, CO2,
formado por moléculas que tienen dos átomos de oxígeno y uno de
carbono. Enormes cantidades de este gas fueron absorbidas, lentamente,
en un proceso que duró cientos de millones de años, por las plantas
fotosintéticas y los animales marinos microscópicos que existían
entonces, en una época en que grandes mares y pantanos cubrían lo que
hoy es tierra firme.
Al morir esta flora y fauna
original, ese bióxido de carbono acumulado en ellos sufrió ciertas
alteraciones químicas y fue transformado en carbón, petróleo y gas natural, es por eso que les llamamos combustibles fósiles, los
que, al ser quemados hoy, le devuelven a la atmósfera el bióxido de
carbono que predominaba en ella cuando no era posible la vida animal
sobre la superficie terrestre.
La
vida en la tierra sólo fue posible cuando, hace unos seiscientos
millones de años, las plantas terminaron de consumir casi todo aquel
bióxido de carbono y lo convirtieron en oxígeno. Más del 90% de la
energía que hoy se consume proviene de los combustibles fósiles.
Los
gases de invernadero sólo representan el 1% de todos los que forman
nuestra atmósfera y es esa mínima proporción la que crea el clima, no el
otro 99%, que está formado, en un 78% de nitrógeno y en un 21% de
oxígeno, aunque la proporción de oxígeno en la corteza terrestre, que es
adonde se produce la vida animal y vegetal, es de un poco más del
doble, de un 46%.
La energía solar que llega a
nuestro planeta es, como promedio, de unos 343 vatios, o unidades de
calor, por metro cuadrado. Unos 168 vatios por metro cuadrado son
consumidos por el planeta y unos 103 vatios por metro cuadrado regresan
al espacio exterior. Los gases de invernadero atrapan, pues, en
la actualidad, unos 72 vatios por metro cuadrado, que son relanzados a
la superficie del planeta. Esto, por supuesto, aumenta el calor y cada
año que pasa será peor, porque, entonces, ya no serán 72 vatios por
metro cuadrado, sino muchos más.
6-. El escudo
El
oxígeno libre que existe en la superficie terrestre es efecto de la
fotosíntesis, en que la flora convierte el bióxido de carbono y el agua,
en presencia de la luz solar, en oxígeno y carbohidratos, o sea
azúcares, es decir alimento. Las moléculas de este gas tienen dos átomos
de oxígeno, pero las moléculas del oxígeno de la alta atmósfera, al que
llamamos ozono, consiste de tres átomos. El ozono es el gas que protege
al planeta de los rayos ultravioletas del sol.
La capa de este oxígeno distinto al que respiramos, a la que llamamos capa deozono,
existe a una altura de entre 15 y 35 kilómetros sobre la superficie
terrestre. Esta capa absorbe del 97 al 99% de los rayos ultravioletas
del sol que son nocivos a la salud porque pueden producir cáncer y dañar
ciertas funciones del código genético en plantas y animales, poniendo
en peligro nuestras fuentes de alimento. Los agentes químicos que
provocan la desaparición de la capa de ozono, son el cloro y el bromo,
creados por halógenos orgánicos como los clorofluorocarbonos, o CFC, y
los bromofluorocarbonos; y, además, el óxido nítrico y el carboxyl. Hay
enormes huecos en la capa de ozono que abarcan decenas de millones de
kilómetros cuadrados, en especial sobre la Antártida y varios países del
hemisferio sur.
A pesar de esto, se
siguen produciendo artículos que dañan la capa de ozono, como los
aerosoles, el freón y otros productos nocivos.
7-. El destino de las especies
Las
especies están desapareciendo a un ritmo cinco mil veces más rápido que
el normal. Un informe de Naciones Unidas plantea que para mediados del
Siglo 21 sólo quedará el 5% de los bosques tropicales y, cuarenta años
después, habrá desaparecido el 66% de los mamíferos, las aves y las
plantas del mundo.
Al aumentar el
calor, muchas zonas que hoy son húmedas se secarán, aunque no del todo, o
sea aún tendrán vegetación. Habrá grandes incendios forestales en esas
zonas, y, sobre todo, en las que nunca fueron húmedas, como California,
por ejemplo, que es el Estado más rico y poblado de Estados Unidos,y de
hecho en todo el centro de este país, de las Appalachias a las
Rocallosas, en que están las tierras más fértiles. Se quemarán cientos
de miles de kilómetros cuadrados, habrá que evacuar pueblos y ciudades,
las pérdidas humanas y materiales serán gigantescas.
En
el norte de la Florida, que no es una zona tan húmeda como el sur del
Estado, pero mucho menos seca que California, ha habido ya grandes
incendios forestales debido al calor. El humo creado por estos
macroincendios lanzan a la atmósfera cantidades enormes de bióxido de
carbono, contribuyendo a un mayor aumento del calor.
A
esto hay que añadir que, en muchos países, los incendios forestales son
provocados por el ser humano con fines económicos, o sea extracción de
madera, creación de campos agrícolas, fundación de pueblos y ciudades,
etc. Todo esto, por supuesto, hará disminuir el oxígeno en la corteza
terrestre, o sea se pone en peligro el primer elemento de la vida, que
no es el agua, sino el oxígeno, porque los seres humanos podemos vivir
varios días sin agua, pero menos de tres minutos sin oxígeno.
Por
otra parte, el calor excesivo irá destruyendo la agricultura, matando
la ganadería y aumentando los desiertos. Al mismo tiempo en otras zonas
del planeta la lluvia será mucho mayor. Se cree, además, que el excesivo
calor influye en las precondiciones que generan los terremotos. Surgirán tormentas, huracanes catastróficos e inmensos tsunamis.
Grandes zonas se inundarán, ríos y lagos crecerán como nunca antes,
muchas personas morirán ahogadas ... eso no es mañana ni pasado, lo
estamos viendo ya. Cientos de personas han muerto, en este mes de julio
del 2,010, por inundaciones en China, Estados Unidos, Colombia, México y
otros países.
8-. La catástrofe
Al
derretirse los polos y los glaciales por el aumento del calor, subirá
el nivel del mar y de las aguas en general, y anegará islas, costas y
ciudades. Las primeras víctimas serán los países tropicales, de los que
sólo las zonas de lomas y montañas se salvarán ... de las inundaciones,
no de algo que vendrá después, el fin de la agricultura y la ganadería, el hambre total.
Varios
países de las altas latitudes de ambos hemisferios, como el norte de
Estados Unidos, Canadá, los Países Escandinavos, Rusia, y el sur de
Australia, de Chile y de Argentina, etc., se beneficiarán por el aumento
del calor. Los rusos podrán plantar mangos y los canadienses
mamoncillos, y ahorrar el combustible de la calefacción; pero será sólo
por un breve tiempo, medio siglo tal vez, porque después estos países
sufrirán, también, el exceso de calor y sus consecuencias. Lo peor de
todo no serán los incendios ni los deshielos ni los huracanes ni los
desiertos ... sino el hambre que causará la ausencia casi total de
agricultura y ganadería, y las epidemias que ocasionarán las
inundaciones.
Sin llegar aun a eso, hoy mismo,
casi dos mil millones de seres humanos carecen de agua potable, ya que
el 97.5% del agua del planeta es salada. Casi tres millones de personas
mueren todos los años por tomar agua contaminada, casi todas en los
países pobres, víctimas del dengue, la malaria, los parásitos
intestinales y demás, o sea … una cada doce segundos.
A
medida que se calienta la superficie del mar aumentan las
probabilidades de que haya mucho más huracanes. Esos que se forman en el
Atlántico tropical cercano a Africa y vienen hacia acá, como Mitch,
Andrew, Katrina, Ike, Gustavo y tantos otros que han causado enorme
destrucción y muerte, irán también al Atlántico sur, hacia Brazil,
Uruguay y Argentina, adonde hoy no existe ese fenómeno. La temporada de
huracanes abarcará el año entero. Tendrá que crearse otra escala
distinta a la de Saffir-Simpson porque los habrá mucho más destructivos
que los de Categoría 5, la máxima de hoy.
9-. La guerra social
Al
ser los países tropicales los más afectados por el calor, habrá grandes
emigraciones, que no serán, por supuesto, tan pacíficas como las de
ahora. Miles de millones de hindúes, indochinos, indonesios, africanos,
latinoamericanos y otros pueblos, se verán ante el cercano espectro del
hambre y la muerte, y tendrán que buscar comida, o sea emigrar. Los
gobiernos de los países que aún tengan agricultura y otras fuentes de
comida, como el norte de Europa, Canadá, Siberia, etc., protegerán sus
fronteras.
Vendrá, por ello, la
guerra de las fronteras, en la que habrá millones de víctimas. En los
propios países en los que aún no haya tanto calor y en los que todavía
existan grandes desniveles económicos si persiste el capitalismo, vendrá
la guerra social, mucho más terrible que la de Roma en tiempos de
Espartaco, a la que se dio ese nombre.
Habrá,
también, grandes conflictos internacionales. Para ese entonces, a fines
del Siglo 21 y principios del 22, más países tendrán bombas nucleares
y, para defenderse, las usarán. Tal vez las guerras nucleares puedan
evitarse mediante acuerdos de paz y desarme, porque nadie querrá que los
efectos de la radioactividad y del invierno nuclear acaben con la vida
en la Tierra; pero no se podrá evitar la guerra total que la naturaleza
le hará al ser humano en justa respuesta a la que el ser humano le ha
hecho a la naturaleza.
10-. La esperanza de Kioto
En
diciembre de 1997, los países del mundo, con excepción de Estados
Unidos y unos pocos más, firmaron el Protocolo de Kioto. Se trata del
mayor acuerdo ecológista que se ha hecho hasta ahora, porque compromete a
los países a disminuir la emisión de los seis gases de invernadero que,
siendo efecto en parte o en todo de la actividad humana, recalientan al
planeta, o sea bióxido de carbono, metano, óxido nitroso,
hidrofluorocarbono, perfluorocarbono y hexafluoruro de azufre.
No
sólo el gobierno de Estados Unidos se negó a firmar el Protocolo sino
que, desde el primer día, le declaró la guerra a ese gran esfuerzo por
salvar la vida en este planeta, convirtiéndose en el peor enemigo que
haya tenido la humanidad en toda su historia.
Al
negarse el gobierno del país que emite más del 30% de todo el exceso de
bióxido de carbono que llega a la atmósfera y el 25% de los otros gases
de invernadero, se levantaron voces poderosas en Japón, Alemania,
China, Francia, Inglaterra, Rusia, Italia Brasil y Canadá, o sea las
grandes potencias económicas, que le reclamaron a sus gobiernos el
incumplimiento del Protocolo.
El
problema es que si Estados Unidos no cumple el acuerdo porque frena su
desarrollo económico, las otras potencias no van a querer que su
producción, o sea su economía, decrezca. La culpa principal la tiene el
gobierno imperial de Estados Unidos, y son las potencias industriales
las que lanzan a la atmósfera las tres cuartas partes de los gases de
invernadero, a pesar de que en ellas sólo vive una cuarta parte de la
población, o sea que el 25% de la humanidad está asesinando al 75% y, en
ese inmenso crimen, perece ella también.
El problema más grave que confrontamos hoy es la mentalidad consumista que existe en los países capitalistas. Es ese carpe diem, como
decían los antiguos griegos, o sea el disfrute presente de la vida sin
que importe para nada el futuro, el que está destruyendo al planeta. Esa
salvaje irresponsabilidad es típica de un sistema que lo explota todo
hoy como si el futuro no existiera, condenando a muerte a nuestros
descendientes, o sea cometiendo el mayor crimen de la historia.
11-. La traición de Copenhague
En
diciembre del año pasado, se celebró en Copenhague, Dinamarca, la que
se esperaba que fuese la mayor conferencia ecologista mundial después de
Kioto … pero resultó ser, más que un fracaso, un crimen.
La
Declaración Final de Copenhague sepultó el Protocolo de Kioto porque el
límite de tiempo para comenzar a reducir la acción de los gases de
invernadero ya está próximo a expirar y no hay interés para cumplir esa
meta por parte de las potencias mundiales, que son las que producen mas
del 75% de esos gases tan dañinos. Han sido inútiles, además, la
Convención Marco sobre Cambio Climático de Naciones Unidas y las 15
convenciones que siguieron a la Cumbre de Río. Copenhague nos ha situado
en el minuto cero de la lucha contra el calentamiento global.
Tal
declaración, basada en el supuesto pacto de cinco naciones, satisfizo
los intereses de la gran industria capitalista porque es un documento de
intención, no un acuerdo real, ya que no obliga a ningún país a reducir los gases de invernadero.
El
acuerdo que se logró con la participación de China, India, Brasil,
Sudáfrica y Estados Unidos, y el consenso de otros 25 países, acepta que
la temperatura del planeta no debe subir más de 2 grados centígrados,
pero no llega a ningún acuerdo práctico para que el efecto de los gases
de invernadero no la haga subir más allá de ese límite.
Copenhague
no hizo mención a lo que se había planteado en acuerdos anteriores,
limitar el ascenso de la temperatura por debajo de 1.5 grados
centígrados y no mencionó la reducción de los gases de invernadero en un
80% para el año 2050, o sea que para ese acuerdo traidor los
planteamientos de las pasadas cumbres quedaron sin efecto.
La
infamia de Copenhague es una prueba definitiva de que a las potencias
capitalistas, y medio capitalistas, que son los causantes del 75% de los
gases de invernadero que provocan el excesivo calentamiento global, no
les preocupa el futuro de la humanidad.
12-. El ciclo eterno
Al
desaparecer los países del trópico por el hambre y muchas otras
desgracias, los que se hallan cercanos a los dos polos serán tropicales.
Zunzunes alegres, casi invisibles, volarán sobre los huesos de enormes
osos pálidos, pero no lo harán por mucho tiempo porque las aguas ligeras
de lo que hoy es compacto hielo cubrirán todas las flores que ayer no
lo eran.
Al final, y después del
estruendo de huracanes gigantescos y diabólicos tornados, vendrá la
quietud sobre la faz de la Tierra y lo que hoy es todo, será entonces
nada. Un armagedón al revés porque en la batalla final ganarán las
fuerzas del mal, no del bien. Un holocausto, no un apocalipsis, porque
detrás del ruidoso fin no vendrá el reino de los cielos, sino el del
silencio.
Mas no será el fin de todo en nuestro
planeta porque la vida proseguirá en las aguas, como hace más de 600
millones de años, y la inquieta geología seguirá su agitado curso. Las
tierras sumergidas emergirán y las emergidas se sumergirán. Las grandes
masas de tierra, en las que la humanidad se suicidaba, asesinando a las
demás especies, se juntaran o se separarán. Vendrán grandes cambios de
clima. Las plantas volverán a la superficie terrestre y, con ellas, el
oxígeno, el mismo que había dado vida a la humanidad antes de morir por
causa de la humanidad. Los gases de invernadero harán que la superficie
terrestre sea habitable y una capa de ozono nos protegerá de los rayos
dañinos del sol.
Un buen día, porque
el planeta seguirá dando vueltas alrededor de sí mismo, uno de los
peces que habitarán los mares de poco fondo afincará sus agallas y se
arrastrará un breve trecho sobre la tierra lodosa, aunque firme.
Enardecido por su insólito paso, lo repetirá sin descanso hasta morir de
cansancio. Otros lo imitarán y sus descendientes harán lo mismo por
millones de años: las agallas se volverán patas y las branquias,
bronquios. Después vendrán la salamandra, el diplosaurio, el terápsida,
el lemur, el simio, el homínido … la bípeda Lucía diminuta, el Tales
preciso, el Leonardo genial, el Newton calculador, el Marx analítico, el
Einstein notable y el tullido Hawking saltando sobre las estrellas y
balbuceando sus hallazgos.
Todo lo que habrá de
desaparecer reaparecerá y, tal vez, la especie de la razón vuelva a ser
tan irracional como la de hoy, por lo que habrá otro raudo fin de la
vida y otra lenta evolución ☼fuente, vìa :
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