miércoles, 8 de noviembre de 2017

Chile: Nuestra ignorancia posibilita engañosas formas de ganar dinero....Fernando Frias

elquintopoder.cl


Hablemos de ciertos acuerdos comerciales realizados a nuestras espaldas y no me refiero a los tratados de libre comercio. Partamos con una palabra que no solemos utilizar mucho y es preponderante en todo lo que compramos, me refiero al término Obsoleto. Debemos saber que muchos de los productos que adquirimos, como un auto, un televisor o un smartphone fueron fabricados deliberadamente con una durabilidad o vida útil fijada desde su diseño e inevitablemente deberán ser renovados luego de algún tiempo, el objetivo es mantener o aumentar los beneficios económicos del fabricante y del comerciante. Esto se conoce como “obsolescencia programada”. 

Hoy a las grandes farmacéuticas les reportan mayores utilidades los sanos que los realmente enfermos. La estrategia de convertir el vivir en una enfermedad resultó un rotundo éxito económico.
El producto se diseña para convencer de su calidad y al mismo tiempo se construye a nuestras espaldas para que deba ser sustituido en un tiempo de vida útil menor al posible con las actuales tecnologías. También aplica con las fechas de vencimiento de algunos productos alimenticios y farmacéuticos, que son fijados siguiendo intereses comerciales y no de salud.
Hay museos donde aún se pueden encender las primeras ampolletas de Thomas Edison, después de más de 100 años. Sin embargo, las ampolletas que solemos adquirir duran un tiempo sustancialmente menor. La razón es bien simple, al comerciante y al fabricante no les resulta rentable un producto que dure años, nadie seguiría comprando. Así que optaron por fabricarlas con un filamento de vida breve. La ampolleta fue el primer producto fabricado con el principio de “obsolescencia programada”. Las primeras medias de nylon eran prácticamente irrompibles, pero no tardaron en seguir el mismo camino. Otro ejemplo: hoy es posible fabricar máquinas de afeitar con filos que podrían durar toda una vida, pero no se hace.
Hay que agregar que la reparación también se desincentiva, al crear mecanismos para que sea más conveniente comprar que arreglar..
Vance Packard un estudioso del tema, en su libro “The Waste Makers” agrupa las obsolescencias en:

Obsolescencia de función o tecnológica

Cuando un producto es sustituido por otro con capacidades y características superiores. La podemos apreciar con la permanente actualización de productos tecnológicos como software, aparatos de telefonía móvil, comunicaciones y computadores. Ejemplo: hoy deben ser muy poco quienes usan un celular de teclas, la inmensa mayoría tiene uno de tecnología táctil.

Obsolescencia de calidad o de fábrica

Es cuando el producto debe ser cambiado por una falla o mal funcionamiento que viene programada de fábrica. Es la más cuestionable y podría considerarse un delito. Pues le genera un perjuicio económico al consumidor, por el hecho que el producto no dura o no supera las expectativas de calidad y durabilidad, teniendo la obligación de adquirir uno nuevo.

Obsolescencia por Moda (deseo o psicológica)

El producto se cambia por otro por razones de moda. Suele ser la más habitual, el producto sigue siendo funcional, pero se convence a través de una agresiva publicidad, que “debe” ser cambiado por el nuevo modelo. Es común en los bienes de consumo. Hay que agregar la presión social, ya que los nuevos productos dan la ilusión de un mejor status social.
La falla de esta filosofía de fabricación es que inevitablemente la termina pagando el medio ambiente, hoy se acumula cada vez más basura y se consumen innecesariamente los escasos recursos del planeta. Por ejemplo, piensen en las toneladas de plástico, en forma de máquinas de afeitar desechables, que deben de haber en todos los basureros del mundo y en nuestros océanos..
La Unión Europea tomando conciencia de estos hechos, se puso en campaña para erradicar esta forma de fabricación, y planea exigir y estimular un etiquetado que identifique los productos de fácil reparación y así disminuir la basura electrónica.
Pasemos ahora al área de la Salud, la que no escapa a este tipo de acuerdos no escritos, a fines de los años 70 Henry Gadsden, quien era presidente ejecutivo de la farmacéutica Merck, dijo en una entrevista de negocios a la revista Fortune, que la industria tenía un problema al limitar su base de clientes solo al tratamiento de enfermedades y soñaba con producir medicamentos para gente sana.
Resultado, hoy las agresivas estrategias de marketing de la industria farmacéutica se dirigen principalmente a las personas sanas. Y la herramienta fue transformar los vaivenes cotidianos de la vida en desórdenes mentales y cada vez son más las personas, que por trivialidades se convierten en enfermos. Los niños también son sus víctimas y medicarlos por ser diagnosticados con déficit atencional o hiperactividad resulta ser algo normal, incluso y en muchos casos lo piden desde los colegios.
Gracias a agresivas campañas publicitarias, más el apoyo de algunos médicos y principalmente a nuestra inocencia e ignorancia, pueden explotar nuestros temores, como la muerte, el deterioro físico y la vejez.
Hoy a las grandes farmacéuticas les reportan mayores utilidades los sanos que los realmente enfermos. La estrategia de convertir el vivir en una enfermedad resultó un rotundo éxito económico.



Fernando Frias
 
vía:
http://www.elquintopoder.cl/economia/nuestra-ignorancia-posibilita-enganosas-formas-de-ganar-dinero

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