lunes, 16 de septiembre de 2013

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Entrevista con Mark Bray, organizador de OWS y autor del nuevo libro Traduciendo la anarquía: el anarquismo de Occupy Wall Street

¿Qué papel jugaste en OWS?
Durante el primer año del movimiento estuve principalmente activo en el [Grupo de Trabajo de Prensa] (http://press.nycga.net/), que facilitaba la comunicación entre la prensa y el movimiento. Por lo tanto, me ocupo bastante en el libro del rol de la prensa y su influencia en Occupy. Porque, en última instancia, pienso que el auge y la caída de la primera ola de Occupy tuvo mucho que ver con cómo fue mostrado en la prensa y con cómo la gente común lo interpretó a través del lente de la prensa corporativa.
También asistí regularmente a las reuniones del Grupo de Trabajo de Acción Directa y ayudé a planear algunas acciones en el invierno de 2011-2012. Con respecto al libro, este rango de participación me dio una comprensión aún mayor respecto del trabajo interno de OWS en la ciudad de New York.

¿Qué te inspiró a escribir el libro?
Como historiador, estaba interesado en documentar un momento histórico mientras se desarrollaba a mi alrededor. Me di cuenta de que tenía la oportunidad de capturar un elemento de lo que estaba sucediendo, que se hubiera perdido en el tiempo si no se documentaba, y para mí la parte más importante del movimiento fue la composición política de sus organizadores. A medida que me involucraba más y más, comencé a darme cuenta más y más de que los organizadores principales del movimiento tenían ideas políticas radicales.
Había definitivamente una gran distancia entre la mirada política de la persona promedio que participaba en un evento de OWS y quería que “sacaran dinero de la política”, y el organizador promedio que estaba trabajando hacia una revolución anticapitalista. Para mí eso fue especialmente fascinante dado cómo la prensa ignoraba la distinción entre organizadores y participantes, e incluían a todos bajo el título homogeneizante de “el manifestante”. A los ojos de la prensa todo lo que hicimos fue ir al parque y sostener carteles, de manera tal que las diferencias políticas que influenciaron la dirección del movimiento fueron desdibujadas.
Además, no sólo la prensa sino también la mayoría de los progresistas que apoyaban el movimiento tenían este antagonismo arraigado respecto de ver a OWS en términos de ideología u orientaciones políticas diferentes. En cambio, a la mayoría le gustaba vernos a todos como un mar uniforme de “democracia” que había trascendido etiquetas políticas “sectarias”. Pero, en realidad, esta mirada confusa corría el riesgo de afianzar la orientación progresista por defecto.
Entonces, como me di cuenta de que las políticas anarquistas jugaban un rol poderoso en el movimiento, decidí intentar medir esa influencia entrevistando a tantos organizadores (en oposición a participantes) como me fuera posible, para ver cómo se identificaban políticamente, lo que pensaban sobre el capitalismo y la democracia, a quiénes votarían y a quiénes no, y otras preguntas.
Durante poco más de un año entrevisté a 192 organizadores y encontré que el 39% se autoidentificaba como anarquista y el 78% eran anticapitalistas. También encontré que alrededor del 33% de los organizadores tenían lo que yo llamo ideas políticas “anarquísticas”, es decir, eran anticapitalistas, antiautoritarios, con una política orientada a la acción directa, que no se identificaban activamente como anarquistas. Para mí la etiqueta no es lo importante, sino el contenido detrás. Así que estaba muy emocionado de ser capaz de documentar el hecho de que alrededor del 72% de los organizadores de OWS en New York tenían ideas políticas anarquistas, ya sea explícta o implícitamente.
En un contexto donde muchos quisieran que creyésemos que los anarquistas arruinaron Occupy, al resistirse a liderazgos jerárquicos e infundir un sentido de militancia, considero que es realmente importante ser capaz de demostrar definitivamente que no sólo OWS fue iniciado principalmente por anarquistas, sino que también la mayoría de los que lo mantuvieron vivo a lo largo del primer año fueron anarquistas. Pienso que los progresistas convencionales tienen una tendencia a intentar aislar aquellos aspectos de OWS que les gustaba e intentar denigrar el resto, sin darse cuenta de que el dinamismo del movimiento surgía de su naturaleza antiautoritaria.
¿Cuál es el significado del título Traduciendo la anarquía?
El libro se llama Traduciendo la anarquía porque en mi opinión OWS se volvió tan popular porque pudo presentar esencialmente ideas políticas anarquistas (autonomía, autogestión, democracia directa, incluso anticapitalismo) en un formato accesible, sin utilizar generalmente la palabra “anarquista”. Por ejemplo, encontré que el 65% de quienes se identificaban como anarquistas no usaban esa palabra si estaban hablando de sus ideas políticas con una persona que acababan de conocer y que no estaba familiarizada con las ideas radicales. En cambio, transmitían sus miradas a través de un lenguaje más familiar.
También muchos de los organizadores del Grupo de Trabajo de Prensa eran anarquistas, pero no se presentaban a sí mismos como tales ante MSNBC o The Wall Street Journal. Lo que digo es que en muchos aspectos, de lo que se trataba principalmente Occupy Wall Street era de “traducir la anarquía” –promover el horizontalismo, el anticapitalismo, la ayuda mutua– en un lenguaje inteligible.
No estoy en contra de usar el término “anarquista” explícitamente. Después de todo, escribí un libro llamado Traduciendo la anarquía. Más bien estoy señalando que el lenguaje que usamos debería ser calibrado al contexto, y que en algunos contextos a las ideas anarquistas les va mejor sin una etiqueta que ha sido malinterpretada.
¿Qué influencia consideras que OWS ha tenido en el desarrollo del anarquismo en los Estados Unidos?
Bueno, en gran medida la respuesta a esa pregunta sólo será contestada en el futuro, pero creo que es seguro decir que una generación entera de jóvenes radicales se hicieron políticamente mayores de edad en un contexto de base amplia, horizontal y anticapitalista; y que esta temprana exposición a una democracia directa y una acción directa tendrá su influencia en las ideas políticas de los movimientos sociales por venir.
Teniendo en cuenta cómo el sistema financiero ha estado funcionando y la tendencia del capitalismo a producir crisis, tenemos que estar preparados para la próxima oportunidad. Con suerte, las semillas anarquistas que fueron plantadas con OWS florecerán en un futuro no tan distante.

Vía:
 http://occupywallst.org/article/translating-anarchy-occupy-wall-street/

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