Parecen inofensivas y las usamos todos los días. Sin embargo, las bolsas de plástico son una amenaza para la salud del planeta.
La bolsa de plástico es un objeto cotidiano que se utiliza principalmente para transportar pequeñas cantidades de mercancías. Introducidas en los años 70 del siglo pasado, rápidamente se hicieron muy populares, especialmente a través de su distribución gratuita en supermercados y otras tiendas.
Al principio eran blancas o semitransparentes, pero rápidamente los gigantes de las tiendas departamentales descubrieron que eran un buen escaparate para su publicidad.
A través de su decoración con los símbolos de las marcas, constituyen una forma barata de publicidad para las tiendas que las distribuyen.
Las bolsas de plástico pueden estar hechas de polietileno de baja densidad, polietileno lineal, polietileno de alta densidad o de polipropileno, polímeros de plástico no biodegradable, con espesor variable entre 18 y 30 micrómetros.
Anualmente, circulan por el mundo entre 500 mil millones y un billón de estos objetos.
De la cantidad de petróleo que se extrae en todo el mundo, el 5 por ciento se utiliza para la industria del plástico.
Hacer una bolsa de plástico tarda sólo unos segundos. Luego se usa una o dos veces durante una semana y se tira.
Por último, su desintegración promedia entre los 150 y los 500 años.
Menos del uno por ciento de las bolsas se recicla. Es más costoso reciclar una bolsa plástica que producir una nueva.
Existe una economía detrás del reciclaje de las bolsas plásticas. Producir una tonelada de bolsas plásticas cuesta 4 mil dólares. Reciclar esa tonelada de plástico, 32 dólares. Es muy importante señalar que:
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Se tiran 8 mil millones de toneladas de plástico anualmente, las cuales van hacia los ríos, lagos y mares.
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Las bolsas de plástico tapan las cañerías, coladeras y alcantarillas.
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Se han encontrado bolsas plásticas en el círculo Ártico.
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Las bolsas de plástico representan el 10 por ciento de los desechos en las costas.
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Al
degradarse se convierten en pequeños petropolímeros sumamente tóxicos.
Estas partículas entran a la cadena alimenticia con consecuencias
catastróficas.
¡No es imposible!
Incentivar el desarrollo de tecnologías para generar un nuevo tipo de conocimientos que permitan obtener materiales un poco más generosos con el medio ambiente es una obligación de los gobiernos de todo el mundo.
Y es nuestro deber procurar que esto se transforme en una realidad.
Afortunadamente ya existe un creciente movimiento internacional dirigido a prohibir o desalentar el uso de las bolsas de plástico debido a los problemas que causan al medio ambiente.
Países como Irlanda o Australia lo están atacando y las acciones antiplástico aumentan en los Estados Unidos.
En Australia, cerca del 90 por ciento de los negocios minoristas han firmado acuerdos voluntarios con el gobierno para reducir el uso de las bolsas de plástico. Una ley exige que los restaurantes, supermercados y las bodegas, cobren a los clientes por las bolsas y los utensilios de plástico.
Esta ley ha propiciado una reducción del 69 por ciento en el uso de productos de plástico.
Una de las principales preocupaciones es la basura. En China, las bolsas de plástico que vuelan por las calles son llamadas “contaminación blanca”. En Sudáfrica, las bolsas son tan notorias en el campo que se han ganado el título satírico de “flores nacionales”.
Entre los países que han prohibido o tomado acciones para desalentar el uso de las bolsas de plástico se encuentran Australia, Bangladesh, Irlanda, Italia, Sudáfrica y Taiwán. Mumbay (antes Bombay), India, también ha prohibido las bolsas. Al prohibir las bolsas plásticas gratuitas, China ahorra 37 millones de barriles de crudo al año.
Hace seis años, San Francisco se convirtió en la primera ciudad de Estados Unidos en prohibir las bolsas plásticas.
¿Qué hacer?
Si usamos una bolsa de tela, podemos ahorrar seis bolsas por semana; es decir, 24 bolsas al mes; 288 bolsas al año; 22.176 bolsas durante una vida promedio.
En pocas palabras, reduciendo el uso de las bolsas plásticas no sólo se disminuirán considerablemente los niveles de contaminación ambiental. También el consumo de petróleo, recurso no renovable que tantas guerras, muertes y derramamientos de sangre provoca año tras año en nuestro planeta.
Desechos plásticos inundan la Tierra
En un amplio reportaje sobre el problema del plástico como contaminante, la cadena británica de la BBC, entrevistó a Richard Thompson, profesor-investigador de la Universidad de Plymouth. Según el especialista, “si tomamos en cuenta la durabilidad del plástico y la naturaleza descartable de muchos artículos plásticos, lo más probable es que se incremente este tipo de contaminación”. Thompson dirige un grupo de investigadores que trabaja en identificar las posibles consecuencias ecológicas de esta nueva forma de contaminación.
Ésta es la primera vez que se estudia la acumulación de estos residuos en el agua y los sedimentos. Se desconoce cuáles podrían ser los efectos a largo plazo de esta contaminación.
Según un estudio publicado en la revista Science, inclusive playas que suelen encontrarse en estado virgen contienen desechos plásticos de tamaño microscópico mezclado en la arena y el lodo. Precisamente los especialistas de la Universidad de Plymouth recogieron muestras de 17 playas y estuarios en el Reino Unido y analizaron partículas que no aparentaban ser naturales.
Hallaron que la mayoría de las muestras contenían residuos de plásticos o polímeros como nylon, poliéster y acrílico. Los expertos descubrieron residuos plásticos en criaturas como percebes y lombrices que se habían alimentado con sedimentos contaminados.
Para constatar si la contaminación había empeorado, analizaron también muestras de plancton sacadas de barcos utilizados en investigaciones entre Escocia e Islandia desde la década de 1960. Concluyeron que los niveles de restos plásticos se habían incrementado sustancialmente a través del tiempo. El equipo sólo analizó partículas que aparentaban ser distintas de los sedimentos naturales. Se cree que el verdadero nivel de contaminación de residuos plásticos podría ser mucho más elevado.
Una de las preocupaciones tiene que ver con el esparcimiento de sustancias químicas tóxicas adheridas a partículas que luego pasan a la cadena alimenticia.
Esa investigación sugiere que hoy vivimos en un mundo de plástico en el que ni siquiera el fango o la arena están a salvo de los restos microscópicos de ese material sintético.
Vía:
http://www.jornada.unam.mx/2013/05/27/eco-m.html
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