El 17 de septiembre, 2013, el segundo aniversario del inicio del Movimiento Ocuppy, decenas de miles se juntarán a través del país y el mundo para honrar al movimiento social de mayor importancia e influencia social en generaciones.
Al intercambiar historias sobre el pasado e ideas para el futuro, nos
estaremos oponiendo a una cantidad del 1% de los intentos tóxicos de
desviar aún más de nuestro dinero y poder lejos de nosotros. El acuerdo
de “libre comercio” de la Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica, la indebida influencia de dinero en política y la falta de responsabilidad en el sector financiero global,
serán sólo unos pocos de nuestros objetivos. Pero, mientras atacamos
estos síntomas es necesario que recordemos la enfermedad: el
capitalismo.
El anticapitalismo es la verdadera gran carpa. Que uno piense o no que las reformas propuestas por varios grupos vinculados con Occupy (como StrikeDebt y la Occupy Card) pondrán en orden los problemos sistémicos del capitalismo, ellas son campañas que vale la pena apoyar. Ellas proporcionan alivio temporario a gente que necesita lo máximo y nos permite experimentar con alternativas. Esa es una cosa buena. Pero no podemos permitir que un buen tratamiento nos distraiga de una cura. Sin referirnos a la causa subyacente del capitalismo, estos problemas solamente empeorarán.
La globalización continuará enviando trabajos a ultramar. La tecnología continuará automatizando la labor humana y volviendo obsoletas las profesiones de millones de trabajadores que no tendrán otra alternativa que adaptarse. Pero para aquellos que no se puedan adaptar a la nueva economía, la sentencia bajo el capitalismo es la muerte. Ello es porque el capitalismo niega las necesidades para la supervivencia humana (como comida, vivienda y el cuidado de la salud) a quienes estén incapacitados de venderse a las corporaciones. Aún en tiempos de abundancia cuando uno piense que debería trabajar menos y menos.
El fin del capitalismo significa el comienzo de su nueva vida – una vida en la que su hogar no pueda serle arrebatado por la fuerza para mantener el nivel mínimo de una empresa multibillonaria en dólares que paga menos en impuestos que usted; una vida donde usted sea el dueño de su futuro; una vida en la que la política lo represente a usted. El fin del capitalismo significa la vida que usted siempre ha querido pero que nunca pensó que podría tener. El fin del capitalismo significa la libertad.
El cauce principal del sistema político americano era propiedad del 1% mucho antes de que la Suprema Corte fallara a favor de Citizens United (un grupo de presión o lobby conservador). El 1% oprimió al 99% global mucho antes de que los acuerdos de “libre comercio” se volvieran la norma. El 1% usó al sector financiero para estafar a la gente mucho antes de que Dodd-Frank (el cambio de regulaciones financieras impulsado por Barack Obama) fuera revocado, mucho antes de la Reserva Federal.
Cuando nos reunamos en #S17 es importante que así como nos oponemos a las instituciones que el capitalismo ha creado para oprimirnos también nos opongamos al capitalismo. Si permitimos que los síntomas de nuestra enfermedad nos sigan teniendo de rehenes nunca encontraremos nuestro camino hacia la curación. La cura, como lo supimos y demostramos hace dos años, es la revolución.
Dos años después de que se fundara Occupy Wall Street nosotros aún estamos aquí, y así están nuestros problemas. El 17 de septiembre y cada día – tomen la calle, tomen sus trabajos, recuperen su dinero, recuperen su poder. Organícense.
by OccupyWallSt
El anticapitalismo es la verdadera gran carpa. Que uno piense o no que las reformas propuestas por varios grupos vinculados con Occupy (como StrikeDebt y la Occupy Card) pondrán en orden los problemos sistémicos del capitalismo, ellas son campañas que vale la pena apoyar. Ellas proporcionan alivio temporario a gente que necesita lo máximo y nos permite experimentar con alternativas. Esa es una cosa buena. Pero no podemos permitir que un buen tratamiento nos distraiga de una cura. Sin referirnos a la causa subyacente del capitalismo, estos problemas solamente empeorarán.
La globalización continuará enviando trabajos a ultramar. La tecnología continuará automatizando la labor humana y volviendo obsoletas las profesiones de millones de trabajadores que no tendrán otra alternativa que adaptarse. Pero para aquellos que no se puedan adaptar a la nueva economía, la sentencia bajo el capitalismo es la muerte. Ello es porque el capitalismo niega las necesidades para la supervivencia humana (como comida, vivienda y el cuidado de la salud) a quienes estén incapacitados de venderse a las corporaciones. Aún en tiempos de abundancia cuando uno piense que debería trabajar menos y menos.
El fin del capitalismo significa el comienzo de su nueva vida – una vida en la que su hogar no pueda serle arrebatado por la fuerza para mantener el nivel mínimo de una empresa multibillonaria en dólares que paga menos en impuestos que usted; una vida donde usted sea el dueño de su futuro; una vida en la que la política lo represente a usted. El fin del capitalismo significa la vida que usted siempre ha querido pero que nunca pensó que podría tener. El fin del capitalismo significa la libertad.
El cauce principal del sistema político americano era propiedad del 1% mucho antes de que la Suprema Corte fallara a favor de Citizens United (un grupo de presión o lobby conservador). El 1% oprimió al 99% global mucho antes de que los acuerdos de “libre comercio” se volvieran la norma. El 1% usó al sector financiero para estafar a la gente mucho antes de que Dodd-Frank (el cambio de regulaciones financieras impulsado por Barack Obama) fuera revocado, mucho antes de la Reserva Federal.
Cuando nos reunamos en #S17 es importante que así como nos oponemos a las instituciones que el capitalismo ha creado para oprimirnos también nos opongamos al capitalismo. Si permitimos que los síntomas de nuestra enfermedad nos sigan teniendo de rehenes nunca encontraremos nuestro camino hacia la curación. La cura, como lo supimos y demostramos hace dos años, es la revolución.
Dos años después de que se fundara Occupy Wall Street nosotros aún estamos aquí, y así están nuestros problemas. El 17 de septiembre y cada día – tomen la calle, tomen sus trabajos, recuperen su dinero, recuperen su poder. Organícense.
by OccupyWallSt
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