No me voy a referir al viejo y continuado, pero nunca investigado, uso de armas químicas del establishment colombiano
contra las guerrillas. Algo que se evidenció en el bombardeo para
asesinar al “Mono Jojoy” en el cual utilizaron fósforo blanco. No. Me
voy a referir a algo también claro y evidente que sucedió en Bogotá, en
un bar con capacidad para cien personas y donde había trescientas bajo
puerta cerrada. Allí, tres agentes del Estado, policías ellos, disparan
su gas pimienta debajo de la puerta como si lo que quisieran hacer salir
fueran ratas de alcantarilla y no seres humanos.
Colombia es un país en guerra, como el mismo gobierno, por fin, lo ha reconocido. La Convención de Armas Químicas, de la cual Colombia es signataria, en su Artículo 1.5 prohíbe el uso del gas pimienta, no sólo por sus efectos inmediatos sino por los secundarios que pueden ser letales especialmente en personas con asma, en embarazo, bajo alto estado de alicoramiento. Estudios serios sobre este tema sobran y no dan alternativa distinta a considerar que el gas pimienta es nocivo y letal. No en vano está y sigue siendo considerado como arma química. (Dejo al lector la tarea de investigar más si desea). Que algunos países toleren su uso por agentes del Estado para controlar protestas, no quiere decir esto que precisamente esté tolerado por la Ley Internacional. Los ocupantes del bar no estaban protestando ni destruyendo nada a su paso. Se estaban divirtiendo y punto. Entonces, se utilizó un arma química contra la población civil en un país en guerra… ¿Cuál es la diferencia con el caso Sirio?
Obviamente, no existirán líneas rojas para esta servil colonia ni tampoco el imperio y sus áulicos rodearán al país con sus barcos de guerra. Mucho menos el caso será importante para la desacreditada ONU, ni Human Rights Watch “profundizará” en las investigaciones como si lo ha hecho en Siria. Ah, y ni esa elefanta blanca, llamada Corte Penal Internacional, se dará por enterada pues no es un país africano o euroasiático con un gobernante desobediente. No, si este Santos, al igual que su antecessor, “han hecho todo lo que les han pedido y hasta más”, como lo dijo de Uribe, George Bush. ¿No ven que para eso nombraron al cínico de Rubén Darío Lizarralde en Agricultura? Así que por ahora, ¡estamos salvados!
Varios columnistas han escrito recientemente sobre la “militarización de la Policía”. Recuerden que esto no es nuevo. La Policía era y ejercía la labor de fuerza pública y no de fuerza militar. Que son dos conceptos muy diferentes. Pero por razones de doctrinas de seguridad nacional, si mal no recuerdo fue el Estatuto de Seguridad de Turbay Ayala (1978-1982) que dio ese “estatus” militarista a la policía. Incluso, la misma guerrilla colombiana ha pedido durante diferentes etapas del conflicto que saquen a las unidades militares que están dentro de las poblaciones -nunca han dicho esto contra las estaciones de policía- y saquen a la policía del campo militar. Sin ir más lejos, otra vez desde la Habana, con otras palabras, han vuelto a pedir lo mismo.
(*) Juan Carlos Vallejo es escritor, periodista y analista político internacional
Fuente: https://anncol.eu/index.php/anncol/notas-de-anncol/226-notas-de-anncol-archivo/4325-sep-18-colombia-uso-armas-quimicas-contra-su-pueblo-lea-las-notas-de-anncol
Colombia es un país en guerra, como el mismo gobierno, por fin, lo ha reconocido. La Convención de Armas Químicas, de la cual Colombia es signataria, en su Artículo 1.5 prohíbe el uso del gas pimienta, no sólo por sus efectos inmediatos sino por los secundarios que pueden ser letales especialmente en personas con asma, en embarazo, bajo alto estado de alicoramiento. Estudios serios sobre este tema sobran y no dan alternativa distinta a considerar que el gas pimienta es nocivo y letal. No en vano está y sigue siendo considerado como arma química. (Dejo al lector la tarea de investigar más si desea). Que algunos países toleren su uso por agentes del Estado para controlar protestas, no quiere decir esto que precisamente esté tolerado por la Ley Internacional. Los ocupantes del bar no estaban protestando ni destruyendo nada a su paso. Se estaban divirtiendo y punto. Entonces, se utilizó un arma química contra la población civil en un país en guerra… ¿Cuál es la diferencia con el caso Sirio?
Obviamente, no existirán líneas rojas para esta servil colonia ni tampoco el imperio y sus áulicos rodearán al país con sus barcos de guerra. Mucho menos el caso será importante para la desacreditada ONU, ni Human Rights Watch “profundizará” en las investigaciones como si lo ha hecho en Siria. Ah, y ni esa elefanta blanca, llamada Corte Penal Internacional, se dará por enterada pues no es un país africano o euroasiático con un gobernante desobediente. No, si este Santos, al igual que su antecessor, “han hecho todo lo que les han pedido y hasta más”, como lo dijo de Uribe, George Bush. ¿No ven que para eso nombraron al cínico de Rubén Darío Lizarralde en Agricultura? Así que por ahora, ¡estamos salvados!
Varios columnistas han escrito recientemente sobre la “militarización de la Policía”. Recuerden que esto no es nuevo. La Policía era y ejercía la labor de fuerza pública y no de fuerza militar. Que son dos conceptos muy diferentes. Pero por razones de doctrinas de seguridad nacional, si mal no recuerdo fue el Estatuto de Seguridad de Turbay Ayala (1978-1982) que dio ese “estatus” militarista a la policía. Incluso, la misma guerrilla colombiana ha pedido durante diferentes etapas del conflicto que saquen a las unidades militares que están dentro de las poblaciones -nunca han dicho esto contra las estaciones de policía- y saquen a la policía del campo militar. Sin ir más lejos, otra vez desde la Habana, con otras palabras, han vuelto a pedir lo mismo.
(*) Juan Carlos Vallejo es escritor, periodista y analista político internacional
Fuente: https://anncol.eu/index.php/anncol/notas-de-anncol/226-notas-de-anncol-archivo/4325-sep-18-colombia-uso-armas-quimicas-contra-su-pueblo-lea-las-notas-de-anncol
Vía:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=174194
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