Dos muertos a manos de las “fuerzas del
orden” es el saldo del clima de tensión que se vive desde principios de
noviembre en las principales ciudades de República Dominicana. La causa
es el rechazo de gran parte de la sociedad dominicana a una Reforma
fiscal convertida en ley por el Congreso, que obligará a la población a
pagar más impuestos.
La Reforma –que fue aprobada en minutos-
provocó la indignación de la población que se volcó a las calles del
país isleño en multitudinarias marchas para protestar por “el paquetazo
fiscal”. Y fue justamente allí, durante las movilizaciones, donde se
encontraron con la brutalidad de la policía dominicana.
Desinformémonos platicó con tres jóvenes dominicanos de la organización “La Multitud”, que residen en la capital, Santo Domingo.
Franiel Genao Núñez, José Luis Read y
Tony Then, integrantes de la organización que trabaja desde el 2006 por
“recuperar la memoria histórica de su país”, hablan sobre lo que se ha
vivido en República Dominicana durante los últimos días. “A partir de la
aprobación de la Reforma fiscal, múltiples manifestaciones se han
encontrado con la represión policiaca, que llegó al extremo de asesinar
al estudiante de medicina, William Florián Ramírez, frente a su escuela,
la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)”, relata Franiel.
En las movilizaciones realizadas en el
país, prácticamente todos los segmentos de la sociedad, en su mayoría el
sector juvenil, han participado. El 8 de noviembre, William Florián
Ramírez, de 22 años, fue abatido por balas provenientes del arma de un
policía. “Él se encontraba en la entrada de la UASD manifestándose por
el paquetazo fiscal y, como es costumbre de la policía, decidieron
reprimir la protesta manteniendo a los estudiantes a la universidad. La
policía comenzó a utilizar gases lacrimógenos contra los jóvenes, pero
uno de los oficiales disparó contra los manifestantes, hiriendo al joven
Ramírez, quien no pudo ser sacado de la escena del conflicto porque la
policía lo impidió, lo que provocó que muriera en el lugar”, señala
Núñez, y agrega que William murió por el descuido, la negligencia y del
nulo respeto de la policía que no permitió que fuera tratado por
médicos. “Es una muerte lamentable”, se duele el joven dominicano.
Al día siguiente de la muerte de Florián
“hubo una manifestación que nunca se había dado, un hecho histórico en
República Dominicana, donde se organizaron grupos de jóvenes y diversos
colectivos” recuerda Genao. La protesta llegó al Palacio de la Policía
Nacional, “algo que nunca en nuestro país, al menos lo que tenemos de
vida (26 años), se había dado, por el simbolismo que representa”, cuenta
Franiel. La consigna fue “Justicia para William Florián Ramírez y no
más represión”.
El mismo 8 de noviembre, pero en la
provincia de Barahona, la profesora Ángela Moquete Méndez fue alcanzada
por un arma de fuego. La maestra se encontraba frente de su vivienda
presenciando una protesta que se realizó para el restablecimiento del
suministro de agua en el barrio Villa Estela, cuando fue herida por un
agente que se desplazaba en una motocicleta vestido de civil y que
disparó a la multitud. La profesora murió la noche siguiente.
Los jóvenes dominicanos entrevistados
explican que siempre ha habido represión por parte de la policía, pero
“lo que es relativamente nuevo, es la utilización de armas de fuego”,
afirma Franiel. “Aquí hay un método muy denunciado por organismos
internacionales que se conoce como ‘intercambio de disparos’. La policía
-en muchos barrios de la periferia en República Dominicana- asesina a
jóvenes, y luego se justifica como resultado de una gresca donde hubo
disparos, o como un incidente”, y en muchos casos, “haciendo malos
montajes”, añade Tony.
En República Dominicana “está
documentado que la policía pone armas a los jóvenes luego de que son
asesinados, y esto no sólo se hace con jóvenes que se manifiestan, sino
con jóvenes que se ven obligados a incurrir en la delincuencia para
sobrevivir”, comenta Franiel. “La policía no tiene derecho a quitarle la
vida a ningún ser humano, la policía está como cuerpo de orden”, añade
Núñez. José Luis, por otro lado, agrega que la policía de su país “está
altamente contaminada por el narcotráfico”.
La Reforma fiscal, “para recaudar el dinero que nadie sabe dónde está”
La ley presentada por el gobierno
dominicano pretende recaudar 46 mil millones de pesos dominicanos para
cubrir parte del déficit fiscal de 187 mil millones. La reforma, que fue
aprobada por el Congreso, que entrará en vigor en enero de 2013,
aumentará de 16 a 18 por ciento el impuesto general a las ventas.
Además, implementará nuevos gravámenes a algunos productos alimenticios
básicos.
“Tenemos un déficit muy grande y la
Reforma fiscal está hecha para recaudar un dinero que nadie sabe dónde
está, y nadie lo sabe porque ellos no quieren decir en qué se gastó, sin
embargo, mucho de ese dinero se ocupó para la campaña electoral de este
año, para que el presidente actual, Danilo Medina -del Partido de la
Liberación Dominicana (PLD)-, llegara al poder. Además, se gastó en
actos de corrupción -como la sobrevaluación de obras públicas-, en
fiestas. Ellos despilfarraron ese dinero, y ellos quieren que nosotros
lo paguemos”, afirma Franiel.
La sociedad dominicana ha salido a las
calles a manifestarse pues consideran que durante la gestión de Medina
se produjo un déficit de 187 mil millones de pesos dominicanos (unos 4
mil 675 millones de dólares) que dejan al país sin solvencia para
terminar este año ni programar el presupuesto de 2013.
El impuesto elevaría a 18 por ciento las
transferencias de bienes industrializados y servicios (ITBIS), a todas
las compras, gravará productos de primera necesidad como el café y la
leche y duplicará el precio de las bebidas alcohólicas y los costos de
muchos servicios.
Danilo Medina, quien ya tiene más de 90
días en el poder, promulgó el proyecto de ley, después de que fuera
aprobado a la carrera en el Congreso de los Diputados. “La Reforma
fiscal fue aprobada en 19 minutos y no hubo lugar a consulta o discusión
de la misma”, indica Genao.
La ciudadanía se niega a apoyar la
Reforma “si no viene acompañada de transformaciones radicales dentro de
la estructura del gobierno, que transparenten el uso de los recursos del
Estado, el acceso a la información y la contraloría social, además de
incluir estrictas sanciones a los responsables de esta crisis”, concluye
Franiel.
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