1.
La revista Proceso de hoy (9/IX/12) parece anunciar el retiro de Javier
Sicilia de la dirección de la Caravana de la Paz con Justicia y
Dignidad, aunque seguirá apoyando. Está “hasta la madre” de la falta de
apoyo de la gente, de la gran producción y venta de armas en EEUU y de
que los políticos mexicanos prometan cambiar para bien pero que sigan
con la misma política que ha arrojado a casi 100 mil muertes en México.
No tengo idea de lo que pasará con la CPJD, pero seguramente continuará
en pie; pero la determinación de Sicilia es importante porque
representaba una tendencia –aunque limitada- de la movilización de
masas. Sicilia no está “cansado” por la edad (56 años) sino porque en su
año y medio de intensa política entendió que no lograría la
movilización que deseaba.
2.
Sicilia, con oficio de escritor y pensador, a partir del asesinato de
su hijo (28/III/11) y de las terribles condiciones de muerte en el país,
realizó cinco acciones que le dieron presencia política nacional: a) La
caminata Cuernavaca-México acompañado por unas 250 personas, b) La
caravana Cuernavaca-Ciudad Juárez, c) La Caravana Cuernavaca-Frontera
con Guatemala, d) la Caravana Tijuana-Washington y e) Los diálogos con
los poderes Ejecutivo y Legislativo del país. Esas cinco actividades
fueron suficientes para que él se diera cuenta que sus actividades no
estaban recibiendo la respuesta necesaria y que lo mejor era regresar a
su oficio. Me parece totalmente coherente el razonamiento de Sicilia
puesto que sus objetivos estaban totalmente fuera de la realidad, al
parecer eran totalmente justos, pero no daban para más.
3.
Estuve en las tres primeras acciones de Sicilia y siempre lo observé
risueño, contento y amable; me pareció siempre tan cordial como los
curas Alejandro Solalinde y Raúl Vera. No me parecía un político
oportunista y si lo hubiese sido sería en este momento –por ofertas
recibidas- diputado o senador del Movimiento Progresista o hubiera
recibido ya mucho dinero del PRI y el gobierno de Calderón. La actitud
de “renuncia” de Sicilia me hace pensar en miles de políticos amigos que
a los pocos años dejaron de participar, a otros muchos que se vendieron
en la primera oportunidad, a otros que continúan como profesión de fe y
algunos –muy poquitos- que a pesar de tener más de medio siglo en la
participación política, siguen buscando caminos hacia la destrucción del
capitalismo y la liberación de los trabajadores.
4.
Marcos, el dirigente del EZLN, después de aquella gran caravana de
febrero-marzo de 2001, cuando Vicente Fox gobernaba y luego de La Otra
Campaña de 2006, podría decirse que desapareció de la escena política
nacional. Son ya 18 años de aquel levantamiento del primero de enero que
cimbró la política nacional. Él no renuncia a la lucha de los
zapatistas; lleva en la selva chiapaneca quizá cerca de 28 años, pero el
enorme poder de la clase dominante (la gran burguesía) le ha bloqueado
todos los caminos, sobre todo el de los medios de información
absolutamente controlados por Televisa, TV Azteca y Radio Fórmula.
Seguramente estudia y busca las alternativas correctas para proponer,
pero no parece fácil en una coyuntura nacional e internacional que no es
favorable para los explotados del mundo.
5.
El movimiento que encabeza López Obrador es otra cosa: es la estrategia
electoral que moviliza masas y confronta de manera abierta con partidos
y gobiernos, aunque no contra el sistema capitalista. Hoy precisamente
debe plantear AMLO las tareas que se proponen como movimiento:
¿Transformar el Movimiento Morena en partido político centralizado?
¿Romper definitivamente su militancia con el PRD dejándoselo a los
Chuchos oportunistas? ¿Desconocer el gobierno del priísta Peña Nieto?
¿Inaugurar una política de alianzas o de servicio a los trabajadores?
¿Será un partido con posiciones socializantes o será socialdemócrata? En
fin, no sabemos aún el contenido del discurso de AMLO y las propuestas
que desde hace 11 días anunció.
6.
Entre algunas horas sabremos ya el sentido del discurso de AMLO que
pronuncia hoy ante decenas o cientos de miles de personas en el Zócalo
de la ciudad de México. Ahora tenemos que esperar la reunión nacional
que preparan los estudiantes del Yo soy 132 en la ciudad de Oaxaca para
el 23 de septiembre con el fin de analizar la situación del país y
plantear propuestas de lucha al respecto. Por ahora lo más importante es
encontrar puntos coincidentes de unidad y lucha entre los sectores de
izquierda donde están seguramente todas las gentes que simpatizan con
los zapatistas, con Sicilia, con AMLO, con la APPO, la CNTE, los
electricistas, Mexicana, Mineros y demás movimientos. De una buena
política de alianzas y unidad depende el futuro de la izquierda
mexicana. (9IX/12)
Pedro Echeverría V.
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