lunes, 14 de noviembre de 2011

Derechos Humanos Inmigraciòn Guatemala-Mèxico: Amenazas de expulsión y rumores agravan situación de desplazados guatemaltecos, alertan organizaciones....

CentroProDH / CDH Usumacinta / La 72 / Indignación / Sin Fronteras
Diversas organizaciones de derechos humanos nos hemos dirigido hoy a los gobiernos de México y Guatemala para expresarles la preocupación por el agravamiento de las condiciones en que se encuentran las personas desplazadas de la comunidad Nueva Esperanza, del departamento de La Libertad, zona de El Petén, Guatemala, quienes fueron desalojadas violentamente por el ejército de su país el pasado 23 de agosto y desde esa fecha se encuentran refugiadas en la línea fronteriza que colinda con la comunidad de Nuevo Progreso, municipio de Tenosique, Tabasco donde sobreviven con gran dificultad desde hace más de ochenta días, en condiciones extremadamente precarias que ponen en riesgo su salud y su integridad.
Además de las críticas condiciones de vida que las y los refugiados enfrentan desde su desplazamiento, actualmente están siendo objeto de amenazas y  propagación de información no sustentada; dichos rumores aumentan sus condiciones de vulnerabilidad ya que en caso de no detenerse o investigarse adecuadamente, se generarán actos de exclusión, discriminación y  xenofobia contra ellos.
Los gobiernos de Guatemala y México no están proporcionando la asistencia humanitaria a la que están obligados ante personas desplazadas y refugiadas, tal como señalan los principios y directrices de Naciones Unidas en ambos casos. La han negado o regateado y, la ayuda mínima otorgada ha resultado insuficiente poniendo en riesgo la salud y la integridad de la población. La escasa ayuda que reciben ha provenido, casi en su totalidad, de organizaciones religiosas y poblaciones vecinas.
Diversas organizaciones de México, conformadas en una Misión Civil de Observación, constatamos en octubre pasado la crítica situación en la que se encuentran las casi trescientas personas, de las cuales 115 son niños, niñas o adolescentes, quienes deberían gozar de una especial protección. La Misión documentó, además de las inhumanas condiciones, acusaciones contra la población desplazada que nos causaron gran preocupación porque no estaban sustentadas en pruebas ni implicaban procesos formales, pero sí eran sostenidas por autoridades de Guatemala.
En su momento y tras entrevistarse con el cónsul de Guatemala en Tenosique, integrantes de la Misión Civil de Observación fueron muy claros al afirmar en el comunicado que emitieron al término de la misma, que “constituye un motivo de gran preocupación la intención de justificar el desplazamiento atribuyéndole a las y los desplazados la comisión  de ilícitos sin que haya alguna prueba contra ellos.”
En ese momento nos referíamos a acusaciones contra las y los desplazados con respecto a daños ocasionados al medio ambiente ya que se encontraban en una zona natural protegida y con respecto a colaborar con narcotraficantes. En ambos casos el cónsul admitió que no había pruebas contra las y los entonces pobladores y ahora desplazados de Nueva Esperanza.
Durante los primeros días de noviembre tuvimos noticia de una carta que habitantes de Nuevo Progreso, Tenosique, dirigieron a sus autoridades acusando a “los pobladores” de cometer desmanes, emborracharse, golpear a sus mujeres y portar armas.
Todas esas conductas, por supuesto reprochables, requieren investigarse con apego a la ley para poder inculpar a alguien; mientras tanto representa un acto de riesgo y discriminación el hecho de atribuirlas a un colectivo. Nos preocupa que alguna autoridad de México o Guatemala pueda estar contribuyendo a la propagación de rumores que puedan ocasionar discriminación o conducir a respuestas violentas.
Sabemos que se están desarrollando mesas de diálogo entre la población desplazada y el gobierno de Guatemala. Sin embargo, alertamos sobre la dificultad de mantener una negociación en medio de condiciones tan precarias para la población desplazada. A estas condiciones, que representaban ya una grave emergencia, se suma el hacerlo ante la amenaza velada de ser repatriados por parte de México, como se publicó en un periódico mexicano[1].
Sería grave que el gobierno mexicano pretendiera tomar una medida de esa índole, pues es preciso recordar que la Ley de Migración recientemente modificada por el Congreso de la Unión, establece, en su artículo segundo, que un principio fundamental de la política migratoria mexicana es el “respeto irrestricto de los derechos humanos de los migrantes, nacionales y extranjeros, sea cual fuere su origen, nacionalidad, género, etnia, edad y situación migratoria, con especial atención a grupos vulnerables como menores de edad, mujeres, indígenas, adolescentes y personas de la tercera edad, reconociendo ese mismo numeral que “ en ningún caso una situación migratoria irregular preconfigurará por sí misma la comisión de un delito ni se prejuzgará la comisión de ilícitos por parte de un migrante por el hecho de encontrarse en condición no documentada”. La misma norma reitera otros principios que deben imperar en el actuar de las instituciones migratorias, como el de hospitalidad y solidaridad con las personas que necesitan un nuevo lugar de residencia temporal o permanente debido a condiciones extremas en su país y el interés superior de la infancia, entre otros.
De no ser cierta la amenaza de expulsión, se pide a las autoridades pronunciarse o desmentir al respecto de lo comentado en dicho diario.
Ante los constantes rumores y la crítica situación que vive la comunidad refugiada, las organizaciones firmantes solicitamos al gobierno mexicano que haga efectivos los principios de solidaridad, hospitalidad y protección, que deben regir la política migratoria mexicana, estableciendo garantías de permanencia para la comunidad desplazada de Nueva Esperanza, mismas que deben incluir todo tipo de ayuda humanitaria indispensable para que los desplazados, hoy refugiados puedan vivir en condiciones de mínima dignidad el tiempo que dure su situación de refugio, así como evitar cualquier tipo de hostigamiento o amenaza que ponga en riesgo su integridad. Dichas medidas deberán prevalecer hasta en tanto el Estado guatemalteco garantice el retorno de los habitantes a su comunidad en condiciones que sean compatibles con sus derechos humanos y restituyan su derecho a la tierra y a una vivienda digna.
Por su parte, al Gobierno de Guatemala se le solicitó agilizar las mesas de diálogo, garantizando que a la comunidad de Nueva Esperanza les sean restituidas de manera adecuada y con estándares compatibles con los derechos humanos, sus tierras, viviendas y, en general todas aquellas condiciones necesarias para una vida digna. Asimismo, la ayuda humanitaria resulta fundamental para poder llevar una adecuada mesa de negociación.
Centro de Derechos Humanos Miguel Agustin Pro Juárez
Centro de Derechos Humanos del Usumacinta
Equipo Indignación, Promoción y Defensa de los Derechos Humanos
La 72-Casa Hogar Refugio para Personas Migrantes
Sin Fronteras IAP
[1] Asentados en el ejido Nuevo Progreso de Tenosique, Repatriarán a asilados guatemaltecos por queja de pobladores. Son acusados de realizar desmanes en territorio mexicano por habitantes de la comunidad de Nuevo Progreso en Tenosique. Publicado en Milenio el 1º de Noviembre de 2011, disponible en:  http://impreso.milenio.com/node/9054418
Información difundida por el Área de Comunicación y Visibilidad de Cencos

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog

free counters

Datos personales

Mi foto
Malas noticias en los periòdicos, asesinatos, enfermedad, pobreza, dolor, injusticias, discriminaciòn, guerras, lo grave es que nos parece normal.

Ecologia2