De todas las piezas que componen el
puzle de la decepción y la incredulidad
de los votantes estadounidenses
más progresistas, el soldado Bradley
Manning es quizá el más complicado
de digerir. La capacidad del equipo
comunicativo de Barack Obama
para gobernar la contradicción evidente
entre su retórica y su política
ha encontrado en Manning un obstáculo
difícil de sortear. Hasta The
New York Times atacó hace unas semanas
al presidente con una editorial
que equiparaba a Obama y Bush.
Bradley Manning fue detenido en
mayo de 2010 acusado de ser el origen
de la filtración de la información
clasificada que inició el denominado
“escándalo Wikileaks”: la salida a la
luz pública de 250.000 cables diplomáticos
secretos y de un par de vídeos
que demostraron la autoría del
ejército de EE UU de la muerte de civiles
y de periodistas en Afganistán e
Iraq. Tras ser acusado formalmente
en julio de ese mismo año, en marzo
la Fiscalía militar añadió otros 22 cargos
adicionales contra Manning que
incluyen el de “ayuda al enemigo”.
Confinado en una base militar de Virginia,
el soldado está recluido en régimen
de aislamiento, lo que ha sido
denunciado por diferentes organismos
locales e internacionales, así
como por diversas organizaciones
de derechos humanos. Hace tan sólo
unos días, 295 juristas estadounidenses
denunciaban en una carta
que las condiciones en las que se encuentra
Manning podrían violar la
propia Constitución de EE UU.
Finalmente, la Administración Obama
anunciabael 19 de abril el traslado
de Manning a unas instalaciones
de detención en la base militar de Ft.
Leavenworth, Kansas. Sin especificar nada
más sobre el trato que recibirá
el soldado que filtró documentos
a Wikileaks.
Régimen de aislamiento
Recluido 23 horas al día en una celda
sin ventana de tan sólo seis por doce
pies, Manning soporta un régimen
de privación del descanso diurno de
5 de la mañana a 8 de la tarde y ha sido
despojado de cualquier tipo de objeto
personal. Además, es obligado a
dormir desnudo y a pasar periódicas
inspecciones sin ropa y son constantes
las humillaciones y vejaciones
tanto de los militares que le custodian,
como de los demás reclusos.
Pese a que el régimen especial de aislamiento
se justifica según las autoridades
por la prevención del suicidio,
todos los psiquiatras militares que
han visitado a Manning han negado
que exista riesgo alguno en ese sentido.
Por ello, sus abogados han denunciado
una y otra vez lo injustificado
y lo arbitrario de su situación.
En febrero Geoff Morrel, portavoz
del Pentágono, manifestó tras visitar
al soldado que había quedado “impresionado
por la profesionalidad
del staff que lo custodia y por lo apropiado
del tratamiento y de la forma
del confinamiento al que está sujeto”.
Recluido 23 horas al día en una celda sin ventana, Manning ha sido también despojado de cualquier tipo de objeto personal
Sus palabras contrastan con el
punto de vista de Amnistía Internacional,
que ha definido el trato dado
a Manning como inhumano, así como
con la preocupación de Juan E.
Méndez –relator especial de las
Naciones Unidas para casos de tortura–,
a quien el Departamento de
Estado norteamericano ha prohibido
tajantemente cualquier visita al
detenido. Según Méndez, esta decisión
equipara a la Administración
Obama con regímenes dictatoriales.
Lo cierto es que la posición oficial
del Gobierno estadounidense
no convence ni a sus propios miembros:
en marzo el portavoz del
Departamento de Estado se vio obligado
a dimitir tras admitir que la situación
de Manning es “ridícula, contraproducente
y estúpida”. Además,
declaró que no entendía por qué se
sometía al soldado a semejante trato.
Las filtraciones y Obama
Uno de los pilares fundamentales de
la campaña electoral de Obama en
2008 fue la transparencia. El entonces
candidato a la Casa Blanca llegó
a decir literalmente que aquellos que
filtran información desde el Gobierno
a la ciudadanía “son parte de una
democracia saludable y deben ser
protegidos de las represalias”. Ann
Wright, una coronel retirada tras
29 años de servicio en el Ejército
estadounidense, declaraba hace
unos días que “el presidente Obama
podía poner fin a la situación de
Manning con tan sólo una llamada”.
Sin embargo, resulta difícil
imaginar que esa llamada se produzca.
Obama ha manifestado públicamente
que considera el confinamiento
de Manning y el trato vejatorio
que está recibiendo como “condiciones
apropiadas y acordes con nuestros
estándares básicos”. La situación
de Manning no constituye sólo
un ataque frontal a la democracia y
un caso evidente de maltrato y tortura,
sino que funciona además como
indicador de la enorme distancia entre
la esperanza que despertó Obama
entre sus votantes y la realidad
de su Gobierno.
Campañas en defensa del antiguo soldado
La indignación ciudadana
por la situación del soldado
ha crecido en los últimos
meses.
A la Red de Apoyo a
Bradley Manning, una iniciativa
conformada en junio de
2010 por amigos, familiares
y ciudadanos estadounidenses
anónimos, se ha unido
ahora la acción deslocalizada
e internacional.
Fruto del
esfuerzo global, han sido
500.000 las cartas de protesta
recibidas por Obama a
iniciativa de la organización
de movilización telemática
Avaaz.org, así como la celebración
de actos de solidaridad
con Manning en diferentes
países.
La red estadounidense
de apoyo al detenido,
por su parte, desarrolla
una continua campaña de
sensibilización y visibilización
que el 20 de marzo
llevó a un nutrido grupo de
manifestantes hasta las
puertas de la base militar en
la que está confinado, con
el resultado de decenas de
detenidos por acciones de
desobediencia civil.
Además
del apoyo público de diferentes
mandos militares retirados,
periodistas, juristas o
personalidades como
Michael Moore o Daniel Ellsberg,
famoso por haber filtrado
documentos secretos del
Pentágono de la Guerra de
Vietnam, la red de apoyo a
Manning ha recaudado más
de 100.000 dólares en una
campaña desarrollada junto
con Courage to Resist, organización
de ayuda a soldados
desertores de las guerras
de Iraq y de Afganistán.
Vìa :
http://www.diagonalperiodico.net/El-analista-Bradley-Manning.html
http://www.diagonalperiodico.net/El-analista-Bradley-Manning.html
Ilustraciòn : Carlos Velasco
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