La inmensa mayoría de lo políticos, periodistas y tertulianos no han
querido oír en los últimos tiempos a los jóvenes con tasas de paro del
45%; ni a las miles de personas que reclamaban al Banco de España y los
tribunales que los defiendan de las estafas de los bancos en forma de
contratos de swaps, clips y demás engaños; ni a los cientos de miles de
familias que han perdido la vivienda; ni a las docenas de miles de
pequeños y medianos empresarios que cierran sus empresas porque no
reciben ni un euro de bancos que usan las ayudas públicas para seguir
especulando; ni a los padres y madres de familia que tienen cada vez más
dificultades para llegar a fin de mes mientras los beneficios de las
grandes empresas y bancos se disparan; ni a quienes decíamos que las
medidas que se estaban tomando no eran para resolver la crisis sino para
que quienes la habían provocado salieran de ella con más poder y más
beneficios; ni a quienes empezaban a sentirse indignados porque el
gobierno llamara a La Moncloa para crear empleo a los grandes directivos
de las empresas y bancos que más puestos de trabajo han destruido en
los últimos años.
Han estado haciendo oídos sordos a todo esto. Nunca hablan de que los
bancos matan de hambre a la gente ni explican cómo les engañan y quitan
sus viviendas. Y ahora que la gente reacciona y sale a la calle harta
de todo eso, quieren ser ellos los grandes intérpretes de lo que está
pasando.
Pero se van a equivocar de nuevo.
Lo que está ocurriendo y lo que va a ocurrir en nuestras calles es
bastante más sencillo de lo que parece. La gente ve, la gente lee y la
gente entiende mucho más de lo que le ofrecen los medios propiedad de
los bancos y de las grandes empresas que solo programan bazofia para que
la mayoría de la gente ni vea, ni piense, ni sepa nada inconveniente
para ellos. Cada vez más gente entra internet y habla con otras gentes
para informarse por otras vías y ha empezado a descubrir que Botín,
Miguel Angel Fernández Ordoñez, Francisco González, Rajoy, Esperanza
Aguirre, Zapatero y compañía han montado una estafa colosal y que ya se
ha empezado a cansar de soportarla.
Se han dado cuenta de que sí sabían que se iba a producir una crisis
de gran envergadura pero que la ocultaron para que no se viera la
responsabilidad criminal de quienes la habían provocado, los bancos y
las autoridades de los gobiernos y los bancos centrales que miraban a
otro lado.
Se han dado cuenta de que las multimillonarias ayudas que le dieron a
los bancos con la excusa de que así se iba a reactivar el crédito para
que no se siguiera perdiendo empleo ha sido también mentira porque lo
que han hecho los bancos con ese dinero ha sido emplearlo en especular
con la deuda de los gobiernos y así extorsionarlos mediante el auténtico
terrorismo financiero que practican las agencias de calificación para
exigirles reformas que les den aún más ventajas.
Se han dado cuenta de que la reforma laboral, la de las pensiones, de
las becas y ayudas a la educación, el recorte de salarios y las que
vendrán para modificar la negociación colectiva o para privatizar los
servicios públicos no tienen nada que ver con las causas de la crisis,
sino que son la forma de abrir nuevos negocios para que sigan forrándose
los mismos de siempre.
Y la gente empieza a darse cuenta de que ya no se puede soportar
tanto engaño en nuestra vida política, con cientos de cargos imputados
por corrupción sin que los dirigentes de los partidos les digan nada,
con un bipartidismo favorecido por una ley electoral sencillamente no
democrática, por créditos bancarios que nunca devuelven y por medios de
desinformación propiedad de las grandes fortunas o de empresas y bancos
que solo informan de lo que les conviene. Es decir, miles de personas se
han dado cuenta ya de que no vivimos en una democracia y que, por
tanto, hay que reclamar la Democracia Real cuanto antes.
Eso no es todo, porque también hay algo más.
La gente que está en las calles, la que apoya a la que ya está en la
calle y la que se va a ir sumando a la calle SÍ TIENE ALTERNATIVAS
aunque los políticos convencionales se empeñen en descalificarnos
diciendo que somos antisistema (cuando en realidad es el sistema el que
es anti-nosotros) que solo sabemos protestar y decir que no.
Somos muchos y de sensibilidades variadas pero basta ver los
documentos que han ido circulando llamando a las manifestaciones para
percibir que hay cuestiones comunes y básicas que nos unen a todos
porque, por encima de nuestras diferencias, somos, sobre todo y
simplemente, ciudadanos y ciudadanas que lo que queremos es algo tan
elemental como democracia real y justicia de verdad.
Entre otras demandas que pueden verse en los documentos de Democracia
Real Ya u otras organizaciones que apoyan las movilizaciones, como
ATTAC, queremos que haya una ley electoral que no sea discriminatoria,
que garantice la igualdad de todos las personas ante los procesos
electorales, queremos una jurisdicción que expulse de la vida política a
los corruptos, queremos leyes de medios que garanticen pluralidad y no
la concentración perversa de ahora….
Queremos normas que garanticen que los banqueros y las grandes
patronales no puedan extorsionar a los gobiernos ni imponer su voluntad a
los poderes representativos. Queremos que las decisiones económicas las
tomen aquellos que hemos elegido para que las tomen, y no otros
disfrazados de mercados. Y que los mercados estén sometidos a la ética
de la satisfacción social y no a la del lucro sin cese.
Queremos recobrar las empresas que los gobiernos concedieron a bajo
precio a capitales privados y que ahora se llevan nuestro capital y
beneficios a otros lugares despidiendo a nuestros conciudadanos y
prestando servicios mucho peores y más caros.
Queremos una banca pública controlada estrictamente para que
garantice financiación a los pequeños y medianos empresarios y a las
familias.
Queremos medidas de urgencia para que se investigue a los
responsables de la crisis y paguen con dinero y cárcel por sus estafas,
engaños y crímenes económicos en aquí y en los paraísos fiscales.
Queremos una reforma fiscal que acabe con la injusta situación actual
que permite que los más ricos prácticamente no paguen y que hace recaer
la mayor carga impositiva en los asalariados y pequeños y medianos
empresarios de rentas más bajas, arruinando así a las clases medias y
trabajadoras que son el sostén de las democracias.
Queremos que los poderes públicos impidan desde ya que siga habiendo
miles de familias que pierden sus viviendas a manos de las entidades
financieras, que se penalicen las actividades especulativas y que
nuestro patrimonio natural y ambiental se siga destruyendo como hasta
ahora solo para que ganen dinero unos pocos desalmados.
Esto es más o menos lo que quieren estas personas, jóvenes y más
maduras, que han irrumpido en nuestras calles como un tsunami que durará
mucho más de lo que algunos se creen.
No hace falta mucho debate para entender lo que piden, lo que pedimos. Es bastante elemental:
Que los culpables paguen el daño que han causado, que si antes han
salvado tan generosamente a los ricos, salven ahora a las personas, y
que se garantice que las decisiones que se toman en las instituciones
políticas sean las que hayamos decidido los ciudadanos y ciudadanas
cuando elegimos a nuestros representantes y no, como está sucediendo,
las que imponen los banqueros y grandes propietarios para salvar
solamente sus intereses egoístas.
Eso es todo lo que exigimos. De momento.
Fuente, vìa :
http://www.attac.es/15m-hartos-de-la-estafa-y-la-impunidad/
http://www.attac.es/15m-hartos-de-la-estafa-y-la-impunidad/
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