Washington se sacó de encima a un trasto usado y ya inservible (Bin Laden), y
sentó las bases estratégicas y doctrinarias de un reciclamiento y modernización
de la "guerra contraterrorista" a escala planetaria: "Matamos a Bin Laden,
pero Al Qaeda sigue viva y se multiplica mucho más peligrosa que antes",
es el mensaje implícito de la Casa Blanca gerenciada por Obama. En síntesis,
EEUU "mató" a Bin Laden, pero el "terrorismo islámico" lo sobrevive y engendra
nuevas crías (y "amenazas terroristas") como el huevo de la serpiente. Como
diría George W. Bush: Ese es el plan.
Por
Manuel Freytas (*)
manuelfreytas@iarnoticias.com
IAR Noticias/
manuelfreytas@iarnoticias.com
IAR Noticias/
Resumamos: El domingo, y con una
impresionante cobertura mediática en vivo a escala global, EEUU "mató"
oficialmente Bin Laden, pero advirtió al mundo que Al Qaeda y el
"terrorismo islámico" siguen en pie y con su capacidad de "ataques
terroristas" multiplicada.
En síntesis, con la "muerte" de Bin
Laden la "guerra contraterrorista" se recicla y reactualiza planetariamente
sobre el "miedo" multiplicado a los atentados Al Qaeda sin límites
territoriales ni continentales.
Esa es la clave del surrealista (y
oportunista) anuncio de Obama sobre la muerte del mitológico "líder" de Al Qaeda
fabricado por las usinas de la CIA en la década de los ochenta (Ver:
Bin Laden: un soldado de la CIA).
No hay cadáver, no hay pruebas de la
muerte, y hay sólo dos argumentos convergentes que justifican el anuncio:
1) EEUU necesita nuevos
fundamentos estratégicos para seguir desarrollando la "guerra contra el
terrorismo".
2) Obama necesita enterrar a Bin
Laden para ganar las elecciones en el 2012.
En todos los casos, el
"terrorismo" (un arma estratégica de la Guerra de Cuarta Generación) va
actuar como elemento desencadenante y fusionante de los acontecimientos
que se avecinan en el teatro de los conflictos internacionales por la
preservación del orden imperial regente.
Desde el 11-S, en el 2001, el
"terrorismo" se constituyó en una herramienta clave del Estado imperial USA para
administrar y controlar la maquinaria planetaria del "nuevo orden"
emergente tras el estallido de las Torres Gemelas en Nueva York.
Hay tres razones estratégicas de
fondo que justifican la permanencia de la "guerra contraterrorista" como
principal hipótesis de conflicto mundial:
1) Expansión de la industria
armamentista (corporaciones del Complejo Militar Industrial).
B) Justificación doctrinaria de las
guerras preventivas por conquistas de mercado (ocupaciones militares).
3) Clave argumental para el
posicionamiento hegemónico de EEUU en el nuevo ordenamiento geopolítico y
militar globalizado.
Bush pudo mantenerse durante dos
períodos en la Casa Blanca, con el aprovechamiento del 11-S y la leyenda de Bin
Laden "amenazando" desde su escondite inexpugnable, y Obama va por su
reelección "matando" a Bin Laden y creando la leyenda de una Al Qaeda
potenciada de mil cabezas que extiende sus "amenazas terroristas" por todo
el planeta.
En
la agenda de la inteligencia militar estadounidense Bin Laden obedece a
dos tipos de construcciones. Una verdadera, asociada con las redes secretas
del terrorismo, y otra fabricada para consumo mediático.
En la primera,
se indica que su formación de soldado terrorista proviene de los sótanos
históricos de entrenamiento de la CIA. Y en la segunda, las evidencias lo
señalan como un espectro fantasmal sobre el cual se montaron innumerables
campañas de prensa internacional para generar miedo con el "terrorismo".
El líder de Al
Qaeda fue fabricado de acuerdo a las necesidades del "nuevo enemigo", que
el imperio necesitaba mostrar a la sociedad después de los atentados del
11-S, y que la inteligencia norteamericana utilizó para conseguir consenso
local e internacional a sus nuevas políticas de invasión militar
La nueva consigna lanzada por Obama
el domingo: Muere Bin Laden,
pero Al Qaeda se potencia y comienza a engendrar crías como el huevo de la
serpiente.
Mientras anuncia la "muerte" de Bin
Laden Washington, a coro con las potencias imperiales, advierte a los cuatro
vientos que Al Qaeda se apresta a una escalada de "atentados terroristas"
para vengar a su jefe.
El Departamento de Estado advirtió
este lunes a los ciudadanos estadounidenses que tras la muerte del líder de Al
Qaeda, Osama Bin Laden, ellos se han convertido en objetivos potenciales de la
"violencia antiestadounidense" en todo el mundo.
"Dada la incertidumbre y la volatilidad de la actual situación, urgimos a los ciudadanos estadounidenses en áreas donde estos acontecimientos (el "terrorismo") pueden causar violencia antiestadounidense a limitar sus viajes fuera de sus casas y hoteles y a evitar concentraciones y demostraciones masivas", puntualiza el comunicado.
Por su parte, el abanderado inicial de la "guerra contraterrorista", el ex presidente George W. Bush, advirtió que "La lucha contra el terror continúa, pero esta noche Estados Unidos ha mandado un mensaje inequívoco: no importa cuanto se tarde, se hará justicia".
"Es un triunfo rotundo para la justicia, la libertad y los valores compartidos por todas las naciones democráticas que luchan hombro con hombro con determinación contra el terrorismo", afirmó el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu
El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, calificó de "éxito significativo" la muerte del líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, en una operación de las fuerzas especiales estadounidenses en Pakistán, y reafirmó el compromiso de los aliados para "impedir que Afganistán se convierta de nuevo en un santuario para el terrorismo".
"Dada la incertidumbre y la volatilidad de la actual situación, urgimos a los ciudadanos estadounidenses en áreas donde estos acontecimientos (el "terrorismo") pueden causar violencia antiestadounidense a limitar sus viajes fuera de sus casas y hoteles y a evitar concentraciones y demostraciones masivas", puntualiza el comunicado.
Por su parte, el abanderado inicial de la "guerra contraterrorista", el ex presidente George W. Bush, advirtió que "La lucha contra el terror continúa, pero esta noche Estados Unidos ha mandado un mensaje inequívoco: no importa cuanto se tarde, se hará justicia".
"Es un triunfo rotundo para la justicia, la libertad y los valores compartidos por todas las naciones democráticas que luchan hombro con hombro con determinación contra el terrorismo", afirmó el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu
El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, calificó de "éxito significativo" la muerte del líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, en una operación de las fuerzas especiales estadounidenses en Pakistán, y reafirmó el compromiso de los aliados para "impedir que Afganistán se convierta de nuevo en un santuario para el terrorismo".
No obstante la "euforia" reinante
entre los lideres imperiales, una generalizada duda sobre la autenticidad del
anuncio se extiende mundialmente a partir de la no existencia de pruebas sobre
la muerte de Bin Laden.
Reciclamiento de la
"guerra contraterrorista"
El grotesco anuncio sin pruebas ni
cadáver de la "muerte" de Bin Laden (sólo posibilitado por la
complicidad de
los gobiernos y de los medios de comunicación, y por la ausencia de
contrainformación y de análisis totalizado de los fundamentos del uso
estratégico de la "guerra contra terrorista") es sólo el reverso de una
estrategia que continúa desde el 11-S hasta aquí.
EEUU, con la administración Bush tras
el 11-S, no solamente instaló un nuevo sistema de control político y social por
medio de la manipulación mediática con el "terrorismo", sino que además inauguró
un "nuevo orden internacional" (sustitutivo de la "guerra fría" con la ex
URSS) basado en la "guerra contraterrorista" que sirvió de justificación a las
nuevas estrategias expansionistas del Imperio norteamericano y de las
trasnacionales capitalistas. Obama, con este anuncio, continúa esa estrategia
por otras vías.
Desde el punto de vista
geopolítico y estratégico, el "terrorismo" no es un objeto diabólico del
fundamentalismo islámico, sino una herramienta de la Guerra de Cuarta
Generación que la inteligencia estadounidense y europea vienen utilizando
(en Asia y Europa) para mantener y consolidar la alianza USA-UE en el campo de
las operaciones, para derrotar a los talibanes en Afganistán,
justificar acciones militares contra Irán antes de que se convierta en
potencia nuclear, y generar un posible nuevo 11-S para distraer la atención de la
crisis recesiva mundial.
A nivel
geoeconómico se registra otra lectura: Si se
detuviera la industria y el negocio armamentista centralizado alrededor del
combate contra el "terrorismo" (hoy alimentado por un presupuesto bélico mundial
de US$ 1,460 billones) terminaría de colapsar la economía norteamericana
que hoy se encuentra en una crisis financiera-recesiva de características
inéditas.
Esta es la
mejor explicación de porqué Obama, hoy sentado en el sillón de la Casa Blanca,
ya se convirtió en el "heredero forzoso" de la "guerra contraterrorista"
de Bush a escala global.
La misma
interpretación se puede inferir para las potencias de la Unión Europea que
adhieren a los planes globales de la "guerra contraterrorista", así como
para China, Rusia y las potencias asiáticas cuyos complejos militares facturan
miles de millones con armas y tecnología destinadas al combate contra el
"terrorismo".
Como se sabe,
los "planes contraterroristas" son el principal rubro de facturación de los
presupuestos armamentistas a escala global y conforman la mayor tasa de
rentabilidad de las corporaciones de la guerra que giran alrededor de los
complejos militares industriales de EEUU, Europa y Asia.
En
el 2004,la Unión Europea se sumó a la estrategia norteamericana diseñando y
poniendo en práctica un plan "contraterrorista" que trasladaba a
territorio europeo la cruzada militar y de seguridad contra el "eje del mal",
que iniciara la administración Bush tras los atentados del 11-S.
Tras la imposición planetaria
del combate contra el terrorismo (principalmente islámico) la "psicosis
terrorista" inundó las portadas
de la prensa internacional y se extendió por
aeropuertos, metros, estaciones de trenes, y por todo lugar donde se produjeran
concentraciones masivas de personas.
Este
escenario, con las potencias centroasiáticas (que compiten por áreas de
influencia con el eje USA-UE) adhiriendo a la "guerra contraterrorista" liderada
por EEUU, marca con claridad como Al Qaeda y el hoy extinto Bin Laden (un invento histórico de
la CIA) ensambla en un solo bloque al sistema capitalista más allá de sus
diferencias sectoriales.
La "simbiosis" funcional
e interactiva entre Bush y Al Qaeda tiñó ocho años claves de la política
imperial de EEUU. A punto tal, que a los expertos les resulta imposible pensar
al uno sin el otro.
El
11-S como justificación de nuevas invasiones
Durante ocho años de gestión,
Bin Laden y Al Qaeda se convirtieron casi en una "herramienta de Estado"
para Bush y los halcones neocon que convirtieron al "terrorismo" ( y a la
"guerra contraterrorista") en su principal estrategia de supervivencia en el
poder.
Bush y el lobby judío de
halcones neocon, edificaron consenso y apoyo interno agitando y denunciando el
peligro del "terrorismo islámico" como amenaza permanente a la "seguridad
nacional" de EEUU. Dentro de esa bolsa metían a todos los que se le oponían.
En términos geopolíticos y
militar-estratégicos, con la utilización de la leyenda mediática de Bin Laden y
el peligro del "terrorismo internacional", a partir del 11-S el Imperio
norteamericano (potencia locomotora unipolar del planeta desde la caída de la
URSS) sustituía aspectos claves de su supervivencia como Estado imperial.
Bien empleada, la herramienta
"terrorismo" (un arma que combina la violencia militar con la Guerra de
Cuarta Generación) tiene como objetivo central: Generar una conflicto (o
una crisis) para luego aportar la solución más favorable a los intereses
del que la emplea.
Por ejemplo: El 11-S
(activado por la CIA infiltrada en los grupos islámicos) en EEUU fue el
detonante del conflicto, y la "guerra contraterrorista" posterior, y las
invasiones a Afganistán e Irak, fueron parte de la alternativa de solución.
Así, entre los varios
objetivos
encubiertos de las campaña con la "amenaza terrorista internacional"
lanzada por la Casa Blanca y las potencias centrales europeas
en infinidad de ocasiones, después del 11S ,
sobresalía nítidamente el de preparar el "clima" y la justificación para
iniciar
operaciones militares en alta escala en las zonas petroleras de Medio
Oriente, Eurasia y África, tal cual hoy se comprueba con la "guerra
petrolera" desatada contra Libia.
Tanto Washington como las potencias de la Unión Europea han
mantenido históricamente denuncias constantes de "ataques terroristas
islámicos" en planes de ejecución, pero que efectivamente no han sucedido,
desde el 7 de julio de 2005, fecha del atentado terrorista al metro de Londres.
Hay suficientes pruebas
históricas en la materia: El 11-S sirvió de justificación para las
invasiones de Irak y Afganistán, el 11-M en España preparó la campaña de
reelección de Bush y fue la principal excusa para que EEUU impusiera en la ONU
la tesis de "democratización" de Irak legitimando la ocupación militar, el
7-J en Londres y las sucesivas oleadas de "amenazas" y "alertas
rojas" le sirvieron a Washington para instaurar el "terrorismo" como primera
hipótesis de conflicto mundial, e imponer a Europa los "planes
contraterroristas" hoy institucionalizados a escala global.
Decenas de informes y de
especialistas -silenciados por la prensa oficial del sistema- han
construido un cuerpo de pruebas irrefutables de que Bin Laden y Al Qaeda se
convirtieron en
instrumentos genuinos de la CIA estadounidense que los ha utilizado para
justificar las invasiones a Irak, Afganistán y Pakistán, para instalar la
"guerra contraterrorista" a escala global.
La "versión oficial" del 11-S
fue cuestionada y denunciada como "falsa y manipulada" por un conjunto de ex
funcionarios políticos y de inteligencia, así como de investigadores tanto de
EEUU como de Europa, que constan en documentos y pruebas presentados a la
justicia de EEUU que nunca los investigó aduciendo el carácter "conspirativo"
de los mismos (Ver:
Documentos e informes del 11-S. /
Al Qaeda y el terrorismo "tercerizado" de la CIA /
La CIA ocultó datos y protegió a los autores del 11-S /
Ex ministro alemán confirma que la CIA estuvo implicada en los atentados del
11-S
/
Informe del Inspector General del FBI: Más evidencias de complicidad del
gobierno con el 11-S /
El aparato de la prensa sionista
internacional, a pesar de su marcada tendencia "anti-Bush", jamás se hizo eco de
estas investigaciones y denuncias que se siguen multiplicando, mientras que sus
analistas sólo toman como valida la "versión oficial" instalada en la
opinión pública a escala global.
El establishment del poder
demócrata que hoy controla (y que ejerce la alternancia presidencial con los
republicanos en la Casa Blanca) jamás mencionó la existencia de estas
investigaciones y denuncias en una complicidad tácita de ocultamiento con el
gobierno de Bush.
Simultáneamente, y durante los
ocho años de gestión de Bush, los demócratas no solamente avalaron las
invasiones de Irak y de Afganistán y votaron todos los presupuestos de la
"guerra contraterrorista", sino que también adoptaron como propia
la "versión oficial" del 11-S.
Este pacto de silencio y de
encubrimiento entre la prensa y el poder imperial norteamericano preservó
las verdaderas causas del accionar terrorista de Bin laden y Al Qaeda, cuyas
"amenazas" periódicas fueron publicadas sin ningún análisis y tal cual
fueron difundidas por el gobierno de EEUU y sus organismos oficiales como la CIA y el FBI.
Y la "muerte" de Bin Laden
reafirma una tendencia ya probada: La "guerra contraterrorista" no fue una
política coyuntural de Bush y los halcones neocon, sino una estrategia global
del Estado imperial norteamericano diseñada y aplicada tras el 11-S en EEUU,
que ya tiene una clara línea de continuidad con el gobierno demócrata de Obama.
(*) Manuel Freytas es periodista, investigador,
analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación
estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
Ver sus trabajos en Google y en IAR Noticias
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