Una
de las características más notorias del Mensaje Presidencial 2011 es el
contexto en que se realiza. A diferencia de años anteriores, las
palabras del señor Presidente se enuncian en un momento que en amplios
sectores de la sociedad comienzan a dar muestras de cansancio, acaso de
molestia. Las razones de este clima ciudadano encuentran múltiples y
variados fundamentos, pero se resumen en una pérdida de credibilidad
política del actual mandatario.
El Mensaje de este año al país pretende
salvar la brecha que separa las promesas de una candidatura respecto de
las mezquinas y equívocas políticas desplegadas por el actual
mandatario. Más allá de las cifras alentadoras en las que se afirma el
Gobierno, lo cierto es que hay temas que se olvidan. En especial el
controversial proyecto Hidroaysén que es resistido por parte importante de la población.
La cuenta de un año de gobierno no solo
debe atender a las cifras que entregan los ministerios sino, de manera
decisiva, al horizonte político e histórico en que tales logros se
inscriben. En pocas palabras, el actual gobierno asume un discurso cuasi
técnico que muestra tales o cuales avances en diversas materias sin
construir un “imaginario social” que otorgue sentido a su actuar. Se
apela, por ejemplo, de manera vaga, al concepto de democracia, pero se
apoya a los sectores empresariales en lo relativo a la matriz energética
del país. Cuando una cuestión de tal trascendencia para Chile bien hubiera merecido ser plebiscitada.
Si bien hay logros indesmentibles de la
actual administración tendentes a una modernización en sectores clave
para el desarrollo nacional, ellos se ven opacados por el talante
gerencial que adquieren tales logros. Tal parece que la coalición de
derecha que nos gobierna carece de significaciones y perspectivas que
trasciendan las alegres cifras que nos ofrecen. Se ha desperdiciado una
gran oportunidad para cristalizar algo más que promesas. La mentada
unidad que reclama el Gobierno no nace de manera espontánea, se
construye con acciones concretas para abolir la profunda desigualdad que
caracteriza nuestra sociedad, se construye, en definitiva, con una
forma de gobernar que incluya –efectivamente- a todos los chilenos. De
otra manera, por mucho que se mejoren los indicadores macroeconómicos,
Chile se encamina a convertirse en una sociedad anónima.
Investigador y docente de la Escuela Latinoamericana de Postgrados. Elap. Universidad Arcis
Vìa :
http://www.elciudadano.cl/2011/05/24/chile-sociedad-anonima-2/
http://www.elciudadano.cl/2011/05/24/chile-sociedad-anonima-2/
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