Destruir al
enemigo con el mito de la "teoría conspirativa, controlar y convertir al
individuo-masa en potencia social direccionada con fines de control político y
económico, son los dos objetivos clave de la estructura mediática mundial que
determina y decide lo que las mayorías deben entender (y consumir) como
"información objetiva".
Por Manuel Freytas (*)
manuefreytas@iarnoticias.com
manuefreytas@iarnoticias.com
Cuando la prensa del sistema y sus
periodistas asalariados quieren descalificar (o ridiculizar) una información
peligrosa (para los intereses de sus patrones) la
tachan inmediatamente de "teoría conspirativa".
Según Wikipedia, "Una teoría
conspirativa consiste en la explicación de un evento o cadena de eventos ya
sucedidos o todavía por suceder (comúnmente políticos, sociales, populares o
históricos) a partir de la ocultación de sus verdaderas causas al conocimiento
público o a un complot secreto, a menudo engañoso, por parte de un grupo de
personas u organizaciones poderosas e influyentes que permanecen en la sombra".
Dentro del circuito de las
corporaciones dominantes de la prensa comercial la expresión "teoría de
conspiración" se usa para destacar la falta de fundamento de una
explicación, evaluándola como especulativa, falsa o estrafalaria.
La definición cierra, salvo por un
detalle: Habitualmente la categoría de "teoría conspirativa" se aplica
particularmente a informes o investigaciones críticas (al sistema) que no se
encuadran dentro de los cánones de "normalidad" establecidos por la corporación mediática dominante
que fija las reglas de aceptación y valoriza lo que "es noticia" y
lo que "no es noticia".
En lo político y social, el sistema
aplica la calificación de "teorías conspirativas" para descalificar y
desacreditar el discurso de los líderes y movimientos populares que se
enfrentan al statu quo
del sistema dominante vigente.
del sistema dominante vigente.
Los discursos (y las teorías)
antiimperialistas de los líderes de movimientos populares que se enfrentan y/o
toman posiciones contra la estructura del poder imperial son desvalorizados y
ridiculizados como "conspirativos".
Las denuncias y las advertencias de
Chávez contra EEUU y el capitalismo, las advertencias y los discursos de
Ahmadineyad contra el accionar de Israel y de las potencias sionistas, son
presentados como parte de "delirios conspirativos" o de "fundamentalismos
religiosos" sin sustento con la realidad.
Presentarlos como "locos",
"delirantes", o "fuera de la realidad" es una técnica manipulativa
recurrente que la estructura mediática utiliza históricamente contra los líderes
(o las teorías) que se enfrentan al sistema capitalista establecido como la
civilización aceptada y "normal".
De la misma manera, los sacerdotes
(analistas y periodistas) de los monopolios de la comunicación establecen
escalas de valores y determinan como "conspirativa" (o poco confiable) a toda la información
que circula libremente fuera de su circuito comercial y de sus intereses
políticos y empresariales.
Cosa juzgada
Así como las grandes corporaciones
económicas fijan las reglas del mercado y forman los precios, las grandes
corporaciones mediáticas fijan las reglas y determinan a diario (a través de la
cartelización monopólica) lo que "es noticia" y lo que "no es noticia" en
el mercado de la información a nivel local e internacional.
Generalmente, cuando una información
rompe las mallas de lo establecido, cuando revela aspectos funcionales o
intereses del sistema capitalista que subsisten detrás de los gobiernos, de las
corporaciones empresariales, o de la estructura dominante del negocio
informativo, se la califica inmediatamente de "teoría conspirativa".
Así se traten de resultado de
investigaciones científicas, de comprobaciones fácticas y documentadas, de
informes fundamentados con pruebas, el "sistema" cierra todo tipo de análisis y
de evaluación con dos palabras mortales: "Teoría conspirativa".
Un ejemplo claro de este método es el
11-S: Decenas de informes investigativos, desarrollados y documentados y
hasta con pruebas fotográficas, fueron sistemáticamente descalificados (o
desvalorizados) como "conspirativos" porque no se ajustaban a la "versión
oficial" difundida por la Casa Blanca y sus servicios de inteligencia.
Decenas de científicos, de
investigadores y expertos prestigiosos, fueron silenciados, o atacados con
descalificación pública, por el simple hecho de presentar una versión de los
ataques terroristas que no se ajustaba a la visión predominante en la
estructura mediática hegemónica.
Es sólo un ejemplo, ya que la
metodología es utilizada a diario (y masivamente) para descalificar los flujos de información
alternativa, o de contrainformación, que se filtran por las redes
de la Internet y amenazan a la "versión oficial" de las noticias
manipuladas por la prensa del sistema.
En términos funcionales (y aunque también existan canales explotados por los servicios de inteligencia, los gobiernos y
los grupos económicos) la información alternativa que el sistema califica como "teoría
conspirativa" en la web, tiene, en general, una función muy precisa: Sacar a la luz
aquellos rumores y sospechas que existen sobre las actividades ocultas (o
secretas) que al poder, incluido la prensa del sistema, no le interesan que
se difundan.
En términos políticos, la misión
esencial de la estructura mediática convencional (cuya información "objetiva no
es nada más que la conspiración del poder para ocultar la realidad) descalifica
y ridiculiza todo aquello que se salga del molde aceptado del sistema
capitalista.
Paradojalmente, los que juzgan y
deciden sobre lo que es "información objetiva" y lo que es "información
conspirativa", son los mismos monopolios de la comunicación que han construido
su poder económico sobre la base de la especulación comercial con
"información conspirativa" vendida como si fuera "información objetiva".
La mercancía vendida
como "objetividad periodística"
La información mundial (convencional
y masiva) no está construida sobre la objetividad y la búsqueda de la verdad,
sino sobre la base de la comercialización de "noticias" y la manipulación
mediante el control de cerebros y la orientación de conducta social masiva con
fines políticos y económicos.
En primer lugar, la información es
una mercancía destinada a producir rentabilidad económica como cualquier
otro producto comercial en oferta en el mercado capitalista.
En términos funcionales (y más allá
de la leyenda que se fabrican a su alrededor) las empresas periodísticas no
están guiadas por fines sociales sino por la búsqueda del lucro económico.
En segundo lugar, y por el carácter
estratégico de la función comunicacional que desarrollan (desde el punto de
vista de la preservación de la "gobernabilidad" del sistema) los medios son
herramientas claves para el control (y/o manipulación) de los procesos
económicos, políticos y sociales.
Los medios de comunicación (al
contrario de lo que pregonan sus mitificadores) no practican la "objetividad
informativa" ni la independencia editorial por dos razones prácticas
principales:
A) Son empresas que no funcionan con
objetivos sociales sino con objetivos comerciales sujetos a ley de la
búsqueda de rentabilidad capitalista.
B) Su dependencia estructural al
sistema de poder económico que controla todos los resortes de la producción,
las finanzas y el comercio internacional, por encima de los países y a escala
planetaria.
El accionar de los grandes
conglomerados mediáticos (tanto a nivel local como internacional) no está
orientado -como se quiere hacer creer- a servir al interés de la sociedad sino a
servir al interés de los grupos económicos y políticos dominantes que
constituyen su mayor fuente de financiación y rentabilidad comercial.
La
"gran fábrica conspirativa"
En general, y a nivel planetario, son los monopolios mediáticos (menos
del 5% del total de los medios mundiales) los que dictan las reglas y establecen
los parámetros de la información a escala global.
En este escenario, los medios y
periodistas del sistema son los primeros elaboradores y difusores de "teorías
conspirativas" a nivel planetario y masivo.
De manera tal que, todo lo que
"informa" la prensa masiva está manipulado y orientado por intereses privados
que se hacen pasar como "públicos" (de toda la sociedad).
Las guerras políticas y económicas
del capitalismo, en las sombras, alimentan una manipulación psicológica
permanente y nutre la parte mayoritaria del universo de la "información
mundial" (vendida por la prensa del sistema como si fuera "objetiva").
Pongamos un ejemplo preciso: Las "fuentes" que utilizan los medios y los
periodistas del sistema no son "desinteresadas". Toda la información que recoge
la prensa convencional proviene de funcionarios, políticos, militares, lobbistas
y ejecutivos de empresas, que utilizan la información masiva para manipular
intereses electorales, políticos y económicos.
Las mayoría de las "fuentes" citadas por el periodista
asalariado es siempre el poder.
Ejemplo: Los informes sobre
"terrorismo", producidos y lanzados en serie por la CIA y los
servicios de inteligencia, son aceptados como "fuentes confiables" por
la estructura y los periodistas de
la prensa convencional. Las noticias sobre Irak, Afganistán y la zonas
ocupadas, se nutren de informes y voceros oficiales del propio ejercito invasor.
En ese escenario, de manipulación de
la información con fines económicos y políticos, todas las noticias (sin
excepción) que circulan por el universo masivo de la comunicación periodística
comercial (local e internacional) son "conspirativas" y su función es
precisa: Alimentar las guerras políticas y económicas del poder.
Desde lo político, esa información
no está orientada a la búsqueda de la "objetividad" sino a direccionar conducta
social, tanto para el consumismo económico, para beneficio electoral, o para
generar consenso masivo a aquellos procesos que benefician a las
corporaciones económicas y a los gobiernos del sistema capitalista.
Por falta de contra información masiva, las mayorías planetarias
(ignorantes de la manipulación) consumen esas noticias como si fueran parte de
una realidad emergente de procesos y de hechos que se suceden como producto
de una dinámica "natural" del mundo.
En resumen, mientras por un lado la
prensa convencional y masiva califica de "teorías conspirativas" a la
información que revela sus intereses y estrategias funcionales ocultas, por
otro, utiliza la "información conspirativa" (vendida como si fuera "información
objetiva") para sostener al sistema capitalista que paga por sus servicios.
En definitiva, destruir al enemigo con el mito de
la "teoría conspirativa, controlar y convertir al individuo-masa
en potencia social direccionada con fines de control político y económico, son
los dos
objetivos clave de la estructura mediática mundial que determina
y decide lo que las mayorías deben entender (y consumir) como "información
objetiva".
(*) Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
Ver sus trabajos en Google y en IAR Noticias
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