La conmemoración de la tragedia del 27 de febrero trae consigo
reflexiones que apuntan a conclusiones opuestas. Mientras el Gobierno se
apresta a conmemorar un año del terremoto anunciando un avance del 60
por ciento de reconstrucción, los alcaldes mantienen un trabajo diario
que implica lidiar directamente con la indignación y decepción de los
afectados. Para ellos, el avance es menor a lo anunciado.
Los alcaldes de las comunas más golpeadas por la tragedia -muchos de
los cuales llevaban apenas un año en el cargo- debieron asumir la
emergencia desatada con lo poco que quedó y con lo que iba llegando,
haciendo frente a la desesperación de los vecinos. Es por ello que, ante
el anuncio de Gobierno que indica un 60 por ciento de avance en la
reconstrucción, surge la ofuscación de los ediles, quienes deben
multiplicar los beneficios de cada peso que llega a sus comunas.
Es difícil precisar si el terremoto en el Valle Central fue más
destructivo que el maremoto en el borde costero. No obstante, los planes
de reconstrucción se despliegan desde las capitales regionales y llegan
con dificultad a la costa. El alcalde de Constitución, Hugo Tillería
(IND), declara que “la recuperación se ha llevado a cabo únicamente en
base al trabajo de las empresas y el propio municipio. Hay preocupación
desde Intendencia, pero no se ha logrado concretar lo que se dice, hay
una diferencia entre lo que se dice y la realidad”.
Viviendas al debe
Tillería ha sido uno de los alcaldes que más críticas eleva hacia el gobierno central, incluso señala que este fin de semana los ‘mauchos’ saldrán a las calles “a manifestar su disconformidad con el proceder del gobierno”. Respecto a los balances oficialistas sobre la reconstrucción, el edil ironiza “si fuera un 60 por ciento, tendríamos tres mil viviendas y ahora no tenemos nada”. Como ejemplo, destaca la situación en Isla Orrego, ubicada frente a la bahía maulina y donde el Presidente realizará el último acto conmemorativo. El lugar ha sido afectado por varios maremotos en su historia y hoy sus pobladores construyen muy por delante de los planes del Ejecutivo.
Tillería ha sido uno de los alcaldes que más críticas eleva hacia el gobierno central, incluso señala que este fin de semana los ‘mauchos’ saldrán a las calles “a manifestar su disconformidad con el proceder del gobierno”. Respecto a los balances oficialistas sobre la reconstrucción, el edil ironiza “si fuera un 60 por ciento, tendríamos tres mil viviendas y ahora no tenemos nada”. Como ejemplo, destaca la situación en Isla Orrego, ubicada frente a la bahía maulina y donde el Presidente realizará el último acto conmemorativo. El lugar ha sido afectado por varios maremotos en su historia y hoy sus pobladores construyen muy por delante de los planes del Ejecutivo.
Un poco más al norte las cosas se ven aparentemente mejor. Iloca y
Duao son balnearios de Licantén, conocidos por la fuerza del maremoto y
el niño Víctor Díaz (Zafrada) como símbolo de la tragedia. Ante ello, su
alcalde Héctor Quiero (UDI) enfatiza que “estamos mucho mejor que
antes, la reactivación ha permitido renovar algunos sectores en los que
era muy difícil conseguir fondos desde el Estado”. Sin embargo, elude la
participación del Gobierno entre los protagonistas al indicar que “las
empresas se hicieron presente en el momento justo para comenzar a
limpiar y sacar escombros. El Gobierno llegó a inaugurar el programa
educativo con el ‘Zafrada’ como protagonista, aun cuando esto permita
cierta manipulación sobre el tema”, advierte.
Hace pocos días, la ministra de Vivienda, Magdalena Matte, zanjó el
tema habitacional al declarar que al primer semestre de 2012 se
erradicarán los campamentos de emergencia destinados a quienes perdieron
sus hogares. Ante ello, el edil de Constitución responde con
escepticismo: “Todas las buenas intenciones están en el papel, pero lo
que nos aqueja como comuna es complejo porque lo más importante que
necesitamos son las viviendas y es el tema central que se ha visto
postergado. Acá todavía no se entregan todos los subsidios, todavía no
se pone un clavo de la primera casa, entonces es un plazo que se mira
con recelo”.
En el puerto se desmarcan
En la región del Biobío, el borde costero y sus industrias fueron abatidos por la fuerza del agua y, con ello, la mesa del desarrollo local queda coja hasta hoy, sin que el comercio pueda afirmarse, y la incertidumbre en la población se hace permanente. En Talcahuano, a un año de amanecer con los barcos al medio de la calle, de ver lanchas a kilómetros, más cercanas de la autopista Itata que del mar, la tranquilidad se hace esquiva y la recuperación es lenta.
En la región del Biobío, el borde costero y sus industrias fueron abatidos por la fuerza del agua y, con ello, la mesa del desarrollo local queda coja hasta hoy, sin que el comercio pueda afirmarse, y la incertidumbre en la población se hace permanente. En Talcahuano, a un año de amanecer con los barcos al medio de la calle, de ver lanchas a kilómetros, más cercanas de la autopista Itata que del mar, la tranquilidad se hace esquiva y la recuperación es lenta.
El alcalde Gastón Saavedra (UDI) de Talcahuano proyecta la
reconstrucción como un proceso lento, con la infraestructura como primer
factor de esta tarea: “Tenemos un proyecto de reconstrucción de la
ciudad que esperamos se lleve a cabo ahora en 2011. Hemos fijado un plan
a diez años que implica reponer los liceos, consultorios, puestos de
trabajo y dependencias municipales que se vieron afectadas. La industria
pesquera debe hacer lo suyo como el gran bastión económico que es en
esta zona”.
Respecto a las versiones de Gobierno, la autoridad municipal separa
aguas y destaca la autonomía del trabajo que se ha realizado en el
puerto. Respecto a los porcentajes de avance, Saavedra se desmarca: “No
soy de los que usan esa forma de hacer política. Peor aún, ese dato es
excesivo, es mucho menos y es mejor ser realistas para no ilusionar a
las personas diciendo que está resuelta la reconstrucción, falta
muchísimo para reconstruir una ciudad como Talcahuano”.
Emponderamiento municipal
Entre las conclusiones que deja el episodio del 27 de febrero, se instala una interrogante sobre el precario armazón del Estado ante una emergencia de este tipo. Juan Castro (IND), alcalde de Talca, explica las dificultades que surgen ante una crisis sin fondos especiales: “Si analizamos lo que significó la emergencia, soy uno de los más descontentos con la gestión de Gobierno. Los alcaldes necesitaron de recursos para actuar rápidamente, lo que se negó rotundamente con la falta de máquinas, de medicamentos en los consultorios, viviendas de emergencia y cosas de ese tipo. Vemos que los sistemas de emergencia de nuestro país están envueltos en la burocracia que caracteriza al sistema, un tema donde el Estado debe modernizarse”.
Entre las conclusiones que deja el episodio del 27 de febrero, se instala una interrogante sobre el precario armazón del Estado ante una emergencia de este tipo. Juan Castro (IND), alcalde de Talca, explica las dificultades que surgen ante una crisis sin fondos especiales: “Si analizamos lo que significó la emergencia, soy uno de los más descontentos con la gestión de Gobierno. Los alcaldes necesitaron de recursos para actuar rápidamente, lo que se negó rotundamente con la falta de máquinas, de medicamentos en los consultorios, viviendas de emergencia y cosas de ese tipo. Vemos que los sistemas de emergencia de nuestro país están envueltos en la burocracia que caracteriza al sistema, un tema donde el Estado debe modernizarse”.
La capital del Maule aún exhibe una destrucción importante del centro
histórico, con miles de casas en el suelo, barrios destruidos y un
patrimonio perdido. Juan Castro explica que muchos aspectos han quedado
al margen de la agenda por la poca participación del Estado. “El
gobierno demoró treinta días en entregarme 40 millones, lo que significa
muy poco para combatir una emergencia de ese tipo. No obstante, pudimos
asistir a los sectores más vulnerables y con ello controlar a la
población dispuesta a saquear y robar supermercados, eliminar con ello
la posibilidad de un estallido social”, declara ofuscado.
Para Julio Fuentes (PRSD) edil de Cobquecura, epicentro del
terremoto, la situación es clara: “Es lógico que la reconstrucción se
desarrolla a distinta velocidad en todas las comunas afectadas, esto
deja en claro el ausentismo del Gobierno en temas claves como Vivienda o
Patrimonio, lo que deja ver que son los alcaldes quienes marcan la
pauta respecto a la construcción, más allá de los ministerios o
intendencias”.
Entre los aspectos que coinciden para todos los entrevistados, el
descontento es evidente en la población, quienes han visto su ilusión
postergada y la posibilidad de una vivienda definitiva como algo lejano.
Muchos explican que este fin de semana será un momento de recogimiento,
pero también de expresión para quienes saldrán a las calles a
manifestar su disconformidad, su impaciencia por lo que falta. En esta
línea, las reflexiones del edil de Talcahuano son tajantes: “Aquí hay un
aspecto importante que se ha dejado de lado y tiene que ver con la
calidad de vida de las personas, con miles de familias que pasaron a
vivir en 18 metros cuadrados, en una mediagua con todas las
incomodidades que conlleva, entonces por un lado se ha mermado su
estabilidad emocional y, por el otro, se han marginado del proceso de
reconstrucción, cuando el Estado es responsable de llamar a todos los
sectores a sentirse parte de este proceso”.
http://radio.uchile.cl/noticias/104117/
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