1. Andrés Figueroa, muy destacado analista chileno, escribe: “Al
final del último gobierno de la ex presidenta Bachelet, las cifras se
habían invertido. Es decir, un 72 % de la producción del metal rojo y
sus ricos minerales adosados ya estaba en manos privadas, mientras el
28 % era estatal. Es cierto, durante la larga transición (20 años) hacia
ningún lado de los Ejecutivos de la Concertación, ya no se asesinaba,
ni desaparecía ni se torturaba gente como en el horror de la dictadura.
Pero también es cierto, que durante esos gobiernos, para los dueños de
todo, ya no había mucho que reprimir. La paz social se volvió el orden
de las cosas, se desmantelaron las organizaciones populares, se
domesticaron los rebeldes, y buena parte de los luchadores
antifascistas se fueron para la casa propia o para la casa de La
Moneda. Todo lo anterior matizado por excepciones estadísticas. Y, cómo
no, por la extraordinaria revuelta estudiantil de 2006, y la huelga
contundente de los mineros del cobre subcontratados en 2007.
2.
Sin embargo –continúa Figueroa- no ha habido huelgas generales, ni
conatos de huelgas generales, ni protestas multitudinarias, ni
crecimiento de la izquierda que represente los intereses históricos de
los siempre vilipendiados, ni un foco guerrillero, ni un “caracazo”,
ni una guerra del agua, ni una crisis catastrófica de la partidocracia,
ni disputas intercapitalistas que den pie a vacíos de poder o
inestabilidad cierta. Salvo franjas del pueblo mapuche que vienen
peleando por su territorio desde cuando el paisito no tenía ni nombre;
una cultura libertaria emergente y multiforme; rémoras de los
destacamentos de inspiración revolucionaria más resueltos; y ahora
último, la sorpresiva –y feliz- aparición de un movimiento espontáneo
de sólida sensibilidad ambientalista. En general, todo ha resultado muy
marchoso para los que mandan. Esto es, para el capital transnacional e
imperialista que subordina al nativo y cuya hegemonía descansa en el
capital financiero.
3. En México Javier Lozano, el despótico
secretario del Trabajo, sostuvo ayer que el sector sindical “no estaba
acostumbrado a que se manejaran con firmeza los asuntos, como lo hace
este gobierno”; desechó los señalamientos de dirigentes de la Unión
Nacional de Trabajadores (UNT) que lo acusaron de que ha golpeado y
agredido a los asalariados, y afirmó que lo tienen sin cuidado los
comentarios de algunos líderes, como el de los electricistas. Aseguró
que está “profundamente satisfecho de su trabajo” y los resultados
obtenidos. Habló del panorama de trabajo en México y señaló que “no
hay huelgas, hay paz laboral, hay transparencia; se cumple con la Ley
Federal del Trabajo y se apoya la reinserción laboral” de los
integrantes del Sindicato de Electricistas (SME) despedidos de Luz y
Fuerza del Centro, entre otros. Lozano ha cumplido las órdenes del
presidente ilegítimo Calderón de “aplicar la mano dura” contra los
trabajadores, idéntico a lo sucedido en Chile.
4. La historia
política chilena de los últimos 40 años contiene parecidos e
identidades con lo sucedido en México. Chile apenas tiene poco más de
17 millones de habitantes y un territorio que es poco más de la tercera
parte de México. Después de los tres años del valeroso gobierno de
Salvador Allende (1970-73) que sacudió la política chilena, y del golpe
de Estado que sufrió, encabezado por el gobierno de los EEUU y el
general traidor Pinochet, éste impuso una brutal dictadura fascista de
16 años (1973-89), posteriormente vino un referéndum, y cuatro
gobiernos encabezados por la alianza de partidos: “Concertación”
(Aylwin, 1990; Frei, 1994; Lagos, 2000; Bachelet, 2006-10) que –incluso
autocalificándose de izquierda y socialistas- sólo renovaron la
maquinaria de explotación capitalista. Concluye la Concertación cuando
la “socialista” Bachelet, sobrina de Allende, devuelve el gobierno a la
derecha pinochetista.
5. Como tituló hoy La Jornada, “en ocho columnas”: Hay “paz laboral y cero huelgas”, reporta Lozano. Como
en Chile, los capitalistas han acumulado gigantescas riquezas, se han
asegurado procesos electorales pacíficos, han ocupado el país con el
ejército, han reprimido los movimientos sociales y han comprado o
absorbido a los líderes. Como escribió Figueroa sobre Chile: “no ha
habido huelgas generales, ni conatos de huelgas generales, ni protestas
multitudinarias, ni crecimiento de la izquierda que represente los
intereses históricos de los siempre vilipendiados, ni un foco
guerrillero, ni un “caracazo”, ni una guerra del agua, ni una crisis
catastrófica de la partidocracia, ni disputas intercapitalistas que den
pie a vacíos de poder o inestabilidad cierta”. Los grupos guerrilleros
en México, así como los estudiantiles, parecen también estancados; sin
embargo la socialdemocracia está como el pez en el agua con sus
alianzas PRI-PAN-PRD, etcétera.
6. Los compañeros izquierdistas
chilenos, así como los mexicanos –a pesar del reflujo y la baja
coyuntura social- no han dejado de luchar en las calles, centros
mineros, en el campo aunque los resultados sean muy pobres. El
capitalismo, con estos ejemplos, demuestra -como lo han hecho millones
de veces- que tiene inmensos recursos militares, económicos e
ideológicos, para seguir controlando la situación. En México la mejor
coyuntura de movilización de los últimos años –la batalla de los
electricistas del SME por recuperar el trabajo de 44 mil obreros
cesados- la perdimos por la incapacidad de la izquierda y el movimiento
social para unirse en esta coyuntura importantísima, pero también
porque los dirigentes del SME tuvieron miedo de confrontarse con el
gobierno. Después que el gobierno de ultraderecha del PAN/PRI logró
someter al PRD, a los electricistas, destruir a la APPO, estancar o
silenciar al EZLN, no se cuantos años tendrán que pasar para lograr una
recuperación.
7. Pero ello no quiere decir que Calderón –a
pesar de su desgobierno-, como piensa su fascista secretario del
Trabajo, se haya fortalecido por haber sometido al movimiento
electricista, minero, del transporte y a la socialdemocracia
electorera. Puede caer del poder empujado por el gobierno yanqui y los
empresarios al ver que no tiene capacidad para controlar lo que llaman
“la delincuencia organizada”, las muertes y asesinatos que llegan a más
de 30 mil personas, la falta de inversiones y el enorme desempleo.
Para mí lo sucedido en Chile con la Concertación de 20 años que sirvió
para consolidar el capitalismo y las declaraciones retadoras del
secretario del Trabajo de México, en el sentido de que “hay paz laboral y
cero huelgas”, son una mentada de madre contra los luchadores sociales
del mundo. ¿O puede tenerse otra actitud en un país miserable como
México donde hay más de 70 millones de pobres, más de 40 millones de
miserables, 20 millones de desempleados y una clase política y
empresarial multimillonaria?
http://pedroecheverriav.wordpress.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario