Los que tienen la lógica caníbal del dinero siempre
tienen hambre. No se sacian, husmean territorios donde la vida fluye
lenta, se acercan amistosos con espejos, se acercan sonrientes, con sus
curanderos, se acercan y llegan para quedarse.
Entonces
empieza la cacería.
Empieza a derramarse
sangre, empieza el festín diabólico. Se les ofrecen pueblos enteros como
ofrenda, países enteros que devoran hasta sus huesos más pequeños.
Los que tienen la lógica del dinero y sus súbditos
siempre están hambrientos, desean más y más alimento, más y más pieles,
brazos, corazones.
Nada les sabe amargo.
Son insaciables bestias al acecho.
Los que tienen esta lógica y sus súbditos afilan los
puñales, se escucha cerca el sonido del metal contra las piedras.
Se resisten a quedarse sin comida, a quedarse con la
mesa puesta.
Quieren comer a dos carrillos,
empacharse devorando nuestros sueños frescos.
Los
que tienen la lógica caníbal del dinero hoy enseñan unos colmillos que
de nada van a servirles.
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