Allí donde el Estado acaba, -
¡miradme allí, hermanos míos!
¿No veis el arco iris y los puentes del superhombre? –
Así habló Zaratustra[1].
¿No veis el arco iris y los puentes del superhombre? –
Así habló Zaratustra[1].
Parafraseando a Nietzsche, allí donde el Estado termina, cuando se rinde al elevar al cielo la señal de su fracaso, aparecen los justicieros, los superhombres, los superhéroes. Combaten contra un mal irredento, cuya presencia es la instancia previa a la existencia de un bien redentor. El superhéroe encarna al bien elevado a su máxima expresión, ya que es quien lo interpreta, quien define y elige a su malvado antagonista.
Difícilmente el Hombre
Araña aprese en su red a algún trajeado explotador de la empresa Nike
(quien obtiene sus ganancias del trabajo esclavo en el sudeste
asiático), ni veremos a Superman detener en el aire a las bombas
inteligentes que caen sobre hospitales y escuelas, el malhechor a
apresar suele ser algún vulgar ladrón, que atenta contra la propiedad
privada, al igual que el verdadero villano, lo que los diferencia es que
los grandes atracos que éste último realiza, son parte de un plan más
elaborado, que va contra todo el sistema, el cual cuenta para su defensa
con la irrupción salvadora del superhéroe.
Esta cíclica batalla entre
el bien y el mal es una de las concepciones fundantes de la nación
estadounidense. Según su visión, ellos encarnan el bien en el estado más
puro, siendo sus enemigos diversas manifestaciones del mal. En esta
batalla es claro el lugar que deben ocupar los superhéroes, como
custodios del orden mundial, es decir de la hegemonía estadounidense. En
el pasado han luchado contra los nazis y luego, contra los comunistas
(vale el ejemplo del emblemático enemigo del Capitán América, Cráneo
Rojo), pero sus súperpoderes no pudieron evitar los atentados del 11 de
septiembre (en adelante, 11-S). Ni el vuelo de Superman, ni la red del
Hombre Araña, ni ningún juguete de Batman impidieron la caída de las
Torres Gemelas, símbolos del predominio económico y político de la
mencionada nación. Declarada la guerra contra el terrorismo tendrían que
salir de su letargo y defender una vez más a América (es decir a los
Estados Unidos) de sus enemigos. El presente trabajo busca analizar el
rol que cumplen los superhéroes dentro de la cultura estadounidense, en
el marco de la mencionada y etérea guerra.
Decimos etérea porque
al declarar la guerra al terrorismo, Estados Unidos se presta a
enfrentar a un sustantivo, el cual no tiene territorio fijo ni límites
claros, pero que tiene una ventaja: terrorista es aquél que dicho país
designe como tal. Por ello se frenó la investigación de los atentados a
las Torres, ya se tenía a los culpables de antemano, eran barbudos y
musulmanes, estaban escondidos en sus cuevas y el Tío Sam iría a
sacarlos de allí, aunque eso implique avasallar algunos de los
principios a defender (la justicia, la libertad y la democracia, al
menos desde el plano discursivo). A continuación, veremos como la
visible tortura en Guantánamo y en Abu Ghraib (e invisible pero presente
allí donde los agentes estadounidenses libren sus batallas), las
libertades civiles amenazadas y los fantasmas de la guerra invaden el
sacro mundo de los superhéroes.
HISTORIA DE LOS
SUPERHÉROES
Antes de contar su historia, vale la pena
aclarar que su mundo está capitalizado por dos grandes empresas: DC
Comics y Marvel Comics, las cuales poseen a los más destacados. El
conglomerado Time-Warner-America On Line (AOL) es propietario de DC,
empresa que posee dentro de sus filas a Superman, Batman y la Mujer
Maravilla, entre otros. Marvel fue adquirida en Agosto del 2009 por
Disney, algunos de los personajes de los que es propietaria son el
Capitán América, el Hombre Araña, Iron Man, Hulk o X-Men.
Los superhéroes son un
derivado de la industria del cómic estadounidense, donde también
existían historias de detectives o de terror. Su origen data de la
década de la Gran Depresión, cuando Estados Unidos atravesaba una crisis
económica e ideológica que generó la necesidad de evasión y fuga de la
traumática realidad social.
Los primeros fueron Mandrake el mago (1934) y El
Fantasma (1936). Luego vendría Superman (1938), en sus historias,
debajo del nombre del superhéroe podía leerse que éste defendía “la
verdad, la justicia y el modo de vida americano”, a partir de este
prototipo se fijó un modelo: portarían uniformes vistosos, tendrían uno o
varios dones sobrenaturales y serían defensores de la estabilidad
social. La creación del superhombre “americano” se dio casi en
simultáneo con la llegada al poder del superhombre anunciado por
Nietzsche, encarnado en Adolf Hitler[2]. La oscura década de los años treinta se cerró
con la creación del sombrío Batman (1939).
Cuando comenzaron a sonar
las campanas de la II Guerra Mundial, reclamaron superhéroes patrióticos
y guerreros para enfrentarse a los nazis y japoneses. En 1941 fueron
creados el Capitán América y la Mujer Maravilla. Steve Rogers (la
verdadera identidad del Capitán América) era un joven famélico y débil,
que se sometió a un experimento militar, por amor a su bélica patria.
Dicho experimento elevó su fuerza, velocidad y reflejos a niveles nunca
antes vistos, sus poderes serían usados contra el Eje. En la portada de
su primer número golpea con un puñetazo la cara de Hitler (cabe decir
que aún faltaban ocho meses para que EE UU entrara en guerra). Según
Stan Lee, creador de gran parte de los personajes de Marvel y ex
presidente de dicha empresa: «nosotros combatíamos a Hitler antes de que
nuestro gobierno estuviera peleando…[la historieta] tenía tanta
propaganda pro-americana que podrías llegar a pensar que estaba siendo
subsidiada por el gobierno, nosotros simplemente pensábamos que teníamos
que teníamos que hacerlo”[3]».
Según la versión de la serie televisiva filmada
entre 1975 y 1979, la Mujer Maravilla vivía en la Isla Paraíso, ubicada
en medio del Triángulo de las Bermudas, habitada exclusivamente por
inmortales amazonas, cuando un piloto de los Aliados, el Mayor
estadounidense Steve Trevor (que había abatido a un avión nazi), se
estrella en la isla. Él les cuenta del peligro del fascismo, por lo que
las amazonas deciden dejar de vivir aisladas del mundo, lo cual era una
referencia directa a la situación de EE UU antes de la guerra, cuando
predominaba la opción aislacionista, finalmente vencida. Deciden
entonces enviar a su mejor guerrera, la Mujer Maravilla, quien se
esconde bajo la identidad de la militar Diana Prince.
En los cómics no se
mostraban las causas de la guerra, el lenguaje era el de la violencia
explícita, los superhéroes aparecían luchando junto al ejército
estadounidense, golpeando a nazis y japoneses, estos últimos denominados
como “japonazis” o “japs”, eran mostrados de una manera totalmente
racista: petisos, dentudos y de ojos achinados con anteojos, una total
discriminación hacia la cultura japonesa que favorecía la construcción
de un estereotipo del enemigo, al cual no había que comprender, solo
golpear hasta vencer. La batalla de los superhéroes, al igual que la de
los nazis, era de carácter racial, Occidente contra los “amarillos”.[4] Tanto el Capitán América como la Mujer
Maravilla poseen algunos atributos propios de la mitología griega, él
porta el casco alado de Hermes y un escudo indestructible como el de
Perseo, ella es hija de Hipólita (quien solicita a Afrodita que la
favorezca con una hija), la reina de las amazonas, es una princesa
llamada Diana en honor a la diosa romana de la caza. Podemos trazar un
paralelo con el intento de los nazis de usar la mitología durante 1936
en las Olimpiadas de Berlín, cuando por primera vez se creo el rito de
la antorcha olímpica, llevando así el fuego olímpico y la tradición
griega hacia la Alemania hitleriana; esto simbolizaba que la herencia
cultural de los griegos culminaba en la Alemania nazi. Mediante los
superhéroes, los estadounidenses buscaron realizar el mismo proceso.
Gran parte de la
producción de estas historietas era destinada al consumo interno del
ejército estadounidense, con el cual las principales empresas de cómics
tenían una relación muy estrecha. Actualmente, todavía Marvel edita
ediciones exclusivas para los militares, las cuales se distribuyen en
forma gratuita dentro de las bases militares estadounidenses en todo el
mundo.[5].
Portada de la edición del libro de Wertham en el Reino Unido. Abajo: portada The Amazing Spider-Man, 108, en el cual se enfrenta a un enemigo de origen vietnamita. | |
En la década de los
cincuenta, una cruzada moral promovida por grupos religiosos católicos y
protestantes, y de educadores, para la posteridad comandados todos por
el siquiatra Fredric Wertham, lograría demonizar al cómic y a los
superhéroes. Algunos de los métodos que llevaron a cabo consistieron en
el boicot y la quema pública de comic books. El mencionado
autor publicó en 1954 Seduction of the Innocent (La
Seducción del Inocente, con el subtítulo “La influencia de
los comic books sobre la juventud de hoy”), en donde afirmaba que
«Hitler era un principiante comparado con la industria del cómic». El
Senado de los Estados Unidos tuvo que interesase por el tema, creando un
subcomité sobre la delincuencia juvenil para estudiar a las
historietas. Luego de varias sesiones, el subcomité del Senado dio por
cerrada su investigación, sugiriendo que la industria editorial llevara a
cabo una labor de autocontrol, por lo cual se creo el Comics Code, un
sello que garantizaba que los contenidos estuvieran libres de sexo,
drogas y violencia. Los superhéroes debían convertirse en panfletos
moralistas o desaparecer. Esta masacre ideológica dejaría pocos
sobrevivientes, los llamados héroes limpios, también conocidos como la
trinidad (Superman, Batman y la Mujer Maravilla), a los que se les
unirían otros paladines libres de sospechas, como Linterna Verde o
Flash.
En
los sesenta DC inauguró la Liga de la Justicia Americana, encabezada
por los héroes limpios.
Posteriormente, Marvel logró humanizar al
superhéroe, de la mano de Stan Lee, quien creó a los 4 Fantásticos y
resucitó al Capitán América, congelado desde finales de la II Guerra
Mundial. En 1962 fue creado Hulk, el Dr. Jekyll de la era nuclear, y el
año posterior Iron Man. Tony Stark es un inventor multimillonario que,
mientras realiza una demostración para el ejército norteamericano en
Vietnam, resulta gravemente herido y es secuestrado por el Vietcong, los
comunistas intentan que cree un arma poderosa para usarla contra las
tropas estadounidenses, pero Stark crea una armadura de hierro que le
permite escapar de sus captores, transformándose en Iron Man, el cual
fue pensado originalmente como un héroe acérrimamente anticomunista,
pero ante la impopularidad de la guerra de Vietnam, tendría que
disimular su ideología.
Captain America and the Falcon, portadas de los números 176 y 180, en los cuales el héroe retira su respeto a la bandera americana y adopta la identida de Nomad. | |
En los noventa, tras la
caída del muro de Berlín, el superhéroe se alejó de la realidad
política, entregándose a la sociedad consumista. Este fue el momento en
que se consagraron en la gran pantalla, donde han logrado unas ganancias
siderales. A la cabeza de la lista están Batman, que generó con las
cinco últimas películas 1.447 millones de dólares y el Hombre Araña, que
con tres filmes ha recaudado 1.113 millones de la misma moneda. A esto
debemos sumarle los ingresos por merchandising y los
respectivos videojuegos[7].
Luego del atentado contra
las torres gemelas y la declarada guerra contra el terror, la industria
de los superhéroes ha dado su visión de esta etapa histórica. El Hombre
Araña y el Capitán América, fueron representados al lado de los
protagonistas del 11-S, en el libro de Marvel Heroes, publicado
en octubre de 2001, donde se presentaban los atentados como un ataque
injustificado a la paz mundial (no a un país específico) y los
superhéroes homenajeban a los policías, bomberos y médicos de
emergencias. «La línea que separa al héroe mítico, el Capitán América
por ejemplo; del trabajador que pudo haber muerto ayudando a la gente
atrapada entre los escombros, es extremadamente delgada en este
momento», declaró a la BBC Joe Quesada, director editorial de Marvel,
durante el lanzamiento del libro.
Después de recaudar más de 250 mil dólares en
dos meses, Marvel volvió a la carga con Un momento de silencio,
en enero de 2002. Respetando las premisas de su antecesor, presentaba
cuatro historietas mudas, centradas en las acciones de policías,
bomberos y médicos el día del atentado. Estrechando lazos con el poder
político, estaba prologado por el alcalde de New York, el republicano
Rudolph Giuliani.
En enero de 2002, Dark Horse y DC Comics produjeron dos
volúmenes del libro sobre el 11-S: Historias para recordar.
Paul Levitz, presidente de DC, dijo «Aspiramos llegar a la gente a
través de los cómics, para contarles historias de heroísmo y de la
habilidad del espíritu humano de triunfar contra la adversidad, para
exaltar las virtudes únicas del sueño Americano y de su modo de vida,
para recalcar que el precio de la libertad es alto».
A Moment of Silence, tebeo sobre verdaderos héroes. |
Dan Didio, vicepresidente
de DC Comics declaró: «después del 11-S el mundo es un lugar diferente
con mayor inseguridad, con mayores angustias, y nuestros superhéroes
también las sienten». Según los artistas, tras el 11-S los superhéroes
ya no tienen certezas, el dibujante Jesús Saiz sostiene que «están más
confusos, es muy difícil saber quién es el bueno y quién es el malo,
mantienen sus ideales pero son menos perfectos, cometen errores y se
enfrentan a un mundo más ambiguo».
DESENMASCARANDO A
LOS SUPERHÉROES: LA SEMIÓTICA DE SUS CONTENDIDOS
Los superhéroes forman
parte de una profunda tradición, la de los héroes, quienes según la
mitología clásica descendían de dioses y hombres, siendo menos que los
primeros pero más que los últimos. El mitólogo Joseph Campbell, en su
obra El héroe de las mil caras[10], afirma que existe un patrón narrativo común
que se encuentra en historias y mitologías de diversas culturas: “el
viaje del héroe”. Campbell sostiene que el héroe desarrolla un viaje
circular, iniciado por una ausencia, una muerte, un paraíso perdido. El
héroe reacciona y emprende un camino para recuperarlo. Abandona el mundo
conocido, ingresando en un nivel de lo real que es el más allá, donde
reina una geografía simbólica que habla de una realidad no ordenada por
el hombre, caótica y primigenia. En ese lugar (el mar, el bosque, el
desierto, el espacio), deberá superar pruebas, que le permitirán
mostrarse fuerte y valeroso. Luego deberá enfrentar a la figura que
Campbell denomina como “el guardián”, que puede ser un personaje (un
dragón o un cíclope) o un lugar (el infierno o inframundo). Finalmente
el héroe vence e inicia el regreso, lo que cierra el viaje circular.
En la modernidad, el
héroe realiza este viaje dentro de espacios más reducidos y tiempos más
acelerados. Sin embargo, ese viaje existe sólo para el protagonista: al
ocultar su identidad, nadie puede percatarse de la partida o del regreso
heroico. La máscara, el escondite, se ha convertido en otro ingrediente
clásico que refuerza su individualismo capitalista, es un self made
man.
Dios como héroe. Arriba, portada apócrifa de un tebeo de los años cuarenta, en el que Dios combatiría contra los nazis, naturalmente [tomada de Jeremylott.net]. Abajo, portada de un cómic real, traducible por Los héroes de Dios en América (Catechetical Guild Educational Society, 1956) | |
Para poder responder
“¿qué son los superhéroes?” podemos remitirnos a la obra de Carl Jung,[11]
quien creía que los símbolos eran representaciones
de ideas o valores, llamados arquetipos, de la totalidad de la
humanidad, es decir de lo que denominaba “inconsciente colectivo”.
Podemos afirmar que el superhéroe es una representación de un valor, de
una idea, es decir de una fuerza profunda[12]. Sin la idea a representar
no hay necesidad del superhéroe, ya que no habría nada que representar,
por lo cual el superhéroe y la idea que representa están
interconectados.
Esta respuesta nos plantea un nuevo dilema ¿por
qué fueron creados en los Estados Unidos? Esa nación cree ser una
excepción sobre el resto, al ser (según su mitología) la nación de Dios
en la tierra[13]. De allí las frases “Dios bendiga a América”,
es decir solo los bendice a ellos, y la sentencia escrita en el dólar:
“En Dios confiamos”. Desde sus orígenes ha tenido una gran influencia la
religión cristiana, en su variante puritana, a lo cual debemos agregar
el mesianismo del Destino Manifiesto, que es la creencia que justifica
su expansión territorial, su lenta conversión en Imperio. El pasado de
los superhéroes los constituye como símbolos de la fuerza y de la
supuesta autoridad moral estadounidense, sostenida por las palabras del
premio Nobel de la paz y Comandante en Jefe de las tropas
estadounidenses «debemos dejar claro a todo hombre, mujer y niño
alrededor del mundo, que vive bajo la sombra de la tiranía, que Estados
Unidos se pronunciará a favor de sus derechos humanos y velará por la
luz de la libertad y la justicia, las oportunidades y el respeto por la
dignidad de todos los pueblos. Eso es lo que nos define. He allí el
origen, el origen de la autoridad moral de Estados Unidos.»[14] Esta afirmación podría interpretarse como de
una violenta ingenuidad, pero en realidad es compartida por gran parte
del arco político estadounidense. Ellos son el bien. Denominan a sus
actuales antagonistas como “terroristas”, los cuales (al igual que los
superhéroes) son símbolos o representaciones de un antiguo arquetipo
compartido por todos los estadounidenses: el terror. Según la
interesante investigación del crítico cultural Terry Eagleton[15], el terror tiene una longeva genealogía que
acompaña a la civilización occidental y a su concepción de lo sagrado,
está ligado a ésta, siendo su contraparte necesaria. Solo un pueblo con
una fuerte presencia de lo sagrado en su imaginario y “temeroso de Dios”
podría necesitar que el terror se encarne para así poder combatirlo.
Al representan la
encarnación de este ideal de la pretendida bondad estadounidense, la
presencia de los superhéroes constituye en sí un mensaje, que puede ser
leído de diversas maneras, esto dependerá de las armas de la crítica del
receptor, las cuales pueden servir como un escudo protector frente al
intento de transmisión de la ideología, permitiendo el disfrute no
pasivo de la obra. El mundo de los superhéroes es cerrado en cuanto a
que sus fanáticos reniegan de una perspectiva crítica, superadora de la
meramente contemplativa, la cual no niega la posibilidad de obtener la
necesaria evasión al consumir estas historias, pero plantea el problema
que se da cuando esa evasión deja de ser circunstancial y se vuelve una
constante. Es un mundo abierto en cuanto a que sus fronteras son
porosas, penetra espacios como la serie televisiva Seinfeld
(que fue la más popular de los noventa), donde en cada capítulo se hacía
alguna referencia a Superman. Otro ejemplo podrían ser las canciones de
rock and roll (o punk) como “Spiderman” de The Ramones, “Iron Man” de
Black Sabbath o “Paradise City” (donde se menciona al Capitán América
como un “bufón con el corazón roto”) de Guns and Roses, entre otras. A
su vez absorbe la influencia de otros elementos culturales. Dentro de
Gotham [Ciudad Gótica en Argentina], el lugar donde son confinados los
villanos abatidos por Batman lleva por nombre Asilo Arkham, en honor a
la ciudad literaria imaginaria Arkham, creada por el escritor H. P.
Lovecraft.
Para introducirnos dentro de la lógica de este mundo
recurriremos a los dos principales superhéroes: Superman y Batman. Dave
Gibbons (cocreador junto a Alan Moore de Watchmen) siempre los
ha considerado como “el ying y el yang. Uno es oscuro y misterioso, y el
otro es brillante y aventurero”[16]; son dos caras de la misma moneda, representan
dos facetas del Imperio. Superman actúa generalmente de día, sus
colores son los de la bandera estadounidense, no tiene nada que
esconder, aparece con el rostro descubierto y representa a EEUU tal cual
se piensa a sí mismo, fuerte, poderoso e invencible, de su análisis
intentaremos deducir cómo es el orden que defienden los superhéroes.
Batman en cambio actúa de noche, con el rostro enmascarado, representa a
su país tal cual es en la realidad, sus sombras y dudas nos permitirán
conocer la psiquis de los superhéroes. Más adelante seguiremos
adentrándonos en las tinieblas de su corazón, descendiendo hacia sus
rincones más oscuros, desde donde combate al terror.
Un acercamiento semiológico al mito de Superman, por Eco. |
Umberto Eco estudió el
caso de Superman (el cual, al ser el superhéroe por antonomasia, nos
permite entender la semiótica de todos los demás) quien defiende a un
orden maniqueo, donde solo hay buenos o malos:
«Superman podría ejercer el bien a nivel cósmico…en vez de esto desarrolla su actividad a nivel de la pequeña comunidad en que vive… En el ámbito de su Little Town el mal, el único mal a combatir, se configura bajo la especie de individuos pertenecientes al underworld, al mundo subterráneo de la mala vida, preferentemente ocupado… en desvalijar bancos y coches-correo. En otras palabras, la única forma visible que asume el mal es el atentado contra la propiedad privada. El mal extraespacial no es más que un pigmento accesorio, es casual y asume siempre formas imprevistas y transitorias: el underworld es, en cambio un mal endémico, como una especie de filón maldito que invade el curso de la historia humana, claramente dividida en zonas por una incontrovertibilidad maniquea, según la cual toda autoridad es, fundamentalmente buena e incorrupta, y todo malvado lo es hasta las raíces, sin esperanza de redención»[17].
En la concepción de
Nietzsche, el superhombre está más allá del bien y el mal, esos
conceptos morales serían resabios del cristianismo, que el superhombre
desprecia. El superhombre que anuncia Nietzsche («el hombre es una
cuerda tendida entre el animal y el superhombre, una cuerda sobre un
abismo»[18])
es un guerrero que impone, sin
misericordia, su voluntad de poder. Superman, el superhombre
estadounidense, esta empapado de los valores económicos y morales del
cristianismo protestante. Defiende un orden económico capitalista, donde
rige la propiedad privada de los medios de producción y la distribución
desigual de la riqueza, sus poderes garantizan la reproducción de dicho
orden burgués. Según Umberto Eco,
«Superman es prácticamente omnipotente…de un hombre que puede producir trabajo y riqueza en dimensiones astronómicas y en unos segundos, se podría esperar la más asombrosa alteración en el orden político, económico, tecnológico, del mundo. Desde la solución al problema del hambre, hasta la roturación de todas las zonas actualmente inhabitables del planeta… es curioso observar cómo, entregándose al bien, Superman dedica enormes energías a organizar espectáculos benéficos, donde se recaudan fondos destinados a huérfanos e indigentes. El paradójico despliegue de medios (la misma energía podría ser empleada en producir directamente riqueza o en modificar radicalmente situaciones más vastas), no deja de asombrar al lector, que ve a Superman perennemente dedicado al montaje de espectáculos de tipo parroquial. Si el mal asume el único aspecto de atentado a la propiedad privada, el bien se configura únicamente como caridad.»[19]
Podemos deducir que los
superhéroes realizan el bien sin preguntarse ¿qué es el bien? Su deber
es vigilar y castigar, no preguntar los porqués de este control social.
La concepción de tiempo
es la de un constante presente, donde la batalla entre el bien y el mal
se repite una y otra vez, sin posibilidad de resolución final. Umberto
Eco al analizar esta estructura temporal afirma que
«vencido el obstáculo…Superman siempre ha realizado algo. En consecuencia, el personaje ha hecho un gesto que se inscribe en su pasado, y gravita sobre su futuro; en otras palabras, ha dado un paso hacia la muerte, y al envejecer aunque sólo sea una hora, ha acrecentado de modo irreversible el almacén de las propias experiencias. Obrar para Superman, como para cualquier otra persona (y cada uno de nosotros) significa consumirse.Pero Superman no puede consumirse, porque un mito es inconsumible… es mito a condición de ser una criatura inmersa en la vida cotidiana, en el presente, aparentemente ligado a nuestras propias condiciones de vida y de muerte……Superman se sostiene como mito, únicamente en el caso de que el lector pierda el control de las relaciones temporales y renuncie a razonar tomándolas como base, abandonándose así al flujo incontrolable de las historias que se le ofrecen y manteniéndose en la ilusión de un continuo presente…[la] historia es negada automáticamente como flujo y vista como presente inmóvil…»[20]
Como es sabido, el actual
orden mundial, está interconectado, globalizado. Esto facilita el
dominio del mismo, pero también constituye una fragilidad dentro del
sistema, ya que cualquier cambio por pequeño que parezca, puede producir
un cambio en la totalidad. Según Chomsky
«Los asuntos internacionales se manejan como una mafia. Si alguien se atreve a retar al padrino, quizás algún bodeguero que se niegue a pagar la cuota de protección, tienen que enviar sus armas para acabar con él y así harían de éste un ejemplo.Por más insignificante que parezca, para ellos cualquier desafío a sus reglas es serio ya que les da a los demás la idea de que ellos tampoco tienen que pagar su cuota... Mientras más débil sea el país, más grande es la amenaza. Porque si ellos se pueden salir con la suya, entonces el vecino del lado piensa que también lo puede hacer».[21]
Feinmann nos aclara cómo
funciona esta relación entre la totalidad y la particularidad dentro del
orden que defienden los superhéroes:
«¿A quién o a quiénes salvan? Superman actúa en Metrópolis. Batman en Gotham. El Fantasma anda por la jungla birmana. Son símbolos del Imperio: siempre salvan a Estados Unidos. Pero lo hacen fragmentariamente. En cada caso simple que resuelven los poderosos superhéroes debemos leer la salvación “total” del Imperio y, por traslación, del mundo, ya que “el mundo” es posesión del Imperio. Digámoslo así: las acciones de los superhéroes son metonímicas. En cada “parte” que solucionan debemos leer la solución del “todo”. Si Superman salva a un perrito de morir aplastado por un camión hidrante, en ese acto debemos leer no la salvación del perrito (la particularidad) sino la salvación y preservación del orden imperial (la totalidad)».[22]
Spider-Man también protege la bandera. |
Los superhéroes defienden los valores
occidentales, que pretenden ser para toda la Humanidad, es decir la
justicia, la libertad y la democracia, aunque su causa es universal
conservan una identidad patriótica estadounidense. Sus películas son
producidas para todo el orbe, para que sin importar dónde esté el
espectador se identifique con ellos, con sus valores, con su país. Al
respecto Feinmann opina que
«El film [Spider-Man] termina con el arácnido humano trepándose a un mástil en el que flamea, coherentemente, la bandera “americana”. Los colores del superhéroe también se le parecen, como se le parecían los de la Mujer Maravilla y los de tantos otros. Sí, se los hacen para ellos a los superhéroes y nos los prestan a nosotros para que los veamos un rato y sepamos que, cuidado, son de ellos».[23].
Los superhéroes son los
nuevos dioses de la nueva Roma del capital globalizado, habitan la
cotidianidad, encarnando estereotipos muy precisos. Son portadores
ideológicos que, al actuar a través de artificios de enajenación y
alienación, determinan en el receptor los mecanismos reductores de la
realidad, construyendo el mito[24].Veremos ahora en qué consiste la psicología del
superhéroe, el cual es una proyección de la imagen ideal del yo, que
nos permite reconocernos como bellos, sacros, puros y buenos.
El superhéroe aliena al
hombre de lo colectivo, reduciéndolo a lo individual. El espectador
aislado e individualizado, que asiste pasivo a la recepción de imágenes y
sonidos, solo es activo cuando logra proyectarse en el superhéroe. Esta
relación desigual entre el superhéroe y el receptor es inherente a la
sociedad de masas, donde el consumo debe ser pasivo y acrítico. Pero él
tampoco escapa a la alienación propia de la sociedad capitalista,
Milcíades Peña afirmaba sobre esta categoría marxista
«la alineación se revela también en que el individuo de la sociedad capitalista carece de una personalidad integrada: su personalidad es más bien una serie de máscaras. El individuo es una persona cuando trata en su trabajo a sus superiores, y otra cuando trata a los que están debajo de él… toda la serie de contradicciones que tan profundamente describía Charles Chaplin en la película Monsier Verdoux, donde un honorable señor amante padre de familia se mantenía explotando y asesinando mujeres».[25].
Algo similar afirmaba,
cincuenta años después, Benjamín R. Karney (profesor de Psicología
Social de la UCLA):
«¿Cual es el hombre verdadero? ¿Batman o Bruce Wayne? Desde el comienzo de la era de los superhéroes muchos psicólogos han hablado sobre los múltiples roles que desempeñamos en la vida diaria. Tenemos una identidad con nuestras esposas, otra con los colegas de trabajo que tienen cargos superiores y otra con los que tienen cargos inferiores».[26].
Batman. Mark of the Phantasm, un filme animado en el que se hace una reflexión sobre la verdadera identidad del personaje, al igual que se ha hecho en los cómics y en las películas de imagen real. |
La
cuestión sexual es capital, está latente pero es siempre postergada.
Ello se debe a que son héroes puritanos, solo pueden desear pero no
concretar sus deseos, ya que esto iría (supuestamente) contra su sagrada
causa. En la película antes mencionada, la mujer deseada por ambas
personalidades sugiere que en un futuro, cuando Gotham ya no necesite a
Batman y Bruce Wayne pueda volver a ser un ciudadano normal, éste podría
recuperarla; pero eso no pasará, ella fallecerá en la segunda película y
Batman jamás desposeerá el cuerpo de Bruce Wayne, ni dejará de vigilar
una ciudad que prácticamente es patrimonio de su familia. Batman triunfa
frente al sexo, en un mundo donde el deber siempre se impone al deseo.
La misma actitud puritana y asexuada tiene Superman. Román Gubern ha
observado que en su vida cotidiana éste
«aparece con los rasgos del tímido y torpe Clark Kent, imagen puntual de la carencia de poder y cortejador sin éxito de la atractiva Lois Lane. Porque Lois Lane rechaza al anodino Clark Kent, pero está enamorada en cambio de Superman, que es la misma persona con diferente atavío. Lo singular del caso es que cuando Clark Kent se convierte en Superman deja de cortejar a su amada Lois Lane, según un modelo de conducta esquizoide teñida de masoquismo, destinada a eternizar la irrealización amorosa de la pareja. La clave de esta conducta se basa, de nuevo, en la lógica de la identificación de los lectores con el juego de la doble identidad secreta. Nuestras poco afortunadas imágenes cotidianas, explica el mito, esconden en realidad a un seductor superhombre de infinitos poderes, que los demás ignoran.»[28]
Una vez definida la
generalidad de la praxis del superhéroe, nos adentraremos en algunos
ejemplos concretos, en casos particulares donde este mundo estático es
trastocado por la guerra contra el terror.
EL MURCIÉLAGO
ANTITERRORISTA QUE TORTURA Y ESPÍA
El pueblo
necesita ejemplos dramáticos para sacarlos de su apatía, no puedo
hacerlo como Bruce Wayne, pero como símbolo… algo elemental, algo
aterrador. [29]
Una de las ediciones de The Dark Knight Returns, obra de Frank Miller, por DC Comics. |
El Batman de Nolan decidió
enfrentarse al terror a través de un descenso hacia las profundidades
de su ser, similar al que encontramos en diversas mitologías y
religiones, denominado generalmente como “el viaje nocturno”, el cual es
una travesía del personaje central hacia lúgubres e infernales
regiones, en donde experimentará un segundo nacimiento. Uno de los casos
más antiguos es el viaje nocturno del sol en la mitología egipcia, en
el cual el Dios sol entraba todas las noches en el cuerpo de su madre,
la Diosa del cielo para regenerarse. Jesús y Mahoma son otros claros
ejemplos, con su descenso a los infiernos y su posterior ascenso a los
cielos[31]. En este caso el que desciende es Bruce Wayne,
primero al caerse en una cueva habitada por murciélagos, luego al
presenciar la muerte de sus padres y finalmente sumergiéndose en el bajo
mundo, transformándose en un criminal, viajando hacia Oriente.
Finalmente, una vez que Bruce Wayne logre descender hasta su centro,
emergerá Batman como símbolo de su temor exorcizado, que será purgado al
ser trasladado hacia sus enemigos. La cueva de Batman (al igual que la
de Iron Man) simboliza al útero materno, ya que es donde nace la nueva
personalidad. Al respecto de este viaje cosmogónico, Rachel, la amada de
Bruce Wayne decía en la primera película de Nolan: «el hombre que yo
amaba, jamás regresó».
Esta versión del murciélago es más oscura que la
de Burton, Feinmann ve esta metamorfosis así:
«En Dark Knight ya se deja ver la estética guerrera de Miller. Batman es más sombrío que nunca, su voz es sólo un ronquido inhumano, su odio no cesa nunca. Todo es macabro o lo macabro incurre con talento en lo sombrío-grotesco… Hollywood es así: algunos aguantan, otros no. “Tengo que encontrar a ese hombre”, dice Batman. Morgan Freeman le pregunta: “¿A qué costo?”. He aquí la pregunta de la Guerra contra el Terror y de toda guerra de contrainsurgencia: ¿A qué costo? ¿Qué dejan de sí los guerreros, aun los triunfadores, en las batallas que culminan en matanzas? ¿Hasta dónde, cuál es el costo? ¿La locura? El Joker tiene una definición escalofriante de la locura: “La locura –como tú sabes– es como la gravedad. Sólo necesitas un pequeño empujón”. Y, por fin, Batman, en su momento más hondo y sombrío, se confiesa: “O mueres siendo el héroe o vives lo suficiente para convertirte en el villano”. ¿No es lo que ha sucedido con él? ¿No ha vivido demasiado? Si ahora Frank Miller lo enfrenta a Bin Laden, lo opone al terror de Al Qaeda, ¿en qué tendrá que convertirse Batman para derrotarlo? ¿No empezará a parecérsele demasiado? ¿No se verá tentado a usar sus propios métodos u otros aún peores? ¿No deberá torturar cada vez más? ¿Será entonces Batman o será (por haber vivido demasiado) el villano? ¿O no adivina cualquiera (sin haber leído aún el cómic de Frank Miller) que sólo un Batman cuya impiedad, cuya crueldad supere a la de Bin Laden podría vencerlo? ¿Qué habrá quedado del héroe de Bob Kane? Un encapuchado solitario, un héroe cansado que, en medio de la noche, en algún charco al que la luna torna un espejo, mira su cara y no la reconoce, es la del Otro, la del enemigo, ese ser al que tuvo que identificarse para derrotarlo. America[32], ahora, no pedirá más su ayuda. No con esa cara que asustará a todos los buenos americanos. Nunca más el inspector Gordón proyectará en el cielo la señal que lo reclamaba para las causas justas y limpias, que no sólo murieron, sino que también lo mataron.»[33]
Batman Begins, el más sombrío de los filmes del Hombre Murciélago. Arriba, en su pozo. Abajo: su ayudante técnico en artilugios militares y el batmóvil. | |
En la última película, el Joker es claramente un terrorista, el
fiscal Dent (luego devenido en el villano Dos Caras) así lo llama:
«¿Debemos ceder a las demandas de este terrorista?», y Alfred también se
refiere a sus demandas como “caprichos de un terrorista”. Sólo busca
hacer el mal, según palabras de Alfred: «algunos hombres no buscan algo
lógico, como el dinero. No se les puede comprar, ni amedrentar, ni hacer
entrar en razón. Algunos, solo quieren ver al mundo en llamas». Esta
sentencia del mayordomo se confirma, cuando el Joker incendia una enorme
cantidad de dólares mientras dice: «la cuestión no es el dinero, es
mandar un mensaje. Que arda todo».
Este enemigo terrorista pone al murciélago en
una situación límite, el anciano y sabio mayordomo dice: «Estás peleando
contra un enemigo que es irracional. En esta situación los héroes deben
suspender las reglas y restricciones comunes para pelear enemigos
irracionales». Cualquier medio, incluso la tortura, encuentra su
justificación para lograr el fin en la lucha del bien (es decir el
actual orden estadounidense) contra el mal (sus enemigos). En sintonía
con la guerra antiterrorista, tortura al Joker dentro de una comisaría
(que es una dependencia del Estado, lo cual agrava la situación),
solicitado por y ante la atenta mirada cómplice de la policía; luego
avasalla las libertades civiles al infiltrar los celulares de todos los
ciudadanos de Gotham City. «¿Maravilloso no?» -le dice Batman a Fox, al
contemplar el sistema de espionaje que había montado, a lo que éste
responde- «Maravilloso, inmoral, peligroso. Has convertido todos los
celular de Gótica en un micrófono… esto no está bien… es demasiado poder
para una sola persona».
Dos de los villanos de Batman Begins, arriba el Joker, abajo Tow-Faces. | |
Así como el Joker propone, por medio del caos,
subvertir el orden, Dos Caras ve en el azar el agente de cambio social,
mientras reclama a su ex aliado enmascarado: «¡No se trata de lo que
quiero sino de lo que es justo! ¡Tú creías que podíamos ser hombres
decentes en tiempos indecentes! Pero te equivocaste. El mundo es cruel y
la única ética en un mundo cruel es el azar. Objetivo, imparcial,
justo».
He
aquí una cuestión central en estas historias, los villanos son el
desorden de lo contrario a lo hegemónico, el superhéroe es la
racionalidad burguesa, bifurcada pero justa. Para encontrar un claro
ejemplo, debemos remitirnos a la otra obra que revivió al lado más
oscuro de Batman, La broma asesina[35] de Alan Moore y Brian Bolland, en donde el
Joker quería demostrar que si sometía al comisionado Gordon a una crisis
emocional devastadora éste enloquecería como él, es decir que cualquier
“hombre común” (según sus palabras) podía cruzar fácilmente la delgada
línea que separa la razón de la locura. Es llamativo, para quienes
vivimos en un país en donde la memoria suele encontrar serios
obstáculos, que su intención sea socavar la lógica racional del
comisionado atacando a su memoria. Afirma que: «Recordar es peligroso…
La memoria es traicionera… ¿pero podemos vivir si ella? ¡La razón se
sustenta en ella, no afrontar la memoria es lo mismo que negar la razón!
¿Y entonces? ¿Qué nos obliga a ser racionales?... cuanto más indague…
recorriendo lugares de su pasado donde el grito se vuelve insoportable…
tenga presente a la locura. ¡La locura es la salida de emergencia!» Su
plan es por supuesto frustrado por Batman, a quien, una vez liberado de
su tormento, Gordon le dice: «¡Quiero que lo agarres según la ley!...
Bajo la ley ¿me oíste? ¡Debemos demostrárselo! ¡Debemos demostrarle que
nuestro método funciona!» Remarquemos la palabra utilizada por Gordon,
“método”, la burguesía se piensa a sí misma y se presenta ante el resto
de la sociedad como metódica y racional, siendo sus antagonistas (según
su imaginario) irracionales y caóticos. Actores de esta batalla son el
superhéroe y los villanos a los que enfrenta, es por ello que mientras
Batman combate del lado de la ley, torturando y espiando, el Joker se
define como agente del caos y Dos Caras del azar, tanto el caos como el
azar, no tienen (al menos desde el discurso ideológico hegemónico) lugar
dentro del mundo burgués, plagado de normas, prisiones y horarios, y
deben ser purgados o regulados.
Pero no solo la tortura y el espionaje son
rescatados en el film como armas de combate, sino la mentira
sistemática, similar a la que crean y venden los medios masivos
estadounidenses, que producen alrededor del 80% de las noticias del
mundo. Tras el 11-S dieron la vuelta al mundo las imágenes transmitidas
por CNN de los palestinos festejando la caída de las torres, las cuales
eran material de archivo, pues en realidad festejaban un partido de
fútbol. También por omisión los medios ocultan la verdad: por pedido del
pentágono no se transmiten imágenes de la guerra en el terreno, ni a
los soldados estadounidenses caídos en batalla, no se transmite en vivo,
todos los contenidos a transmitir son antes revisados por agentes del
Ejército, así que asistimos a una guerra guionada. Recordemos si no que,
cuando Bush viajó a Irak para pasar el tradicional “Día de acción de
gracias” junto a las tropas invasoras, hasta el pavo era de plástico.
Dentro del argumento
se ve como indispensable mentir como medida para mantener tranquila a la
sociedad, mientras la realidad se desmadra. Al final, el héroe se
transforma en villano ante la opinión pública, pero solo para defender y
encubrir al poder político. A través de los medios de comunicación de
Gotham, se construye una verdad fiel no a la realidad, sino al poder
político hegemónico. Asistimos a otra dimensión de la guerra, donde las
imágenes que los medios muestran u ocultan son elementos de una realidad
que no transmiten, más bien la construyen.
Una de las imágenes representativas del enfrentamiento entre superhéroes en la serie Civil War, de Marvel. |
LA GUERRA CIVIL DE
LOS SUPERHÉROES DE MARVEL Y LA MUERTE DEL CAPITÁN AMÉRICA
La principal serie de
Marvel de 2006 se llamó Civil Wars [36], que llevó guion de Mark Millar y fue
publicada desde mediados de aquel año hasta comienzos del 2007. Esta
serie presenta la visión de Marvel sobre la guerra contra el terror en
el frente interno, y en ella se opera una división de opiniones entre
los superhéroes sobre cómo combatir en dicha guerra. Llevó como
subtítulo la pregunta “¿De qué lado estás?” acompañada de una frase de
Benjamin Franklin: «Aquellos que renuncian a su libertad a cambio de
seguridad, no merecen ni la libertad, ni la seguridad.»
Según su argumento,
durante un reality show de superhéroes (de segunda clase),
éstos atacan a unos poderosos supervillanos. La batalla toma lugar
enfrente de una escuela, donde se ve a una gran cantidad de niños
jugando, en su techo flamea la bandera estadounidense. El asunto se les
va de las manos y uno de los villanos produce una explosión que destruye
la zona. A continuación se ve al Capitán América y a Iron Man sobre las
ruinas humeantes (que recuerdan a la “zona cero” donde estaban las
Torres Gemelas), debatiendo sobre la tragedia. El Capitán América dice:
«puede que haya 800 ó 900 bajas. Todas ellas por un estúpido reality
show».
Arriba, imagen de los héroes enfrentados con el destrozo al fondo. Abajo, detalle de la viñeta en la que muere el Capitán América. | |
Una placa de la CNN se pregunta: “¿Es hora de
registrar a los superhéroes?” Iron Man apoya la idea y le pide al
Congreso de los Estados Unidos que desarrolle una ley que convierta a
sus colegas en unidades regulares de las fuerzas de seguridad del
Estado. Mientras la mayoría de los superhéroes se reúnen para discutir
sobre la propuesta de trabajar junto al gobierno, el capitán América ha
sido citado por la directora de SHIELD (es una agencia estatal que
aparece en muchas historias de Marvel como alusión a la CIA) y acude en
un helitransporte de dicha agencia. Allí la directora le propone liderar
una unidad para cazar a los superhéroes díscolos, a lo que responde:
«olvídalo, me estás pidiendo que arreste a gente que arriesga su vida
por este país cada día de la semana… los superhéroes necesitan estar por
encima de esos asuntos [la política], o de Washington diciendo quienes
son los supervillanos». Intentan apresarlo y escapa, transformándose en
fugitivo de la justicia.
El gobierno norteamericano promueve entonces
dicha ley, que obliga a los superhéroes a registrarse, revelar su
identidad a las autoridades y trabajar bajo el estricto control de la
agencia SHIELD.
El “Acta Patriótica”, que sacó adelante el Gobierno de George
W. Bush después del atentado a las Torres Gemelas, se traslada al cómic
con el nombre de “Acta de Registro”, que polariza a los superhéroes
dividiéndolos en dos bandos: los que prefieren la seguridad por encima
de los derechos civiles y los que se oponen a limitar su libertad.
Mark Millar dijo:
«La alegoría política está ahí pero sólo para los que deseen encontrarla. Los chicos sólo van a encontrarse con una gran pelea entre superhéroes… El Capitán América es una elección natural, porque se basa en la libertad y en los derechos civiles. Iron Man parecía el único con peso y autoridad suficientes como para estar en desacuerdo con él».
El Capitán América se erigió como líder de la
resistencia clandestina, oponiéndose a las medidas que recortan los
derechos y libertades constitucionales. Mientras el Estado, respaldado
por Iron Man, detiene a los fugitivos y los concentra en una
impenetrable prisión, que recuerda a Guantánamo. Incluso los no
alineados en el conflicto sufren el azote de SHIELD. El Hombre Araña
primero apoyó al gobierno enseñando su verdadero rostro (lo cual
ocasionó que lo despidieran de su trabajo como fotógrafo) y luego cambió
de bando.
La batalla final se da en Nueva York, donde los superpoderes de
los combatientes destrozan gran parte del centro de la ciudad. Cuando
su bando esta cerca de obtener la victoria definitiva, el Capitán
América se entrega a las autoridades, para detener la lucha fratricida,
diciendo: «están deteniendo a Steve Rogers, no al Capitán América»,
luego de ser detenido, es trasladado para ser juzgado, en la entrada de
los tribunales recibe unos balazos y muere. Esta no es la primera vez
que un superhéroe enfrenta la muerte, incluso Superman ha tenido que
morir hace algunos años para revivir el interés de sus seguidores y
finalmente revivir él también. En este caso la muerte de Steve Rogers al
parecer sería definitiva, mientras el que sí volvería dentro de un
tiempo sería el símbolo, es decir el Capitán América, encarnado por otra
persona. Esta muerte se produce dentro de la guerra contra el
terrorismo, en su frente interno, donde Rogers intentó defender las
libertades individuales avasalladas y no pudo lograrlo; con su muerte
triunfó la opción de Iron Man, que promulgaba el control total de los
ciudadanos y de sus superhéroes. Es precisamente a través del triunfante
“hombre de hierro” que Marvel presentará su visión de la guerra contra
el terror, en donde (según Obama) debe ser librada, en Afganistán.
Tres momentos del filme Iron Man: Stark en Afganistán, Stark construyendo su primera armadura y la venganza de Iron Man sobre el desierto. |
IRON MAN Y LA
GUERRA DE AFGANISTÁN
Estrenada en 2008, la película Iron Man
presenta un gran cambio de escenario, diferente al de la historia
original. Como antes señalamos este superhéroe aparece dentro de la
guerra de Vietnam. En la versión cinematográfica, nace en la guerra de
Afganistán. Antes el enemigo de Iron Man era el comunismo (simbolizado
en el villano llamado “El Mandarín”, de origen chino, en obvia alusión a
la guerra fría), ahora los enemigos a vencer son el terrorismo y la
corrupción.
Tony Stark posee una mente privilegiada, es un prodigio de la
ingeniería, pero también un caprichoso multimillonario, un playboy,
alcohólico y un cínico. «¿Qué opina de que lo llamen el Da Vinci de
nuestra época?». «Es absurdo. Yo no pinto». «¿Y de que le llamen “El
mercader de la muerte”? ». «No está mal», responde en una entrevista a
una periodista, a quien luego contesta «Mi padre decía: para obtener la
paz, hay que tener un garrote más grande que los demás». Recordemos que
(según el cómic) su padre, Howard Stark, fue uno de los inventores de la
bomba atómica.
Cartel
del primer filme de Iron Man.
|
Al terminar la demostración, bromea junto a los
soldados que lo custodian (esto sucede durante la escena inicial),
quienes le piden sacarse una foto, uno de ellos hace el símbolo de la
paz, a lo que Stark responde: «¡Sí, paz! Amo la paz, si hubiera paz me
quedaría sin trabajo», luego el convoy de carros de combate que lo
traslada es atacado. Al intentar huir cae un proyectil cerca de él, en
el cual puede leerse “Industrias Stark”, sobrevive pero queda malherido y
es secuestrado por un grupo de terroristas, que se llaman “El círculo
de los diez anillos” (en alusión a los diez anillos de poder que posee
el Mandarín), el cual no es netamente afgano, es integrado al parecer
por habitantes de Europa del este (uno de los terroristas habla húngaro)
y rusos, da la impresión de que son musulmanes por algunas de sus
características (la lengua y su aspecto, según los estereotipos de
Hollywood), pero su identidad es ambigua.[37].
El misil Jerichó impactando tras un Stark cristianizado. Abajo, el primer Iron Man aplica su fuego contra lof infieles. | |
La armadura funciona y logra escapar, es rescatado por soldados
estadounidenses y regresa a su patria, donde realiza una conferencia
anunciando que ya no va a crear armas, pero a continuación se transforma
él mismo en el arma más poderosa de todos los tiempos.
Iron Man es testigo del
desarrollo de una guerra sobre el terreno, algo que el resto de los
mortales no podemos experimentar. Recordemos que, después de Vietnam,
EEUU ha preferido lo que se conoce como "guerras blancas", es decir
guerras sin imágenes, sin sangre, ni cadáveres. Así, Stark ve en un
noticiero imágenes de la guerra contra el terror, en este caso el grupo
terrorista que lo secuestró exhibe en su posesión las poderosas armas
creadas por su empresa, y es por esto que decide intervenir, ayudado por
su tecnología superior, retorna volando hacia Afganistán, mediante la
fuerza de sus golpes somete a los terroristas, dejando a uno de sus
líderes en manos de las víctimas, a quienes les dice en inglés: «es todo
suyo». ¿Para qué se iba a molestar en traducirlo?
Iron
Man, con la bandera y frente al escudo del Departamento de Denfesa
estadounidense.
|
Según la visión de Iron
Man, lo que está mal no es la guerra, ni la ocupación llevada a cabo por
el complejo industrial/militar estadounidense, sino sólo una parte de
la burocracia, que es corrupta, en este caso representada por Obadiah
Stane, su mentor, quien siempre estuvo a su lado tras la muerte de su
padre. La corrupción es presentada como aliada del terrorismo, ya que
entorpece y desvirtúa el accionar de los ocupantes. Al luchar contra
ésta, Iron Man defiende la integridad del sistema, purgándolo de
elementos impuros, los cuales están dentro del campo de los civiles. Los
soldados estadounidenses no matan a una sola persona en toda la
película, algunos de ellos mueren a manos de los terroristas, cuando
estos secuestran a Stark, son reflejados como víctimas no de una justa
resistencia a la ocupación militar, sino de una violencia irracional.
Los militares son mostrados como abnegados, valientes y nobles, mientras
que los afganos solo tienen dos opciones claras: ser agresivos
terroristas o ser parte del rebaño de sus víctimas, en cualquiera de los
dos casos que elijan, la solución a su problema es la ocupación militar
estadounidense, respaldada por el patrullaje de Iron Man.
CONCLUSIÓN
«Ahora, un
paréntesis sobre la mitología del superhéroe, tenemos al superhéroe y
tenemos al alter-ego. Batman es realmente Bruce Wayne, Spider-Man es
realmente Peter Parker. …Y es ahí, en esa característica, donde Superman
se queda solo.
Superman no se convirtió en Superman. Superman nació Superman. …Su alter ego es Clark Kent. …¿Y cuáles son sus características? Es débil, es inseguro, es un cobarde. Clark Kent es la crítica de Superman a toda la raza humana.»
KILL BILL VOL.2
Superman no se convirtió en Superman. Superman nació Superman. …Su alter ego es Clark Kent. …¿Y cuáles son sus características? Es débil, es inseguro, es un cobarde. Clark Kent es la crítica de Superman a toda la raza humana.»
KILL BILL VOL.2
En este trabajo estudiamos
la historia de los superhéroes, su semiótica y su rol en la actual
guerra llevada a cabo por la nación gendarme. Es un aporte más al
estudio de este tipo de cómics mediante la crítica académica, desde
aquel primer paso que realizó Umberto Eco, quien en uno de sus libros[39] proponía crear una "guerrilla semiológica". Es
interesante este concepto, que nos sirve para entender a la cultura
según los planteos de Gramsci[40], como un campo en disputa, en donde diversos
grupos sociales pugnan por establecer su hegemonía. Ojalá que otros
guerrilleros se sumen a la batalla, ya que en los próximos años un
verdadero arsenal de películas de superhéroes[41] invadirá la gran pantalla, detrás de las
cuales estará, en mayor o en menor medida velada, la ideología imperial.
Las
palabras pronunciadas en el film de Tarantino, destacan el carácter
antihumanista y alienante que está detrás de los superhéroes, ya que
reconocer la superioridad física y moral del superhéroe es reconocer
nuestra inferioridad frente a él.
Cerramos este trabajo con la pregunta del poeta
romano Juvenal «¿Quién vigila a los vigilantes?»[42] Creo, como respuesta a su interrogante, que
nos corresponde a nosotros, los vigilados, desafiar al cielo y alzar la
mirada hacia los vigilantes que nos observan, negando nuestro rol
asignado, nuestra condición de vigilados, rebelándonos contra su
vigilancia. Estaríamos dando un paso en pos de nuestra desalineación,
expropiando a la criatura creada de sus poderes, comprenderíamos que
desde el cielo no provendrá ninguna justicia redentora. Marx afirmaba
que «El hombre, sólo ha encontrado en la realidad fantástica del cielo,
donde buscaba un superhombre, el reflejo de sí mismo»[43]
. Esa búsqueda, como bien
pensaba Marx, era la negación del hombre, ya que solo a nosotros nos
corresponde el devenir de nuestros destinos.
BIBLIOGRAFÍA GENERAL:Matías Castro. Películas de Superhéroes, del cómic al cine. RFX, Buenos Aires, 2009.Joseph Campbell. El héroe de las mil caras, Psicoanálisis del mito. Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2006.Terry Eagleton. Terror Santo. Debate, Buenos Aires, 2008.Umberto Eco. Apocalípticos e integrados. Tusquets, Buenos Aires, 2004Umberto Eco. La estrategia de la ilusión. De La Flor, Buenos Aires, 1995José Pablo Feinmann. El Cine por asalto. Planeta, Buenos Aires, 2006.Antonio Gramsci. Los intelectuales y la organización de la cultura. Nueva Visión, Buenos Aires, 1972.Carl Jung. El hombre y sus símbolos. Paidos, Barcelona, 1995Friedrich Nietzsche. Así habló Zaratustra. Planeta, Madrid, 2001.Milcíades Peña. Introducción al Marxismo. El cielo por asalto, Buenos Aires, 2000.Artículos:José Pablo Feinmann “Superman y Übermensch”. Disponible en línea.José Pablo Feinmann, "Placeres culpables, Imperio Pop". Disponible en línea.José Pablo Feinmann. "¡Santo terror, Batman!" Disponible en línea.José Geria. "Superhéroes a la Guerra, El cómic y el dibujo animado como propaganda política en los Estados Unidos". Disponible en línea.Perucho Mejía G. "El mito del superhéroe". Revista Latinoamericana de estudios sobre la historieta, 2002. Disponible en línea.Elisa McCausland. "Más Allá de la Viñeta. Política, superhéroes y american way of life", 2009. Disponible en línea.Pablo Sorondo. "Sobre el héroe y sus máscaras", 2006. Disponible en línea.Material audiovisual:Comic book superheroes unmasked, Steve Kroopnick, History Channel, 2003.Batman Unmasked: The Psychology of the Dark Knight, Steven Smith, Warner Bros, 2008.Batman Tech, Steven Smith, Warner Bros, 2008.Batman Inicia, Christopher Nolan, Warner Bros, 2005.Batman: el caballero de la noche, Christopher Nolan, Warner Bros, 2008.
Iron Man: el hombre de hierro, Jon Favreau, Estudios Marvel, 2008.
NOTAS
[1]
Friedrich Nietzsche. Así habló Zaratustra. Planeta,
Madrid, 2001.
[2] Es
más que llamativa la sincronía de estos fenómenos, al respecto es muy
recomendable el artículo de Feinman “Superman y Übermensch”, el cual
concluye con esta sentencia: «vivimos tiempos sombríos, una catástrofe
civilizatoria. ¿Acaso el Superman de Siegel y Shuster y el Übermensch
nietzscheano se han unido en la devastadora voluntad de poder del
Imperio bélico-comunicacional “americano”? Si así fuera, la historia
habría arribado a una “síntesis”, digamos, “estremecedora”.»
[3]Comic
book superheroes unmasked, Steve Kroopnick,
History Channel, 2003.
[4]
Recordemos que gran parte de la población estadounidense de origen
japonés fue confinada a campos de concentración dentro de Estados
Unidos.
[5]
Obtenido de la página http://www.canaltrans.com/07/capitan-america.html
[6]
Comic book superheroes unmasked, History Channel,
2004.
[7]
Matías Castro. Películas de Superhéroes, del cómic al cine.
RFX, Buenos Aires, 2009.
[8]
Obtenido de la página
http://www.elpais.com/articulo/cultura/superheroes/cuestionan/orden/mundial/elpporcul/20060226elpepicul_2/Tes
[9]
Miller al parecer desconoce la influencia que ha tenido la cultura
islámica en la cultura occidental. Obras pilares de esta como La
Divina Comedia o El Quijote, están inspiradas en obras
musulmanas, siendo éste solo uno de los muchos ejemplos. Otro dato que
al parecer desconoce, es cuando afirma que los musulmanes mutilan los
genitales a sus mujeres, en alusión al famoso caso de una tribu africana
donde se práctica el ritual de cortar el clítoris, la cual es una tribu
cristiana, es erróneo de todos modos trasladar una conducta de sólo un
grupo de fieles (los cuales actúan siguiendo una costumbre que para
ellos es correcta, aunque los que no integramos dicho grupo no podamos
simpatizar con la misma) a todos los seguidores de una fe. Por último
sus palabras elogiosas hacia los nazis son consecuentes con su actual
postura, recordemos que fue durante un buen tiempo considerado como un
rebelde y hoy ha devenido en fascista.
[10] Joseph
Campbell. El héroe de las mil caras. Psicoanálisis del mito.
Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2006.
[11]
Carl Jung. El hombre y sus símbolos. Paidós, Barcelona, 1995
[12]
Al respecto de este concepto léase: Fuerzas profundas e identidad.
Reflexiones en torno a su impacto sobre la política exterior.
Anabella Busso (comp.). Rosario: Universidad Nacional de Rosario, 2008.
[13] Karen
Armstrong. Los Orígenes del Fundamentalismo, en el Judaísmo, el
Cristianismo y el Islam. Barcelona: Tusquets, 2004.
[15] Terry
Eagleton. Terror Santo. Debate, Buenos Aires, 2008.
[16]
Declaraciones obtenidas de DigitalSpy.co.uk
[17] Umberto
Eco. Apocalípticos e integrados. Tusquets, Buenos Aires, 2004
[18]Friedrich
Nietzsche. Op cit.
[19]
Umberto Eco. Op cit.
[20]
Umberto Eco. Op cit.
[21]
Entrevista de Miguel Vera a Noam Chomsky, obtenida de Aporrea.org,
publicada el 05/05/09.
[22] José
Pablo Feinmann. “Placeres culpables: Imperio Pop”, en Página12,
2002 [disponible en línea: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-206-2002-05-26.html].
[23]
José Pablo Feinmann. Op cit.
[24] Perucho
Mejía G. “El mito del superhéroe”, en Revista latinoamericana de
estudios sobre la historieta, vol 2, no. 5 (marzo de 2002), pp.
9-12 [disponible en línea: http://www.rlesh.110mb.com/05/05_mejia.html]
[25] Milcíades
Peña. Introducción al Marxismo. Ediciones El cielo por asalto,
Buenos Aires, 2000
[26] Batman
Unmasked: The Psychology of the Dark Knight, Steven Smith, Warner
Bros, 2008.
[27] Batman
Unmasked... Idem.
[28] Román
Gubern. Máscaras de la ficción. Barcelona, Anagrama, 2002.
[29]
Palabras de Bruce Wayne a Alfred en una escena de Batman Begins
[Batman Inicia en Argentina], 2005.
[30]
Quien ha logrado revivirlo para la gran pantalla, luego de las
olvidables películas de Joel Schumacher.
[31]
En el caso de Mahoma fue (según la tradición islámica) realizado en
vida. Hay una sura coránica denominada “El viaje nocturno” que menciona
brevemente lo ocurrido, pero luego diversos sabios musulmanes, sumados a
las leyendas populares, completarían los espacios vacíos del relato.
[32] Feinmann
suele escribir así esa palabra cuando esta designa a Estados Unidos, ya
que en el idioma inglés carece de acento y para remarcar su contenido
ideológico.
[33] José
Pablo Feinmann. “¡Santo terror, Batman!”, en Página 12,
30-VIII-2009 [disponible en línea: http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/index-2009-08-30.html]
[34] Batman
Tech, Steven Smith, Warner Bros, 2008. En Argentina la traducción
de este artilugio es: batimóvil.
[35]
Batman: La broma asesina, de Alan Moore y Brian Bolland, Norma
Editorial, 2002. Originalmente con el título: The Killing Joke.
[36]
Civil War, de Mark Millar y Steve
McNiven, Editorial Marvel, 2006 [Existe edición en castellano por
Panini en 2007, bajo el título Civil War. En Argentina y otros
países se tradujo como Guerra civil].
[37]
Un detalle de la película es que algunos diálogos y situaciones fueron
improvisados por los actores durante la filmación, por una cuestión de
tiempo, lo cual justifica que algunos desarrollos de la historia sean
contradictorios entre sí. Esta información se ha extraído de los sitios
web Cartelera
10 y elmulticine, que en este caso reprodujo una
entrevista a Jeff Bridges.
[38]
Al respecto véanse los artículos de Diego Pérez Villar: “Irak: la
privatización de la guerra” (31-X-2005, disponible en línea en Indymedia),
y Fernando Estrada Gallego: “Una guerra por contrato: mercenarios y
compañías militares privadas en Colombia y en Irak” (22-VI-2009,
disponible en línea en Razón
Pública)
[39]
Umberto Eco. La estrategia de la ilusión. De La Flor, Buenos
Aires, 1995
[40]
Antonio Gramsci. Los intelectuales y la organización de la cultura.
Nueva Visión, Buenos Aires, 1972 (original de 1949).
[41]
En particular en el caso de Marvel, ya que Disney posee una gran
capacidad para distribuir sus productos.
[42]
Usada por Alan Moore para titular a su creación Watchmen.
[43]
Marx, C. y Engels, F. La Sagrada Familia. Crítica de la
Crítica. Buenos Aires, Editorial Claridad, 1933.
http://www.tebeosfera.com/documentos/textos/justicieros_del_imperio_los_superheroes_en_la_guerra_contra_el_terror.html
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