Uno de los compromisos de campaña de Sebastian
Piñera, fue que no incluiría en su Gobierno a personajes
vinculados a la Dictadura; el nombramiento de Miguel Otero
Lathrop, connotado pinochetista, como embajador en Argentina
demuestra lo que vale la palabra del señor Presidente.
Y el numerito que se acaba de mandar
“Don Miguel” (como le dicen obsecuentemente los presidentes de la UDI y
RN), deja en claro que el sector pinochetista de la derecha está
dispuesto a hacerse oír, a pesar de las directrices de presidenciales.
Un político con tantos años de circo, no lanza gratuitamente un misil de
estas características sin tener objetivos claros; y éste al parecer no
es otro que poner en la agenda del Gobierno de Piñera la defensa del
régimen militar, y por ende de sus funcionarios.
Al ver los efectos que causaron -tanto
en Chile como en Argentina- sus declaraciones, el flamante ex embajador
mostró de que está hecho; comenzó a balbucir disculpas, a tratar de
desmentir lo que está grabado, a despotricar contra las dictaduras y a
ensalzar la política de DD.HH. del Gobierno argentino.
Al parecer Don Miguel se apresuró,
porque el Gobierno rápidamente se desmarcó de sus declaraciones,
alegando que éstas eran a “título personal”; y ante el bochorno
internacional que puso en jaque toda la política exterior optó
finalmente por pedirle la renuncia el martes 8 de junio.
Al margen de lo patético de este
episodio, las declaraciones de Otero no son un hecho aislado. Desde una
Iglesia Católica severamente cuestionada por los casos de pedofilia, ya
surgió una iniciativa tendiente a indultar a quienes cometieron crímenes
de lesa humanidad. Para impulsar esta iniciativa, está en marcha la
maniobra de nombrar como Arzobispo de Santiago, al obispo de San
Bernardo, Juan Ignacio González, un personaje ligado a
los aparatos de Seguridad de Pinochet.
Desde la propia iglesia surgieron voces
señalando lo dañino que sería este nombramiento. El padre Felipe
Berríos (ex capellán de un Techo para Chile) antes de viajar a
Burundi declaró:
“…cuando Juan Ignacio González era
abogado ligado al Opus Dei, trabajó con Sergio Rillón
en la oficina ‘de asuntos especiales de Gobierno’ o de ‘enlace’ entre la
dictadura y la Iglesia que, en realidad se podría decir que era de
‘soplonaje’”.
“Fueron tiempos muy duros para la
Iglesia chilena, que muchas veces fue perseguida. Y él entonces trabajó
para La Moneda y tengo entendido que también lo hizo en la Secretaría
General de la Presidencia y en el directorio del diario La
Nación. A finales de los ochenta dejó esto para ir a Roma,
donde fue ordenado sacerdote y sacó un doctorado cuya tesis estaba
relacionada con las capellanías castrenses en Chile”, explica a la
revista Sábado de El Mercurio.
En ese sentido, el sacerdote señala que
“nombrar a alguien que estuvo ligado a la dictadura como arzobispo de
Santiago para el Bicentenario sería un retroceso para la unidad del país
y una ofensa para muchos chilenos. Muchos en pro de la unidad de la
Iglesia no dijimos nada con su nombramiento de Obispo, pero eso tiene un
límite y ese límite sería que fuera nombrado arzobispo de Santiago. Con
todo respeto yo haría pública mi protesta”.
Las “viudas de Pinochet” salieron
malparadas en este gallito con los liberales de Piñera, pero están
enquistados en los partidos de la derecha, en las instituciones “más
sagradas” de la república como son la burocracia, las fuerzas armadas y
la Iglesia Católica. Desde Punta Peuco y el penal Cordillera, las arañas
tejen desesperadamente sus redes hacia el perdonazo presidencial.
¡No pasaran!
fuente, vìa :
http://www.elciudadano.cl/2010/06/08/miguel-otero-representa-a-la-derecha-nostalgica-el-pinochetismo-no-ha-muerto/
http://www.elciudadano.cl/2010/06/08/miguel-otero-representa-a-la-derecha-nostalgica-el-pinochetismo-no-ha-muerto/
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