viernes, 11 de junio de 2010

Chile: el cinismo político de la derecha gobernante Dictadura de lo 'políticamente correcto' satisface a la derecha pinochetista en tanto esta 'seudo democracia' respete el sistema neoliberal; en caso contrario, esa derecha regresa al golpismo Arturo Alejandro Muñoz

EL CINISMO ES parte activa de la política partidista…quizá no sea así en todos los países, pero al menos en Chile lo es, pues aquí, hoy, fungen de demócratas los mismos que ayer cercenaron la democracia porque la decisión ciudadana les resultaba negativa en lo económico.
Hoy dicen ser demócratas aquellos que antaño –y no tan antaño- exigían a gritos a la soldadesca la eliminación física de sus opositores políticos; esos de ayer son los mismos que arrasaron a golpes de bayonetas y cañonazos los derechos humanos que decían defender; son los responsables, en gran medida, del asesinato, tortura y exilio de miles de compatriotas, incluyendo ancianos y niños.
Decididos y alharaquientos a la hora de defender bancos y financieras, pero siempre bien dispuestos a colaborar con el fascismo si se trata de asesinar al pueblo cuando este piensa y decide, esos demócratas de ayer –que son los mismos de hoy- propugnan la imposición de un sistema político que considera a la democracia como el perfecto non plus ultra que se basa y defiende (en exclusiva) los aspectos meramente económicos por sobre los sociales, culturales, deportivos, etc.
Tales ejemplares  se declaran demócratas porque el sistema actual –el neoliberalismo- implementa la preeminencia  del capital financiero en la vida rutinaria de la nación, minimizando a niveles cercanos al cero absoluto a las actividadesmás relevantes de una sociedad civilizada y libre, como el derecho al trabajo digno y bien remunerado, a la salud y a la educación pública gratuitas y de calidad. Por cierto, eso es lo único que les interesa a lo largo de sus existencias: contar con mucho dinero que les permita ponerle riendas al poder total…si el ‘sistema político’ imperante es la democracia institucional y les ofrece aquello, entonces adoran el sistema y dicen casarse con él…pero el matrimonio dura exactamente hasta el momento en que el pueblo –democrática y soberanamente- elige una opción de gobierno que no se ajusta a los requerimientos emanados de la banca internacional ni de las cuentas corrientes del empresariado transnacional.
En ese instante, la democracia deja de ser una alternativa ‘civilizada y moderna’, por lo que aquellos enriquecidos conservadores que había constituido un matrimonio con ella, dejan de amarla…y no sólo dejan de quererla, sino que van mucho más lejos: la asesinan para luego hablar pestes y desprestigiarla con falacias que no resisten el más mínimo análisis.
Lo dicho arriba debe ser reiterado: la democracia cuenta con el respeto de los derechistas sólo si les resulta beneficiosa para sus negociados, sean estos lícitos o ilícitos. Con el neoliberalismo desplegando sus alas a todo dar, esos derechistas hoy día declaran que son demócratas, que detestan el totalitarismo, pero cualquier chileno medianamente informado es consciente de que personajes como “el Príncipe” (aquel oficial de ejército que torturó y masacró a Víctor Jara en el Estadio Chile), o el actual senador Hernán Larraín (que durante todo el período de la dictadura apoyó, defendió, visitó y colaboró activamente con Paul Schaeffer y con la Colonia Dignidad, donde se torturó y asesinó a chilenos), o algunas de las nuevas autoridades regionales designadas por Sebastián Piñera, las que participaron abiertamente en sus provincias como informantes de la CNI para “encarcelar” (léase torturar, e incluso asesinar) a gente de izquierda…todos ellos, y otros como ellos, definitivamente no son demócratas ni nunca lo serán.
En el mes de febrero de este año 2010, publiqué un artículo titulado: “Para que Latinoamérica conozca mejor a la Derecha chilena”.Y respecto del tema que se ha señalado en las líneas anteriores, quiero rescatar de ese artículo los siguientes dos párrafos.
“”Andrés Allamand no escapa a esta crítica, ya que la tarde del día martes 11 de septiembre de 1973,  desde la ventana de un tercer piso de un  edificio de calle Esmeralda (entre Miraflores y McIver), junto a Juan Luis Ossa y otros simpatizantes de la extrema derecha, disparó con arma larga varios tiros a los trabajadores de ‘Chile Films’, quienes deseaban abandonar el lugar para dirigirse a sus hogares y evitar lo que se sospechaba: caer en manos de militares golpistas que a esa hora avanzaban casa por casa arrasando, destruyendo, golpeando, matando y quemando lo que encontraban a su paso. Y esto no es un invento ni una suposición, sino una confesión del propio Allamand en su casi desconocida autobiografía novelada sobre la UP, publicada el año 1974: “No virar izquierda. Al parecer, desde la tarde aquella en que disparó a mansalva cobardemente contra trabajadores pacíficos y desprotegidos, Andrés Allamand ha venido practicando un estilo de ‘desalojo’ que le  causa placer.””
“”Por ello, que el país no se engañe. El actual Presidente de Chile –Sebastián Piñera Echenique- pertenece a la misma trinchera ideológica de los cuestionables dirigentes políticos mencionados en estas líneas, y ya mostró sus primeras ‘bondades pro yanquis’ al declarar que “luchará por lograr que Cuba retorne a la democracia” (democracia en el sentido que la entienden, explotan y abusan los ultra derechistas), al mismo tiempo que ha manifestado intenciones de gobernar muy cercanamente a las ideas del colombiano Álvaro Uribe, lo cual significa lo mismo que asegurar haberse entregado de pies y manos a los intereses norteamericanos y 'bancomundialistas' que han asfixiado, invadido y/o explotado a los pueblos de los países del tercer mundo.””
El striptease político que realizó Miguel Otero (llamado ahora ‘el breve’, o ‘el otario’) con sus declaraciones abiertamente fascistas al diario argentino ’Clarín’ -en su calidad de Embajador de Chile- sirvieron para confirmar todo lo que se ha dicho respecto de la derecha y su amor inagotable por el golpismo, el militarismo, la sedición y el clasismo. El Presidente Piñera le pidió la renuncia (ella no fue voluntaria, como algunos medios oficialistas mencionaron) porque su propia imagen internacional comenzó a ser cuestionada en muchos diarios de países también dominados por el neoliberalismo, sistema económico que, por cierto, satisface sin ambages las demandas e intereses de las clases dueñas de los medios de producción, por lo que ningún gobierno extranjero podría entender cuál era el objetivo real del señor Otero al declarar las sandeces que explicitó en Buenos Aires “como representante del Presidente Piñera”.

¡Grave, muy grave para don Sebastián y para sus asociados empresarios!, ya que esta seudo democracia les viene como anillo al dedo y cualquier basura que se lance sobre ella conformaría un asunto  muy contraproducente en lo interno y en el exterior.
Ergo, sumando y restando, el resultado de todo lo que aquí se ha dicho de manera sucinta no es otro que la necesaria actitud de alerta que debe tener la ciudadanía chilena, pues la Historia Política criolla de los últimos 100 años señala que los sectores derechistas patronales empresariales reniegan decididamente del sistema democrático institucional cuando este –mediante la concreción de la voluntad del pueblo- les resulta inconveniente en lo económico.

Si ello sucede, entonces el desfile de visitas a los regimientos y unidades militares pasa a ser una constante en la rutina de la derecha chilena. Ya ocurrió varias veces (1891, 1924, 1930, 1973), y podría repetirse en cualquier momento si, por ejemplo, los chilenos deciden –soberana y democráticamente- zafarse del neoliberalismo en lo económico, y echar por la borda al sistema binominal en lo político.
Ahí nuestro pueblo comprobaría, una vez más, que la derecha –esta misma que nos gobierna hoy- se transforma rápidamente en lo que siempre ha sido: un sector económicamente poderoso que vive propugnando la sedición, el clasismo y la explotación del hombre por el hombre.
Por ahora, Piñera y la Alianza (o Coalición por el Cambio), agregando algunos viejos estandartes de la Concertación, como Alejandro Foxley, el fallecido Edgardo Boenninger, Ricardo Lagos (Escobar y también el Webber), Eugenio Tironi, Ernesto Ottone, Marcelo Schilling y otros especimenes similares, realizan el jueguito de la hipocresía que gusta a los pinochetistas, vale decir, practican la dictadura de lo ‘políticamente correcto’ que en esta democracia coja y tuerta se ha convertido en el modus vivendi de nuestros políticos corruptos y pusilánimes.
fuente, vìa :
www.kaosenlared.net/noticia/chile-cinismo-politico-derecha-gobernante

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog

free counters

Datos personales

Mi foto
Malas noticias en los periòdicos, asesinatos, enfermedad, pobreza, dolor, injusticias, discriminaciòn, guerras, lo grave es que nos parece normal.

Ecologia2