Una ceremonia de duelo en Plaza de Mayo intentó curar las heridas sociales producidas por el shock y el show de noticias que se emitió luego del hallazgo del cuerpo de Araceli Fulles, el pasado viernes. Así fue el ritual.
Fotos: Nacho Yuchark para lavaca
De a una, de a dos y de a pocas, como si se tratara de conjurar gota a gota el océano de dolor, este viernes a las seis de la tarde se fue armando un círculo en el centro de la Plaza de Mayo. Mujeres sentadas en el piso, agarradas de la mano, en silencio. Llegaron autoconvocadas, alentadas por un tuit o un aviso en las redes sociales, desafiando el llamativo silencio de los grupos que se proclaman representantes del dolor de las mujeres.
No llegaron a sumar más de 150 las mujeres que compartieron esta ceremonia, pero el número es por demás significativo si se tiene en cuenta que se difundieron falsos comunicados atribuidos a la familia que alertaban que no estaba de acuerdo con esa convocatoria a Plaza de Mayo y que se desligaban de antemano de “cualquier tipo de acto violento que allí se ejerza”. La familia, en realidad, estaba en esos momentos partida de dolor. Acaba de reconocer el cuerpo de Araceli, enfrentado así el peor momento. No estaba entre sus posibilidad, por cierto, escribir comunicados. Aún así, circuló el falso con más fuerza que la convocatoria, traccionado por trolls.
Las organizaciones políticas y sociales, atentas a respetar la sensibilidad familiar, prefirieron enviar a unas pocas representantes, sin banderas ni identificación.
El resultado fue, quizá por todo esto, más espontáneo y de escala humana.
Las mujeres formaron sentadas en el piso un círculo y colocaron en el centro hojas blancas con los nombres de las 28 mujeres asesinadas este mes por la violencia machista.
En silencio, agarradas unas a otras de las manos, muchas lloraban y otras contenían el dolor.
¿Cuánto tiempo estuvieron así?
El suficiente, el necesario, el que creó ese dramático clima que de pronto partieron en dos los tambores de las nueve integrantes de Batuka Percusión. Las mujeres y sus tambores recorrienron el círculo al ritmo de los parches, hasta impregnar a esa ronda de otra energía. No es alegría lo que se vio entonces en los rostros de esas mujeres, pero ya no había lágrimas y si emoción por estar juntas, por estar auto organizadas, por estar abrazadas, por estar en Plaza de Mayo desafiando operaciones y terrores, por estar vivas.
Luego, en el círculo central se leyeron los nombres de cada una de las víctimas. Y cada una fue despedida con un grito: “Viva Nos Queremos”. El final fue marcado por esa música que es llamado y es batalla: la que surge cuando las mujeres aplauden su boca propia.
Fotos: Nacho Yuchark para lavaca
Fotos: Nacho Yuchark para lavaca
Fotos: Nacho Yuchark para lavaca
Fotos: Nacho Yuchark para lavaca
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Fotos: Nacho Yuchark para lavaca
Fotos: Nacho Yuchark para lavaca
Fotos: Nacho Yuchark para lavacavía:
http://www.lavaca.org/notas/del-dolor-al-abrazo-ceremonia-de-duelo-colectivo-en-plaza-de-mayo/
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