La
Argentina es un espejo y un experimento resumido y extremo de la decadencia del
sistema político capitalista a escala global. La Argentina es un laboratorio
experimental de la corrupción, el doble discurso, la insensibilidad social y la
incapacidad manifiesta y probada de solucionar los verdaderos problemas de la
gente, que caracteriza el accionar de la clase politica erigida como
"gerenciadora" del Estado después de las dictaduras militares setentistas.
Por
Manuel Freytas (*)
manuelfreytas@iarnoticias.com
manuelfreytas@iarnoticias.com
|
La
dinámica de la crisis social y económica en la Argentina, con inseguridad,
ausencia de autoridad y gobernabilidad ordenadora, saqueos, rebeliones
policiales, anarquía vandálica y catástrofe colectiva con los cortes de energía,
muestra una nueva faceta de los políticos y el gobierno de turno: el ABANDONO
MASIVO DE PERSONAS.
Antes las emergencias sociales extremas, como los asesinatos y robos diarios de la delincuencia común, el vandalismo social con asaltos a supermercados y guerra social entre clases medias y bajas, la catástrofe social de los cortes masivos de electricidad, el gobierno, los políticos, el poder económico, se desentienden y "dejan hacer" con total indiferencia. Miran para otro lado, mientras se culpan los unos a los otros para posicionarse electoralmente.
Durante los saqueos y estallidos de hace 15 días atrás, y mientras ciento de miles de personas perdían sus bienes y se enfrentaban en una guerra clasista contra los depredadores, en la mayoría de las provincias argentinas, el gobierno y la clase politica local seguían su rutina como si nada pasara.
En la reciente emergencia social que se vive en estos momentos con los cortes de luz, con millones de seres humanos afectados en sus condiciones esenciales de supervivencia, repiten el mismo esquema de conducta insensible, abandónica e indiferente.
Gobierno, políticos y funcionarios vuelven a sus prácticas de ABANDONO MASIVO DE LAS PERSONAS y se toman sus vacaciones en countries o en centros lujosos de veraneo, mientras miles de personas sin luz y sin posibilidades mínimas de subsistencia cortan calles y rutas como salida desesperada a sus dramas.
En el contexto de América Latina, el proceso argentino (que ha corto plazo seguramente se va a contagiar por todo el continente y a los propios países centrales) demuestra clara y estadísticamente la síntesis decadente del Estado político capitalista para mantener la "gobernabilidad" y servir al interés general del conjunto de la sociedad.
Para la clase politica, de Argentina y América Latina, el sistema democrático establecido como una panacea social en si mismo, es sólo una cáscara vacía, una herramienta de autorrealización personal, para construir poder, éxito y dinero, a partir del discurso marketinero y mediático para ganar elecciones.
Conseguido su objetivo, se dedican a sus peleas internas para posicionarse para los próximos comicios, se olvidan de las personas que dicen representar, se transforman en voceros y lobbystas del poder económico (su verdadero representado), y se convierten en gerentes sumisos de la embajada norteamericana y del centralismo europeo, mientras se olvidan de la gente y las necesidades reales de la sociedad en su conjunto.
Claramente Argentina es un laboratorio experimental de la incapacidad de las clases políticas para solucionar los problemas sociales de las mayorías, y como contrasentido para mantener la "gobernabilidad" capitalista en lo social, económico y político, lo que precipita a su vez los desbordes colectivos, y la anarquía social en sus diversas manifestaciones.
Y también claramente, y como emergente natural de estos procesos, se perfila una "democracia blindada" en toda América Latina con una nueva reinserción gradual de las fuerzas armadas en las tareas del control social.
Cuando la gente, las mayorías sociales, abandonadas a su suerte, no atendidas ni escuchadas en sus dramas y su necesidades, vuelvan a los cacerolazos masivos, a la rebelión callejera, será la hora de un nuevo grito de QUE SE VAYAN TODOS para la clase política, ciega, sorda, corrupta, y enceguecida fatalmente por el poder.
Antes las emergencias sociales extremas, como los asesinatos y robos diarios de la delincuencia común, el vandalismo social con asaltos a supermercados y guerra social entre clases medias y bajas, la catástrofe social de los cortes masivos de electricidad, el gobierno, los políticos, el poder económico, se desentienden y "dejan hacer" con total indiferencia. Miran para otro lado, mientras se culpan los unos a los otros para posicionarse electoralmente.
Durante los saqueos y estallidos de hace 15 días atrás, y mientras ciento de miles de personas perdían sus bienes y se enfrentaban en una guerra clasista contra los depredadores, en la mayoría de las provincias argentinas, el gobierno y la clase politica local seguían su rutina como si nada pasara.
En la reciente emergencia social que se vive en estos momentos con los cortes de luz, con millones de seres humanos afectados en sus condiciones esenciales de supervivencia, repiten el mismo esquema de conducta insensible, abandónica e indiferente.
Gobierno, políticos y funcionarios vuelven a sus prácticas de ABANDONO MASIVO DE LAS PERSONAS y se toman sus vacaciones en countries o en centros lujosos de veraneo, mientras miles de personas sin luz y sin posibilidades mínimas de subsistencia cortan calles y rutas como salida desesperada a sus dramas.
En el contexto de América Latina, el proceso argentino (que ha corto plazo seguramente se va a contagiar por todo el continente y a los propios países centrales) demuestra clara y estadísticamente la síntesis decadente del Estado político capitalista para mantener la "gobernabilidad" y servir al interés general del conjunto de la sociedad.
Para la clase politica, de Argentina y América Latina, el sistema democrático establecido como una panacea social en si mismo, es sólo una cáscara vacía, una herramienta de autorrealización personal, para construir poder, éxito y dinero, a partir del discurso marketinero y mediático para ganar elecciones.
Conseguido su objetivo, se dedican a sus peleas internas para posicionarse para los próximos comicios, se olvidan de las personas que dicen representar, se transforman en voceros y lobbystas del poder económico (su verdadero representado), y se convierten en gerentes sumisos de la embajada norteamericana y del centralismo europeo, mientras se olvidan de la gente y las necesidades reales de la sociedad en su conjunto.
Claramente Argentina es un laboratorio experimental de la incapacidad de las clases políticas para solucionar los problemas sociales de las mayorías, y como contrasentido para mantener la "gobernabilidad" capitalista en lo social, económico y político, lo que precipita a su vez los desbordes colectivos, y la anarquía social en sus diversas manifestaciones.
Y también claramente, y como emergente natural de estos procesos, se perfila una "democracia blindada" en toda América Latina con una nueva reinserción gradual de las fuerzas armadas en las tareas del control social.
Cuando la gente, las mayorías sociales, abandonadas a su suerte, no atendidas ni escuchadas en sus dramas y su necesidades, vuelvan a los cacerolazos masivos, a la rebelión callejera, será la hora de un nuevo grito de QUE SE VAYAN TODOS para la clase política, ciega, sorda, corrupta, y enceguecida fatalmente por el poder.
(*) Manuel
Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder,
especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores
más difundidos y referenciados en la Web.
Ver sus trabajos en Google y en IAR Noticias
Ver sus trabajos en Google y en IAR Noticias
No hay comentarios:
Publicar un comentario