Por primera vez el juego y los
objetivos invasores y criminales de EEUU quedaron al descubierto. La condena y
el rechazo internacional son unánimes. Obama quedó acorralado y cocinándose en
su propia salsa. Las potencias y los países árabes cómplices fueron rebalsados
por la dinámica de la realidad y se mantienen en silencio. Todos coinciden en
que no habrá un ataque sin consulta a los parlamentos y a la ONU. Washington,
más allá del informe absurdo y sin sustento probatorio elaborado por la CIA y la
inteligencia USA (los verdaderos autores del ataque con armas químicas) no pudo
probar ni justificar una intervención militar para terminar de destruir a Siria
y arrojarla en manos de los mercenarios empleados de las potencias. En este
escenario de acorralamiento, Obama anunció la postergación del ataque y en Siria
lo celebraron como una victoria. Pero esto solo marca el fin del anuncio del
"ataque inminente". El proceso continúa en otra etapa. Ni EEUU ni las potencias
aliadas invasoras renunciarán a su objetivo de apoderarse de Siria. Solo pararon
la pelota por un rato, y los planes de la intervención militar continúan por
otras vías.
Por
Manuel Freytas (*)
manuelfreytas@iarnoticias.com
manuelfreytas@iarnoticias.com
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La
maniobra de EEUU con la acusación a Siria del ataque con armas químicas como
justificación de una intervención militar, perdió sustento internacional,
con la falta de pruebas y la revelación de los verdaderos objetivos que encubre.
Rusia y su presidente,
Wladimir Putin, acusaron a EEUU de fabricar el ataque con armas químicas
como justificativo para bombardear Siria con el objetivo de ayudar a los
rebeldes a derrocar al gobierno de Al Assad.
En solo una semana, se
desmoronaron todos los argumentos del ataque por parte de Washington, y sus
aliados imperiales tomaron distancia de los planes de Obama.
La votación en contra del parlamento británico
se tornó en jurisprudencia internacional. Alemania avisó que no participará
de una intervención militar. El parlamento francés ya advirtió al guerrerista
presidente Hollande que no tolerará ninguna intervención al margen de la ONU. El
jefe de la OTAN emitió un comunicado informando que la Alianza Atlántica no
tiene prevista ninguna intervención en Siria.
Los países de la Liga Árabe, socios y cómplices
del eje USA-UE, se mantienen en silencio, o exigen que el ataque sea liderado
por una coalición internacional avalada por Naciones Unidas. En el plano
internacional la condena a un ataque de EEUU es unánime y sigue creciendo.
Las potencias emergentes, como China, o
los países periféricos en todo el
orden internacional, rechazan y condenan el ataque planeado por Washington. La
población de Francia, como la de la eurozona y Europa del Este, rechazan
unánimemente la intervención norteamericana, y cualquier operación contra
Siria. El 75% de la sociedad estadounidense rechaza el ataque, y el
sábado organizaciones anti-guerra se manifestaron frente a la Casa Blanca
repudiando los planes de Obama y el Pentágono.
Ningún experto u organización de las
potencias centrales, recomienda una intervención armada en Siria. La mayoría
coincide en que las reacciones y procesos en cadena que puede desatar en la
región y a nivel internacional, son imprevisibles y de difícil
pronóstico.
Los frentes de conflicto que hoy
permanecen latentes en Medio Oriente, con la división religiosa entre facciones
islámicas, enfrentamientos regionales como el de Turquía o el de Israel contra
el eje Irán-Siria-Irak-Hezbolá-Hamás, la división entre la hermandad musulmana y
Ejército en Egipto, el conflicto de los kurdos con Turquía, podrían activarse
simultáneamente como reacción a una intervención militar de EEUU, con o sin
las potencias, en la región.
Los especialistas coinciden que nunca
como ahora, quedó revelada las verdaderas intenciones e intereses de
Washington en la operación terrorista internacional lanzada hace dos años en
Siria. Presionado por este escenario, y como una maniobra para ganar tiempo,
Obama anunció que consultará con el Congreso de EEUU que se reúne el 9 de
septiembre. En Siria celebraron esa decisión como una victoria.
Y la estimación de los analistas de
EEUU es que los republicanos, siguiendo la experiencia de Gran Bretaña,
condicionarán su apoyo a un ataque, a la formación de una coalición
internacional que acompañe a EEUU. Lo que hasta ahora se torna imposible.
Obama, mientras tanto, y como recurso
para mostrar fortaleza política, en medio de la debilidad, sigue amenazando con
el bombardeo unilateral. Nadie le cree. Y comienza un nuevo proceso, donde
se irán configurando las piezas del nuevo capítulo. Lo único cierto y
verificable hasta ahora, es que por primera vez el juego y los intereses
invasores de EEUU quedaron al descubierto.
(*) Manuel
Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder,
especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores
más difundidos y referenciados en la Web.
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