Cuando se habla de un conflicto
ambiental en un territorio, se mencionan tantos aspectos que son
considerados negativos por parte de la comunidad afectada, se denuncia
que son impactos que ocasionarán cambios radicales a su entorno y
definitivos en algunos casos. Se habla también de los impactos sociales
que traen los proyectos que generan desconfianza y por lo tanto un
conflicto entre las comunidades y las empresas. En ciertos casos, se
destacan los impactos sociales relacionados con la economía (local por
cierto) y cómo estos proyectos empresariales afectarían el progreso a
escala local forjado por sus propios habitantes. Pero, ¿qué pasa con
esos impactos que no están incorporados a ningún tipo de categoría, que
no son mensurables, y que por lo tanto no se pueden evaluar? Yo me
pregunto ¿qué pasa entonces con esos impactos “sutiles”, que no somos
capaces de percibir pero que pueden llegar a tener grandes consecuencias
comunitarias? ¿Qué sucede al interior de una comunidad cuando se detona
un conflicto ambiental?
Pienso en Aysén, pienso en la Patagonia, y lo que he podido ver, escuchar, percibir en mis encuentros con esa tierra viva.
Veo gente muy cansada ya de escuchar
las mismas preguntas sobre si está o no de acuerdo. Veo gente dividida
en torno a este proyecto y veo vecinos enojados, que dejaron de hablarse
por esto. Veo gente clasificada como “este es de HidroAysén”. Veo un
punto de inflexión en la vida de muchas personas de la Patagonia. Veo
también desgano de algunos, después de tanta injusticia vivida, veo
también gente desencantada con el país, con el Estado, personas que se
sientes olvidadas y que se ven a ellos mismos como David ante Goliat,
sólo que sin fe. Gente que ha sido perjudicada (por el Estado) por
sucesos anteriores referentes a las tierras pero también perjudicada por
esta empresa, HidroAysén, robándole sus tierras con escaramuzas y
engaños. Veo gente queriendo gritar pero muda.
En sectores de Aysén se ve y siente
la división que trajo este proyecto en la comunidad. Para algunos un
proyecto nefasto e injusto, pero para otros, beneficio inmediato…
¿Y quién se hace cargo de esto?
Así HidroAysén juega con Aysén. Se
entromete en todos los aspectos de la cotidianeidad de los patagones.
Quiere abarcarlo todo…y lo hace. En una de mis visitas a los vecinos de
la comuna de Tortel, pude ver cómo HidroAysén despliega su juego
PERVERSO. Perverso digo porque jugar con la cultura de cualquier
comunidad es perverso, con sus prácticas retorcidas como repartir
barajas de naipe español pero que al reverso tienen el logo de la
empresa, es decir, que mientras los patagones juegan al truco, sin darse
cuenta, HidroAysén ya gritó fuerte ¡TRUCO!
Aún así, no ha ganado. La lucha ha
sido larga para todos los patagones que se han mantenido firme, porque
la sangre del pionero sigue corriendo por las venas de Aysén.
¡PATAGONIA SIN REPRESAS!
Por María Jesús Martínez
Bruno SommerVía:
http://www.elciudadano.cl/2013/08/07/75986/ojos-que-no-venhidroaysen-que-aparece/
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