1.
Los EEUU -por sus invasiones y asesinatos- cada día son más odiados en
el mundo y en cientos de manifestaciones en las calles se grita contra
ellos. Nunca en la historia ha habido gobiernos y empresas tan
repudiadas, como al gran poder yanqui. Después de que advirtió el
gobierno gringo -hace unos días a sus ciudadanos- acerca del peligro de
viajar a Medio Oriente y el norte de África, ordenó el gobierno de Obama
el cierre de más de 20 de sus embajadas y consulados en aquellos
lugares; la medida fue imitada por otros países poderosos: Francia, Gran
Bretaña y Alemania, y la policía (Interpol) lanzó –con gran temor y
paranoia- una alerta mundial para prevenir sobre ataques terroristas
contra objetivos occidentales. Si los EEUU o yanquis son los principales
enemigos de los pueblos del mundo, es por las guerras e invasiones que
encabezan,
2.
La frase de “los enemigos de nuestros enemigos son nuestros amigos”,
parece un juego de palabras pero es muy cierta en la política y en lo
militar. Mao Tse-tung, dirigente del partido comunista chino, quien
escribió quizá más de un millar de folletos o pequeñas libros dirigidos a
sus militantes y al pueblo de China, usó esa idea como estrategia
política en su folleto de 1937: “Sobre la contradicción”. Obvio, Mao no
se refería a cualquier enemigo inventado sino aquel que es la
contradicción principal en un análisis económico y político de clase en
una sociedad. Por eso, para entender a los EEUU, de entrada siempre hay
que preguntar: ¿Cuál es el enemigo principal de los yanquis si su
objetivo es seguir dominando el mundo y cuál o cuáles son las
principales fuerzas que se lo impiden o le están poniendo trabas? ¿Será
Al Qaeda, China, los árabes?
3.
Los mexicanos tenemos un enemigo histórico interno que son los
empresarios explotadores y los malos gobiernos (que han sido todos);
pero también tenemos un enemigo histórico externo que es el imperio
norteamericano. Los grandes millonarios mexicanos no son nacionalistas,
es decir, no les preocupa la situación del país y de su pueblo; ellos
funcionan como socios o agentes yanquis con políticas que les dictan
desde el gobierno de Washington o de lo bancos de Nueva York. Así que el
enemigo interno es casi inexistente porque con “la globalización de la
economía” los asuntos del país se manejan en las metrópolis yanquis.
¿Quién entonces es nuestro enemigo principal sino no es el imperio del
Norte? ¿Quiénes son nuestros amigos y nuestros aliados en la lucha
contra el dominio imperialista? Pues todos aquellos que estén luchando
contra él.
4.
¿Si México, por el contrario, no busca dominar al mundo y sólo quiere
construir una sociedad igualitaria que le permita que toda la población
viva en paz, sin explotación, pobreza y miseria, cuáles son las fuerzas
que se lo impiden? Podría demostrarse que antes de la segunda guerra, es
decir, hasta fines de la década de los años 30, México conservó mucha
independencia y autonomía, muchas posibilidades de bastarse en sus
propias fuerzas para conquistar un desarrollo basado en la agricultura,
en el trabajo de los indígenas y campesinos y con lento crecimiento de
las ciudades y la vida urbana. Recuerdo algunos escritores
norteamericanos que en los años treinta advirtieron sobre el camino
negativo que México estaba tomando en su política económica siguiendo el
modelo de los países desarrollados y abandonando las inversiones en el
campo.
5.
Entre los libros que más quiero está “México Profundo” de Bassols
Batalla, escrito en 1987; aunque también tengo presente “La riqueza de
la pobreza” de González Pedrero (1979) porque nos hablan de modelos
políticos y económicos que cambiaron radicalmente el camino del país: el
primero al plantear la confrontación en México de “dos proyectos
civilizatorios”: el mesoamericano y el occidental; y el segundo al
argumentar que México tiene que elegir –para ser un país viable- un
modelo acorde con su historia, su idiosincrasia, sus recursos
demográficos y naturales. A partir de 1945 México se integró totalmente
–a partir de la ONU y de todos sus organismos- a un modelo de desarrollo
que determinó su política y su economía; a partir de entonces ya no
pudo haber vuelta atrás porque nos montamos en la competencia
internacional capitalista.
6.
El gobierno de Obama, a pesar de haber despertado muchas esperanzas por
su origen negro y por sustituir al gobierno de Bush –totalmente
guerrerista y repudiable- no resultó progresista o menos guerrerista,
como muchos esperaban. Resultó más de lo mismo porque gobierno no es
poder; Obama tiene el gobierno y el poder está en manos de la Reserva
internacional, los grandes fabricantes de armas y los operadores del
petróleo mundial. Obama ha sido sólo un instrumento, un muñeco que está
obligado a hacer lo que le ordenan las grandes compañías
transnacionales. Por ello los yanquis han seguido asesinando en
Agnanistán, en Irak, provocan en Irán y se dedican a impulsar políticas
de intervención en Egipto, Libia, Siria, Pakistán y Turquía. Ya no se
dice hay que parar a Obama porque actúa como un simple títere.
(4/VIII/13)
Pedro Echeverría V.
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