Plataforma de PEMEX/Foto: La Jornada |
La ideología neoliberal de Enrique Peña Nieto y sus aliados en el Pacto
por México indica que el Estado debe limitarse a tender la cama y lavar
los platos sucios del gran capital. En contraste, un enfoque pragmático
facilitaría la liberación del Estado de su servidumbre actual y lo
llevaría a trabajar junto con las fuerzas populares para generar un
robusto desarrollo social para todos. En esta tarea son grandes aliados
el texto vigente del artículo 27 constitucional y el régimen de control
estatal sobre la renta petrolera. Ambos proporcionan al Estado
herramientas fundamentales para garantizar los derechos constitucionales
de la población a la vida, la salud, la alimentación, la educación y el
trabajo.
Es necesario rechazar las reformas energéticas privatizadoras no
solamente porque constituirían un robo al patrimonio nacional, sino
también porque minarían los cimientos del Estado social emergido de la
Revolución Mexicana. Es nuestro avanzado texto constitucional lo que ha
evitado que más ciudadanos caigan en la pobreza, la miseria y la
violencia durante la larga noche neoliberal. No podemos permitir que los
mitos y las fantasías de los oligarcas opaquen el pensamiento racional y
ponderado que caracterizan la cultura popular mexicana.
En principio, aumentar el control de empresas trasnacionales sobre la
renta petrolera no generaría ganancia alguna para el pueblo, sino todo
lo contrario. En lugar de que el gobierno reciba las ganancias para
poder gastarlas en escuelas, centros de salud y carreteras, las
recibirían estas empresas para poder complacer a sus accionistas. La
privatización tampoco ayudaría con el combate a la corrupción. Las
últimas dos décadas con experiencias similares en los sectores bancario,
minero, telecomunicaciones, aviación, entre otros, han demostrado
claramente que la desincorporación de activos estatales genera más, no
menos, enriquecimiento ilícito.
Tampoco existe garantía alguna de que las empresas transnacionales
realmente vayan a invertir grandes cantidades de recursos en la
extracción o la refinación del petróleo mexicano. Lo que les interesa a
estas empresas es poder reportar a sus accionistas su control sobre los
recursos (el famoso "booking" de las reservas) y no
necesariamente su explotación directa. Asimismo, los numerosos desastres
ecológicos causados por la irresponsabilidad de las empresas
petroleras, incluyendo, por ejemplo, el masivo derramamiento en el Golfo
de México por British Petroleum en 2010, demuestran que su tecnología
tiene peligrosas fallas...
TEXTO COMPLETO DISPONIBLE EN LA JORNADA
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