Oaxaca, México. Dos importantes
acciones que bien enmarcan el actual contexto de las luchas agrarias y
en defensa del territorio de los pueblos indígenas en el Istmo de
Tehuantepec (importante región pluricultural), una directa y otra
jurídica, ocurrieron a inicios de junio en el Istmo de Tehuantepec: la
detención de invasores a los Chimalapas y una denuncia contra la
manipulación de contratos de arrendamiento de tierras en Unión Hidalgo.
Nuevamente la acción jurídica y la
acción directa, en función de un objetivo lo más antineoliberal posible,
desborda voluntades gubernamentales y empresariales y muestra evidentes
contrastes en los resultados por la defensa de las tierras comunales.
Las acciones corresponden, por un lado, a la detención que los
comuneros chimas hicieran de invasores de sus tierras en la zona oriente
de Chimalapas y, por el otro, a un recurso jurídico interpuesto por
los comuneros de Unión Hidalgo contra la instalación de aerogeneradores
por parte de la empresa prestanombres DEMEX en sus tierras comunales. En
ambos casos, la prensa regional, salvo muy rara excepción, absorta en
las campañas electorales locales, ignoró el verdadero significado de
estas acciones dentro de las ya históricas luchas por la tierra en
nuestra región.
Chimalapas, disputa por las tierras y maderas
Los comuneros de la zona oriente,
ubicados en la comunidad de Benito Juárez, municipio de San Miguel
Chimalapas, Oaxaca, después de una prolongada asamblea tomaron el
acuerdo de realizar un recorrido por el paraje invadido el pasado 9 de
junio. Ahí detuvieron y trasladaron a su comunidad a siete campesinos
indígenas tzotziles quienes, engañados por finqueros caciques y
madereros de Cintalapa, Chiapas, con el falso argumento de que se trata
de tierras nacionales, invadieron el territorio comunal de los
chimalapas en el paraje conocido como Agua Fría. Los orígenes de este
conflicto se remontan por lo menos a los años setentas, cuando de la
misma zona fueron expulsadas varias empresas madereras (Sánchez Monroy)
así como caciques ganaderos y madereros coludidos con los intereses de
la ‘familia chiapaneca’, como Absalón Castellanos y su hermano Ernesto
-quien en 1986 también fue detenido por comuneros chimas por invadir sus
tierras.
En noviembre de 2011, el conflicto
territorial en Chimalapas tomó nuevos bríos dada la invasión y detención
del cacique Tito Luna, así como el decreto del exgobernador Juan
Sabines, relativo a la creación del nuevo municipio Belisario Domínguez
en tierras comunales de los chimas. Al respecto, se encuentra en ciernes
una controversia constitucional interpuesta por funcionarios del
gobierno oaxaqueño que apela, más que al reconocimiento de la
territorialidad indígena ancestral del pueblo zoque, al reconocimiento
de los límites del estado de Oaxaca en su colindancia con Chiapas.
Ante la morosidad de las acciones
jurídicas, la presión que representan las invasiones a su territorio y
la depredación acelerada de sus recursos naturales, así como las
irrefrenables acciones de caciques ganaderos y madereros, generalmente
chiapanecos, los zoques de Chimalapas optaron en últimas décadas por la
efectividad de la acción directa representada por la detención de los
principales invasores a su territorio.
La detención de invasores se realizó un
domingo por la mañana. Los infractores fueron trasladados a la comunidad
de Benito Juárez, donde se les dio albergue y alimentos por un día,
mientras se lograron acuerdos mínimos con los representantes del
gobierno oaxaqueño. De acuerdo con los testimonios de los comuneros, no
fue sino hasta 24 horas después de las detenciones que se movilizó la
policía estatal de Oaxaca en cuatro patrullas, con alrededor de 28
elementos, así como el ejército con sus efectivos apostados en el ejido
Díaz Ordaz. Esta ofensiva armada pretendió introducirse hasta el sitio
en que se encontraban los detenidos; sin embargo, la gente los esperó
con escopetas y motosierras en las colinas que circundan los caminos,
para evitar cualquier agresión contra la comunidad. El conocimiento de
su territorio permitió a los comuneros chimas tomar diversas
precauciones ante cualquier acción armada de las policías estatales de
Oaxaca o Chiapas, así como por parte del ejército mexicano, que mantiene
un destacamento permanente en el vecino ejido de Díaz Ordaz, a seis
kilómetros de Benito Juárez.
En Benito Juárez se mantuvo a los
cautivos hasta el establecimiento de una mesa de diálogo con
funcionarios del gobierno estatal y un agente del ministerio público. A
pesar de que los comuneros solicitaron la presencia de la secretaría de
gobierno de Chiapas, únicamente estuvo la representación regional del
gobierno oaxaqueño. En un supuesto diálogo, donde los funcionarios
estatales no hicieron mas que demostrar su ignorancia con relación a los
antecedentes y naturaleza jurídica del conflicto agrario, se logró
únicamente el restablecimiento de la mesa de diálogo que de por si
tenían los chimas con el gobierno de Gabino Cué, que hasta la fecha está
interrumpida.
Previo acuerdo de no reincidir en la
invasión al territorio chima, los indígenas chiapanecos fueron absueltos
por los comuneros zoques de la comunidad de Benito Juárez. Fue
requisito para iniciar el diálogo y la negociación que los funcionarios
entraran a la comunidad sin resguardo policiaco ni militar, para evitar
situaciones como la de noviembre de 2011 en San Miguel, cuando comuneras
y niños fueran gaseados y golpeados por la fuerza pública. En esta
ocasión, en territorio chima de la zona oriente, la policía estatal y el
ejército estuvieron en franca desventaja y se resignaron a observar el
proceso del otro lado del puente que da acceso a la comunidad. Lograr
el restablecimiento de la mesa de diálogo entre chimas y el gobierno de
Oaxaca fue un logro limitado, en opinión de muchos comuneros
participantes en las acciones y el diálogo.
Unión Hidalgo, la comunidad vuelve
En Unión Hidalgo, Oaxaca, municipio
binnizá ubicado en la planicie costera, se reconstituye la comunalidad
agraria a partir de la integración de la Asamblea Comunal y el Comité
de Bienes Comunales de la subcomunidad agraria de los bienes comunales
de Juchitán, amparados en los alcances jurídicos de la resolución
presidencial de reconocimiento y titulación de dichos bienes, emitida en
julio de 1964.
En últimos meses, los comuneros de Unión
Hidalgo acordaron en sus reuniones evitar la instalación de parques
eólicos en sus tierras comunales -como el Palmar, el Llano y los bosques
de manglar- formulando denuncias ambientales y agrarias. El 13 de junio
se presentó uno de estos recursos ante el Tribunal Unitario Agrario de
Tuxtepec, en contra de la empresa Desarrollos Eólicos de México (DEMEX),
que opera en Unión Hidalgo por lo menos desde el 2004 con contratos
fraudulentos de arrendamiento en los que se basan diversas empresas para
la instalación de parques eólicos en la zona.
A pesar de la supuesta efectividad de
ambas acciones, la zona oriente de Chimalapas se sigue deforestando a
pasos agigantados con la venia de los permisos expedidos por la
Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) a favor de
los caciques madereros chiapanecos. Mientras tanto, en la planicie
costera del Pacífico, entre Unión Hidalgo y Juchitán, las empresas
eólicas en menos de un mes colaron más de 200 bases de concreto, cada
una de más de 400 toneladas, para nuevos aerogeneradores en los parques
eólicos Bii Yooxho’ y Piedra Larga.
Layú xti guidxi es la expresión con la cual se reconoce en idioma diidxazá
a las tierras comunales o tierras del pueblo. Las asambleas comunales y
comunitarias constituyen hoy por hoy la expresión organizativa de base
por excelencia, para la recuperación y fortalecimiento tanto de las
tierras como de la comunalidad, la verdadera alternativa a la crisis
político-organizativa que atraviesa el país y el mundo por las caducas
formas de democracia representativa de los partidos políticos.
Afortunadamente son muchas las
comunidades binnizá, ikoots, anpong, ayuuk, chontal y chinanteca, entre
otras, que mantenemos en el Istmo estos ensayos de democracia directa.
Debemos fomentar la multiplicación y permanencia de las formas
organizativas asamblearias en barrios, comunidades, secciones,
municipios, agencias y pueblos, en un proceso que puede derivar en
aquella vieja utopía de nuestros ancestros en cuyo horizonte prevalece
aún, redundantemente, el sueño por la autonomía regional del Istmo de
Tehuantepec.
http://desinformemonos.org
http://desinformemonos.org/2013/06/layu-xti-guidxi-defensa-de-las-tierras-a-traves-de-la-comunalidad-en-el-istmo/
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