La historia de la humanidad esta llena de genocidios, guerras y masacres encubiertos bajo el nombre de causas supuestamente justas. En su mayoría estos delitos quedan impunes y la historia, luego contada por los opresores, es glorificada, utilizando la violencia y proponiéndola como meta. Todas y cada una de estas situaciones contaron con la conducción de un líder que fue quien manejo a los grupos para que llevaran a cabo estas formas de atentar contra la humanidad.
Un líder es aquel que actúa de acuerdo con el patrón de conducta valorado por el grupo;
mas allá de que existen distintos tipos de lideres, todos los lideres
de estos tipos de grupos se caracterizan bajo lo que se llama líder
autoritario, que es aquel que toma las decisiones, da ordenes y normas
por su cuenta sin atender a las opiniones de la mayoría; de esta forma
el líder es idealizado e identificado con todas las virtudes de las que
carecen los miembros del grupo, como decisión, energía, etc.
En la actualidad no estamos exentos de estos actos que atentan contra la vida del hombre, sino que tal vez se nos presentan de otra manera, como a través de las armas nucleares, la destrucción de la ecología, la falta de respeto hacia personas que no son semejantes, etc.
En Argentina, los crímenes genocidas y su impunidad no son una excepción: comenzando por el genocidio fundacional de América, la "Campaña al Desierto", etc, hasta llegar a lo que fue la ultima dictadura militar (1976-1983). Es la impunidad de estos hechos y de tantos otros la que impide la construcción de una historia distinta.
Los
fenómenos psicosociales derivados de la impunidad no se pueden
comprender al margen de los nuevos hechos de características represivas
que se siguen produciendo con relativa independencia de la garantía a las instituciones represivas de no castigar los hechos del pasado. La violación de los derechos humanos
durante las dictaduras y la impunidad que se mantiene hasta el presente
han afectado al conjunto social a tal punto, que quedaron cuestionados
criterios, normas, leyes, enunciados, que sintetizan en el presente el proceso social y regulan la relacion entre el sujeto y la realidad. Luego de la ultima dictadura, la impunidad siguió un procedimiento legal, pero es ilegítima desde que recibió el repudio masivo y activo de la inmensa mayoría de nuestro pueblo.
La no-sanción del crimen impide que la justicia y la ley cumplan las funciones
de reparación simbólica, normatividad y cohesión social. El terror, la
parálisis y la emergencia de lo siniestro fueron vivencias típicas de la
época que contribuyeron al debilitamiento y ruptura de gran parte de
las redes sociales existentes.
El control monópolico de los medios de comunicación impedía la emergencia, a gran escala, de discursos
diferentes al oficial, constituyéndose así en hegemónico y excluyente.
Durante la dictadura militar y, los gobiernos democráticos que la
sucedieron, se han utilizado mecanismos de inducción psicológica; estos son:
·La
inducción a la renegación social de lo ocurrido con las personas
secuestradas durante la dictadura, utilizando lo que Bourdieu llama
violencia simbólica, ya que el lenguaje ejercido por el poder tiende a reproducir un modo de percibir al mundo de acuerdo a sus intereses, cambiando las categorías de percepción de la gente y otorgándole un sentido diferente a los hechos que se definen por sí mismos. Durante la democracia, como se esperaba que hubiera justicia, los medios comenzaron a ofrecer información sobre lo sucedido, pero no con la función del conocer sino al servicio del impacto emocional. Esto impedía pensar en el tema y se promovía la necesidad psíquica de "pensar en otra cosa".
·La inversión de la culpabilidad sobre la victima, con la cual se mantenía el "por algo habrá sido", exculpando de hecho a los responsables de los crímenes.
·La
psicologización y psiquiatrización de los disidentes políticos. Por
ejemplo, como a las Madres de Plaza de Mayo llego un momento que no se
las podía tildar como locas, se las trataba de "emocionalmente
alteradas", en un claro intento por descalificar su discurso. Esto a su vez se relaciona con la salud
mental ya que expresa la desmentida sistemática de la percepción y la
marginación de quien percibe y denuncia relaciones y conductas
patogénicas, generando en el sujeto un daño
psicológico, al no encontrar dentro de sí y en su trama vincular y
social, los apoyos necesarios para persistir en esa comprensión de la
realidad. Esta desmentida y marginación apunta a negar la capacidad
congnoscente de quien al indagar y penetrar en lo oculto, develándolo,
transgredió o viola un mandato instituido por un poder social,
institucional o vincular; mandato que suele ser de acatamiento,
sobreadaptacion y silencio.
·La inducción a la
dilución de responsabilidades. Durante el período constitucional se
propuso la idea de que todos los argentinos llevábamos adentro un "enano
fascista" que nos hacia responsables por igual de lo ocurrido.
·La inducción a generar discusiones sociales dilemáticas. Ante ciertas situaciones que tienden a colocarse en el centro del debate publico, durante algún periodo, se tiende a ocultar la esencia del conflicto
social subyacente, generando falsas antinomias entre posiciones éticas y
sentimientos, entre el pasado y el futuro. Estos falsos dilemas
presuponen la premisa de que un conflicto se puede cancelar.
Las consecuencias psicosociales son :
·Persistencia de sentimientos de temor, indefensión e inseguridad,
así como vivencias persecutorias, en amplios grupos sociales que se
reactualizan ante ciertas situaciones. La impunidad permite también que
la representación social que surge como perspectiva represiva sea tomada
del modelo de las dictaduras genocidas, lo cual se apoya en su utilización como amenaza por parte del gobierno.
Esta amenaza, mas allá de la posibilidad de su aplicación, no actúa
como un primer estímulo sino que refuerza sentimientos de temor,
indefensión e inseguridad ya existentes.
·La impunidad como modelo. Afectación de los ideales sociales. La represión política y la impunidad han ofrecido modelos
e ideales sociales que legitiman un tipo de violencia que refuerza los
funcionamientos omnipotentes del psiquismo. Estos tienen particular
incidencia en jóvenes y adolescentes, quienes deben aprender a pasar del sistema
de protección familiar y endogámico, a la relacion individualizada con
el mundo externo, a la exogamia, aceptando las mediaciones, la
frustración para el logro de sus ideales. La dictadura y la impunidad
han propuesto modelos inmediatistas que estimulan los mecanismos de
funcionamiento mas primitivos del psiquismo, como la impulsividad, la
arbitrariedad, la omnipotencia, la acción, la adicción y la violencia carente de proyecto.
·Aumento
de las conductas agresivas en la esfera social, en una dimensión y
frecuencia que supera antecedentes de otras épocas en nuestro país.
·La "justicia" por mano propia. Un problema vinculado a la impunidad tiene que ver con la perdida de la confianza en el Estado
en cuanto a la capacidad de hacer justicia y a la certeza de que dicha
función será ejercida.. La impunidad es uno de los elementos que
cuestionan la renuncia al ejercicio individual de la defensa y la
violencia en función del Estado
que garantice hacerse cargo de la delegación otorgada. Esta impunidad
tiende a funcionar como un organizador psicosocial que favorece la
creación de un consenso que legitima ciertas conductas personales en la
escena social; conductas de carácter
ominopotente, arbitrario y que no reconocen la existencia de un tercero
social que proteja la inserción individual en el conjunto.
·Exaltación de personajes represores. Al no asumir el Estado sus funciones de garante social, se favorece la promoción de figuras que durante un tiempo,
desde una representación social de padre arbitrario, pero que desea el "
bien común" y la "justicia", quedan ubicados en el lugar del ideal que
encarna las expectativas de protección.
·Propuesta de implantar la pena de muerte. Los sentimiento de indefensión e inseguridad personal, incrementados a partir de esta situación, son utilizados periódicamente por el gobierno para proponer la implantación de la pena de muerte.
·Reactivación y reproducción de modelos represivos en el ámbito de las instituciones de salud.
Las respuestas sociales ante la impunidad tienen diversos grados de organización y generalización. Los movimientos de resistencia
se intensificaron sobre el final de la dictadura y los primeros años
del período constitucional. Estos tuvieron un papel decisivo en la
recuperación de las libertades públicas y ciertos derechos
civiles y políticos, pero no pudieron impedir la impunidad de los
responsables y ejecutores de los crímenes de esa humanidad. Fue esta
respuesta social la que ayudo a desentrañar no solo los mecanismos de
encubrimiento, sino también la esencia de los determinantes de cada
situación. En el curso de esta práctica de respuesta social organizada y
de búsqueda de la verdad se construyen nuevas representaciones sociales
que redefinen la significación de la situación de la impunidad.
Las
violaciones a los derechos humanos producidas en nuestro país en las
ultimas décadas, se ha constituido en una de las mas importantes
situaciones traumáticas por las que ha atravesado el conjunto de la sociedad
y no solo los afectados mas directos. La represión política
implementada durante la dictadura militar estuvo basada fundamentalmente
en la desaparición de personas.
Toda la situación política y social producida por el terrorismo
de Estado era de carácter traumático. Las vivencias personales de
peligro e indefensión, la ruptura de grupos de pertenencia y la perdida
de grupos de referencia así como los fenómenos de alineación social,
fueron consecuencias inevitables y promovidas por esta situación.
En los hijos de desaparecidos la problemática central es la de la identidad; muchos de ellos fueron apropiados por las fuerzas de seguridad y a veces, incorporados en las familias de quienes cometieron el delito. En estas circunstancias se trata de una falsa adopción ya que los niños no fueron abandonados por sus padres, sino secuestrados conjuntamente con ellos o nacidos durante el cautiverio de sus madres.
Cuando estos niños son rescatados por los familiares de las victimas, la separación que se produce con quienes ellos creían su familia
es tajante, mientras que, si los niños fueron adoptados por familias
que desconocían su origen, no se produce una separación sino que se
mantiene un vinculo afectuoso con quienes fueron sus adoptantes.
Cuando
se produce una situación traumática esta va acompañada siempre por una
pérdida. El duelo es el proceso posterior a una pérdida significativa
cuyo objetivo es metabolizar el sufrimiento psíquico producido. El psiquismo realiza un trabajo de elaboración que permite que la persona pueda inscribir como recuerdo el objeto perdido y recuperar el interés
por el mundo externo. Se diferencian tres niveles distintos de
compromiso con la situación traumática: la participación directa, la
presencia como testigo del hecho traumático y el conocimiento del mismo pero solo por receptor de la información.
La
tortura es uno de los factores traumatizantes mas severos; la amenaza
de tortura por sí misma es tan traumática que ha llevado a muchas
personas al suicidio. La presencia de los factores de retraumatizacion, la impunidad el principal de ellos, y el desarrollo
de diferentes formas de respuesta social, constituyen el fondo sobre el
cual se despliegan las diferentes formas de respuestas individuales
frente a lo traumático. Dentro de los síntomas generados por los traumas
nos encontramos con:
·La repetición mental del
hecho traumático, ya sea como sueño angustiante, o como vivencia de
repetición desencadenada por algún estimulo externo asociable al hecho
traumático.
·Las conductas evitativas en
relacion al hecho traumático, como el abandono de actividades e
intereses que se relacionen directa o indirectamente con el hecho
traumático; abandono de los grupos de pertenencia habituales; retracción
o inhibición de la vida social.
·La suspensión o abandono de proyectos vitales, estudios, casamiento, hijos, etc.
·Trastornos de humor, mal humor, irritabilidad, ataques de ira.
·Trastornos del sueño: insomnio, hipersomnia.
·Sentimientos de impotencia.
·Sentimientos de hostilidad.
·Descompensaciones psicoticas.
·Trastornos somáticos severos: trastornos cardiovasculares, cáncer.
La
ausencia de sanción del crimen por parte del Estado, que en el ámbito
psicosocial inhabilita las funciones que debería cumplir como garante
del orden simbólico, lugar de terceridad y como regulador de los
intercambios, deja abierta la posibilidad de reactivación periódica de
las vivencias de desamparo que operan como un factor desestructurante
del psiquismo.Las vivencias colectivas de inseguridad actuales, además
de otros factores causales presentes como la situación económica, tienen
que ver también con la situación de impunidad.
La demanda
de justicia constituye un aspecto interno a la subjetividad en la
superación del trauma vivido, ayudando a desentrañar y comprender, en el
plano social y personal, la esencia de los determinantes de la
situación traumática. La practica social tiene un papel importante en la
búsqueda de la reparación simbólica y en la elaboración del trauma en
las personas afectadas mas directamente; además la respuesta social
organizada cumple un papel instituyente en el cuerpo social, ayudando a
la construcción de un consenso social contrahegemónico. Para que los
hechos no queden impunes en el olvido es necesario que la sociedad lo
recuerde. Para esto existe la memoria colectiva que es la memoria de los miembros de un grupo que reconstruyen el pasado a partir de sus intereses y del marco de referencias presentes.
Esta memoria asegura la identidad, naturaleza y valor
de un grupo; además es normativa porque es como una lección a
transmitir sobre los comportamientos prescriptos del grupo. La memoria
colectiva se relaciona con la representación social, ya que un grupo o
una comunidad
que ha vivido un hecho determinado no solo lo recuerda, sino que lo
recuerda a través de una o de un conjunto de representaciones sociales.
Olvido y perdón son, no solamente actos privados íntimos, sino elementos
utilizados como herramientas políticas, constituyendo muchas veces estrategias desde el poder para garantizar el encubrimiento y la impunidad en sus actos.
En
la medida en que no haya una situación de justicia, en que hay una
política de olvido, a veces es un grupo el que se tiene que convertir en
el portavoz de la historia y de la memoria, con todo lo que eso
implica; en estos casos se da la paradoja de que lo opuesto de olvido no
sea la memoria sino la justicia.La impunidad se transmite de generación
en generación ya que deja marcas
que pueden ser transmitidas a nuestros descendientes en la medida en
que la generación que sufrió la violencia social y su impunidad no la
intente recordar ni darle causas y sentidos. La función de los grupos y
del contexto social es la de hacer historia de lo ocurrido.
La impunidad de la violencia social
ataca a las personas en sus cuerpos, sus mentes y en la construcción de
su historia. Por eso para desmantelarla es necesario desde los
distintos sectores del cuerpo social mantener la posibilidad de buscar
sentidos a todo lo que nos rodea.
La cultura
y el accionar de los grupos son medios eficaces para ello.En relacion
al tema de los piqueteros, la impunidad allí se encuentra en que nadie
se hizo responsable de la situación en la que comenzaron a encontrarse
miles de personas que quedaron desocupadas debido a la política
económica que se tomo en los años ´90; esto condujo a la formación de
estos movimientos piqueteros, cuya palabra a diferencia de la palabra
desocupado, que remite a algo negativo, hace hincapié en lo activo, lo
positivo.
Este año la Corte Suprema declaro la
invalidez e inconstitucionalidad de las leyes de Punto Final y
Obediencia Debida (que tenían por objeto limitar las investigaciones
sobre las violaciones a los Derechos Humanos, a fin de reducir al
mínimo posible el numero de inculpados), por ser contrarias a normas
internacionales que hoy tienen jerarquía constitucional y siguen los
lineamientos fijados por la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Este fallo es el resultado de la lucha ineludible del movimiento de Derechos Humanos.
La
actuación de los tribunales europeos en los crímenes de esa humanidad
cometidos por las dictaduras latinoamericanas ha dado aliento a los procesos
locales. La madurez con la que se ha buscado justicia demuestra la
falsedad de los argumentos esgrimidos en favor del olvido y del perdón.
El juzgamiento a los responsables de estos crímenes conlleva estabilidad
jurídica y política porque consagra valores fundamentales como el respeto a la vida y el rechazo a toda forma de autoritarismo.
Es la responsabilidad con la democracia la que nos obliga a llevar delante esta construcción de memoria, verdad y justicia.
Anónimo
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