--¡Es que estamos cabreados, muy cabreados! --decía Elena, una joven madrileña.
Terminó la marcha, pero no terminó la indignación. Esa noche, miles de jóvenes decidieron quedarse a acampar en la céntrica Puerta del Sol, a pocos metros del Congreso de los Diputados.
Como este domingo 22 hay elecciones municipales y autonómicas, la Junta Electoral ordenó desalojar la plaza. Poco les importó a los manifestantes. Ahí siguieron, con la misma terquedad de los jóvenes de Túnez y de Egipto.
--¡No somos mercancía en manos de políticos y banqueros! --levantaba Nacho, otro joven indignado, una pancarta provocadora.
--¡Ni en manos de los medios de incomunicación masiva! --gritaba Miguel a su lado.
La redes sociales hicieron la mejor convocatoria. Los jóvenes se avisaban a través de facebook, de youtube...
La protesta se extendió como mancha de aceite de oliva. Al grito de “Democracia real ya”, la juventud se tomó las plazas de todas las capitales españolas.
--¡Somos la generación NINI, ni PSOE ni PP! --gritaba Ana, otra indignada.
La protesta ha tomado por sorpresa a la clase política. Ni Zapatero ni Rajoy, ni los diputados ni los banqueros ni los periodistas, se imaginaron cuánta indignación se cocía bajo sus pies.
Nunca escucharon a los jóvenes desempleados, que son la mitad. Ni a las familias que han perdido la vivienda, que son miles. Ni a los estafados por por bancos, que son decenas de miles. Ni a los pequeños y medianos empresarios que cierran sus empresas porque no reciben ni un euro de los bancos que usan las ayudas públicas para seguir especulando. Ni a los padres y madres de familia que tienen cada vez más dificultades para llegar a fin de mes.
--¡Nada de partidos!... ¡Aquí, en la Puerta del Sol, están prohibidas las pancartas políticas!
La Puerta del Sol se ha vuelto un ágora democrática. La gente opina y debate. También comen, cantan e instalan carpas para dormir.
--¡Abajo la Ley de Extranjería y el Plan Bolonia!
--¡Hay que acabar con el apoyo estatal a la Iglesia!
--¡Los responsables de la crisis tienen nombre!... ¡Que paguen con dinero y cárcel por sus crímenes económicos!
Las revoluciones en el mundo árabe han inspirado estas protestas. Muestran que la acción colectiva es útil, que “sí se puede”. También la victoria en Islandia. Es posible meter en la cárcel a los políticos corruptos y a los banqueros todavía más corruptos.
Desde América Latina, reciban ustedes, jóvenes españoles, nuestra mejor solidaridad. ¡Acampamos a la distancia con ustedes porque también nosotros y nosotras, de este lado del mundo, estamos indignados!
¿Qué opinas de lo que pasa en España? ¡Cuéntanos!
BIBLIOGRAFÍA
Juan Torres López, Hartos de estafas y de impunidad,
http://comunidad.terra.es/
Vìa :
radialistas@radialistas.net
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