Hoy se cumplen 50 días de la huelga de hambre de cuatro hombres mapuches en la cárcel penitenciaria de Angol. Los ayunantes son el líder militar de la Coordinadora Arauco Malleco, Héctor Llaitul, más Ramón Llanquileo, Jonathan Huillical y José Huenuche. El primero fue condenado a 25 años de prisión y los restantes a 20 años. Su acusación es por ataque a un fiscal de Cañete y
por robo de madera. La razón de dicha huelga es denunciar e intentar
revocar un enjuiciamiento no sujeto a derecho y la utilización de falsos
testigos protegidos en su anonimato.
Es decir, claro está, que todo ha sido
arreglado para pudrirlos en la cárcel y así quitarlos del camino en esta
región que permite abusos aberrantes en relación a la apropiación de
tierras, apoyando la explotación desmedida de los recursos naturales que
históricamente han pertenecido a un pueblo ancestral.
Pero esta noticia, en Santiago suena
lejana, la televisión no ha dicho ni una palabra las últimas semanas.
En los resúmenes noticiosos, ésta pareciera ser una noticia menor que no
amerita divulgación, menos importante que los extraordinarios
accidentes automovilísticos del fin de semana largo, o los sensacionales
asaltos armados, la violencia creciente de los sectores bajos y la
eficiente tarea de las fuerzas de seguridad que irrumpen en las
poblaciones confiscando drogas, atrapando malhechores; un joven
delincuente es baleado en un enfrentamiento, o dos jóvenes son
atropellados por un móvil de carabineros en servicio. Todos estos
trágicos acontecimientos suceden en las madrugadas.
¿Qué puede llevar a una sociedad a tal nivel de inconciencia?
¿Cómo pueden llegar a estar tan
traspapeladas la escala de prioridades al momento de informar, al
momento de enjuiciar, al momento de optar?
Personalmente no puedo dejar de sentir
un malestar (adolescente o fanático, falto de buen humor, si quieren),
al ver la noticia extendida y detallada sobre los preparativos de la
boda real, los pormenores de la ceremonia anhelada por miles de
personas del mundo entero, según dice la prensa local. Una noticia que
no atañe a nuestro medio, que , a nadie le importa y que en última
instancia , no hace más que acentuar o fomentar el gusto por un sistema
añejo que antaño personificó la explotación, jerarquía vertical y por
ende abusiva y dominadora: la monarquía.
Una mujer bota al basurero a su bebé una
madrugada de esta semana. Fue vista por las cámaras de seguridad, y el
bebé encontrado minutos después por un personal de aseo. Nadie puede
decir que está en lo correcto, pero las voces que la acusan, callan
otras atrocidades de esta sociedad enferma. Callan la huelga de hambre
entre otros hechos no menos lamentables.
Seguimos un recorrido breve y superficial por el territorio nacional. No hay que tener ojo de lince para darse cuenta que Chile está
vendiendo sus recursos naturales como un enfermo vende sus órganos,
para seguir existiendo. Obviamente en condiciones peores cada vez. Los
permisos para las hidroeléctricas, para la explotación del carbón en Isla Riesco, el proyecto Castilla, están a la orden del día. Se hace en este triste país, lo que no se permite en Europa. No hay leyes de protección, aquí el extranjero que invierte, produce a bajísimo costo y gana a manos llenas. Se hace la América.
Claramente los beneficiados no son chilenos, no es el joven esforzado,
no es la mujer trabajadora, tampoco es el intelectual, el estudioso, ni
los artistas, ni mucho menos los mapuches.
Artista visual y docente
Vìa :
http://www.elciudadano.cl/2011/05/02/los-medios-la-desinformacion-y-otras-tristes-maranas/
http://www.elciudadano.cl/2011/05/02/los-medios-la-desinformacion-y-otras-tristes-maranas/
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