(apro).- El reciente levantamiento de los pueblos yemení y egipcio
contra sus gobiernos tiene raíces profundas. Durante más de 20 años, las
sociedades de estos países han resistido —junto a la falta de empleo y
los altos precios— la violación sistemática de sus derechos humanos, la
falta de libertades políticas y una rampante corrupción, atropellos que
las sociedades de estas naciones denunciaban sin resultados… hasta la
reciente rebelión.
En entrevista con Apro, el poeta libio Ghazi
Gheblawi aclara que si bien las recientes manifestaciones son inéditas
por su tamaño, durante la última década existieron protestas y
levantamientos en todo el Medio Oriente, especialmente para reclamar los
continuos fraudes electorales.
Desde el año 2006 existe en Yemen un gran movimiento popular
encabezado por periodistas que acusan al presidente Alí Abdulá Saleh de
reelegirse de forma fraudulenta. Desde 2007, la población del sur del
país —antiguamente la República Popular del Yemen del Sur— realiza
huelgas que terminan en brutal represión por parte del gobierno.
Igualmente, en 2004 y 2009 los argelinos salieron a las calles
acusando al gobierno de Abdelaziz Bouteflika de fraude. Hoy, las
pancartas en las calles egipcias reclaman: "¿Dónde está mi voto?", en
alusión al presunto fraude electoral del pasado 24 de noviembre.
Gheblawi confiesa a Apro que los pueblos árabes
habían perdido su fe en las movilizaciones callejeras, pero desde la
Intifada Palestina y las marchas contra la guerra en Irak de 2001,
además de la apertura con las nuevas herramientas de información, se ha
recuperado la confianza, y el sentimiento de hartazgo ha encontrado eco.
Para Zidane Zeraoui, experto mexicano de origen argelino y director
de la cátedra de investigación “Regionalización y nuevos actores
internacionales”, del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de
Monterrey (ITESM), se pueden encontrar las raíces del descontento
después del derrumbe del Muro de Berlín.
“Las masas están cansadas de tener gobiernos autoritarios que no
terminan y además buscan pasar la estafeta a sus hijos, a modo de
repúblicas hereditarias", dice Zeraoui.
"Después del derrumbe del mundo bipolar creció el sentimiento de
hartazgo en el mundo árabe porque quedó como la última región de las
dictaduras. Ningún país árabe es democrático”, explica el catedrático
del Campus Monterrey del ITESM.
Por ejemplo, en Siria, Bashar al-Assad –hijo de Hafez al-Asad, quien
duró 29 años en la silla presidencial– lleva 10 años en el poder. En
Libia, Muammar al-Gaddafi tiene 41 años como "líder fraternal y guía de
la revolución". En Yemen, Saleh cuenta con 33 años al mando del país. En
Egipto, Hosni Mubarak cumpliría en octubre 30 años en el poder. En
Argelia, Bouteflika lleva sólo 11 años en la presidencia, pero ya es
acusado de cometer dos fraudes electorales.
La historia de represión es larga en estos países: en 1989, las
huelgas siderúrgicas egipcias fueron disueltas con armas de fuego, y lo
mismo sucedió en las huelgas textiles de 1994. En Túnez, la policía
disparó contra manifestantes en la llamada “crisis del pan” de 1984, y
el gobierno de Marruecos viola los derechos humanos del pueblo del
Sahara Occidental desde hace 30 años.
De acuerdo con Zeraoui, los regímenes de Argelia, Túnez, Egipto y
Yemen no han dejado ninguna figura política relevante al aniquilar a la
oposición para concentrar la riqueza en manos de pequeños grupos
cercanos a presidentes “muy viejos” (Mubarak tiene 81 años, Saleh tiene
64 y Bouteflika tiene 73 años).
Ello “lo ha resentido no sólo la población, sino la elite política y
miliar, lo cual explica el hecho de que en Túnez y Egipto ni el ejército
ni la elite hayan respaldado a sus gobiernos”, dice el experto.
El diario The Wall Street Journal publicó el miércoles 2 un
texto titulado “Agitación en Medio Oriente: ¿hecha en América?”, en el
que anota que egipcios, marroquíes, argelinos y jordanos gastan más de
40% de su ingreso familiar en alimentos, mientras que los tunecinos
desembolsan 35%. Ello es elevado si se compara con el 14% de países como
Japón.
Este hecho, aunado al aumento de los precios de los alimentos —este
viernes 4 la ONU anunció que el índice de precios de la FAO alcanzó 224
puntos en enero, el índice más alto desde que se registran los precios
desde 1990—, es uno de los detonantes de la crisis política actual.
Argelia, donde casi la mitad del ingreso familiar se gasta en comida,
sufrió subidas de entre 20 y 30% en enero, de acuerdo con la Unión
General de Comerciantes Argelinos.
A esto se suma la dependencia de los precios internacionales, pues
Egipto tuvo una inflación del 11% en 2010, a la vez que importaba 40% de
sus alimentos y 60% del trigo, de acuerdo con el Fondo Monetario
Internacional (FMI).
Gheblawi explica que también su natal Libia está sufriendo problemas
políticos y económicos, además de que se está creando un profundo
resentimiento en un amplio sector de la población. Pero un cambio como
el de Túnez es menos probable, debido a que en países como Libia o Yemen
el espectro político es mucho más cerrado.
“El gobierno no será inmune a las olas de cambio de la región, aunque
la pintura en Libia es mucho más compleja que la de sus vecinos Túnez y
Egipto", señala.
Y explica: "Libia no tiene sociedad civil, no tiene partidos
políticos. Durante los últimos 40 años los medios están completamente
controlados por el gobierno. Los medios extranjeros no están presentes o
están bajo control de las agencias de seguridad. La estructura de poder
en Libia se basa en lealtades tribales que el gobierno ha favorecido".
Jane Novak, periodista independiente experta en Yemen —su sitio
http://armiesofliberation.com está prohibido en aquel país— relata a Apro
que la situación de Yemen es más compleja, ya que bajo la fachada de
democracia existe un sistema de partidos cooptado por el Estado:
"A diferencia de Túnez o Egipto, los militares y las fuerzas de
seguridad están directamente en las manos de la familia del presidente
Saleh. Hay militares en el partido del poder, miembros del parlamento
son generales, además de empresarios.
“Existe una amplia red de corrupción relacionada con las
contrataciones del gobierno y un enorme robo de los beneficios de
petróleo y la ayuda extranjera. Las elites de los partidos de oposición
tienen un papel en la sobrevivencia del régimen y ellos no están
pidiendo que el régimen se caiga, sólo reformas", detalla.
La sociedad civil ha sobrevivido marginada en Egipto, Yemen y Siria.
Durante las protestas en Túnez, fue clave el papel del sindicato
independiente Sidi Bouzid, de la Unión General Tunecina del Trabajo
(UGTT); en Yemen, el Sindicato de Periodistas es el que lidera las
marchas. En Egipto, los movimientos sindicales como el textil, el de
técnicos de la salud y los contribuyentes de bienes raíces lideran los
levantamientos desde 2006.
Además, existen algunas organizaciones civiles como el Centro de
Estudios de Derechos Humanos de El Cairo, el Movimiento 6 de Abril de
Egipto, la Declaración de Damasco en Siria, la Asociación Marroquí de
Derechos Humanos, el Consejo de la Revolución Pacífica del Sur de Yemen,
el Frente de Fuerzas Socialistas en Argelia, el movimiento Mujeres
Periodistas sin Cadenas en Yemen y algunos medios independientes como el
egipcio Dostour y el yemení The Yemen Post.
Durante la última década, la respuesta a los reclamos de estas
organizaciones fueron duras leyes contra el terrorismo y la
criminalización de las protestas. Esta vez, los gobiernos sirio, saudí y
libio han congelado algunos precios y bajado impuestos. El presidente
yemení prometió el pasado miércoles 2 no presentarse de nuevo a las
elecciones ni permitir que su hijo extienda el mandato; el rey jordano
Abdalah II disolvió el gobierno, pero no garantiza elecciones.
Bouteflika declaró que terminará el estado de excepción vigente en
Argelia desde hace 19 años. Incluso, hasta la junta militar del lejano
Myanmar acaba de elegir a su primer presidente civil en medio siglo.
Aun así, las pancartas de las marchas de este viernes 4 en Egipto son
tajantes: "¡Demandamos la caída de este régimen! ¡Queremos que te
vayas!".
El Premio Nóbel de la Paz egipcio, Mohamed al Baradei, que llegó para
apoyar la revuelta el 27 de enero, dice que no habrá diálogo hasta que
Mubarak deje el gobierno. Las protestas en la Plaza Tahir (de la
libertad), de este viernes 4, parecen no detenerse, no hasta ver la
caída del gobierno egipcio.
La mano de Washington
“Está muy claro que durante la Guerra Fría la base misma de la
política estadunidense y la soviética fueron los regímenes
dictatoriales. Es un régimen donde se puede asegurar su lealtad. La
democracia es muy peligrosa, conlleva a regímenes opuestos, como el caso
de Chile con Allende", aclara Zeraoui.
El experto relata que ante los diversos fracasos acumulados como el
socialismo árabe por la derrota ante Israel en 1949, el del liberalismo
económico en las décadas de los setenta y ochenta y la posterior caída
de la Unión Soviética, las primeras elecciones democráticas en Argelia
de 1989 llevaron al Frente Islámico de Salvación al poder.
Estados Unidos contaba con los antecedentes de la revolución islámica
iraní de 1979 y de un golpe de Estado islámico en 1989 en Sudán, que
presentaban amenazas para sus intereses en la región. Así, Occidente
promovió un golpe de Estado que derrocó a los musulmanes en Argelia.
"El mundo Occidental bloqueó todo proceso democrático y promovió
largos autoritarismos como el de Mubarak y el de Ben Alí que se
presentaban como los pilares contra el terrorismo de los grupos
radicales”, explica.
Y agrega: “Tanto a Estados Unidos, como a Europa e Israel les
convenía tener a gobiernos que veían como una garantía de estabilidad
frente a una expectativa democrática que podría triunfar y llevar a
grupos musulmanes al poder. Recordemos cómo en las elecciones
democráticas de Palestina en 2006 le dan la victoria a Hamas".
Egipto es el segundo país que más ayuda recibe de Estados Unidos
(después de Israel): mil 300 millones de dólares, Marruecos recibe 700
millones de dólares anuales, Jordania 530 millones de dólares y Yemen
recibe 300 millones de dólares en concepto de ayuda humanitaria y
financiamiento del ejército. Pero durante los últimos seis años, estos
gobiernos debían realizar varias reformas para responder a la presión de
Estados Unidos y Europa después de los ataques terroristas del 11 de
septiembre.
Esta presión fue adoptada y codificada en políticas regionales,
iniciativas y estructuras apoyadas por la Unión Europea y Estados
Unidos, de acuerdo con el reporte “Derechos humanos en la región árabe
del 2009”, publicado por El Instituto de Estudios de Derechos Humanos de
el Cairo.
El informe dice que “en vez de perseguir al terrorismo, estas
acciones han ayudado a crear medidas represivas contra activistas
políticos y defensores de los derechos humanos, incluyendo defensores de
los derechos de las mujeres y las minorías”.
En Túnez, Ben Alí calificó de "terroristas" las manifestaciones de
los primeros días de enero. En Yemen, Saleh adopta la tesis de la lucha
contra el terrorismo, pero de acuerdo con la periodista Jane Novak, el
propio gobierno tolera a la red terrorista Al Qaeda:
“Saleh mantiene a los islamistas duros como un apoyo fundamental para
detener la modernidad, los derechos civiles y el pluralismo”, denuncia
Novak.
Pero desde el estallido de las manifestaciones, ni en Yemen ni en
Argelia, calificados continuamente como "paraísos" del terrorismo, se
han dado ataques de Al Qaeda. En una entrevista con la cadena de
noticias Al Jazeera el 26 de enero, el bloggero y activista Hossam
el-Hamalawy dijo que los gobiernos de la región ya no se podrán cobijar
bajo la excusa del combate a grupos radicales.
“Al Estado le ayudó la excusa de combatir el terrorismo en los años
noventa para acabar con todo tipo de disenso en el país, un truco
utilizado por todos los gobiernos, incluido Estados Unidos", aclara,
"pero una vez que la oposición formal a un régimen pasa de las armas a
protestas masivas, es muy difícil enfrentar un disenso semejante.
“Se puede planificar la liquidación de un grupo de terroristas que
combate en los cañaverales, ¿pero qué van a hacer ante miles de
manifestantes en las calles? No pueden matarlos a todos. Ni siquiera
pueden garantizar que los soldados lo hagan, que disparen contra los
pobres".
Estados Unidos sigue apoyando a sus aliados: la secretaria de Estado,
Hillary Clinton, hizo un viaje el 11 de enero a Yemen para reconocer la
ayuda de Saleh en la "lucha contra el terrorismo" y el pasado jueves 3
prometió ayuda para Jordania en eventuales “tiempos difíciles”.
Zidane Zeraoui explica que Estados Unidos y Europa temen la eventual
llegada de un gobierno islámico como el de Irán, por lo que los
islamistas moderados están tomando sus precauciones. Al volver del
exilio a Túnez, el líder islamista Rachid Ghanuchi anunció que no se
presentará como candidato. Además, aclaró: “No soy Jomeini” (el líder
revolucionario iraní). En Egipto, la Hermandad Musulmana se ha
convertido en un movimiento más enfocado a lo social, aunque tiene
participación política.
De la computadora a las calles
El poeta Ghazi Gheblawi explica que el triunfo de la revolución en
Egipto es esencial: "Egipto es el punto focal de la cultura árabe,
siempre ha sido un fuerte centro de cambio político y social. Muchos
analistas han dicho que la revolución en Túnez comenzó un efecto dominó
de cambio, pero si la revolución egipcia triunfa para derrocar uno de
los regímenes autocráticos más brutales de la región, continuará como
una gran ola de tsunami que alcanzará toda capital del Medio Oriente y
el Norte de África, e incluso más allá”.
Esta vez la rebelión tiene nuevas herramientas, como lo retrata la
nota “Cómo comenzó la revolución en Túnez”, publicada el 26 de enero por
Al Jazeera. Los activistas hicieron el cambio con "una mano con una
piedra y la otra con el celular". Los activistas dicen que pudieron
haber protestado en su pueblo natal por años, "pero sin videos nadie los
hubiera tenido en cuenta", señala la nota.
"Podemos decir que la nueva generación con su extenso conocimiento
del mundo digital es la mayor fuerza de cambio en el mundo árabe", dice
Gheblawi.
De acuerdo con la base de datos CIA Worldfactbook, la media de edad
de la región ronda los 25 años, y el desempleo en Egipto, Marruecos y
Argelia es mayor de 9%; en Jordania y Túnez, mayor a 14% —se dobla en
menores de 25 años— y en Yemen mayor a 35%.
En 2009, la Organización Árabe del Trabajo publicó que los países de
la región tenían la mayor tasa de desempleo del mundo, un 14% general
que en los jóvenes subía a 25%.
A pesar del desempleo, el número de usuarios de Internet y de
celulares ha crecido. De acuerdo con Zeraoui, hace diez años Argelia
tenía apenas 1 millón de líneas telefónicas para un país de 35 millones
de habitantes. La entrada de los celulares fue una revolución
tecnológica, ya que en menos de 10 años tiene 15 millones de celulares.
“Se creó una red necesaria en un país donde hay autoritarismo. El
twitter ha reemplazado lo que eran los chismes de boca-oreja con el
vecino, en la calle”, dice Zeraoui. “Hoy las redes sociales permiten
difundir esta información, y esto explica la gran movilización que
parece se difundió rápidamente en Túnez, Yemen, Jordania, Egipto,
Argelia.
"El internet, en general, abrió una enorme ventana para que entrara
aire fresco a la región. Los activistas usan las redes sociales en una
forma inteligente para hacer conciencia activa contra la opresión, la
corrupción y la dictadura", dice el poeta libio.
Pero también pondera:
"Facebook y twitter son herramientas muy importantes en la lucha,
contribuyen en diferentes maneras para saltarse la censura y el control
mediático. Pero lo que más importa es la lucha diaria del pueblo, de la
masa en las calles de Sidi Bouzid, El Cairo, Alejandría y las otras
capitales y ciudades de los países árabes que están convirtiendo la
revolución popular en una realidad”.
Los retos aún son grandes. De acuerdo con Zeraoui, en Egipto y Yemen
el ejército busca su tajada del pastel. Y el hecho de que no dispare
contra los manifestantes no quiere decir que sea democrático.
"Simplemente busca que el pueblo presione para que caigan esos
líderes. Esto es lo más preocupante, porque la caída de los líderes no
necesariamente abre una vía democrática", aclara.
Pero para el experto, la ola de cambio ya es imparable. Los días de
Mubarak están contados, algo parecido ocurre con Bouteflika en Argelia o
con Saleh en Yemen. Y aunado a la debilidad están las acciones en las
calles, como la gran marcha que se mantiene en la Plaza Tahir de Egipto
este 4 de febrero, la marcha planeada por los yemeníes del sur para el
viernes 11, la de los argelinos para el 12 del mismo mes y la de los
marroquíes para el 20.
“Es crucial que los jóvenes activistas árabes continúen su lucha por
una mejor sociedad, con derechos humanos y libertad de prensa y discurso
como pilares, que pongan a los gobiernos bajo la vigilancia sólo de la
gente de la región”, dice el poeta libio Ghazi Gheblawi.
Añade: “El principal reto será construir la infraestructura de un
sistema político libre, mantener un sistema judicial independiente e
implementar reformas económicas y sociales que ayuden a preservar las
reformas políticas”.
Y resalta: "El primer paso es deshacerse de las fuerzas de la
opresión y la tiranía y comenzar un largo y planeado proceso para
reconstruir una sociedad justa".
Fuente, vìa :
http://proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/88108Foto: No provine del enlace original
No hay comentarios:
Publicar un comentario