Democracy Now!
"La gente llevaba un cartel que decía 'Para: Estados Unidos. De: El pueblo egipcio. Dejen de apoyar a Mubarak. ¡Se terminó!'" decía el tweeter de mi valiente colega y productor en jefe de Democracy Now! Sharif Abdel Kouddous, desde las calles de El Cairo.
Más
de dos millones de personas se manifestaron el martes en todo Egipto;
la mayoría de ellas inundaron la plaza Tahrir de El Cairo. Tahrir, que
significa “liberación” en árabe, se convirtió en el epicentro de lo que
parece ser una revolución en gran medida pacífica, espontánea y sin
líderes en el país más poblado de Medio Oriente. Este increíble
levantamiento que desafió el toque de queda militar, fue conducido por
los jóvenes, que constituyen la mayor parte de los 80 millones de
habitantes del país. Twitter y Facebook y los mensajes de texto de
teléfonos celulares ayudaron a esta nueva generación a vincularse y
organizarse, a pesar de vivir desde hace tres décadas en una dictadura
apoyada por Estados Unidos. En respuesta, el régimen de Mubarak, con la
ayuda de empresas estadounidenses y europeas, cortó el acceso a Internet
y restringió el servicio de telefonía celular, dejando a Egipto en la
oscuridad digital. A pesar de los cortes, como me dijo el activista
mediático y profesor de comunicaciones C.W. Anderson con respecto a si
lo que estaba ocurriendo en Medio Oriente era una especie de revolución
de Twitter: “no es la tecnología, sino la gente la que hace la
revolución”.
La gente en las calles exige democracia y autodeterminación. Sharif viajó a Egipto el viernes por la noche, a un terreno incierto. Las odiadas fuerzas de seguridad del Ministerio del Interior y la policía de camisas negras leales al Presidente Hosni Mubarak estaban reprimiendo y matando gente, arrestando periodistas y rompiendo y confiscando cámaras.
La gente en las calles exige democracia y autodeterminación. Sharif viajó a Egipto el viernes por la noche, a un terreno incierto. Las odiadas fuerzas de seguridad del Ministerio del Interior y la policía de camisas negras leales al Presidente Hosni Mubarak estaban reprimiendo y matando gente, arrestando periodistas y rompiendo y confiscando cámaras.
El sábado por la mañana, Sharif
se dirigió a la plaza Tahrir. A pesar del bloqueo de Internet y los
mensajes de texto, Sharif, talentoso periodista y genio de la
tecnología, pronto halló la manera de publicar mensajes en Tweeter desde
Tahrir: “Qué escena asombrosa: están pasando tres tanques cargados de
gente que grita '¡Fuera Hosni Mubarak!'”.
Egipto ha sido el
segundo gran receptor de ayuda externa de Estados Unidos durante
décadas, después de Israel (sin contar los fondos gastados en las
guerras y ocupaciones de Irak y Afganistán). El régimen de Mubarak ha
recibido alrededor de 2.000 millones de dólares al año desde que asumió
el poder, en su inmensa mayoría para las fuerzas armadas.
¿A dónde
fue a parar ese dinero? En general a empresas estadounidenses. Pedí a
William Hartung de la fundación New America Foundation, que explicara
esto:
"Es una forma de bienestar empresarial para empresas como
Lockheed Martin y General Dynamics, porque el dinero va a Egipto y luego
vuelve para aviones F-16, para tanques M-1, para motores de aeronaves,
para todo tipo de misiles, para pistolas, latas de gases lacrimógenos de
una empresa llamada Combined Systems International, cuyo nombre figura
en las latas halladas en las calles de Egipto".
Hartung acaba de publicar un libro, Los profetas de la guerra: Lockheed Martin y la creación del complejo militar industrial.
Continuó diciendo: “Lockheed Martin ha encabezado acuerdos de 3.800
millones de dólares en estos últimos diez años; General Dynamics de
2.500 millones para tanques; Boeing de 1.700 millones para misiles y
helicópteros y Raytheon para todo tipo de misiles para las fuerzas
armadas. Entonces, básicamente este es un elemento fundamental destinado
a mantener el régimen, pero gran parte del dinero se recicla. Los
contribuyentes podrían simplemente darle el dinero directamente a
Lockheed Martin o General Dynamics”.
De manera similar, la “llave
general” para bloquear Internet y los teléfonos celulares en Egipto fue
activada con la colaboración de las empresas. La empresa Vodafone (el
gigante mundial de telefonía celular propietari del 45% de las acciones
de Verizon Wireless en Estados Unidos) con sede en el Reino Unido,
intentó justificarse en un comunicado de prensa: “Estaba claro que
Vodafone no tenía opciones legales ni prácticas, sino que debía
satisfacer las exigencias de las autoridades”.
Narus, una
subsidiaria de Boeing Corp., vendió equipamiento a Egipto para permitir
“una inspección profunda de paquete” (DPI, por sus siglas en inglés),
según Tim Karr del grupo de política de medios Free Press. Karr dijo que
la tecnología de Narus “permite a las empresas egipcias de
telecomunicaciones ver los mensajes de texto de los teléfonos celulares e
identificar el tipo de voces disidentes que existen. También brinda
herramientas tecnológicas para ubicar dichas voces geográficamente y
rastrearlas”.
Mubarak prometió no presentarse como candidato a la
reelección en septiembre. Pero el pueblo de Egipto le exige que se vaya
ahora. ¿Cómo duró 30 años? Quizá eso se pueda explicar mejor en relación
con una advertencia de un general del ejército de Estados Unidos hace
50 años, el Presidente Dwight D. Eisenhower que dijo “Debemos tratar de
evitar que el complejo militar-industrial adquiera influencia
injustificada, ya sea buscada o no”.
Ese complejo mortal no slo es
un peligro para la democracia a nivel nacional, sino también cuando
apoya a déspotas en el extranjero.
————————–
Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
Texto en inglés traducido por Mercedes Camps, editado por Gabriela Díaz Cortez
Fuente: http://www.democracynow.org/es/blog/2011/2/3/cuando_las_empresas_eligen_a_los_dspotas_antes_que_la_democracia ´
Fuente: http://www.democracynow.org/es/blog/2011/2/3/cuando_las_empresas_eligen_a_los_dspotas_antes_que_la_democracia ´
Vìa :
No hay comentarios:
Publicar un comentario