Cuando las nuevas políticas ambientales
dejaron de ser un desafío utópico y se constituyeron en normas
obligatorias para el ingreso de los recursos naturales al mercado
extranjero. En paralelo, comenzaron a constituirse grupos de reflexión
ambiental, de ensayo, que enfocaban su actuar bajo el modelo de la
protección ambiental y sus recursos.
El desarrollo productivo de quienes
explotaban recursos naturales, con el avance de los tiempos, no tan solo
estaban bajo la mirada del mercado extranjero, esta vez se sumaba la
institucionalidad ambiental, representada por las más diversas
autoridades, las que involucraban además a una sociedad organizada,
aprendiz y dispuesta a imponerse frente a las grandes industrias
explotadoras.
Estas nuevas organizaciones, atentas a
los movimientos vinculados a la explotación de los recursos naturales,
se empoderaron de problemáticas ambientales y comenzó el negocio, para
quienes de la especulación hacen una vida.
En el caso la Región de Aysén y las rivalidades con las agrupaciones que cuestionan a HidroAysén hay
mucho que reflexionar. El negocio del ecologismo es rentable. Tras el
ecologismo las cifras son millonarias, y ajenas a una causa ideológica
como lo pensaría cualquier joven que porta una chapita contra
HidroAysén. Hay intereses superiores, para Douglas Tomking
no es conveniente comercializar agua de la patagonia filtrada por
represas, de ahí su interés por la protección del medio ambiente. Es
decir, seguirán trabajando robusteciendo y perfilando una causa, pero
siempre distante a los principios de la verdadera ecología.
Inteligentes, han implementado un negocio parasito de la especulación.
Según lo que planteo, creo, reflexionando por supuesto, que en las
pasadas campañas parlamentarias, hubo financiamiento. Todos lucran, cada
cual a su estilo.
Las propagandas, financiadas por grandes
grupos económicos, están encubiertas bajo la causa ecologista,
impulsando mecanismos de la supuesta “rebeldía verde”, que no es más que
una flecha de guerra de corto alcance, sin proyección, y distante de
perfilarse un día cualquiera en una verdadera oposición. Ejemplo
preciso, fue la entrega de más de tres mil observaciones, que
repetitivas, no contaban con un enfoque técnico que remeciera en lo más
mínimo a la institucionalidad ambiental, la que estando en pañales, sin
especialistas y vulnerable, se ha mofado y hecho parte de la chacota.
¿Será
rentable para la causa, en vez de lucrar en propaganda, invitar a
cuanto científico o estudiante de doctorado a tiempo completo desee
unirse a la causa? Creo que de los miles que
existen, unos cuantos serían capaces de hacer temblar la
institucionalidad ambiental, pero el negocio es la mantención de la
causa, y seguramente los líderes imaginarios lo impedirán.
El famoso sobre azul, donde se solicitaba al ex intendente Selim Carrasco
su renuncia, no fue más que eso, una mofa, que solo atrajo personas
honestas, que fueron capital para su instrumentalización mediática,
donde a la hora de sacar cuentas, resultan vitales para seguir dando
vida a la supuesta causa. Sin remuneración no hay causa, por lo que
prolongar la vida de HidroAysén, asegura buena calidad de vida, ya que
la industria del ecologismo, mueve montañas.
Fotografía: El Mostrador
Jaime Varas EsquivelVìa :
http://www.elciudadano.cl/2011/02/17/el-negocio-del-medio-ambiente-y-el-miedo-ambiente/
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