Todas
estas fuerzas por el cambio son, sin duda, antisistema puesto que el
sistema existente es neoliberal extremista, antinacional, corrupto e
inmoral. Se trata, entonces, de establecer un auténtico sistema social
representativo de la plural nación peruana. Y por ello se juega, en
abril del próximo año, el destino de la patria, el destino de la nación
el destino de las jóvenes generaciones, siendo de este modo, la
responsabilidad es mayúscula como nunca antes en la historia. De ahí,
precisamente, parte el desbarajuste electoral armado mediante la
descarada intromisión de Alan García en las elecciones municipales y
regionales, y a su vez el comportamiento nada transparente de las
instituciones corruptas de la vigilia del voto ciudadano, llámense
Jurado Nacional de Elecciones y ONPE. Impúdica desfachatez, que no tiene
precedentes en la historia del país.
La
señora Susana Villarán, seguro, es una buena persona, bien intencionada y
honesta, nadie puede dudar de su buena fe en la actuación electoral en
la capital de la república. Sin embargo, en el marasmo de la voluntad de
fraude electoral protagonizado por el gobierno, llaman la atención tres
declaraciones que la pintan de cuerpo entero: la primera cuando afirmó
que puede colaborar con Alan García, es decir, con la corrupción y los
desmanes de violencia contra las clases populares y los nativos, que
caracterizan a su gobierno; la segunda cuando manifestó tener confianza
en un sistema institucional podrido por dentro, representado por el JNE y
la ONPE y esperar pasivamente el resultado de la vergonzosa pachamanca
de las actas electorales impugnadas por una sola persona, doña Magdalena
Chu, la misma tramposa de elecciones pasadas; y la tercera, cuando sin
conversar respecto a la unidad de la izquierda para las próximas
elecciones, adelanta sus prejuicios tachando a Ollanta Humala como
candidato presidencial, y luego su vocero político un tal Huaroc dice
tener conversaciones adelantadas con Alejandro Toledo para unirse a él
en una fuerza de “centroizquierda” de seguro, digitada desde Washington
por el broker internacional Pedro Pablo Kuczynski.
Como
se observa, el mareo en política se vuelve a presentar y sabemos que
esta enfermedad es terrible y dañina. Peor aún cuando vemos que el
liderazgo de Susana Villarán, frente al fenómeno peruano de la
corrupción, la violencia gubernamental y el entreguismo, es por decir lo
menos pusilánime y confiado, tanto que el zafarrancho electoral armado
en Lima, por ejemplo, le parece normal y ni siquiera exige el reemplazo
de las autoridades electorales por lo menos incompetentes. Fuerza
Social, el partido de la señora Villarán, cuyo presidente es el tal
Huaroc, no representa a nadie 0.520 % o mejor dicho a 76,106 ciudadanos
en el ámbito nacional, votos obtenidos como candidata presidencial en la
primera vuelta del año 2006. La votación actual de Lima obtenida por
esta misma persona, es una suma de fuerzas políticas y de ciudadanos
honrados que de manera alguna, le pertenece, así ella crea lo contrario.
Ya este fenómeno de personajes mareados lo hemos tenido en Izquierda
Unida con Alfonso Barrantes, quien creyó ser propietario de una votación
por la unidad y no de suyo propia, pues cuando dividió la IU en 1990
apenas alcanzó el 2% de la votación nacional facilitando el triunfo del
japonés Alberto Fujimori. Henry Pease, el católico izquierdista,
representando a IU sacó 6% en la misma elección. Esos son los hechos de
cuando la izquierda peruana tuvo oportunidad de ser gobierno y la
desaprovechó.
Hoy en día se presenta una
segunda, muy clara, oportunidad. Los sectores populares y de izquierda
pueden llegar a ser gobierno, el gobierno de cambio que el país necesita
con urgencia. Y aquí la pregunta de todos, quienes desean un porvenir
de bienestar para el país y la gran mayoría de ciudadanos pobres y de
clase media, es: ¿quieren los líderes de la izquierda nacional, los
independientes progresistas, los nacionalistas, los líderes sindicales,
de estudiantes y de los pobladores, ser gobierno en firme, quieren de a
verdad tomar las riendas del país o quieren sólo ser grupos de oposición
en el parlamento? Pues, si se quiere ser gobierno, en primera instancia
debe asumirse un compromiso en serio en esa dirección y por tanto una
candidatura presidencial única convergente y democrática, programática y
de proyección social, sólo esa proposición debe estar en la agenda.
Ahora, si la aspiración, casi siempre individualista de la izquierda, es
hacer oposición reivindicativa, defensiva y caudillista, pues que se
vaya a las elecciones por separado.
Desde mi
punto de vista, la fragmentación política debe desaparecer. Y si no
cambia de actitud y pensamiento, la señora Susana Villarán, con los
votos prestados de la izquierda, porque ella es apenas de centro, su
influencia será un factor divisionista y así no sirve para nada. A pesar
que algunos la vean como ecuánime cuando en realidad es conciliadora
con el sistema inmoral imperante. Con Toledo o sin Toledo, a su lado,
Fuerza Social regresará a su 1% de intención de voto como antes, de la
misma forma como Barrantes sin IU regresó a su 2% habitual en este tipo
de caudillismo personal. Las condiciones preestablecidas están dadas. Se
avecina una confrontación electoral clave para reemplazar el siniestro
gobierno de Alan García. La dispersión de la votación por ambiciones
personales o de grupo, pertenece o debe pertenecer al pasado. La unidad
más amplia posible como en Ecuador, Bolivia, Uruguay, bloques populares o
frentes amplios, los nombres no interesan, es una demanda de salvamento
de la patria herida por gobiernos autoritarios y corruptos, aquellos de
careta democrática que rehúsan la participación popular en las
decisiones que conciernen a todos.
Existe una
voluntad, existe un sentimiento nacional de cambio político, económico y
social, para crear un sistema representativo de sociedad peruana dentro
de su pluralidad. Y en ello y por ello somos antisistema, más aún
cuando el sistema actual, gracias a la herencia de gobiernos podridos
pertenecientes a la casta política tradicional como los de Alberto
Fujimori, Alejandro Toledo y el dos veces Alan García, está construido
para el despojo del país de forma artera e irresponsable. Los años no
pasan por gusto y tenemos todavía a esta casta política de ultraderecha,
capaz de las más infames felonías con tal de salirse con la suya,
actuando en el poder del Estado por consenso. Me pregunto, sinceramente,
¿puede alguien confiar en la honestidad a toda prueba de políticos
embusteros como Alan García, Alberto o Keiko Fujimori, Alejandro Toledo,
Lourdes Flores, Luis Castañeda, Alex Kuori o sus partidarios y
tránsfugas que hacen una mayoría de aliados en el Congreso Nacional, el
Poder Judicial, el Poder Electoral y también, por infiltración o
prebendas en el fuerza Armada?
¿Están los
líderes de izquierda, los profesionales progresistas y los sectores
populares, no contaminados con la corrupción endémica del país, listos
para ser gobierno nacional ganando la presidencia de la república?. A mí
personalmente me parece que sí, siempre y cuando el liderazgo por el
cambio no pierda el sentido de las proporciones ni el olfato político
que en estos momentos cruciales para el país se debe tener. De lo
contrario se retornará sin remedio a la orfandad de una pobreza grupal
sin destino.
Fuente, vìa :
http://www.argenpress.info/2010/10/izquierda-peruana-un-liderazgo.html
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