sábado, 30 de octubre de 2010

Perù : Izquierda peruana; Un liderazgo pusilánime Por: Carlos Angulo Rivas

http://comunidad.cajanavarra.es/cuidado-de-personas-con-discapacidad-fisica/files/2010/08/mapa_peru_051.jpgEstamos entrando a una curva difícil. No obstante, nada es ajeno a la historia ya recorrida por la izquierda peruana. La confluencia de los sectores populares, de trabajadores, profesores, campesinos, estudiantes, cesantes, amas de casa y desempleados, se ha consolidado de manera espontánea en las elecciones regionales y municipales, por consiguiente existe una alternativa ganadora apostando por el cambio político, económico y social. Ocurre en esta dirección algo muy atractivo para el pueblo peruano, interesante y sugestivo, en cuanto a un despertar de la conciencia pública. Y en el caso de las elecciones municipales de la provincia de Lima, la capital, con un tercio del electorado nacional, la apertura hacia las elecciones generales de abril próximo, con el triunfo de Susana Villarán para la alcaldía, representa un desplazamiento de las fuerzas políticas que, de manera instintiva, se han inclinado hacia la de izquierda.

Todas estas fuerzas por el cambio son, sin duda, antisistema puesto que el sistema existente es neoliberal extremista, antinacional, corrupto e inmoral. Se trata, entonces, de establecer un auténtico sistema social representativo de la plural nación peruana. Y por ello se juega, en abril del próximo año, el destino de la patria, el destino de la nación el destino de las jóvenes generaciones, siendo de este modo, la responsabilidad es mayúscula como nunca antes en la historia. De ahí, precisamente, parte el desbarajuste electoral armado mediante la descarada intromisión de Alan García en las elecciones municipales y regionales, y a su vez el comportamiento nada transparente de las instituciones corruptas de la vigilia del voto ciudadano, llámense Jurado Nacional de Elecciones y ONPE. Impúdica desfachatez, que no tiene precedentes en la historia del país.

La señora Susana Villarán, seguro, es una buena persona, bien intencionada y honesta, nadie puede dudar de su buena fe en la actuación electoral en la capital de la república. Sin embargo, en el marasmo de la voluntad de fraude electoral protagonizado por el gobierno, llaman la atención tres declaraciones que la pintan de cuerpo entero: la primera cuando afirmó que puede colaborar con Alan García, es decir, con la corrupción y los desmanes de violencia contra las clases populares y los nativos, que caracterizan a su gobierno; la segunda cuando manifestó tener confianza en un sistema institucional podrido por dentro, representado por el JNE y la ONPE y esperar pasivamente el resultado de la vergonzosa pachamanca de las actas electorales impugnadas por una sola persona, doña Magdalena Chu, la misma tramposa de elecciones pasadas; y la tercera, cuando sin conversar respecto a la unidad de la izquierda para las próximas elecciones, adelanta sus prejuicios tachando a Ollanta Humala como candidato presidencial, y luego su vocero político un tal Huaroc dice tener conversaciones adelantadas con Alejandro Toledo para unirse a él en una fuerza de “centroizquierda” de seguro, digitada desde Washington por el broker internacional Pedro Pablo Kuczynski.

Como se observa, el mareo en política se vuelve a presentar y sabemos que esta enfermedad es terrible y dañina. Peor aún cuando vemos que el liderazgo de Susana Villarán, frente al fenómeno peruano de la corrupción, la violencia gubernamental y el entreguismo, es por decir lo menos pusilánime y confiado, tanto que el zafarrancho electoral armado en Lima, por ejemplo, le parece normal y ni siquiera exige el reemplazo de las autoridades electorales por lo menos incompetentes. Fuerza Social, el partido de la señora Villarán, cuyo presidente es el tal Huaroc, no representa a nadie 0.520 % o mejor dicho a 76,106 ciudadanos en el ámbito nacional, votos obtenidos como candidata presidencial en la primera vuelta del año 2006. La votación actual de Lima obtenida por esta misma persona, es una suma de fuerzas políticas y de ciudadanos honrados que de manera alguna, le pertenece, así ella crea lo contrario. Ya este fenómeno de personajes mareados lo hemos tenido en Izquierda Unida con Alfonso Barrantes, quien creyó ser propietario de una votación por la unidad y no de suyo propia, pues cuando dividió la IU en 1990 apenas alcanzó el 2% de la votación nacional facilitando el triunfo del japonés Alberto Fujimori. Henry Pease, el católico izquierdista, representando a IU sacó 6% en la misma elección. Esos son los hechos de cuando la izquierda peruana tuvo oportunidad de ser gobierno y la desaprovechó.

Hoy en día se presenta una segunda, muy clara, oportunidad. Los sectores populares y de izquierda pueden llegar a ser gobierno, el gobierno de cambio que el país necesita con urgencia. Y aquí la pregunta de todos, quienes desean un porvenir de bienestar para el país y la gran mayoría de ciudadanos pobres y de clase media, es: ¿quieren los líderes de la izquierda nacional, los independientes progresistas, los nacionalistas, los líderes sindicales, de estudiantes y de los pobladores, ser gobierno en firme, quieren de a verdad tomar las riendas del país o quieren sólo ser grupos de oposición en el parlamento? Pues, si se quiere ser gobierno, en primera instancia debe asumirse un compromiso en serio en esa dirección y por tanto una candidatura presidencial única convergente y democrática, programática y de proyección social, sólo esa proposición debe estar en la agenda. Ahora, si la aspiración, casi siempre individualista de la izquierda, es hacer oposición reivindicativa, defensiva y caudillista, pues que se vaya a las elecciones por separado.

Desde mi punto de vista, la fragmentación política debe desaparecer. Y si no cambia de actitud y pensamiento, la señora Susana Villarán, con los votos prestados de la izquierda, porque ella es apenas de centro, su influencia será un factor divisionista y así no sirve para nada. A pesar que algunos la vean como ecuánime cuando en realidad es conciliadora con el sistema inmoral imperante. Con Toledo o sin Toledo, a su lado, Fuerza Social regresará a su 1% de intención de voto como antes, de la misma forma como Barrantes sin IU regresó a su 2% habitual en este tipo de caudillismo personal. Las condiciones preestablecidas están dadas. Se avecina una confrontación electoral clave para reemplazar el siniestro gobierno de Alan García. La dispersión de la votación por ambiciones personales o de grupo, pertenece o debe pertenecer al pasado. La unidad más amplia posible como en Ecuador, Bolivia, Uruguay, bloques populares o frentes amplios, los nombres no interesan, es una demanda de salvamento de la patria herida por gobiernos autoritarios y corruptos, aquellos de careta democrática que rehúsan la participación popular en las decisiones que conciernen a todos.

Existe una voluntad, existe un sentimiento nacional de cambio político, económico y social, para crear un sistema representativo de sociedad peruana dentro de su pluralidad. Y en ello y por ello somos antisistema, más aún cuando el sistema actual, gracias a la herencia de gobiernos podridos pertenecientes a la casta política tradicional como los de Alberto Fujimori, Alejandro Toledo y el dos veces Alan García, está construido para el despojo del país de forma artera e irresponsable. Los años no pasan por gusto y tenemos todavía a esta casta política de ultraderecha, capaz de las más infames felonías con tal de salirse con la suya, actuando en el poder del Estado por consenso. Me pregunto, sinceramente, ¿puede alguien confiar en la honestidad a toda prueba de políticos embusteros como Alan García, Alberto o Keiko Fujimori, Alejandro Toledo, Lourdes Flores, Luis Castañeda, Alex Kuori o sus partidarios y tránsfugas que hacen una mayoría de aliados en el Congreso Nacional, el Poder Judicial, el Poder Electoral y también, por infiltración o prebendas en el fuerza Armada?

¿Están los líderes de izquierda, los profesionales progresistas y los sectores populares, no contaminados con la corrupción endémica del país, listos para ser gobierno nacional ganando la presidencia de la república?. A mí personalmente me parece que sí, siempre y cuando el liderazgo por el cambio no pierda el sentido de las proporciones ni el olfato político que en estos momentos cruciales para el país se debe tener. De lo contrario se retornará sin remedio a la orfandad de una pobreza grupal sin destino.

Carlos Angulo Rivas poeta y escritor peruano.

Fuente, vìa :


http://www.argenpress.info/2010/10/izquierda-peruana-un-liderazgo.html

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