Los
trabajadores de una mina en Chile oyen crujidos de las rocas durante
varios días, uno confidencia a su familia que teme morir aplastado;
antes le ocurrió a otro y recién un compañero perdió una pierna al
caerle una roca. Acuden a dos ministros pero están más interesados en la
producción y el empleo. Esa mañana los ruidos se hacen más fuertes y
piden permiso a la gerencia para salir. Se les niega. Tres horas después
se produce un derrumbe que los deja atrapados a setecientos metros de
profundidad.
El gobierno asume los
difíciles trabajos para rescatarlos. Después de estar casi 70 días
sepultados, tiene éxito y saca a los 33.
Un objetivo de los
políticos en la operación es presentarse a través de los medios como
defensores de la vida y la seguridad de los trabajadores a cualquier
precio.
Ocultar con una propaganda edificante la realidad de
que los poderosos propietarios extraen su opulencia a costa de la
explotación de la vida, la infelicidad, la ignorancia, la enfermedad,
las carencias, el engaño, de los otros. Que perpetúan su consumismo de
lujos usando la guerra, el golpe de estado, la desaparición, la tortura,
las leyes.
Los empresarios, dueños y capataces de la prensa
dominante, iniciaron paralela a la tragedia una campaña de lavado de su
violencia permanente.
La dramática operación de salvamento fue
seguida a nivel global porque así lo ordenaron los mismos poderes
fácticos que ocultan sufrimientos diarios como la pobreza, las víctimas
de las guerras, la expoliación del medio ambiente, las enfermedades y
muertes evitables. Era útil hacerlo como al contrario hubiera convenido
ocultarlo de haber ocurrido en un país independiente de su dominio. Así
se explican los cientos de periodistas mandados al desértico lugar.
El presidente chileno para demostrar su fuerte compromiso social
incluso manifestó su intención de bajar personalmente a rescatarlos.
Piñera sin embargo eludió impuestos con los que el estado hubiera podido
solucionar graves problemas populares. Siendo uno de los magnates del
país debía pagar más de doscientos millones de dólares de impuesto por
las suculentas ganancias que obtuvo con la venta de sus acciones, pero
se los quedó contratando abogados que hicieron arreglos con la ley.
En Gran Bretaña la reina Isabel elogió la operación humanitaria cuando
forma parte de la máquina de poder que invade y asesina musulmanes en
Irak y Afganistán. Mientras en su país se sufrirá el mayor recorte en
décadas al gasto público y medio millón de personas serán despedidas, la
monarca se beneficiará con financiamiento público de millones de libras
esterlinas extra al año.
La canciller democratacristiana
Merkel de Alemania se mostró sensible por lo que sucedía en el lejano
Chile. Sus militares en Afganistán fueron responsables del ataque de
aviación que mató a unas cien personas, entre ellas niños y mujeres,
cuando recibían combustible de un camión cisterna arrebatado por los
talibanes a la OTAN. Ella manifestó xenofobia hacia los trabajadores
musulmanes que sirven a la economía alemana diciendo: "Nosotros nos
sentimos vinculados a los valores cristianos. Quien no acepte esto, no
tiene cabida aquí".
En el imperio Obama también se hizo parte
de la satisfacción de haberse impedido la muerte de los mineros. Envió
treinta mil soldados más a la invadida Afganistán. Cuando Wikileaks
publica documentos secretos de los militares norteamericanos que se
refieren a sesenta y seis mil muertos civiles, a torturas, ejecuciones,
crímenes de guerra, cometidos directamente o por medio de sus
subordinados iraquíes, su secretaria de estado condena esa revelación
mientras blinda los crímenes con silencio. Su administración decidió el
golpe de estado en Honduras que ha desencadenado acciones terroristas
antipopulares. Sus aviones bombardean diariamente familias pakistaníes y
tropas especiales realizan asesinatos selectivos. Mantiene la prisión
arbitraria a cinco defensores cubanos. Su estado protege a Posada
Carriles que hizo estallar en vuelo un avión de pasajeros. Bloquea a
Cuba con el objetivo de volver a someterla.
Los oligarcas y sus
empleados bien pagados se han vestido de humanistas que celebran la
salvación de 33 vidas de trabajadores que de lo contrario nunca les
hubieran interesado. Son los que no entrevistan a ninguno de los más de
mil millones de hambrientos crónicos.
El capitalismo
estructuralmente es cruel, censor de la información y propagandista
sistemático. Adapta cada hecho a sus intereses y lo hizo con el
accidente.
En el Wall Street Journal, el diario más
representativo de la bolsa neoyorquina, al día siguiente del rescate se
pudo leer: "El capitalismo salvó a los mineros", fue una "victoria
fenomenal del capitalismo de libre mercado".
Desde palacios,
mansiones, bolsas y empresas todavía se escuchan aplausos, brindis con
champaña, elogios entre iguales, invocaciones religiosas. Los barones
declaran que la vida de todos es lo más importante. Pura hipocresía y
cinismo.
Contacto romulo.pardo@gmail.com
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=115455&titular=el-accidente-minero-utilizado-por-los-poderosos-
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