Ricardo
Canese, Diputado del Parlasur, ingeniero prestigiado en obras sociales y
en la reivindicación ante Brasil de los derechos paraguayos sobre la
represa binacional de Itaipú, fue duplicado en votos por su colega Anki
Boccia, en una consulta popular a padrón abierto que apenas atrajo el
9.6 por ciento de los 360 mil inscriptos en el padrón electoral de la
capital.
A partir de ese resultado, Boccia
quedó como candidato único de la Alianza formada por el Frente Guasu y
el PLRA, y deberá enfrentar dentro de cinco semanas y media al candidato
colorado Arnaldo Samaniego, en una disputa que la mayoría de las
encuestas, anticipan muy reñida.
La apatía
popular que se manifestó en las internas, tiene varias aristas: A) muy
poca propaganda por parte del Frente Guasu, entre otras razones por
falta de recursos, B) la izquierda y sus aliados progresistas continúan
actuando como un conglomerado, sin disciplina y mucho voluntarismo e
improvisación, ajeno al funcionamiento de un aparato, como es el caso
del PLRA, a pesar de su resquebrajamiento interno.
En
tercer lugar influyó que el grueso de la población está mentalizado
para las municipales, y no para una intermedia interna casi desconocida
como mecanismo electoral, que además genera movilización, gastos y
tiempo, perjudicando en especial al segmento social más empobrecido,
entre quienes Canese desplegó la mayor parte de su muy amplia y
democrática campaña de participación ciudadana.
Otro
factor y de no poca importancia, es que en Paraguay, a diferencia de
otros países, la izquierda tiene mucha más presencia en el interior que
en la capital, fenómeno que se explica por el mayor desarrollo de las
reivindicaciones campesinas en las luchas sociales de los últimos años.
En
quinto orden, de una posible explicación de esta nueva derrota en las
urnas de la izquierda del Frente Guasu, la primera ocurrió cuatro
semanas atrás en la elección de Concejales, tiene relación con las mañas
y viejos vicios que habría empleado en los padrones el PLRA, cuyo
candidato ofrece un programa de gobierno tan pobre como su rival
colorado.
En sordina, el viejo y fraccionado
pero aún poderoso Partido Colorado, socorrió a su cómplice histórico en
el mal manejo del país, enviando a votar por Boccia a muchos de sus
partidarios, con el fin de derrotar a la izquierda, aprovechando el
padrón abierto que habilitó el sufragio de todos, sin distinción
partidaria.
Urge una reflexión para redireccionar
Ante
las narices de los dirigentes progresistas está noviembre, con unas
municipales que tendrán fuerte influencia en el futuro político del
país, el que mucho dependerá de las administraciones que pueda
conquistar el Frente en el interior del país.
Nada
garantiza que un triunfo del candidato oficialista Boccia refuerce a
Lugo y, si Asunción continuara en manos de los colorados, seguramente se
convertirá en un arma poderosa en la puja por las presidenciales del
2013, que están a la vuelta de la esquina y, aunque no descuella ningún
candidato, son varios los aspirantes.
Esa
proximidad quizás debería obligar a la dirección del Frente Guasu, a sus
referentes en el seno del Gobierno, y al conjunto de las fuerzas
democráticas, a comenzar de urgencia una revisión en profundidad de su
conducta, ideas, conceptos y métodos de trabajo.
Un
capítulo que la familia luguista no puede dejar de analizar tiene
relación con sus vínculos con el PLRA, dado que si Boccia gana Asunción
revigorizará a su partido, cuyo apoyo al mandatario disminuye,
sacrificado por el constante reclamo de altos cargos en la
administración y por el retorno agresivo del Vicepresidente Federico
Franco, quien desde el primer día codicia el primer puesto.
Meses
atrás, en la cancha de la desordenada y muy mediática discusión
política nacional (el diálogo civilizado es liviano), se observaba
fácilmente dos fuerzas en pugna: A) el pueblo más consciente reclamando
profundizar el proceso de cambios iniciado con la victoria de Lugo en
abril del 2008, y B) la oposición de los sectores más retardatarios,
concentrados en el Congreso y en las corporaciones empresariales.
Hoy,
ese escenario se ha desplazado, ganando espacio la derecha, que ha
recuperado cargos de importancia en el parlamento y en entes
descentralizados, observándose una inoperancia gubernamental nada
ingenua ante los grandes problemas del país, cuya atención social está
desviada por la expectativa generada por la enfermedad de Lugo y el
proceso de su tratamiento.
En el plano social,
tan determinante para hacerse querer u odiar todo político, muy tímidos
son los avances que exhibe la administración del ex Obispo, cuyo
principal mérito es el decreto de gratuidad de la salud.
Los
progresos en el sector son notorios y, aunque el servicio sigue
afectado por viejos males, para afirmarse necesita más presupuesto,
mucho tiempo y una voluntad férrea para superarlos, empezando por
mejorar la formación técnica y cultural del personal, con ramas de
deficiente conducta individual e insensibilidad, que agrava la rutina y
la falta de higiene en la avejentada e insuficiente infraestructura de
los hospitales y centros descentralizados.
La
prometida reforma agraria carece de motor, mientras 300 mil familias de
labriegos sobreviven en la miseria, crece incesante el éxodo rural, a la
par del trabajo informal, es decir, la venta callejera de toda clase de
productos, baratijas, quiniela, sorteos, celulares, alimentos,
golosinas, y el aumento de familias divididas e hijos abandonados, por
efectos de la emigración.
La Secretaría de
Acción Social ayuda a 120 mil familias entre las más míseras, diez veces
más que todos los gobiernos anteriores, pero su labor no supera el
marco asistencialista, impotente para satisfacer toda la demanda que
recibe, de una población que tiene un cuarto de sus seis millones y
medio en la pobreza extrema, acostumbrada a recibir migajas a cambio de
mantenerse alejada de la izquierda.
En general,
la conducción política nacional manifiesta una objetiva mediocridad,
afectada por la escasez de cuadros competentes, producto, entre otras
causas, de la larga censura y encarcelamiento del pensamiento libre que
ha sufrido esta sociedad.
A nivel del Estado,
la mayoría de los pocos capaces se ha dejado prostituir por la
maquinaria de una administración autista, que marcha a paso de tortuga,
sólo agilizado ante el interés económico y las ventajas que pueda
sacarle al erario público, como lo viene haciendo desde hace más de un
siglo.
Hace décadas que en Paraguay no se
vislumbra ningún proyecto de gobierno decidido a erradicar los viejos
vicios de una estructura de poder raigalmente injusta, que mantiene el
país secuestrado por la carencia de ilustración y por una corrupción
rampante, mezcla de politiqueros, juristas, empresarios, militares,
policías y altos funcionarios estatales, contrabandistas y analfabetos.
El
país puede estar entre los primeros en el mundo con el mayor número de
analfabetos con cuentas bancarias multimillonarias dentro y fuera de
fronteras.
Si bien es cierto que la campaña
por las municipales es otro tema que distrae la mirada de la gente, la
mayor preocupación del pueblo es resolver los problemas cotidianos de
sobrevivencia, en un país con una población de seis millones 300 mil
personas, 40 por ciento en la pobreza.
Buenos
Aires, con cerca de un millón y medio de paraguayos residentes, casi
duplica a Asunción en el número de pobladores y, en España, con buen y
maltrato, viven más de cien mil, mientras en el país ha desaparecido un
importante porcentaje de médicos, enfermeras, albañiles, carpinteros y
otros profesionales de buen nivel.
En
noviembre, el Frente Guasu peleará en los 233 distritos de todo el país,
con casi 150 candidatos propios a Intendentes y Concejales, lo cual
marca un hecho sin precedentes en la historia política nacional, porque
además de posibilitarle ocupar gobiernos comunales, se puede consolidar
como la tercera gran fuerza, aunque uno de sus grandes problemas es la
carencia de suficientes cuadros de gestión.
Incluso,
al más alto nivel de dirigentes, los sectores progresistas paraguayos
continúan siendo incapaces de formar líderes destacados, al punto que
alguno pueda proyectarse como el potencial sucesor de Lugo. Tienen el
alivio de que, por ahora, sus adversarios y enemigos tampoco tienen
candidatos presentables.
El empresario en
automotores Miguel Carrizosa, del Partido Patria Querida, que en el
lenguaje de algunos contrarios se le conoce como Plata Querida, mantiene
en estas semanas un juego casi infantil como candidato a la Intendencia
de Asunción, en la que no tendría ninguna posibilidad y tampoco le
interesaría mucho.
Su propio nuevo look, en la
búsqueda de dar imagen de hombre mesurado y moderno, no es otra cosa que
una gimnasia y un aprendizaje de presentación en sociedad, como
aspirante a la Presidencia de la República.
fuente, vìa :
http://www.argenpress.info/2010/10/la-derrota-de-la-izquierda-en-asuncion.html
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