sábado, 16 de octubre de 2010

España : Odio racial Alejandro Gutiérrez. En todo el continente europeo se extiende la infección xenofóbica y racista. España no es la excepción


En todo el continente europeo se extiende la infección xenofóbica y racista. España no es la excepción: organizaciones ligadas a las porras futboleras y a partidos con presencia en el Parlamento Europeo pasan con facilidad de las amenazas e insultos en sus sitios en internet a las agresiones físicas contra inmigrantes o contra todo aquel que se oponga a su primaria ideología. Cuatro mil de estos ataques se cometen en promedio al año.

MADRID, 15 de octubre (Proceso).- En la secuencia se ve a Josué Estébanez de las Heras que, casi sin mediar palabra, le asesta una puñalada en el corazón a Carlos Palomino, un español de 16 años, y lo mata cuando éste, con un grupo de antifascistas, acababa de subir al Metro de Madrid.
En el video de vigilancia de la estación Legazpi se ve cómo, tras el ataque, el vagón se vacía y Estébanez, con la cabeza rapada y vestido con una camiseta Three Stroke –usada habitualmente por ultraderechistas–, golpea su pecho y alza el brazo para hacer el saludo nazi, desafiando a gritos al grupo de los antisistema.
El exmilitar Estébanez no pudo participar en la manifestación xenofóbica a la que se dirigía y la cual fue convocada por las Juventudes de Democracia Nacional (DN), un partido político de extrema derecha. Se realizó en Usera, un barrio con alta concentración de inmigrantes. Carlos y sus amigos iban a “reventar” la manifestación. Tampoco llegaron.
El asesinato se cometió el 11 de noviembre de 2007. El juicio, en septiembre de 2009, concluyó con una pena de 29 años por homicidio con el agravante ideológico. Este es un ejemplo de cómo se manifiesta la nueva oleada neonazi en España, y el video fue ampliamente difundido en los sitios web antifascistas porque Carlos se convirtió para ellos en un símbolo. 
A su vez, los neonazis iniciaron una campaña en internet para desacreditar a Carlos Palomino. Publicaron consignas como “Carlos, listillo, devuélvenos el cuchillo”, que repitieron el 29 de marzo de 2009 en una manifestación del Movimiento Patriota Socialista (MPS), de ultraderecha, en el populoso barrio de Vallecas. Ahí pidieron la liberación de Estébanez, a quien tildaron de “héroe”.
El Movimiento Contra la Intolerancia (MCI) de España, que participó en el juicio contra el exmilitar como parte de la “acusación popular”, alertó sobre esta ofensiva xenofóbica en toda Europa, en el contexto de la crisis económica. Esteban Ibarra, presidente de la organización, advierte que estos grupos han extendido su presencia en internet, con 4 mil sitios web identificados por la Organización de las Naciones Unidas y que propagan su “intoxicación racista”. De estos, más de 200 se ubican en España, y se ramifican en innumerables blogs y cuentas de redes sociales, casi todos con servidores en Estados Unidos.
“Este aspecto es particularmente peligroso por el mercado lingüístico que esas soflamas xenofóbicas tienen, no sólo ante los 40 millones de españoles, sino en todo el mundo iberoamericano. Tenemos algunos reportes (en el sentido de) que en Brasil, Colombia y Argentina, además de Chile, hay grupos ultras y mensajes racistas en las zonas periféricas de las ciudades.”
–¿Y México?
–Lo estamos estudiando aún. Si bien allí existen otros elementos como el narcotráfico, nos preocupa muchísimo el tema de la inmigración, como el caso de los 72 inmigrantes asesinados en Tamaulipas, y nos preguntamos ¿qué hay detrás?
El pasado 3 de marzo, una declaración conjunta de la Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia y de la Oficina para las Instituciones Democráticas y los Derechos Humanos de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) condenó las manifestaciones de racismo y xenofobia, con especial hincapié en internet: “Debemos estar alerta ante las conductas e incidentes racistas, incluyendo los crímenes de odio, las expresiones malévolas de odio y los sentimientos racistas en internet”.
Ambas instancias se dijeron “alarmadas” por los patrones y manifestaciones de racismo, así como por el incremento del uso de internet por estos grupos para “el reclutamiento, la radicalización y el control de sus integrantes, y por la intimidación y el hostigamiento de los oponentes”.
Por ese motivo hicieron un llamado a los gobiernos europeos para que investiguen y persigan los hechos criminales y de violencia basados en prejuicios raciales, étnicos y religiosos; analicen la legislación de cada país e incrementen la cooperación. Además, exhortaron a la industria de internet a asumir un papel más activo en los mismos temas. 
Ibarra identifica a algunos de los sitios web ultraderechistas más activos en España: NuevOrden.net.es “la más antigua”, pero también están Fuerza Aria Barcelona, Nueva Estirpe, Europa Blanca, Orden Nacional, Viking Llobregat y muchos más.
Explica que los neonazis captan a sus miembros en las porras del futbol y se organizan en grupos “más o menos clandestinos” que se adoctrinan a través de internet, donde tienen material de lectura. “Hay jóvenes de 15 años sin conocimiento cultural previo, pero que tienen un conocimiento extraordinario de los planteamientos de Hitler o de Goebbels”, ejemplifica Ibarra.
Además, consolidan su fanatismo en conciertos racistas clandestinos, de los cuales el año pasado se realizaron 23 en España. El subgénero del punk rock que utilizan es llamado Oi! o RAC (Rock Anti Comunista), en el que se intercalan “gritos y soflamas supremacistas”. El más reciente se llevó a cabo el 11 de septiembre pasado en Galicia: “Rock para adoradores de las SS” fue convocado por internet y en él participaron grupos gallegos, franceses y alemanes, por lo que se está convirtiendo en un referente anual en Europa.
Un periodista que escribe con el seudónimo de Antonio Salas se infiltró en el movimiento neonazi y conoció a los principales líderes de grupos como los Hammerskin y Blood & Honour-España, entramado que describe en su libro Diario de un skin. Un topo en el movimiento neonazi español (Círculo de Lectores, 2003). Fue amenazado de muerte.
En ese libro, Salas detalla el papel de Ultrassur –barra neonazi seguidora del equipo de futbol Real Madrid–, de las Brigadas Blanquiazules del RCD Español de Barcelona, del grupo Bastión 1903 del Atlético de Madrid y de los Boixos Nois, del Barca, todos implicados en agresiones violentas.
Después de publicar su libro, Salas testificó en un juicio que ayudó a desmantelar gran parte de la organización Hammerskin, vinculada con actos violentos de Ultrassur, que propinaba “hasta 50 golpizas en una noche” al terminar un partido en el estadio Santiago Bernabeu.

“Esteban Ibarra debe morir”

En medio de la entrevista que se realiza en la oficina del MCI en Lavapiés, el tradicional barrio madrileño con mucha población migrante, Esteban Ibarra recibe la llamada de un abogado que le informa los últimos detalles del proceso judicial que un supremacista sigue en su contra “por difamarlo” al llamarle “racista”. “Él pagó 120 mil euros como parte de la pena judicial que se le impuso, y pide que yo le pague 1 millón y medio de euros por decirle racista”, explica.
Se refiere a David Fuertes, El Tocho, uno de los responsables del homicidio de Augusto Dnombele, Jimmy, un joven angoleño residente en Madrid, atacado el sábado 20 de julio de 2002 en Costa Polvoranca. Los atacantes eran integrantes de Bases Autónomas y TNT, cuyo núcleo más violento ingresó a Bastión 1903, la barra ultra del Atlético de Madrid que está involucrada en innumerables episodios violentos con motivaciones racistas.
Ibarra se ha convertido en una molestia para los grupos supremacistas de España desde que fundó el MCI, tras el asesinato de la inmigrante haitiana Lucrecia Pérez (el 13 de noviembre de 1992) por un grupo de ultraderechistas encabezados por el guardia civil Luis Merino Pérez.
Desde entonces el MCI elabora anualmente el Informe Raxen, que lleva un registro puntual de las acciones violentas de estos grupos, de sus conciertos RAC, de las víctimas, además de constituirse como “acusación popular” en múltiples procesos judiciales contra neonazis.
El más reciente Informe Raxen da cuenta de 4 mil agresiones en 2009, documenta la existencia de 10 mil miembros de esos grupos diseminados en todas las comunidades autónomas de España y que mantienen vínculos con grupos de Alemania, Hungría, Francia, Portugal e Italia.
Esteban Ibarra y su equipo pugnan por el cierre de los sitios web neonazis, fascistas y xenofóbicos, pero también por que se declare ilegales a los partidos y asociaciones que hacen gala de esta ideología, además de que se prohíban las manifestaciones y los conciertos xenofóbicos. Todo ello, recalca Ibarra, con base en el código penal español, que en su artículo 510 prohíbe la promoción del odio, la discriminación y la violencia por motivos raciales o xenofóbicos; y en el artículo 515.5 proscribe los grupos neonazis.
Las organizaciones ultraderechistas odian tanto al activista que crearon en internet el videojuego “Mata a Esteban Ibarra”, que previsiblemente se trata de disparar a un retrato del enemigo que se mueve en la pantalla hasta asesinarlo. La policía inició una investigación al respecto y el videojuego fue retirado de la red.
Ibarra tiene que tomar estas amenazas en serio porque ya intentaron atropellarlo dos veces con autos. Ahora recibe llamadas de colegas, amigos y funcionarios de seguridad para avisarle cuando en las redes racistas y en Facebook aparecen nuevas exhortaciones para matarlo. El 25 de marzo pasado un grupo cuyo nick es “que no falte cerveza” colgó en Facebook la frase: “Yo también pienso ke Esteban Ibarra debe morir”, y completó el mensaje con insultos. 
En otros casos estos ultraderechistas ni siquiera avisan. El pasado 15 de junio, Miwa Bwene, un congoleño de 43 años, llegó en taxi a los juzgados de Plaza de Castilla para asistir al juicio contra su agresor, Roberto Alonso de la Varga, un corpulento sujeto de 32 años, cráneo a rape y enormes patillas, quien tiene un amplio historial por agresiones.
En la acusación del fiscal se relata que el agresor se cruzó con Miwa y le pidió un cigarro. “El congoleño le contestó que no tenía, y acto seguido el agresor reaccionó de forma violenta, comenzando a insultarle”. Le dijo: “Vaya hijo de puta, que en este país no hay sitio para ti” y que debía estar “en el zoológico con sus compañeros”. Luego le asestó un puñetazo en la nuca y gritó: “Nos están invadiendo, ¡arriba España!”.
El ataque dejó a Miwa 17 días en coma. Quedó tetrapléjico y postrado de por vida en una silla de ruedas porque Alonso le fracturó las vértebras cervicales. Después del juicio, el inmigrante lamentó, mientras veía su silla: “Yo estaré así de por vida; a él sólo le dieron 12 años (de cárcel)”.
Es una de las 4 mil agresiones que en promedio se registran cada año en España. En Rusia son 19 mil y en Alemania 8 mil.
Ibarra explica que el apoyo legal de MIC a las víctimas ha ayudado a que las autoridades –que ya crearon tres fiscalías especiales y una más en la Audiencia Nacional, para combatir estos crímenes– ya hayan iniciado acciones donde en las penas se considera el agravante del crimen racista o ideológico, aunque en el de Miwa, pese a la ardua batalla judicial, no lo consiguieron.

Grupos legalizados

El presidente del MCI explica que durante esta década han surgido en España asociaciones y partidos racistas y xenofóbicos, que fueron legalizados y mantienen relaciones estrechas con grupos afines de otros países y los cuales tienen presencia en el Parlamento Europeo.
En esta corriente ubica a Democracia Nacional, Alianza Nacional, España 2000 y Plataforma Per Catalunya –que se opone a la construcción de mezquitas y a la práctica del Islam en Cataluña–, organizaciones que cuentan con unos 50 concejales (regidores) en ayuntamientos de Cataluña, Madrid, Castilla La Mancha y Castilla y León.
“Esta nueva ultraderecha, que incluso reniega del franquismo porque no quiere verse involucrada o confundida, surge a imagen y semejanza (de la) del resto de Europa. Tiene una infección nazi muy importante, porque viene del neofascismo, neonazismo europeo, no es de suelo autóctono”, dice Ibarra.
Por ejemplo, dice, España 2000 está identificada y tiene vínculos con Le Pen en Francia; Democracia Nacional mantiene vínculos con Fuerza Nueva en Italia, y con Jobbik de Hungría; y Alianza Nacional tiene más relación con el NPD (partido de tendencia nazi) y con el Movimiento Social Republicano de Alemania. 
Asimismo, señala que por separado sigue viva la vieja extrema derecha, como La Falange del JONS, que es una reliquia del franquismo, o los restos de Fuerza Nueva de Blas Piñar. Estas organizaciones no son antiinmigrantes, sino de ideología nacional-católica y dictatorial, que no entienden la democracia y tienen posiciones políticas muy retrógradas.
A decir de Ibarra, los grupos neonazis semiclandestinos están relacionados con las nuevas organizaciones españolas de ultraderecha y “en las manifestaciones de grupos legalizados se puede ver desfilando a estos grupos clandestinos con su estética nazi”.
Esa fusión, agrega, se observa también en conciertos como el celebrado el 27 de febrero pasado en la Sala Heineken, junto a la céntrica Plaza de España, donde el grupo Batallón de Castigo, que lidera Eduardo Clavero, tocó ante mil 500 cabezas rapadas.
Este músico, referente del movimiento neonazi, es delegado de Alianza Nacional. El 14 de mayo de 2006, en un acto de ese partido en Málaga, Clavero definió su ideología como “nacionalismo español radical” y proclamó a su organización como heredera del fascismo italiano y alemán, que “adaptamos a los nuevos tiempos”.
También lanzó proclamas: “Sí, soy fascista, ¿y qué? Hay gente que apoya a ETA o que dice en público que va a matar al rey y no escandaliza. Escandaliza lo nuestro, parece que nos estamos volviendo todos locos”.
En ese acto participaron dos ideólogos: el austriaco Gerd Honsik, autor de libros como Absolución para Hitler y quien niega el holocausto en sus artículos, así como el exoficial de las Waffen SS Theodor Zoucek, refundador del partido nazi en Austria y autor de muchos de los manuales de doctrina que utilizan los neonazis, como publicó el periódico El Mundo al día siguiente.
En otro caso, la Guardia Civil desplegó la operación Espada en contra de 19 integrantes de Blood & Honour-España, un grupo nacido en Reino Unido y con ramificaciones en una decena de países. Su rama Combat 18 perpetró dos ataques con bomba en un bar visitado por homosexuales y otro en uno frecuentado por africanos en el Soho londinense.
Como consecuencia de la operación Espada, un juez de la Audiencia Provincial de Alcobendas, en Madrid, inició el 25 de mayo pasado un juicio contra los miembros de Blood & Honour-España por los delitos de asociación ilícita, así como posesión de armas y de material y propaganda que incita al odio. 
Entre las evidencias presentadas en el juicio se describe el concierto de febrero de 2006 en Salamanca del Jarama, donde los asistentes repetían cánticos como “seis millones de judíos más a la cámara de gas”. Uno de los imputados fue Jorge Vivar, policía municipal de San Sebastián de los Reyes. El juez ordenó la disolución del grupo B&H.
Sin embargo, lamenta Esteban Ibarra, “en este caso se dio la paradoja de que la organización, en un despiste monumental del Estado español, registró la asociación en el Ministerio del Interior como una ‘organización cultural’ que buscaba sacar a los jóvenes de las drogas. La operación policial incautó sus verdaderos estatutos, que eran totalmente hitlerianos: se definían como soldados nacional-socialistas y su idea era promover la supremacía de la raza blanca”.
Fuente, vìa :
http://proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/84424

Foto: Reuters

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